Español

Apologistas del sindicato UAW intentan ocultar escándalo de corrupción

El 12 de septiembre a las 7:00pm (hora del este de Estados Unidos), el Boletín de los Trabajadores Automotores del WSWS estará auspiciando una reunión en línea para discutir la estrategia y perspectiva necesarias para organizar esta lucha. Para participar, hagan clic aquí: wsws.org/autocall. En la víspera del vencimiento del contrato el 14 de septiembre, el sindicato United Auto Workers (UAW) está envuelto en un escándalo masivo de corrupción que implica a sus principales ejecutivos en esquemas de sobornos multimillonarios. Las organizaciones y publicaciones dentro y alrededor del aparato del UAW han respondido tratando de reforzar su dominio político sobre los trabajadores automotores.

Algunos medios, incluidos The Nation e In These Times, han guardado completo silencio. Otros, como los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés), la publicación Jacobin alineada con DSA y algunos otros grupos de pseudoizquierda, se han manifestado en defensa del UAW.

El 8 de septiembre, después de permanecer en silencio durante una semana, Jacobin publicó una entrevista con Sean Crawford, un trabajador de GM en Flint, Michigan, y miembro de DSA, bajo el título, "Cuando la corrupción sindical le resta valor a una huelga".

En la introducción a la entrevista, Jane Slaughter, miembro de DSA y exeditora de la publicación Labor Notes, escribe que la negociación actual se ha "complicado aún más" por los arrestos de funcionarios del UAW y la reciente redada del FBI en el hogar del presidente del UAW, Gary Jones, en un suburbio de Detroit.

De hecho, la "negociación" no ha "complicado". Ha sido expuesta como una farsa. Los que presiden las "negociaciones" han sido condenados penalmente por aceptar millones en sobornos a cambio de firmar y hacer cumplir contratos favorables a la empresa.

Cuando Slaughter le preguntó si el escándalo está afectando cómo se sentían los trabajadores sobre la dirigencia del UAW, el contrato y la posibilidad de una huelga, Crawford responde: “Absolutamente. Nadie se beneficia de tener una dirección débil en un momento como este, excepto la empresa".

El UAW no tiene una "dirección débil"; tiene una dirigencia comprada y pagada por los patrones de las empresas automotrices. Los más preocupados por el "debilitamiento" de la dirección del UAW son las empresas y los políticos, quienes temen que el UAW no sea lo suficientemente fuerte como para sofocar la oposición de los trabajadores automotores como lo ha hecho en las últimas cuatro décadas. El objetivo de Jacobin es "fortalecer" al UAW, evitando que la oposición estalle de forma independiente y en contra del sindicato.

El escándalo de corrupción ha dañado profundamente la imagen del UAW, se queja Crawford. "En lugar de ser una organización que inspira a que la gente se una, la gente ve al sindicato como gatos gordos". Señala que la mayoría de los trabajadores están convencidos de que el UAW "estaba confabulada con la gerencia" y que no obtendrían nada del UAW. “Hay muchas personas que tienen las mismas esperanzas en ganancias de la negociación como yo. Es solo que las voces del cinismo han aumentado notablemente después del escándalo de corrupción".

Es decir, Crawford critica a los trabajadores que han concluido correctamente que el UAW es un instrumento de la gerencia empresarial, comprado y pagado, llamándolos "cínicos". Sin embargo, estos trabajadores no son cínicos, sino completamente realistas. Eso es precisamente lo que es el UAW, por más que lo quiera negar Crawford.

Otros grupos han ido tan lejos como para afirmar que los ejecutivos del UAW son víctimas de una trama gubernamental y deben ser defendidos. Esta es la línea de la organización Spartacist, por ejemplo, que ha planteado la demanda "¡Manos fuera del UAW!".

Spark, una autodenominada organización "socialista" cuyos partidarios incluyen al miembro del comité de negociación local de Dearborn Truck, Gary Walkowicz, publicó un editorial del 8 de septiembre titulado "El Gobierno federal ataca a los sindicatos".

"Ahora, fíjate, hasta la fecha, no se han presentado cargos ni acusaciones contra el presidente del UAW Jones o Williams", declara el comunicado. “Y puede las haya en alguno momento o nunca. Pero claramente, el Gobierno tenía interés en crear una situación de ‘culpable hasta que se demuestre su inocencia’".

La organización compara la investigación del Departamento de Justicia con las cazas de brujas mccarthistas de la década de 1950, cuando el Gobierno federal atacó y expulsó a los socialistas y otros militantes de izquierda y opositores políticos de la dirección de los sindicatos.

Tal comparación es ridícula. Los líderes del UAW acusados de corrupción se han declarado culpables. Ni siquiera el UAW ha afirmado que quienes han sido condenados son inocentes. En cambio, el sindicato ha dicho que está cooperando con los fiscales federales e instituyendo supuestas reformas.

Por supuesto, la Administración de Trump tiene sus propios motivos en su investigación, y los trabajadores no pueden esperar que el Gobierno defienda sus intereses. Sin embargo, reconocer este hecho no significa que el enjuiciamiento de los funcionarios del UAW sea un ataque contra los trabajadores y que, en principio, deberían defender a Jones, Dennis Williams y el resto.

Lejos de ser objeto de una caza de brujas por liderar luchas militantes, General Holiefield, Norwood Jewell, Michael Grimes y compañía han pasado toda su carrera como servidores de las empresas, imponiendo los dictados de los ejecutivos automotrices.

"La actividad en marcha de las agencias federales constituye un ataque real: contra los sindicatos, las únicas organizaciones que la clase trabajadora tiene hoy, y contra la clase trabajadora en general", insiste Spark. "¿Qué mejor manera de romper el sindicato y desmoralizar a los trabajadores frente a una pelea con los patrones?".

¿Por qué desmoralizaría a los trabajadores la exposición de los sobornos del UAW? De hecho, ha fortalecido su convicción de que la única forma en que ganarán algo en esta lucha contractual es quitar el control de la lucha de las manos de los "negociadores" comprados y pagados.

Al afirmar falsamente que los sindicatos son "las únicas organizaciones que la clase trabajadora tiene hoy", el conjunto de izquierdistas falsos y aspirantes a dirigentes sindicales están tratando desesperadamente de evitar que los trabajadores rechacen la autoridad del UAW y formen nuevas organizaciones de lucha.

El UAW no es una organización obrera. Desde 1979, cuando el UAW se incorporó a la junta directiva de Chrysler, ha colaborado para recortar empleos y reducir la parte de los ingresos que se destinan a los trabajadores. A cambio, las compañías automotrices canalizaron una parte de este dinero robado al UAW en forma de miles de millones de dólares en acciones corporativas y "reembolsos de fondos conjuntos".

Si los trabajadores quieren luchar por mejores salarios y cobertura médica, la abolición del odiado sistema de empleo temporal y de dos niveles y el restablecimiento del principio de igualdad salarial por igual trabajo, entonces ellos mismos tendrán que luchar por ello.

En cada lugar de trabajo, los trabajadores deben elegir comités de fábrica, controlados por las bases obreras y comprometidos a luchar por sus demandas. Los trabajadores no necesitan ni obtendrán el permiso del UAW para construir estos comités. Por el contrario, su autoridad vendrá de los propios trabajadores y su compromiso de lucha.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 10 de septiembre de 2019)

Loading