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GM despide a otro trabajador mexicano por asistir huelga en EUA

En su Complejo Silao, México, General Motors ha continuado despidiendo y hostigando a trabajadores que han llamado a apoyar la huelga de trabajadores de GM en Estados Unidos rechazando aceleraciones y tiempos extra forzados. El miércoles por la mañana, la empresa despidió a Javier Martínez Mosqueda, quien ha trabajado en el Complejo Silao por 24 años en el área de proceso final de ensamble y reparaciones pesadas. Los gerentes no dieron una explicación por la decisión.

Martínez Mosqueda había participado en una asamblea del 15 de septiembre de un grupo de trabajadores de GM en Silao conocido como “Generando Movimiento”. Ahí, el grupo aprobó tomar pasos para dejar el sindicato patronal de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y organizar resistencia a las aceleraciones en apoyo a una posible huelga en EUA, la cual inició el día siguiente. Por medio del Boletín de los Trabajadores Automotores del WSWS, habían estado siguiendo de cerca las noticias sobre la expiración del contrato en EUA.

El trabajador despedido apoyó los llamados a una lucha conjunta con sus hermanos y hermanas en EUA. Israel Cervantes, quien también fue despedido recientemente por ayudar a organizar a los trabajadores contra el sindicato existente, le dijo al Boletín de los Trabajadores Automotores, “Así es, por eso lo despidieron… Ahorita están [los gerentes] con la cacería de nuestros compañeros”.

Javier Martínez Mosqueda

El grupo independiente de trabajadores envió declaraciones grabadas a la reunión de cientos de trabajadores automotores en huelga y otros internacionalmente el jueves 19 de septiembre. Manifestaron su apoyo a la huelga en EUA y apelaron a que los huelguistas incluyeran en sus demandas la reinstalación de los trabajadores victimizados y un fin al hostigamiento corporativa en las plantas mexicanas, así como a organizar una lucha conjunta. Cinco de estos trabajadores, dos de los cuales fueron nombrados en los audios, fueron sumariamente despedidos el día siguiente.

Martínez Mosqueda ya había sido puesto en la mira de la empresa. El 10 de septiembre, emitió una denuncia a la oficina de asuntos laborales de la planta. El documento, el cual fue compartido con el Boletín de los Trabajadores Automotores del WSWS, describió cómo un supervisor, “el ingeniero Víctor Lozano” había estado hostigando a Martínez Mosqueda alrededor de la planta “con una actitud prepotente y agresiva” a partir del 6 de septiembre.

Después de los llamados a los trabajadores estadounidenses, este trato presuntamente se intensificó y, el martes 24 de septiembre, la gerencia llamó a Martínez Mosqueda, lo mantuvo en una oficina, donde fue amenazado y luego bajado de líder a operador normal. Lo despidieron el día siguiente.

Esto aumenta a ocho el número de trabajadores despedidos recientemente en el grupo: Israel Cervantes, quien trabajó 13 años en la planta; Pedro Masías, 15 años; Carlos Marquez, 8 años y medio, Fernando Moreno Moya, 23 años; Arturo Martínez Fernández, 23 años; Juan Carlos Mendoza, 25 años; Ramón Rodríguez, 23 años; y Javier Martínez Mosqueda, 24 años.

Juan Carlos Mendoza fue despedido la semana pasada después de trabajar 25 años para GM

Los trabajadores de Silao han reportado aceleraciones continuas en las líneas de ensamblaje de camionetas, mientras que las áreas que producen las transmisiones de 10 velocidades y los motores se han visto paralizadas por falta de partes debido a la huelga estadounidense. Un trabajador en la planta de motores dijo que la gerencia había dado la fecha del 7 de octubre para cuando espera que se acabe la suspensión.

La semana pasada, una planta de Lear en la ciudad de Ramos Arizpe, Coahuila, que produce asientos para GM, despidió temporalmente a 150 trabajadores como resultado de la huelga, mientras que un trabajador en la maquila de autopartes de Inteva en Matamoros señaló el martes al WSWS que los trabajadores de la planta 1, que produce tableros para GM, fueron o enviados a la planta 2 o suspendidos indefinidamente con el 60 por ciento del salario.

Ha habido un apagón total en los medios corporativos en México sobre estas suspensiones desde las de Ramos Arizpe. Aterrados ante la respuesta valiente de los trabajadores de Silao, la clase gobernante teme que estos cierres hagan que los trabajadores automotores en México, que conforman un masivo contingente de 767.000 aliados naturales de los trabajadores estadounidenses, vean en el despertar de la poderosa clase obrera estadounidense una oportunidad para unir sus demandas contra las décadas de superexplotación y opresión a manos de las mismas corporaciones transnacionales y sus títeres sindicales y empresariales en México.

Esencialmente, lo que la élite gobernante en México y sus patrones en EUA temen es que los trabajadores respondan al llamado de Israel Cervantes en la reunión del 19 de septiembre: “Invito a todos los trabajadores de México y el mundo entero a que se sumen a esta lucha, que nos unamos para cambiar a los sindicatos cobracuotas que solamente se enriquecen, unas cuantas personas, y se olvidan de las necesidades de los trabajadores”.

La defensa de los trabajadores victimizados en México no puede avanzar por medio del sindicato United Auto Workers (UAW) o su central AFL-CIO, que le han dado la espalda por más de cuatro décadas a victimizaciones y cientos de miles de despidos de trabajadores automotores en todo Estados Unidos. Mientras utilizan de chivos expiatorios a los trabajadores mexicanos y chinos por “llevarse empleos estadounidenses”, el UAW ha aislado a los trabajadores estadounidense y no ha salvado ni un solo empleo. En México, la burocracia sindical estadounidense ha estado promoviendo sindicatos “independientes” para mantener a los trabajadores encadenados a estas organizaciones procapitalistas y nacionalistas.

En una operación analizada por Lecciones de la rebelión en Matamoros del WSWS, el Gobierno de Bill Clinton organizó por primera vez en enero de 1998 un viaje del presidente de la AFL-CIO, John Sweeney, para reunirse con el Gobierno mexicano y la dirección de la supuestamente “independiente” Unión Nacional de Trabajadores (UNT), la cual se había separado de la tradicional CTM siete semanas antes. El fin era adelantarse a una inminente rebelión contra la CTM para garantizar que México permaneciera como una plataforma de mano de obra barata para el capital extranjero.

Trabajadores en huelga de GM en Estados Unidos defienden a los trabajadores mexicanos despedidos

Los verdaderos aliados de los trabajadores en ambos países no se encuentran en ninguna burocracia sindical nacionalista, sino entre los propios trabajadores. Ayer, varios trabajadores automotores de todo EUA exigieron la inmediata reinstalación de todos los trabajadores mexicanos despedidos y apelaron a una lucha unida e internacional.

Un trabajador de GM en huelga de la planta armadora en Lansing Delta, Michigan, le dijo al WSWS: “Los trabajadores de Silao, México, estuvieron en nuestra llamada telefónica abogando por acciones conjuntas contra General Motors. Siempre se ha intentado enfrentarnos unos contra otros, pero tenemos que luchar juntos independientemente del país”.

Un trabajador de Ford en la planta de camiones de Dearborn, Michigan, dijo, “Muchos trabajadores piensan como individuos en esto. Pero realmente no lo son. Los trabajadores en México se están sacrificando por nosotros y están sacrificándose por la clase obrera en su conjunto. Enfrentan retribuciones por defender a los trabajadores automotores en EUA y necesitamos defenderlos a ellos”.

“Necesitamos luchar juntos por defendernos mutuamente de ser victimizados”, añadió el trabajador. “Las empresas se unen en contra nuestra. Tienen cadenas globales y comunes de producción. Los bancos le han dado a General Motors créditos ilimitados para derribarnos. Necesitamos unirnos para que nuestras demandas sean cumplidas, en vez de esperar de que nos sigan quitando más. Estamos en una lucha global. Los trabajadores en todas partes están comenzando a luchar por mejores condiciones laborales y de vida”.

Una trabajadora en la planta de camionetas en Dearborn dijo, “Mi esposo es de Oaxaca, México. Lo deportaron en 2011 y nunca lo hemos podido volver a ver. Necesitamos visitar a nuestros parientes al otro lado de la frontera. Hay muchas familias como la mía que están siendo quebradas y rasgadas ahora… Necesitamos defender a los trabajadores en Silao, México, porque no hicieron nada malo. Solo están tratando de ganarse la vida como todos los demás. Sus demandas son las mismas que las nuestras. Muchos estamos cansados y queremos un cambio. Lo necesitamos ahora”.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de septiembre de 2019)

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