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Cientos de personas asisten a un acto en Londres para exigir la libertad de Julian Assange

Cientos de personas abarrotaron la Nueva Iglesia de St Pancras en Euston el jueves por la noche en un acto para exigir la libertad del fundador de WikiLeaks detenido y periodista Julian Assange.

El acto más grande celebrado en Londres hasta la fecha refleja la oposición creciente a los planes del gobierno de los EEUU de extraditar y encarcelar a Assange por revelar crímenes de guerra, vigilancia masiva ilegal y corrupción estatal.

La plataforma en el acto

Con el título “Liberar la verdad”, entre los oradores estaba el Reportero Especial de la ONU sobre la tortura, Nils Melzer, el exembajador del Reino Unido, Craig Murray, y el veterano periodista de investigación John Pilger.

Una exposición de arte concomitante mostraba pinturas, dibujos y esculturas, mientras se abría el acto con un recital de piano de “And the Band Played Waltzing Matilda ” —un favorito de Assange. El encuentro fue organizado por los académicos Deepa Driver y Iain Munro, con el apoyo del Comité de Defensa de Julian Assange.

El rapero Lowkey empezó citando las palabras del líder cartista encarcelado: “Como quise extender vuestras libertades, ellos me las restringieron a mí. Como intenté levantar el templo de la libertad para todos vosotros, me arrojaron a la celda de la cárcel de un criminal... Como intenté darle voz a la verdad, me condenaron al silencio”. Estas palabras, explicó Lowkey, fueron tomadas de un artículo de Karl Marx escrito en 1852 para el New York Herald Tribune. Marx era por entonces un refugiado político en Londres.

“Julian Assange no está siendo castigado por nada malo que él haya hecho. Está siendo castigado por todo lo que hizo bien”, dijo Lowkey entre aplausos. El trato brutal a Assange fue una “crucifixión a cámara lenta... lo que están intentando crucificar es la verdad”.

Condenando la criminalización de Assange por parte de los principales medios de comunicación, Lowkey dijo que sus periodistas eran meros “taquígrafos”.

“Los que se han sumado a esta demonización de Julian Assange son como pavos votando para Navidad. ¿Cuanta ganancia habéis generado de los tres millones de cables que reveló WikiLeaks?... Hoy Julian Assange, mañana vosotros”.

Fidel Narvaez, antiguo abogado ecuatoriano en la Embajada de Ecuador, dijo que Assange era “junto con Chelsea Manning, el preso político más importante del mundo hoy”.

Las alegaciones contra Assange en Suecia nunca han sido creíbles y la investigación había sido “abierta y cerrada más veces que la puerta de un frigorífico”. A Assange le estaba siendo “negada la oportunidad de preparar adecuadamente su defensa contra la persecución más feroz a un periodista en lo que va de siglo, que es una poderosa razón para exigir un debido proceso para Julian Assange”.

Narvaez dijo, “El caso de Julian es también un precedente para la institución del asilo político, porque él, junto con Edward Snowden, fue el asilado político más importante del mundo”. La manera como lo trataron fue un ataque a un pequeño país, Ecuador, por pate de algunas de las naciones más poderosas del mundo.

“Ecuador tiene todo el derecho soberano a determinar si Julian Assange estaba siendo perseguido en 2012. Para protegerlo de la odiosa persecución de un Gran Jurado... que puede abrir una investigación secreta en tu contra y acusarte con acusaciones secretas que serán reveladas solamente cuando te arresten. Esto es lo que le pasó a Julian Assange en abril”.

“Este Gran Jurado quiere condenar a un periodista a 175 años de cárcel por publicar información veraz sobre crímenes de guerra”, dijo. Durante años los medios del mundo han atacado las advertencias hechas por Assange sobre la existencia de un Gran Jurado “como paranoia... una excusa para esconderse de la justicia sueca”.

Naciones Unidas había dictaminado que Assange estaba siendo sometido a una detención arbitraria y que Reino Unido lo liberara y compensara. El gobierno de Lenín Moreno había “cometido el crimen de entregar un refugiado político a aquellos que lo estaban persiguiendo”. Esto había roto el “principio sagrado del asilo”.

Lisa Longstaff de Mujeres Contra la Violación habló en el encuentro. “La persecución de Julian Assange no es por violación. El gobierno de los EEUU está utilizando como arma y distorsionando la violación para castigarlo por las revelaciones de WikiLeaks de crímenes de guerra, violaciones y tortura”.

“En 2010 y 2012, señalamos hacia el celo inusitado con el que se estaba persiguiendo a Assange. No se parece a ninguna otra investigación por violación que hayamos visto en ninguna parte... En su caso el proceso judicial estuvo corrompido desde el principio”.

“Surgieron pruebas de que el Reino Unido ordenó a Suecia que no desistiera del caso más temprano”, explicó Longstaff, “así que claramente está motivado políticamente”.

Longstaff dijo, “Se han utilizado la violación y alegaciones sexuales para perseguir una agenda política desde el principio, con la determinación de esconder de hecho violaciones, tortura y asesinatos cometidos por el Estado. Ellos son los violadores, ellos son los racistas, ellos son los asesinos”.

Al profesor Melzer se le acogió con una larga ovación por un público de pie. Explicó que su mandato como Reportero Especial de la ONU sobre la Tortura consistía en informar a los Estados cuando sus acciones contravinieran el derecho internacional. Él había asumido que los firmantes del derecho internacional “actuarían de buena fe”.

“En mi investigación encontré que esto no es por la ley... porque si fuera por la ley, entonces Julian Assange no estaría detenido para ser extraditado, acusado de espionaje por haber revelado falta de ética por parte de los Estados, incluyendo crímenes de guerra”.

Assange, explicó, no habría sido condenado a 50 semanas de cárcel por violación de una fianza por pedir y recibir asilo político, ni se le habría retirado el asilo ni su ciudadanía por parte de Ecuador sin explicaciones, ni lo habrían presentado como sospechoso de violación por parte de Suecia durante más de nueve años sin que se presentaran cargos nunca.

Se le habría dado el derecho a preparar su defensa y no habría sido detenido en una prisión de alta seguridad, “bajo las condiciones opresoras de aislamiento y vigilancia” y enfrentándose a ser extraditado por un delito político que contradice la ley británica, “a un país donde será expuesto a un juicio politizado, con pruebas secretas, a puertas cerradas, enfrentándose a castigos draconianos que son ilegales bajo la ley estadounidense y la Primera Enmienda y condenado a una prisión de máxima seguridad por el resto de su vida”.

La persecución de Assange, enfatizó, “es para dar el ejemplo, para asustar a otros periodistas, para infligir miedo, impedir que otros sigan el ejemplo de Julian Assange y de WikiLeaks, y mostrarle al mundo lo que pasa cuando revelas la falta de ética del poder de un Estado”.

Durante su visita del 9 de mayo con Assange en la prisión Belmarsh, él había “encontrado las pruebas típicas de alguien que ha sido sometido durante mucho tiempo a tortura psicológica”, explicó Melzer. “La tortura psicológica no es ‘tortura suave’. La tortura psicológica tiene por objetivo causar estragos y destruir la personalidad y la identidad de la persona... para hacer que se venga abajo”.

“Durante nuestro examen médico pudimos confirmar que este maltrato ya había tenido consecuencias neurológicas. Si no se pone fin a ello, puede terminar teniendo consecuencias irreversibles en el sistema cardiovascular y el sistema neurológico. Esto es extremadamente serio... Hoy estoy extremadamente preocupado por su vida”.

Melzer le había escrito al Reino Unido, Suecia, los EEUU y Ecuador para presentarles sus conclusiones y pedirles que tomaran medidas urgentes para aliviar la presión sobre Julian Assange y proteger sus derechos humanos. Todos se negaron a hacerlo: “Si ellos ya no cumplen con las instituciones que ellos han creado para reportar su acatamiento de los derechos humanos, entonces solo veo un futuro muy oscuro para nosotros y nuestros derechos humanos y para los derechos de nuestros hijos”.

La psicóloga clínica Lissa Johnson habló en nombre de más de 60 médicos que publicaron una carta abierta exigiendo el traslado urgente de Assange de la prisión Belmarsh a un hospital de cuidados terciarios: “Si el gobierno del Reino Unido no hace caso a estos consejos habrá consecuencias muy serias, incluso que Julian Assange muera en prisión”.

Johnson citó los hallazgos de médicos expertos dirigidos por Nils Melzer que examinaron a Assange dentro de Belmarsh el 9 de mayo: “Julian muestra realmente dignos típicos de alguien sometido durante mucho tiempo a tortura psicológica... los médicos saben que es muy serio físicamente para la vida y supervivencia de Julian”.

Señalando a la respuesta del público a la cobertura de los medios del mundo de la carta abierta de los médicos, ella comentó, “Hay mucho más apoyo del público para Julian de lo que sugiere la censura de los medios y el antagonismo hacia él”.

“Aunque las instituciones nos están fallando, aunque las autoridades nos están fallando, aunque los tribunales nos estén fallando, aquí hay un grupo de personas al que le tomó cuestión de semanas presentar esta carta. Creo que de ahí va a venir la presión y el cambio”.

El antiguo embajador del Reino Unido en Uzbekistán, Craig Murray, empezó sus comentarios señalando a la magnífica sede del encuentro. Detrás de la iglesia había monumentos erigidos para honrar a aquellas familias —los Burnley de Barbados, la familia Beale de Cantón, la familia Page de Bombay— que dieron fondos para construir la iglesia y que sin duda estuvieron implicadas en el tráfico de esclavos y de opio.

“Este edificio es como el propio establishment británico —es hermoso en la superficie, sólido y armonioso, pero por dentro está podrido y corrupto hasta la médula”.

“Estamos viendo ilegalidad en el trato a Julian Assange. Los abusos del proceso por parte del sistema judicial británico a lo largo de la última década han sido absolutamente asombrosos”, narró Murray. “No hay legalidad, no hay justicia”.

“No es solo que él sea victima de tortura. No es solo que su vida esté en juego. No es solo que necesitemos salvarlo de esta horrible injusticia. ¡También queremos salvarlo porque el mundo necesita a Julian Assange como símbolo de la resistencia!”.

El historiador, autor y periodista Mark Curtis le dijo al público, “Julian tiene apoyo de todas partes del mundo”. Sugirió acciones que la gente podría emprender para luchar por la libertad de Assange, empezando con la información disponible en el sitio web defend.wikileaks.org. “Evidentemente no tiene sentido basarse en los medios del establishment, a no ser que quieras lavarte el cerebro a ti mismo”.

Curtis atacó los “tropos de propaganda” empleados por los medios contra Assange —que es un “violador”, un “espía ruso”, un “simpatizante de Trump”— distinguiendo el bulo del Guardian de noviembre de 2018, que el abogado de Trump, Paul Manafort, se habría reunido con Assange en la embajada ecuatoriana.

Exigió una presión masiva a las organizaciones de los derechos humanos para que defiendan activamente a Assange, señalando la negativa de Amnistía Internacional a designar a Assange como “preso de consciencia”. Exigió a los parlamentarios que siguieran el ejemplo del exparlamentario laborista Chris Williamson, quien ha estado haciendo campaña públicamente en defensa de Assange.

El público le dio una fuerte ovación al parlamentario laborista dos veces suspendido, que estaba presente, y quien se fuera del partido este mes después de que este se negara a apoyarlo como candidato para Derby North. Curtis explicó que solo cuatro parlamentarios habían firmado una moción temprana propuesta por Williamson en defensa de Assange. (Ni el líder laborista Jeremy Corbyn ni la Ministra del Interior en la sombra Diane Abbott firmaron esa moción).

“Esas son dos personas que se supone que tienen que representarnos y hacer que el ejecutivo rinda cuentas. Sé que estoy confundiendo al Reino Unido con una democracia... En nuestro sistema, lo que vemos claramente en este caso, se han burlado de la ley, los medios son una plataforma de la élite, y la clase política es un apéndice del ejecutivo. Por eso nosotros, la gente común, tenemos que emprender acciones sobre estos temas”.

Instó al público a implicarse en organizaciones de base tales como el Comité de Defensa de Julian Assange y formar parte en acontecimientos que están siendo organizados para las semanas venideras, “culminando en un día global de protesta en febrero cuando se celebre la audiencia para la extradición”.

El último orador, el periodista australiano John Pilger, le dijo al público que había visitado a Assange en la prisión Belmarsh ese mismo día. Describió su visita a Julian y el régimen draconiano de seguridad dentro de la prisión para visitantes e internos. Publicamos por separado una transcripción del informe de Pilger.

(Publicado originalmente en inglés el 30 de noviembre de 2019)

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