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Trump pronuncia una diatriba derechista contra el socialismo en su discurso del Estado de la Unión

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, pronunció una diatriba derechista en su discurso del Estado de la Unión el martes por la noche, despotricando contra el socialismo y denunciando a sus opositores políticos.

Trump se siente envalentonado por el fracaso del juicio político demócrata, que se espera que concluya con una votación en el Senado para absolverlo hoy. Aprovechó la ocasión para redoblar sus ataques contra el socialismo, intensificar sus ataques contra los inmigrantes y presentarse como la fuerza responsable de un supuesto renacimiento de la economía estadounidense.

El discurso anual del Estado de la Unión ha sido durante mucho tiempo un ejercicio de engaño y fraude, pero las declaraciones de Trump ayer elevaron este ritual a nuevas alturas. En medio de una crisis extrema de todo el sistema político, guerras interminables que amenazan con convertirse en un conflicto global, niveles sin precedentes de desigualdad social y una creciente oposición popular masiva, Trump intentó pintar una imagen de esperanza, éxito y optimismo, todo fluyendo de la beneficencia del presidente.

El presidente Donald Trump da su discurso del Estado de la Unión a una sesión conjunta del Congreso [crédito: Leah Millis/Pool via AP]

"En solo tres cortos años", declaró Trump, "hemos destrozado la mentalidad del declive estadounidense y hemos rechazado la reducción del destino de Estados Unidos". Hemos rechazado totalmente la reducción”, dijo. "Estamos avanzando a un ritmo inimaginable desde hace poco tiempo y nunca volveremos atrás".

El verdadero contenido de la "recuperación" de la que Trump se jactó fue su declaración de que "los mercados bursátiles de Estados Unidos se han disparado un 70 por ciento".

Trump, siguiendo a Obama, ha presidido una redistribución masiva de la riqueza de la clase trabajadora a los ricos, con billones canalizados a los mercados bursátiles a través de recortes de impuestos corporativos y el programa de "flexibilización cuantitativa" de la Reserva Federal.

Sin embargo, el supuesto estado optimista de la economía fue desmentido por los ataques de Trump al socialismo —es decir, la oposición masiva a la desigualdad social y la explotación— que presentó como la amenaza más grave para Estados Unidos y el mundo.

"El socialismo destruye las naciones", declaró Trump. Añadió: "Ciento treinta y dos legisladores en esta sala han respaldado la legislación para imponer una toma socialista de nuestro sistema de salud ... Para aquellos que nos miran en casa esta noche, quiero que sepan: ¡nunca dejaremos que el socialismo destruya la salud estadounidense!".

Además denunció a la "izquierda radical" por querer "brindar atención médica ilimitada y gratuita" a los inmigrantes. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que estaba detrás de Trump, desligó rápidamente a los demócratas de esta posición al declarar "no es cierto".

El discurso estuvo lleno de llamamientos demagógicos a la base derechista de Trump, incluidos ataques contra los inmigrantes y las "ciudades santuario", elogios a los funcionarios fronterizos que han supervisado los campos de concentración en la frontera entre Estados Unidos y México, y denuncias del derecho constitucional al aborto.

En un momento, Trump tomó la acción sin precedentes de otorgar una Medalla de la Libertad presidencial al presentador de programas de entrevistas y demagogo ultraderechista, Rush Limbaugh.

Si Trump tiene éxitos de los que presumir, se tratan de avanzar su agenda de extrema derecha a través del Congreso y los tribunales. Se jactó de aprobar el acuerdo comercial T-MEC con México, tomar medidas enérgicas contra los inmigrantes y expandir masivamente el ejército de los EE. UU.

De hecho, todas estas políticas se aprobaron de manera bipartidista. Uno de los eventos más significativos del discurso se produjo cuando Trump saludó al político venezolano derechista Juan Guaidó, a quien Estados Unidos ha reconocido como el autoproclamado "presidente interino" del país.

Los demócratas y los republicanos aplaudieron a Guaidó, quien estuvo presente en el discurso, demostrando el apoyo bipartidista a las operaciones imperialistas de Estados Unidos en América Latina e internacionalmente.

Los demócratas también vitorearon cuando Trump se jactó del asesinato del general iraní Qasim Soleimani, un crimen de guerra que llevó a Estados Unidos al borde de una guerra a gran escala contra Irán.

Cuando Fred Guttenberg, un invitado de Pelosi y padre de un niño asesinado en el tiroteo del colegio Parkland, abucheó a Trump por alardear su apoyo a los derechos de posesión de armas, Pelosi lo fulminó con la mirada y dio indicaciones para que fuera expulsado.

Desde que Trump asumió el cargo hace tres años, los demócratas han trabajado para canalizar la oposición masiva a esta Administración reaccionaria y fascistizante detrás de sus propios conflictos con Trump, centrados en cuestiones de política exterior. Esto ha culminado en el juicio político, que se centra en la decisión de Trump de retrasar la ayuda militar a Ucrania en su guerra indirecta con Rusia.

La imprudencia de la oposición de los demócratas a Trump se exhibió en la teatralización de las interacciones de Pelosi con Trump durante el discurso. Los medios de comunicación han aprovechado mucho el hecho de que Pelosi ofreció estrecharle la mano a Trump al comienzo del evento, lo que él rechazó, y que ella rompió el discurso de Trump después.

Fue más importante la declaración de Pelosi después del evento. Acompañando una foto del apretón de manos ofrecido, Pelosi escribió: "Los demócratas nunca dejarán de extender la mano de la amistad para cumplir el trabajo ... Trabajaremos para encontrar un terreno común dónde lo podamos hacer". En otras palabras, trabajaran con Trump en aspectos clave de la política de la clase dominante, pero se opondrán a él en lo que consideran crítico para los intereses del imperialismo estadounidense.

En cuanto a la refutación oficial de 10 minutos de la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, se centró principalmente en un homenaje a los residentes de Michigan por tratar personalmente de arreglar las carreteras notoriamente malas del estado con "una pala y un balde de tierra".

Sin embargo, una cosa es que Trump pueda anteponerse fácilmente al Partido Demócrata. Otra muy distinta es enfrentar la verdadera oposición popular. Si bien la campaña de destitución del Partido Demócrata está en ruinas, la oposición social está creciendo y no se contendrá en el marco de los partidos escleróticos y reaccionarios presentes anoche.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 5 de febrero de 2020)

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