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Audio filtrado de oficiales colombianos expone fracaso de operación golpista de EE. UU. en Venezuela

El texto del audio filtrado publicado el miércoles por el diario colombiano Publimetro ha expuesto el fracaso de la operación de cambio de régimen contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y la profunda crisis dentro de los círculos de política exterior de EE. UU.

La conversación filtrada entre el embajador de Colombia ante EE. UU., Francisco Santos Calderón, y la canciller entrante, Claudia Blum, también expone el servilismo y carácter ultraderechista de la clase gobernante colombiana según confronta una recrudecida crisis interna.

El jueves, cientos de miles de trabajadores, jóvenes y campesinos participaron en protestas durante una huelga nacional de un día, la más grande en casi medio siglo. El Gobierno del presidente Iván Duque desató una represión brutal contra las protestas pacíficas, dejando tres muertos, docenos heridos y casi 100 arrestados. El Gobierno desplegó su aparato represivo entero, entrenado y acumulado por el Pentágono bajo la cubierta de la “guerra contra las drogas”.

Durante la reunión con Blum, celebrada el 14 de noviembre en un área aparentemente pública del Hotel Mandarin Oriental en Washington D.C., el embajador Santos comenzó alertando que, “El Departamento de Estado [de EE. UU.], que era importantísimo, está destruido; no existe”. Añade que hace diez años, como vicepresidente, “Venía acá mucho… y la entrada siempre era el Departamento de EE. UU. Uno sabía que era predecible y eso se acabó”. Además, indicó que el embajador de Singapur le dijo que visitaba el Departamento de Estado una vez por semana bajo Obama, pero ahora “no cuenta”.

Aparte del secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, el resto de oficiales son “pésimos” y “no tienen peso”, dijo. “El que está manejando toda la relación política es el National Security Council [Consejo de Seguridad Nacional], la Casa Blanca”, añadió y describió tener reuniones privadas con Jared Kushner, el yerno y principal asesor de Trump, y sus socios.

Al mismo tiempo, enfatizó, “Es fundamental mantener el bipartidismo. Colombia es un tema bipartidista”. Blum dijo estar de acuerdo, declarando, “hay que trabajar demócratas y republicanos. Y eso es lo que estaba haciendo Uribe”. Sin embargo, lamentó que algunos funcionarios del Congreso de EE. UU. “son propaz, pro derechos humanos, pro todo eso”. Santos, un ultraderechista, comentó que se “se dejan hablar. Soy igual a ellos, nos tomamos un trago”.

Quizás las declaraciones más impactantes se relacionan con el latente peligro de una catastrófica guerra en Venezuela, dada la imprudencia y el militarismo que dominan los círculos gobernantes en Washington. Santos y Blum describieron la campaña como “parada”, dejando a Maduro “incómodo pero más tranquilo”. Santos dijo enojado que “Si este Gobierno no se va, nos va a hacer la vida imposible. Que no se pierda en Washington la importancia de que lo de Venezuela se tiene que resolver. Aquí a los 10 minutos se aburren y se van a otro tema, entonces me toca a mí inventarme cosas para que lo tengan ‘top of mind’ [como prioridad]”.

Santos también se quejó de que, respecto a Venezuela, “la CIA no se está metiendo. Sin embargo, luego especuló casualmente que Trump podría ordenar una invasión para ganar las elecciones de 2020.

Blum respondió que, “la solución no es un golpe militar porque los militares no lo van a hacer, que lo saque EE. UU. a punta de yo no sé qué, tampoco lo van a hacer”. Luego protestó que “la gente ya no cree… lo de la ayuda humanitaria fue un fiasco total”, refiriéndose al intento fallido de EE. UU. y Colombia de enviar un convoy de “ayuda humanitaria” a través de la frontera entre Colombia y Venezuela en mayo como una provocación contra Maduro.

En una parte notablemente ausente en los reportes de la prensa colombiana e internacional, Santos suspiró que, en Venezuela, “hay una represión brutal calladita, cualquier protestica, ‘pum pum’… En las barriadas, el que protesta lo matan al otro día”.

Luego, Santos indicó que “entiende” que EE. UU. le quiera vender a Colombia aviones de guerra F-16, pero aboga en cambio por un plan para innovar “nuestros instrumentos” con drones e inteligencia artificial. Añade preocupado, ¿Cuál es nuestra seguridad en el siglo veintiuno?”. Finalmente, ambos celebraron el crecimiento de las inversiones estadounidenses en Colombia.

El presidente Duque citó a Santos en Colombia para “consultar” sobre el audio de 25 minutos, cuya fuente no ha sido revelada. En una entrevista de radio, Santos explicó, “tenía que decirle la verdad a la canciller de cómo funciona en Estados Unidos la política internacional”.

La imagen que emerge es la de un Estado vasallo de EE. UU. alarmado de que, en medio de la creciente oposición desde abajo y crisis económicas en su entorno, se enfrenta a una guerra civil política dentro de la élite de política exterior en Washington. Ese es el significado de su nostalgia por los días más “predecibles” cuando recibían órdenes semanales de sus jefes en el Departamento de Estado.

En su obra maestra Historia de la Revolución rusa, León Trotsky definió el “tipo clásico de burguesía nacional” en países atrasados como “compradorismo”. Estas élites, escribió, “vivían y se sustentaban de sus conexiones con el imperialismo extranjero, le servían y no podían sobrevivir sin su apoyo”.

Mientras esto se expresa de una forma particularmente flagrante en Colombia, la riqueza y el gobierno político de toda burguesía nacional están sujetos a una dependencia objetiva del imperialismo, especialmente en el contexto actual de cadenas financieras y de producción globalizadas.

Las relaciones entre Colombia y el imperialismo estadounidense se remontan al principio del siglo veinte, pero se estrecharon a partir de los años sesenta, cuando EE. UU. respaldó al régimen como un bastión de reacción contra las revoluciones sociales en la región.

El involucramiento militar estadounidense se intensificó agudamente bajo el Plan Colombia a partir de 1998. Como lo advirtió la Oficina de Washington sobre América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés) en 2001: Estados Unidos está haciendo de su principal aliado a un ejército corrupto y abusivo, cuyos miembros apoyan, entrenan, equipan y coordinan grupos paramilitares en muchas áreas del país”. Un estudio de 2011 halló que, bajo el Plan Colombia, un aumento de 1 por ciento en la asistencia militar estadounidense estaba asociado con un aumento de 1,5 por ciento en los ataques paramilitares en municipios con bases militares.

(Publicado originalmente en inglés el 23 de noviembre de 2019)

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