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La pseudoizquierda española intenta bloquear la oposición al régimen de Podemos y el PSOE

El acuerdo de coalición de gobierno entre Podemos y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) está exponiendo a toda una capa de grupos pequeñoburgueses en la órbita política de Podemos. Se oponen violentamente a construir un partido trotskista, es decir, uno marxista e internacionalista, en la clase trabajadora. Conscientes de la ira social creciente en medio de manifestaciones de masas y huelgas en Cataluña, por toda Europa y el mundo, están fomentando ilusiones en facciones de Podemos, incluso después de que haya aceptado gobernar con el PSOE en base a un programa derechista de austeridad y represión de Estado policial.

Este es el contenido de un llamamiento a la facción Anticapitalistas de Podemos lanzada por la así llamada Corriente Revolucionaria de Trabajadores (CRT), el afiliado español del morenista Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) de Argentina. Lleva por título “Carta abierta a Anticapitalistas: romped con Podemos, impulsemos un reagrupamiento de la izquierda rupturista por fuera del régimen”.

Los Anticapitalistas, a quienes la CRT dirige su llamamiento, es el afiliado español del francés Nuevo Partido Anticapitalista (NPA); fundó Podemos en 2014 junto a un grupo de profesores universitarios estalinistas y burócratas sindicales.

Incluso mientras promociona a Anticapitalistas, la CRT es muy consciente de que son una facción de un partido que aplica una agenda violentamente derechista, incluyendo las promesas del PSOE a la Unión Europea (UE) de €9,6 mil millones en recortes sociales y de pensiones.

Podemos está comprometido a unirse al PSOE que, la CRT escribe, “dirige un bloque ‘constitucionalista’ y monárquico contra el movimiento democrático catalán, en medio de una dura represión y con presos políticos. Como si eso no bastara, se prevé una recesión global en los meses siguientes que afectarán la débil recuperación de la economía española e intensificarán la presión de la UE y del FMI por nuevos recortes presupuestarios, contrarreformas laborales y medidas antipopulares, como las que aplicaron históricamente todos los gobiernos del PSOE”.

Respecto a la política exterior, admite la CRT, Podemos será “responsable de todas las políticas imperialistas, como cuando el rey visita a monarquías reaccionarias como la saudí, del respaldo a las conspiraciones golpistas de [Juan] Guaidó y la derecha venezolana, o de la defensa de los intereses de las compañías internacionales que saquean recursos naturales en América Latina y África. Serán también corresponsables de la política migratoria que expulsa a inmigrantes en las fronteras y mantiene abiertos los CDI [centros de detención de inmigrantes] y la reaccionaria Ley de Extranjería”.

La CRT también sabe que Podemos apoya la construcción por parte del PSOE de un Estado policial y su represión en Cataluña. Predice que “el gobierno futuro mantendrá la misma cruzada contra el movimiento democrático catalán”, lo que significa “apoyar la represión”, “aceptar la sentencia infame contra los dirigentes [los nueve nacionalistas catalanes]” condenados a un total de 100 años de cárcel, y “negar el derecho a las naciones a la autodeterminación”.

En breve, la CRT sabe que Podemos es un partido reaccionario del Estado que tiene por objetivo brindar, como la CRT dice, “un barniz ‘progresista’ a un Estado imperialista”.

La CRT, sin embargo, está interviniendo para perpetrar un fraude político, promocionando a esas fuerzas que encubren a un Estado imperialista como conversos potenciales a una “izquierda combativa”. Se posturea como consejera de Anticapitalistas, que está intentando retenerlos antes de traicionar ellos mismos y persuadirlos de romper con Podemos y volver a sus supuestas raíces revolucionarias. La CRT advierte, “La gestión directa del Estado español transformará a Podemos”.

¿A quién cree la CRT que está engañando? La gestión del Estado capitalista español por parte de Podemos no “transformará” a Podemos, sino simplemente revelará una vez más lo que es: un partido reaccionario pseudoizquierdista.

En 2015, a un año de su fundación, Podemos aplaudió la elección de su aliado griego, Syriza (la “coalición de la izquierda radical”), que impuso las medidas de austeridad de la UE, traicionando sus promesas electorales de terminar con la austeridad. Su secretario general, Pablo Iglesias, se reunió con banqueros y cargos del Estado en el hotel de cinco estrellas Ritz de Madrid para tranquilizarlos acerca de las políticas de Podemos. Fichó como miembro destacado al exgeneral del Ejército del Aire y exjefe del Estado Mayor de la Defensa, quien participara en las guerras neocoloniales de Afganistán y Libia.

Los Anticapitalistas son ahora altos cargos del Estado estrechamente vinculados al aparato policial, como el alcalde de Cádiz José María González Santos, y el eurodiputado Miguel Urbán. En los municipios gestionados por Podemos en toda España, los trabajadores ya han visto sus políticas de primera mano: austeridad, rompehuelgas y ataques a inmigrantes. Esto ha llevado a un colapso en el apoyo a Podemos, que ha perdido cientos de miles de miembros y dos millones de votos desde las elecciones de 2016.

La CRT sabe que surgirá una oposición explosiva desde la izquierda contra un gobierno del PSOE con Podemos. Sus inevitables ataques a los trabajadores se desarrollarán en medio de un resurgir internacional de la lucha de clases y protestas políticas —desde Bolivia y Chile, al Líbano e Irak, y en otros lugares. En España, donde hay una oposición generalizada al encarcelamiento de los nueve nacionalistas burgueses catalanes como presos políticos por convocar manifestaciones pacíficas y un referéndum de independencia pacífico, la actividad huelguistica ha crecido a 17 millones de horas perdidas este año, un 75 por ciento más que en 2018.

La política de la CRT bajo estas condiciones es evitar una ruptura política a la izquierda de Podemos, incluso mientras las políticas autoritarias del PSOE y Podemos en Cataluña y la constante campaña anticatalana en los medios españoles promueven un rápido ascenso del partido ultraderechista y anticatalán Vox. En Grecia, Syriza directamente formó un gobierno de coalición con el partido ultraderechista Griegos Independientes. En España, incluso mientras asciende Vox, el ambiente pseudoizquierdista es cómplice en la estrangulación de la oposición obrera a Podemos y al PSOE, favoreciendo así el ascenso de Vox.

La CRT plantea, como su alternativa a la construcción de un movimiento internacional y revolucionario de la clase trabajadora, una coalición entre los Anticapitalistas y el partido nacionalista pequeñoburgués catalán Candidatura de Unidad Popular (CUP). De hecho, la CRT hizo campaña por el voto a la CUP en las pasadas elecciones. La CUP ganó dos escaños en el parlamento.

La declaración de la CRT dice: “Creemos que la política de la CUP de no dar ningún apoyo al gobierno de coalición … es un buen punto de partida para un reagrupamiento de una izquierda anticapitalista, independiente del régimen político. La CRT llama a promocionar activamente esta perspectiva, especialmente cuando la CUP entre en el parlamento”.

Dicho brevemente, en medio de una ofensiva ultrarreaccionaria por parte de toda la élite gobernante, incluyendo a Podemos, y el ascenso del partido ultraderechista Vox, se aleja a los trabajadores de la lucha de clases internacional y se colocan sus esperanzas en un puñadito de diputados en el Congreso español de 350 escaños.

Esta perspectiva francamente absurda se basa ella misma en una falsificación de las políticas de la CUP. No es ni anticapitalista ni independiente del régimen estatal y habla por el mismo estrato social que Podemos. Votó los presupuestos de austeridad en Cataluña en 2016 y 2017 y desempeñó un papel destacado en promocionar la intervención de la OTAN en Siria, con el pretexto de ayudar a las milicias nacionalistas kurdas que trabajaban con las Fuerzas Especiales de los EEUU.

El papel central de la CUP es desviar el descontento social de la juventud y dividir a la clase trabajadora de España tras la perspectiva fracasada de construir un nuevo Estado capitalista en Cataluña, dentro de la Unión Europea capitalista. En esta base, no hace ningún llamamiento a la abrumadora oposición que hay en la clase trabajadora española, más del 69 por ciento según una encuesta reciente, a la política represora de Madrid en Cataluña.

La propuesta de la CRT de una alianza entre Anticapitalistas y la CUP y respaldada por la CRT es, de hecho, solo un remedo mal disfrazado del propio Podemos —es decir, una trampa pseudoizquierdista para el sentimiento izquierdista y socialista que hay en la clase trabajadora.

Vale la pena recordar el boletín interno filtrado en 2014 de Anticapitalistas a Eldiario.org, que analizaba la fundación de Podemos en medio del descontento de masas con el partido estalinista Izquierda Unida (IU). Este boletín encontró que “el giro a la derecha de IU … está destinado a preparar un gobierno de ‘izquierda’ con el PSOE”. Declaraba, “Esto abre espacios a la izquierda que nosotros tenemos que ocupar”.

Como respuesta, el boletín concluía que los Anticapitalistas deberían crear un nuevo partido llamado Podemos, dirigido por “un grupo de personas con presencia mediática” para que hicieran de “cara pública”. Esto abriría “la opción de conectar con sectores de la población insatisfechos con las organizaciones izquierdistas tradicionales”, declaraba. La cara pública escogida fue Pablo Iglesias, ahora secretario general de Podemos.

Ahora, después de que Podemos ha quedado expuesto como una herramienta de facciones reaccionarias de la clase media pudiente vinculada al PSOE, la CRT aún así está volviendo a este manual de estrategia reaccionario. Esto es así porque, en última instancia, la CRT representa el mismo ambiente social y plantea la misma perspectiva que Anticapitalistas. De hecho, los afiliados franceses de la CRT funcionan como facción dentro del NPA, el afiliado francés de Anticapitalistas .

La propia formación de la coalición entre el PSOE y Podemos es una advertencia urgente: Es crucial romper con la política pequeñoburguesa, también con la CRT, y luchar por una perspectiva socialista y revolucioanria para las luchas internacionales en curso de la clase trabajadora. Ello implica construir secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) en España y en el mundo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 23 de noviembre de 2019)

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