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Perspectiva

El Partido Demócrata se moviliza en respaldo a Biden

La campaña del senador de Vermont, Bernie Sanders, tendrá una desesperada contienda en las primarias de Michigan el martes en medio de indicadores cada vez mayores de que el Partido Demócrata en general se ha trasladado decididamente detrás de su principal rival, el exvicepresidente Joe Biden. Sanders canceló sus mítines en Mississippi, Missouri e Illinois —estados donde está perdiendo contra Biden en las encuestas— para concentrar todos sus esfuerzos en Michigan, donde ganó sorpresivamente contra Hillary Clinton en 2016.

El domingo, la senadora Kamala Harris endosó a Biden, la última de los nueve contendientes presidenciales que anunciaron su apoyo a su antiguo rival. Estos incluyen a Pete Buttigieg, Amy Klobuchar, Michael Bloomberg, Beto O’Rourke, John Delaney Seth Moulton, Tim Ryan y Deval Patrick. Harris hará campaña junto a Biden en un mitin en Detroit el lunes.

La consolidación del respaldo del Partido Demócrata a Biden es una exposición fulminante tanto del carácter políticamente reaccionario de la organización como de la desdeñable falsificación sobre la cual se ha basado Sanders: de que es posible transformar el Partido Demócrata, el partido capitalista más antiguo de EE. UU., en la punta de lanza de una “revolución política” que traerá consigo un cambio social fundamental.

El candidato presidencial demócrata y exvicepresidente Joe Biden le hace un gesto al legislador James Clyburn de Carolina del Sur, en un mitin la noche de los comicios en el estado, Columbia, sábado 29 de febrero de 2020, después de ganar las primarias en Carolina del Sur (AP Photo/Gerald Herbert)

El exvicepresidente Biden es la personificación del carácter decrépito y derechista del Partido Demócrata. En solo los últimos 10 días, Biden se declaró candidato al Senado de EE. UU., en vez de la Presidencia, confundió a su esposa y hermana cuando estaban junto a él, se llamó un “demócrata Obiden Bama” y declaró que 150 millones de estadounidenses han muerto por violencia de armas de fuego en la última década. Esto no solo se trata del estado mental degenerado de Biden: es el Partido Demócrata, no solo su principal candidato presidencial, que está al borde de la senilidad política.

Es evidente que la dirección del Partido Demócrata en el Congreso, la campaña de Biden y el Comité Nacional Demócrata buscan basar la campaña del 2020 exactamente en el modelo de la campaña de Hillary Clinton en 2016: presentando a Trump personalmente como alguien no calificado para ser presidente y como un títere ruso, al mismo tiempo que se oponen a cualquier reforma social significativa y reaseguran a la aristocracia financiera gobernante que un nuevo Gobierno demócrata seguirá los pasos de Obama, encauzando billones de dólares a Wall Street y representando al aparato militar y de inteligencia.

Uno podría preguntarse la razón por la que los nueve excandidatos que respaldaron a Biden se postularon para comenzar. ¿Por qué se molestaron en competir contra el exvicepresidente, claramente el candidato preferido de la cúpula del partido? Ninguno expresó diferencias políticas importantes con Biden. Todos aplaudieron las políticas derechistas del Gobierno de Obama-Biden, a pesar de que produjo la devastación social y económica que hizo posible a elección de Donald Trump.

Lo que es aún más desagradable, si eso es posible, es el respaldo a Biden por parte de los políticos demócratas negros. El exsenador de Delaware está identificado con algunos de los episodios más repugnantes en la historia de las relaciones raciales en el país: el trato abusivo de Anita Hill, cuando testificó en contra de la nominación de Clarence Thomas ante la comisión de asuntos judiciales bajo el control de Biden; la alianza con el segregacionista James Eastland en el tema de integración escolar a principios de los años setenta, algo destacado por Kamala Harris en un debate ocho meses antes de endosar a Biden; y la aprobación de una serie de proyectos de ley “del orden” que han encarcelado desproporcionalmente a cientos de miles de afroamericanos, legislaciones promovidas en el Senado por Biden.

¿Cómo es que un político que presumió su relación estrecha con Eastland y Strom Thurmond ha recibido efectivamente el respaldo de un bloque electoral racial de los afroamericanos en los estados sureños? Por que los líderes afroamericanos del Partido Demócrata, incluyendo el legislador James Clyburn de Carolina del Sur y cientos más, representan a una de las secciones más derechistas y políticamente corruptas del partido.

Los pensamientos de esta capa fueron resumidos en una columna de opinión el sábado en el Washington Post por Colbert King, un exoficial del Departamento de Estado y banquero local, así como un miembro prominente de la élite afroamericana en la capital de la nación. Escribió enojado: “Los milmillonarios negros de EE. UU. no tienen un lugar en el mundo de Bernie Sanders”.

King denunció la mera sugerencia de que los CEO y milmillonarios negros sean “amenazas codiciosas y corruptas para las familias obreras estadounidenses o la causa de disparidades económicas y miseria humana”. Expresando los temores de su clase, continuó, “Sé que hay personas afuera que se creen la noción de que EE. UU. está conformado de una pequeña clase de superricos privilegiados y rapaces que reinan por encima de multitudes de trabajadores oprimidos y explotados por el capitalismo. Puedes ver las encuestas que muestran aumentos paulatinos en la porción de estadounidenses que prefieren el socialismo frente al capitalismo”.

Lo que revela el columnista del Washington Post es lo que Bernie Sanders ha intentado encubrir con todas sus fuerzas: el Partido Demócrata es un partido de la clase capitalista. No puede ser ganado al socialismo más que la CIA se puede convertir en un instrumento para luchar contra el imperialismo estadounidense.

Es cierto, Sanders puede conseguir que Jesse Jackson le dé un respaldo de último minuto, como prueba de que los demagogos que se dedican a desviar los sentimientos izquierdistas de las masas hacia el cementerio del Partido Demócrata se reconocen y apoyan entre sí a través de las décadas. Pero, con esa excepción, toda la élite negra del Partido Demócrata se ha atrincherado detrás de Biden, incluso, más recientemente, la alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot, junto a la senadora Kamala Harris.

Vale la pena citar la declaración de Harris. “He decidido que con gran entusiasmo endosaré a Joe Biden para presidente de los Estados Unidos”, indicó. “Creo en Joe. Realmente creo en él y lo he conocido por mucho tiempo”. La senadora sin duda estaba respondiendo a los incentivos colocados frente a ella por Biden después de que se retiró de la contienda en diciembre. Biden declaró en ese entonces: “Ella es sólida. Puede ser presidenta algún día. Puede ser vicepresidenta. Puede convertirse en una magistrada de la Corte Suprema. Puede ser fiscal general”.

Sanders busca contraponerse a esta campaña generalizada del Partido Demócrata a favor de Biden intentando congraciarse con secciones de la burocracia sindical con llamados al nacionalismo económico. Los nuevos anuncios televisivos de Sanders en Michigan muestran a un miembro del sindicato United Auto Workers (UAW) declarando que su estado “se ha visto destruido por acuerdos comerciales”, mientras Sanders declara que Biden apoyó el TLCAN y concluye: “Con un historial como ese, no podemos confiar en él para que proteja los empleos estadounidenses ni derrota a Donald Trump”. El senador de Vermont descubrirá que muy pocos trabajadores automotores se guían políticamente por los gánsteres corruptos que encabezan el UAW.

Más de 13 millones de personas, principalmente trabajadores y jóvenes, votaron por Sanders durante las primarias y caucus demócratas en 2016. Millones más lo siguen apoyando este año, con el mismo resultado. Sanders finalizará su campaña respaldando al nominado derechista del Partido Demócrata y les dirá a sus partidarios que ese candidato es la única alternativa a la reelección de Trump. De hecho, en varios programas de entrevistas televisivas el domingo, Sanders se molestó en repetir, como lo dijo en Fox News, “Joe Biden es mi amigo. Joe Biden es alguien decente. Lo que Joe ha dicho es que, si yo gano la nominación, él me apoyará y yo he dicho que, si él gana la nominación, estaré ahí por él…”.

Los trabajadores y jóvenes deben sacar las lecciones de esta prolongada experiencia política. La lucha por el socialismo en EE. UU. e internacionalmente requiere que la clase obrera rompa políticamente con el Partido Demócrata y toda la estructura de la política capitalista y bipartidista. Esto significa unir a la clase obrera por encima de las divisiones de raza, género, origen nacional y orientación sexual contra la clase capitalista.

Ese es el propósito de la campaña del Partido Socialista por la Igualdad en las elecciones de 2020. Nuestros candidatos, Joseph Kishore para presidente y Norissa Santa Cruz para vicepresidenta, buscan unir a la clase obrera, no solo en EE. UU., sino internacionalmente, en una lucha común contra el capitalismo mundial y la élite gobernante capitalista, sobre la base de un programa socialista.

(Publicado originalmente en inglés el 9 de marzo de 2020)

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