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La OMS pide $675 millones para combatir el coronavirus

La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió ayer una petición de $675 millones al mes para combatir la pandemia mundial de coronavirus. Los casos confirmados de COVID-19 superaron los 145.000, incluidos más de 7.700 casos nuevos solo en Italia, Irán, España, Alemania y Francia. Al menos 93 países informaron casos nuevos y se reportaron al menos 442 muertes en las últimas 24 horas, elevando el número de muertes a más de 5.400.

"Estamos en un punto crítico en la respuesta global al COVID-19, necesitamos que todos se involucren en este esfuerzo masivo para mantener el mundo seguro", declaró el director general de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus. Al referirse a la gran propagación del coronavirus, señaló: "Ahora se informan más casos todos los días que en China en el apogeo de su epidemia".

Si bien el Dr. Tedros elogió la respuesta de Corea del Sur, Singapur y Japón por sus "pruebas agresivas y rastreo de contactos", que hasta ahora ha mantenido las tasas de mortalidad en esos países relativamente bajas, advirtió que esto no puede dar paso a ninguna complacencia. "Cualquier país que mira la experiencia de otros países con grandes epidemias y piensa que ‘eso no nos sucederá’ está cometiendo un error mortal. Le puede pasar a cualquier país".

Viajantes con mascarillas llegan a la principal terminal de buses de Bogotá, Colombia, 13 de marzo, 2020 (AP photo/Fernando Vergara)

Si bien los funcionarios de la OMS no dijeron nombres, no es difícil relacionar el último comentario con la respuesta de la élite política estadounidense a la pandemia. En lugar de proporcionar los recursos necesarios para combatir la mayor crisis de salud pública que Estados Unidos ha enfrentado en décadas, la Reserva Federal anunció ayer que proporcionará $1,5 billones al sector financiero en un esfuerzo por revertir el colapso del mercado bursátil visto en los últimos días.

Si se hubiera puesto a disposición tal cantidad de dinero para detener el coronavirus a nivel mundial cuando surgió por primera vez, su propagación se hubiera detenido. Las personas infectadas pudieron haber recibido el mejor tratamiento, salvando potencialmente miles de vidas. La interrupción económica de la vida de los trabajadores causada por las cuarentenas necesarias podría haberse mitigado. El COVID-19 habría seguido siendo un brote mortal, pero en última instancia pequeño.

En cambio, la preocupación no fue por las vidas perdidas y las que se perderán en las próximas semanas, sino si Wall Street necesitaba o no un rescate. Fue solo cuando el índice Dow Jones perdió más de $2 billones de su capitalización de mercado que el Gobierno de EE. UU. intervino.

En su conferencia de prensa de hoy, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció una "emergencia nacional" como resultado de la pandemia, al tiempo que mantuvo la mentira de que "el riesgo para el estadounidense promedio sigue siendo muy bajo". En realidad, actualmente hay 2.269 casos confirmados del coronavirus en los EE. UU. y ese número aumentará en un factor de 10 cada siete días. Al ritmo actual de propagación, el número de casos de COVID-19 en los EE. UU. superará a los de China en dos semanas.

Los funcionarios de la OMS también señalaron que las prohibiciones de viaje, como las impuestas el miércoles por Trump contra Europa, generalmente son ineficaces. En una declaración del 29 de febrero, antes de que se aplicara la prohibición de Trump, declaró: "La OMS continúa desaconsejando la aplicación de restricciones de viaje o comercio a países que experimentan brotes de COVID-19".

La declaración continuó: “En general, la evidencia muestra que restringir el movimiento de personas y bienes durante emergencias de salud pública es ineficaz en la mayoría de las situaciones y puede desviar recursos de otras intervenciones. Además, las restricciones pueden interrumpir la ayuda y el soporte técnico necesarios, pueden afectar las empresas y pueden tener efectos sociales y económicos negativos en los países afectados".

Esto nuevamente aplica con mayor dureza al Gobierno de EE. UU., el cual ha rechazado las pruebas de detección de coronavirus de la OMS y China, que se ha demostrado que funcionan, insistiendo en cambio en utilizar los botiquines desarrollados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, sigla en inglés). En todos los aspectos, el despliegue y el uso de estos botiquines han sido torpes y mal administrados. No estuvieron disponibles hasta mediados de febrero y no se distribuyeron a todos los estados hasta marzo. Los pacientes que exhiben algunos pero no todos los síntomas han sido rechazados por médicos, clínicas y hospitales, a pesar de que se sabe que el virus se propaga incluso cuando sus víctimas no tienen síntomas.

El fracaso de la detección en los Estados Unidos fue admitido abiertamente durante una audiencia en la Cámara de Representantes el miércoles. El Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas y uno de los miembros del grupo de trabajo supuestamente reunido para combatir el coronavirus en los Estados Unidos, se vio obligado a decir: "El sistema no está realmente orientado a lo que necesitamos ahora mismo".

Fauci intentó presentar un cambio durante la conferencia de prensa de Trump y estuvo de acuerdo con la afirmación del presidente de que los CDC podrían realizar cinco millones de pruebas para fin de mes. Prácticamente todos los relatos en redes sociales o los noticieros de aquellos que han intentado hacerse pruebas ponen en evidencia contrario: que hacerse ña prueba sigue siendo esencialmente imposible en los Estados Unidos.

Además, si bien las pruebas realizadas por los propios CDC son gratuitas, gran parte de las pruebas se han subcontratado al sector privado, incluidas corporaciones como DiaSorin Molecular y Qiagen. Para aquellos con seguro, solo hacerse la prueba del coronavirus puede costar hasta $500. Para los 27 millones de estadounidenses sin seguro médico, el costo a menudo es el triple, un precio que la mayoría de las personas simplemente no puede pagar. Los trabajadores se ven obligados a optar por irse a la quiebra o arriesgar la vida de sus amigos, compañeros de trabajo, vecinos y familiares.

La situación solo se agudizará a medida que la pandemia se propague sin obstáculos. El sistema de atención médica de los EE. UU., como los de Europa, está siendo esetirado más allá de sus límites y el número de casos solo aumentará. El abandono y la criminalidad de Trump y sus compañeros oligarcas respecto a la clase trabajadora significa que la cifra de muertos en el país podría aumentar a millones.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 14 de marzo de 2020)

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