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“No puede ser una elección entre morir en el trabajo o estar sin hogar”

Obreros se oponen a presión de volver al trabajo mientras aumentan las muertes entre trabajadores de supermercados, transporte y autos

Continúan los paros y otras acciones laborales, mientras los trabajadores exigen el cierre de los lugares de trabajo no esenciales y la protección contra la pandemia de coronavirus. El número de casos de COVID-19 en todo el mundo ha superado el millón y medio, con casi 90.000 muertes al momento de este escrito.

En los EE. UU., el conteo diario de muertes alcanzó un récord por segundo día consecutivo. El total de muertes se ha acercado a los 15.000. La pasmosa pérdida de vidas incluye un número cada vez mayor de trabajadores de supermercados, almacenes, repartidores, transporte público y de atención sanitaria, junto con profesores y empleados de colegios. Sólo en la ciudad de Nueva York, 41 trabajadores del transporte público y al menos 25 maestros y otros empleados del Departamento de Educación han muerto a causa de COVID-19, mientras que 500 bomberos han dado positivo.

Aunque hubo más de 30.000 nuevos casos el miércoles, llevando el total de los EE. UU. a más de 430.000, el presidente Trump, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, y los medios de comunicación están empujando la narrativa de que “la curva se está aplanando” y lo peor pasará pronto. Esto es parte de un nuevo impulso para un “ordenado” regreso al trabajo, sin importar el peligro para los trabajadores y sus familias.

Un trabajador con una mascarilla para protegerse del coronavirus, acomoda los productos antes de abrir Gus's Community Market, 27 de marzo, 2020, San Francisco (AP Photo/Ben Margot)

El miércoles, Trump tuiteó, “Una vez que ABRAMOS NUESTRO GRAN PAÍS, y será más temprano que tarde... nuestra economía se DISPARARÁ, ¡¡quizás como nunca antes!!”.

Los trabajadores de supermercados y los repartidores se han unido a las filas de los trabajadores de primera línea y esenciales que protestan por las condiciones inseguras y la falta de equipo de protección. Al menos cuatro trabajadores de supermercados han muerto en los últimos días, incluyendo un trabajador de Trader Joe's en Scarsdale, Nueva York; Leilani Jordan, una recepcionista de 27 años en la tienda Giant's Campus Way South en Largo, Maryland, y dos trabajadores de Walmart—Phillip Thomas, 48, y Wando Evans, 51—de la misma tienda en Chicago.

El martes, los trabajadores de supermercados de Boston de varias cadenas, como Whole Foods, Trader Joe's y Stop & Shop, se manifestaron. Después de que nueve trabajadores de Barnes & Noble en un almacén de Monroe, Nueva Jersey, dieran positivo, los trabajadores organizaron una protesta el martes para exigir el cierre del almacén durante dos semanas, que les paguen por el tiempo que están sin trabajar, y que desinfecten completamente la instalación.

“Nos jugamos la vida por 10 dólares la hora”, dijo un trabajador de Dollar General a NBC News. “Esencial realmente significa que estamos agotados y somos prescindibles”.

A pesar de la muerte de un supervisor de la gigantesca instalación de Worldport de UPS en Louisville, Kentucky, la empresa masiva de entregas y el sindicato Teamsters mantienen a más de 1.000 trabajadores en el trabajo. El sentimiento está creciendo entre los trabajadores de UPS que deben tomar el asunto en sus propias manos. Tres trabajadores del almacén de Chelmsford UPS cerca de Lowell, Massachusetts dieron positivo, y al menos dos trabajadores de UPS murieron en la zona de Chicago.

El mes pasado, los trabajadores de Fiat Chrysler llevaron a cabo una ola de huelgas salvajes y otras acciones laborales después de que la gerencia, el sindicato United Auto Workers (UAW) en EE. UU., y el sindicato Unifor de Canadá rechazaran la demanda de los trabajadores de cerrar las plantas.

“Cuando salimos de las plantas fue una clara señal de que podemos hacernos cargo de lo que está sucediendo”, dijo Ryan, un joven trabajador de segundo nivel de la planta de ensamblaje de Sterling Heights, en los suburbios de Detroit, al World Socialist Web Site .

“Este fue un gran, diría yo, movimiento revolucionario, pero se vio empañado por las falsas afirmaciones de la gerencia y el UAW de que decidieron cerrar las plantas por nuestra seguridad. Este fue un movimiento contra el sindicato. Ellos mantenían las plantas abiertas y nosotros dijimos, ‘No, no queremos enfermarnos y morir, saquemos a la gente de ahí’.

“Debemos tener el derecho de retirar nuestro trabajo hasta que tengamos condiciones seguras. No pueden marginarnos como si nuestras vidas no valieran nada. Antes de que saliéramos, hubo algunas personas que trabajaban mientras estaban enfermas porque no tenían licencia por enfermedad y solo trataban llegar a fin de mes. No puede ser una elección entre morir en el trabajo o estar sin hogar”.

Detroit se ha convertido en uno de los epicentros de la pandemia. El estado de Michigan ocupa el tercer lugar en el país, detrás de Nueva York y Nueva Jersey, con 959 muertes. Además de las condiciones de pobreza de la ciudad, debido a que ha sido devastada por décadas de cierres de plantas, un factor que contribuye a la propagación del COVID-19 es que los trabajadores se vieron obligados a permanecer en sus puestos de trabajo mientras se propagaba el contagio.

El número de muertos ha aumentado a 18 trabajadores de la industria automotriz. Con el respaldo del UAW, las empresas automotrices están presionando para que se reinicie la producción a principios de mayo. Sin embargo, los esfuerzos para continuar las operaciones de autopartes en México y así seguir alimentando a las plantas en los EE. UU. y Canadá con piezas, han encontrado la oposición de los trabajadores de las maquiladoras en la ciudad fronteriza de Matamoros que han lanzado una ola de huelgas salvajes.

Mientras que Honda anunció que estaba extendiendo el cierre de sus plantas de EE. UU. y Canadá hasta el 1 de mayo, Toyota anunció que reanudaría la producción el 20 de abril, Hyundai reiniciará su planta de Alabama el viernes, y Volkswagen reanudará la producción en Chattanooga, Tennessee el domingo.

Una trabajadora de la planta de General Motors de Ft. Wayne, Indiana, dijo al WSWS: “No quiero arriesgarme a enfermarme de repente o a que mi familia se enferme. Soy una madre soltera para mi hijo adolescente y no podía imaginar qué hacer si alguno de los dos nos enfermáramos. Volver a GM podría ser una sentencia de muerte para cualquiera en mi órbita.

“Hay más de 4.500 empleados en mi planta y la mayoría de nosotros tocamos la misma camioneta que pasa. Es imposible mantenerse alejado del virus trabajando hombro a hombro con gente de todo Indiana y Ohio. Es imposible desinfectar cada camión que pasa cada 53 segundos. Sé que más tiempo libre significaría trabajar 7 días a la semana el resto del año, pero la salud de mi familia es más importante que (la CEO de GM Mary Barra) gane 6 millones de dólares al año”.

Las empresas, con la plena asistencia del UAW, están tratando de explotar la angustia económica de los trabajadores para obligarlos a volver a las plantas. En el almacén de repuestos CCA (Atención al Cliente y Posventa) de GM en Flint, Michigan, el UAW ha reclutado una fuerza de trabajo “voluntaria” por ellos “colgando el seguro de salud sobre nuestras cabezas”, como dijo un trabajador al WSWS. Ha habido cuatro casos confirmados de COVID-19 en la instalación, incluyendo un trabajador de segundo turno que ha estado ausente desde el 28 de marzo

La pandemia y la respuesta de la clase dominante a la misma está cambiando radicalmente la perspectiva de los trabajadores. “Construir autos en este momento no es un trabajo esencial”, dijo Ryan, el trabajador de la armadora de Sterling Heights. “Deberíamos estar construyendo respiradores y equipos para salvar vidas. Cada día veo que el número de infecciones y muertes aumenta, quiero saber qué estamos haciendo para salvar vidas.

“Este es un sistema 100 por ciento capitalista. La gente en el poder quiere defender sus intereses y oponerse a todo lo que realmente puede ayudarnos. La gente está muriendo y las cámaras de noticias se enfocan en el alza del mercado bursátil.

“Los trabajadores no se van a dar por vencidos. Es inevitable que este movimiento se extienda a todos los trabajadores. Los trabajadores de Amazon, Starbucks, en los supermercados y hospitales, toda la clase obrera debe unirse para combatir a las corporaciones y al Gobierno”, dijo Ryan, “para que podamos ser los amos de la sociedad y de nuestras propias vidas”.

(Publicado originalmente en inglés el 9 de abril de 2020)

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