Español
Perspectiva

Fallos vengativos comprueban que el Estado británico quiere a Assange muerto

En una audiencia en Londres ayer, la jueza distrital Vanessa Baraitser declaró que la farsa judicial contra Julian Assange procederá en mayo a pesar de que Reino Unido se encuentra en una cuarentena nacional y la pandemia de coronavirus se está propagando rápido en el sistema penitenciario del país.

La decisión de Baraitser fue la segunda en dos semanas que pone en riesgo la vida y seguridad de Assange y que subraya la burla legal siendo perpetrada en su contra.

El 25 de marzo, rechazó una solicitud de fianza realizada por el equipo legal de Assange, donde detallan el peligro “muy real” y potencialmente “letal” para su salud que presenta la pandemia del coronavirus.

Assange se encuentra encarcelado actualmente en la prisión de máxima seguridad Belmarsh en Londres. Se enfrenta a una extradición a EE. UU., donde sería sentenciado por cargos fraudulentos de espionaje y encarcelado por vida por exponer los crímenes de guerra y abusos a los derechos humanos de sucesivos Gobiernos estadounidenses.

Manifestantes con pancartas fuera de la corte de magistrados en Londres el lunes, 13 de enero, 2020 (AP Photo/Kirsty Wigglesworth)

Hace exactamente una década, WikiLeaks publicó el video “Asesinato Colateral”. Sus imágenes del asesinato indiscriminado de civiles iraquíes desarmados y dos periodistas por las fuerzas de ocupación de EE. UU. fueron vistas con horror por millones de personas en todo el mundo.

Desde entonces, los EE. UU. y sus aliados, incluyendo Reino Unido y Australia, han acosado a Assange. Están decididos a silenciarlo para siempre como parte de su giro hacia un gobierno autoritario y la imposición de nuevas provocaciones militares y austeridad masiva exigidas por una oligarquía financiera criminal.

La salud de Assange ha sido destruida sistemáticamente por una década de detención arbitraria. En mayo pasado, el relator especial de las Naciones Unidas sobre la tortura, Nils Melzer, descubrió que Assange presentaba síntomas médicos verificables de tortura psicológica como resultado de la década de persecución.

El fundador de WikiLeaks tiene una enfermedad pulmonar crónica que lo hace especialmente vulnerable a las enfermedades respiratorias, junto con una serie de otros problemas médicos.

Desde el pasado mes de noviembre, el grupo Doctors for Assange [Doctores por Assange], compuesto por más de 200 profesionales de la medicina de todo el mundo, ha advertido que Assange podría morir entre rejas porque se le ha negado una atención médica adecuada. Las autoridades británicas han desestimado sus peticiones de que sea trasladado a un hospital universitario.

En una carta abierta el mes pasado, Doctors for Assange escribió: “La vida y la salud de Julian Assange corren un riesgo mayor debido a su detención arbitraria durante esta pandemia mundial. Esa amenaza sólo crecerá a medida que el coronavirus se propague”.

Hablando en nombre del grupo, el Dr. Stephen Frost dijo al World Socialist Web Site: “El Sr. Assange debe ser considerado por los médicos como alguien severamente inmunocomprometido y por lo tanto con un riesgo mucho mayor de contraer y morir de coronavirus en cualquier prisión, pero especialmente en una prisión como Belmarsh. Cada día extra que el Sr. Assange permanezca encarcelado en la prisión de Belmarsh constituye una mayor amenaza para su vida”.

Numerosas organizaciones de derechos humanos han advertido que las prisiones británicas son un “caldo de cultivo” para el coronavirus. Si Assange permaneciera en la prisión, sostuvo el abogado defensor Edward Fitzgerald hace dos semanas, “correría un peligro serio en circunstancias de las que no puede escapar”.

Sin embargo, la jueza Baraitser dictaminó que “la pandemia mundial... no proporciona motivos para la liberación del Sr. Assange”. No tenía “ninguna razón para no confiar” en el consejo del Gobierno sobre la protección de los prisioneros contra el virus “como algo basado en la evidencia y fiable y apropiado”.

Cuando se dictó el fallo, 19 presos de 12 prisiones diferentes ya habían dado positivo para el virus y 4.300 funcionarios de prisiones se habían autoaislado, incluidos 100 en Belmarsh.

En el momento en que presidió la audiencia sobre Assange ayer, 107 presos estaban infectados en 38 prisiones diferentes, lo que significa que el virus está presente en al menos un tercio de las prisiones en Inglaterra y Gales. Otros 1.300 prisioneros estaban autoaislados. De las tres prisiones con más casos reportados, dos estaban en Londres: Wandsworth con 11 y Thameside, situada inmediatamente al lado de Belmarsh, con 7. Nueve prisioneros murieron después de ser infectados, incluyendo un recluso en Belmarsh.

En su anuncio de planes para liberar a varios miles de prisioneros de bajo riesgo a finales de la semana pasada, el Gobierno británico hizo el sorprendente anuncio de que debido a que Assange “no estaba cumpliendo una sentencia de privación de libertad” no se consideraría elegible. Solo se puede sacar una conclusión: el fundador de WikiLeaks está siendo mantenido en prisión con la intención deliberada de exponerlo a una enfermedad mortal.

En la audiencia de ayer, los abogados de Assange pidieron que la próxima fase de los procedimientos de extradición, cuyo inicio está programado para el 18 de mayo, se posponga. Detallaron la situación orwelliana que enfrenta su cliente en condiciones de cuarentena nacional.

Fitzgerald explicó que el mínimo contacto actual de Assange con su equipo legal se verá aún más restringido. Sus abogados “no son capaces de tener ninguna comunicación razonable con él en la actualidad”. No pueden visitarlo en absoluto en la prisión o reunirse con él a través de videollamadas y solo han podido realizar algunas pocas llamadas telefónicas con su cliente. Por lo tanto, la defensa de Assange ahora se lleva a cabo en gran medida por correo, que es inseguro y toma semanas para ser recibido.

No hay posibilidad de que la audiencia de extradición se lleve a cabo de manera justa durante la pandemia y las cuarentenas. No podrán asistir en persona ni Assange, los testigos, los equipos jurídicos, la prensa ni el público.

En cualquier caso, prosiguió Fitzgerald, Assange está demasiado enfermo para participar con seguridad en el proceso, incluso virtualmente. Para poder acceder al enlace de vídeo en Belmarsh, debe atravesar la prisión, hacer cola con otras personas y utilizar instalaciones compartidas, todas ellas presentan la posibilidad de contraer el coronavirus. Dado el estado de salud de Assange, dijo Fitzgerald, sería injusto hacerlo comparecer en la corte de esta manera.

Baraitser se mostró indiferente, diciendo que tenía la intención de mantener la fecha del 18 de mayo y escuchar todas las pruebas posibles de ese mes, con la participación de testigos a través de un enlace de vídeo si fuera necesario.

El Gobierno británico no sólo se niega a aceptar que la pandemia del coronavirus es motivo para concederle una fianza, sino que no dejará que perturbe el cronograma de su farsa judicial. Si no logran garantizar que Assange muera en prisión, ninguna inquietud sobre lo injusto del proceso judicial les impedirá enviar a Assange a una prisión estadounidense, como estaba previsto, en lo que equivale a una entrega extraordinaria. ¡En acontecimientos que superan la imaginación de Franz Kafka, toda la audiencia de extradición podría realizarse con la ausencia, no solo del acusado, sino de sus abogados y testigos!

Subrayando el carácter totalmente vengativo de la campaña contra Assange, la jueza Baraitser insistió también en levantar las restricciones de información que impiden que su pareja e hijos sean nombrados públicamente. El fundador de WikiLeaks ha tratado de mantener su anonimato para garantizar su seguridad.

Baraitser afirmó cruelmente que “no hay pruebas” de que la pareja de Assange seria objeto de acoso si su nombre se revelara o que alguna agencia de los EE. UU. deseara que ella o sus hijos salieran perjudicados. Tuvo la desfachatez de afirmar que su decisión fue motivada por el “fuerte interés público” en la “información precisa” del caso. Como ella sabe muy bien, Assange ha sido calumniado y su caso deliberadamente distorsionado por los medios de comunicación corporativos durante una década. La liberación del nombre de su pareja tiene por objeto añadir combustible al fuego.

Estos actos de criminalidad desnuda se llevan a cabo en condiciones en las que la atención del mundo está concentrada en la pandemia de coronavirus y en las respuestas criminales de los Gobiernos del mundo. Pero no se puede permitir que los efectos del virus oculten la intensificación del vicioso asalto contra el periodista más importante del siglo XXI.

La pandemia de coronavirus ha puesto de relieve que el acceso del público a información verdadera y precisa es una cuestión de vida o muerte. En todos los países, los trabajadores se enfrentan a Gobiernos y empresas que han mentido sistemáticamente sobre las consecuencias de la emergencia de salud pública que comenzó en diciembre pasado, con la ayuda de unos medios de comunicación corruptos y dóciles.

Assange fundó WikiLeaks para defender el derecho del público a saber. Persiguió este compromiso con valentía, ganándose la enemistad de los Gobiernos imperialistas y sus lacayos políticos y mediáticos en todo el mundo. Es hora de pagar la deuda.

El sábado se cumplen 12 meses desde que Assange fue expulsado ilegalmente de la Embajada de Ecuador en Londres, donde era un refugiado político, y donde estuvo detenido brutalmente por la policía británica. Los acontecimientos del año pasado han demostrado sin duda alguna que el propósito de toda la operación contra el fundador de WikiLeaks ha sido su destrucción física y psicológica.

La alarma debe sonar: ¡la vida de Assange corre un peligro inminente! Su futuro depende de la construcción de un movimiento de masas de la clase obrera internacional que exija su liberación inmediata e incondicional. ¡Únete a esta lucha hoy!

(Publicado originalmente en inglés el 8 de abril de 2020)

Loading