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Perspectiva

Prensa en silencio sobre el rechazo de la demanda del Comité Nacional Demócrata contra Julian Assange

Un fallo de una corte federal el martes pasado que desestimó una demanda civil del Comité Nacional Demócrata (DNC, siglas en inglés) contra Julian Assange "con prejuicio" constituyó una condena devastadora de la campaña de la élite gobernante de Estados Unidos que busca destruir al fundador de WikiLeaks. Expuso como fraude toda la teoría conspirativa de la trama rusa o "Russiagate" promovida por el Partido Demócrata, los medios corporativos y las agencias de inteligencia durante los últimos tres años.

La decisión, del juez John Koeltl del tribunal distrital para el distrito Sur de Nueva York, rechazó las difamaciones de que Assange "coludió" con Rusia. Confirmó su condición de periodista y editor y desestimó las afirmaciones de que la publicación de WikiLeaks en 2016 de correos electrónicos filtrados del DNC fuera "ilegal".

A pesar de la importancia del fallo, y el claro interés potencial, ha sido objeto de un apagón casi completo por parte de todos los medios de comunicación en los Estados Unidos e internacionalmente.

El silencio universal sobre la decisión de la corte, que se extiende desde el New York Times (que enterró un informe de seis párrafos sobre el fallo en la página 25) y el Washington Post, hasta medios "alternativos" como Intercept, los programas de noticias vespertinas de televisión y las publicaciones pseudoizquierdistas, puede describirse solo como una conspiración política coordinada.

Su objetivo es suprimir cualquier discusión sobre la exposición de la corte de las calumnias utilizadas para denigrar y aislar a Assange, y justificar la persecución internacional sin precedentes en su contra por la exposición de crímenes de guerra estadounidenses, operaciones de vigilancia y conspiraciones diplomáticas por parte de EUA.

El New York Times, el Washington Post y otros medios corporativos han calificado implacablemente a Assange como un "agente ruso" y lo describieron como el eje de una conspiración tramada en Moscú para privar a la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, de obtener la Presidencia en las elecciones estadounidenses de 2016.

Ahora que sus reclamos han sido sometidos a revisión judicial y expuestos como un tejido de mentiras y fabricaciones, han adoptado una política de silencio. No hay duda de que, si el fallo de la corte hubiera favorecido al DNC, habría sido recibido con titulares de primera plana y de pared a pared.

La respuesta expone a estas publicaciones como propagandistas estatales y participantes activos en la campaña del Partido Demócrata, la Administración de Trump y toda la élite gobernante para condenar a Assange por el resto de su vida a una prisión estadounidense por el "crimen" de publicar la verdad.

Los editores y escritores principales de estos medios, como el editor de la página editorial del New York Times, James Bennet, están en contacto constante con la CIA y otras agencias de inteligencia. Detrás de escena, elaboran una línea editorial que promoverá los intereses de los bancos de Wall Street y el aparato de inteligencia militar. Al mismo tiempo, deciden qué noticias e información esconderán de la población estadounidense y mundial.

Los esfuerzos de los principales medios de comunicación para enterrar el fallo presentan un claro ejemplo del tipo de manipulación de los medios que ha llevado a millones de personas a buscar fuentes alternativas de noticias en Internet, de las cuales WikiLeaks es en sí un ejemplo.

La decisión del juez Koeltl dejó en claro la lógica antidemocrática y dictatorial del caso de DNC contra Assange. Advirtió: "Si se pudiera responsabilizar a WikiLeaks por publicar documentos relacionados con las estrategias políticas, financieras y de participación de votantes del DNC simplemente porque el DNC los etiqueta como 'secretos' y secretos comerciales, entonces también podría hacerlo cualquier periódico u otro medio de comunicación", declaró, "anularía la protección de la Primera Enmienda" a la libertad de prensa consagrada en la Constitución de los Estados Unidos.

El hallazgo de Koeltl fue una reivindicación absoluta de las publicaciones de Assange y WikiLeaks en 2016 que exponen los intentos del DNC de manipular las primarias del Partido Demócrata contra el autodeclarado "socialista democrático" Bernie Sanders a favor de Hillary Clinton.

El juez consideró que estas filtraciones, junto con la publicación de los discursos secretos de Clinton a los bancos de Wall Street, en los que se comprometió a ser su representante, eran "asuntos del máximo interés público". Además, "permitieron al electorado estadounidense mirar detrás de la cortina de uno de los dos principales partidos políticos en los Estados Unidos durante una elección presidencial".

Koeltl, además, descubrió que no había evidencia para justificar la afirmación del DNC de que WikiLeaks había coludido con el Estado ruso para obtener el material. Assange y WikiLeaks siempre han sostenido que el régimen de Putin no les proporcionó los documentos.

El fallo demostró la ilegalidad flagrante de la venganza estadounidense contra Assange. La calumnia de que estaba operando como un "agente ruso" para "interferir" en la política estadounidense fue utilizada por el Gobierno estadounidense y sus agencias de inteligencia para presionar al régimen ecuatoriano a terminar el acceso de Assange al internet en 2016, y nuevamente en 2018. Sirvió como un pretexto central para su terminación ilegal en abril de su asilo político en el edificio de la embajada.

La sentencia también fue una exposición implícita de la extralegalidad de los intentos de la Administración de Trump, con el pleno apoyo de los demócratas, para extraditar a Assange de Reino Unido, para que pueda ser procesado por 18 cargos estadounidenses, incluidos 17 cargos de espionaje, que llevan una pena máxima de 175 años de prisión.

La Administración de Trump y el Departamento de Justicia afirman que fue ilegal que WikiLeaks y Assange publicaran registros de guerra del ejército estadounidense en Irak y Afganistán, cientos de miles de cables diplomáticos y otros documentos que exponen crímenes de guerra e intrigas estadounidenses filtradas por la valiente denunciante Chelsea Manning

El fallo de Koeltl, sin embargo, reafirmó el principio democrático fundamental de que WikiLeaks tenía derecho a publicar los documentos del DNC de 2016, incluso si hubieran sido obtenidos por el Gobierno ruso o cualquier otra entidad, ilegalmente.

La clara implicación es que incluso si la decisión de Manning de filtrar documentos militares y diplomáticos de EUA fuera una violación de la ley, su publicación por parte de WikiLeaks no lo fue. La publicación de las filtraciones de 2010 y 2016 fue una actividad periodística protegida constitucionalmente.

Koeltl debilitó aún más las acusaciones del Gobierno de Trump, los demócratas y los medios de comunicación de que Assange es un " hacker ” que no merece las protecciones de la Primera Enmienda. El juez se refirió repetidamente a Assange como un "periodista" y a WikiLeaks como una "editorial".

En otras palabras, el intento de extraditar a Assange a los Estados Unidos y procesarlo es un asalto frontal a la Constitución de los Estados Unidos y la libertad de prensa. En su desprecio por el derecho nacional e internacional, solo puede describirse como una operación de entrega extraordinaria, similar a los secuestros y las operaciones de tortura llevadas a cabo por la CIA.

La respuesta hostil a la decisión de Koeltl por parte de la cúpula política y mediática, tanto en EUA como internacionalmente, demuestra que esta conspiración no será derrotada por apelaciones quejumbrosas a los Gobiernos, partidos políticos y corporaciones mediáticas que han encabezado el asalto contra los derechos legales y democráticos de Assange.

Todos ellos están utilizando la persecución de Assange como un caso de prueba para la imposición de medidas cada vez más autoritarias, destinadas a reprimir la creciente hostilidad popular hacia la guerra, la desigualdad social y el asalto a los derechos democráticos.

Lo que se requiere es el desarrollo de un movimiento de masas desde abajo, para movilizar el inmenso poder social y político de la clase trabajadora internacionalmente para asegurar la libertad de Assange y defender todos los derechos democráticos.

Para llevar adelante esta lucha crítica, el WSWS y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional lanzaron el llamado el mes pasado a formar un Comité de Defensa Global para liberar a Assange y a la valiente denunciante Chelsea Manning. ¡Todos los trabajadores, jóvenes y defensores de los derechos democráticos deben comunicarse hoy con el WSWS para emprender la lucha por liberar a Assange y Manning!

(Artículo publicado originalmente en inglés el 3 de agosto de 2019)

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