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El gobierno español obligará a volver al trabajo a obreros de industrias no esenciales

Despreciando a los científicos y a la Organización Mundial de la Saludo (OMS), el gobierno de coalición del socialdemócrata Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y del pseudoizquierdista Podemos obligará a los trabajadores de industrias no esenciales a volver al trabajo el lunes 13 de abril. Con el apoyo de los sindicatos, el PSOE y Podemos están efectivamente propagando la enfermedad mortal COVID-19. Como en la mayoría de los lugares de trabajo todavía no hay medidas de seguridad básicas, están sacrificando innecesariamente incontables millares de vidas simplemente para fomentar las ganancias corporativas.

Durante 10 días a partir del 30 de marzo, Madrid prohibió el trabajo no esencial y, excepcionalmente, obligó a los empleadores a seguir pagando a los trabajadores en sectores no esenciales mientras estos se quedaban confinados en sus casas. Bajo los términos de este acuerdo reaccionario, los sindicatos se comprometieron ante la patronal a obligar a los trabajadores a hacer horas extra no remuneradas y privarse de días de vacaciones para devolver el pago de estos salarios. Esto, sin embargo, ahora está siendo retirado gradualmente.

Los trabajadores manufactureros y de la construcción, primariamente, serán obligados a volver al trabajo. Tiendas, restaurantes (exceptuando las entregas a domicilio) y establecimientos de ocio permanecerán cerrados.

El jueves en el congreso de los diputados, el presidente del gobierno Pedro Sánchez mintió al decir que esta decisión había sido tomada "basada en la ciencia". Añadió, "¿Qué es mejor, quedarse en casa hasta mayo o hasta junio? Hay discrepancias cuando hablas con epidemiólogos y científicos". También afirmó que la "hibernación económica" es "muy dura para nuestro tejido industrial y económico".

De hecho, el PSOE y Podemos ni se han molestado en comprobarlo con su propio comité científico del gobierno, que se opone a esta política imprudente. Antoni Trilla, un epidemiólogo y miembro del comité científico, le dijo a El País que no se les consultó y que, en su opinión, "sería insensato" mantener el confinamiento total.

De manera semejante, el director regional de la OMS para Europa, Hans Kluge, dijo el miércoles: "Ahora no es el momento de relajar las medidas".

El argumento del gobierno para poner fin al confinamiento se basa en mentiras y en afirmaciones científicamente infundadas. La primera mentira es que la pandemia ya está controlada en España. De hecho, miles de personas siguen contrayendo la enfermedad cada día. Con más de 15.800 muertes, España tiene la tercera cifra de muertos por COVID-19 más alta del mundo, por detrás de los EEUU e Italia. Con 157.053 infectados confirmados, 605 pacientes murieron el viernes y se consignaron 3.831 nuevos casos.

Incluso fuentes progubernamentales admiten, sin embargo, que las cifras oficiales subestiman enormemente la pandemia, ya que muchos mueren en casa o en asilos. El diario pro-PSOE El País confesaba, "El número de casos no refleja el verdadero número de infectados en el país, que se ignora, ni todas las muertes causadas por el coronavirus. Ni siquiera está claro qué se quiere decir con la cifra de admisiones a cuidados intensivos".

El País también informó de que el gobierno del PSOE y Podemos está discutiendo basarse en el desarrollo de la "inmunidad de rebaño" al virus dentro de la población de España. Según la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, ello requeriría que por lo menos el 60 por ciento de la población de España (28 millones de personas) pillara COVID-19 y se volviera inmune, impidiéndoles seguir propagándolo. Esto agobiaría a los hospitales españoles, que ya están saturados con 157.000 casos. Es más, todavía no hay ningún indicio claro de que los infectados con COVID-19 no puedan volver a contagiarse.

Los sindicatos son totalmente cómplices en la formulación de esta política con Podemos y el PSOE. El viernes, la ministra de trabajo de Podemos, Yolanda Díaz, se reunió con los dirigentes de los dos sindicatos españoles más grandes, Unai Sordo del estalinista Comisiones Obreras (CCOO) y Pepe Álvarez del socialdemócrata Unión General del Trabajo (UGT).

Díaz dijo que esta cumbre era "una reunión muy productiva... es esencial que los trabajadores y las compañías tengan todo el apoyo del gobierno para las fases siguientes". Los jefes sindicales cínicamente dijeron que su prioridad es preservar la salud —mientras trabajaban por enviar de vuelta al trabajo a millones de trabajadores ¡sin ninguna garantía sanitaria ni de seguridad! Sordo afirmó que el regreso al trabajo "debería subordinarse a la salud y la seguridad de los trabajadores".

Estas son más mentiras, y el gobierno del PSOE y Podemos no está aplicando ningún protocolo sanitario ni de seguridad. El ministro de sanidad Salvador Illa dijo el viernes que los trabajadores mantengan el distanciamiento social en el trabajo, usen mascarillas y que eviten el transporte público —si es posible. Sin embargo, ello no es posible, ya que todavía hay una escasez desastrosa de equipamiento protector básico (mascarillas, guantes, gel de manos, kits de prueba), y no hay ningún plan acordado para asegurar que los trabajadores mantengan el distanciamiento social en lugares de trabajo industriales.

Las acciones políticamente criminales del gobierno español son parte del llamamiento a "volver al trabajo" de los mercados financieros y los establishments gobernantes, que ordenan a decenas de millones de trabajadores a arriesgarse a contraer la enfermedad mortal para seguir abasteciendo de ganancias a la aristocracia financiera.

En Italia, el país con el mayor número de muertos por COVID-19, el primer ministro Giuseppe Conte anunció ayer, después de conversaciones con los sindicatos italianos, que los negocios empezarían a reabrir el 14 de abril. Cientos de académicos firmaron una carta en el diario financiero italiano Il Sole-24 Ore en la que denuncian las órdenes de resguardarse en casa: "Las consecuencias sociales y económicas corren el riesgo de producir daños irreversibles, probablemente más serios que los causados por el propio virus". En Austria, el gobierno permitirá a las pequeñas tiendas reanudar sus negocios después de Pascuas, mientras que la República Checa planea terminar la prohibición de viajar.

En los EEUU, el presidente Donald Trump es el más ruidoso defensor de la reapertura prematura de los negocios, y declaró esta semana que sería "bueno poder abrir con un big bang, y creo que lo haremos pronto. Diría que nos adelantamos a lo previsto".

Tal política criminal crea las condiciones para un enfrentamiento entre la clase trabajadora y la completamente corrupta aristocracia financiera que es internacional en su alcance. Fue una oleada de paros y huelgas espontáneos por parte de los trabajadores lo que obligó al cierre de fábricas y oficinas y a la adopción de órdenes de un limitado confinamiento en casa en España, Italia y los EEUU. Según un sondeo en línea en el diario barcelonés La Vanguardia, el 80 por ciento de la población en España apoya seguir el confinamiento.

Un anticipo inicial de lo que la aristocracia financiera está preparando vino hace dos semanas, cuando el gobierno de Podemos y el PSOE supervisó el envío de policías para que atacaran a trabajadores acereros en huelga que estaban protestando contra ser obligados a volver a empleos no esenciales e inseguros en el País Vasco español.

Ayer, una trabajadora de la Renault en España, Miryam Largo, le dijo a Europa Press que el gobierno del PSOE y Podemos y los sindicatos estaba enviándolos al "matadero". Añadió, "Nos opondremos totalmente a las medidas mientras continúen las medidas de confinamiento y no haya una indicación clara sobre el control de la pandemia desde la OMS".

Para oponerse a la campaña de la élite gobernante de obligarlos a volver al trabajo, los trabajadores necesitan nuevos órganos de lucha, comités de acción independientes de los sindicatos, y una nueva perspectiva política.

Los antecedentes de Podemos han justificado la oposición principista del Comité Internacional de la Cuarta Internacional a los partidos populistas pseudoizquierdistas como Podemos. Tales fuerzas no son de "izquierda", sino que representan a capas profundamente corrompidas de la clase media pudiente, que buscan defender su posición defendiendo la riqueza de la aristocracia financiera. Los sindicatos mientras tanto actúan como los principales agentes de los capitalistas para enviar a los trabajadores de vuelta al trabajo a pesar de la pandemia.

La pandemia plantea tareas urgentes a la clase trabajadora. Hay que parar todos los trabajos no esenciales, manteniendo la paga total a trabajadores y autónomos. En sectores esenciales como la sanidad, la alimentación y el transporte, hay que implementar medidas de emergencia para garantizar la seguridad de los trabajadores, incluyendo la producción masiva del equipamiento de seguridad necesario. Y hay que organizar una campaña coordinada a nivel internacional para luchar contra la propagación del COVID-19 en el mundo.

La lucha por esas políticas esenciales llevará a la clase trabajadora a una confrontación directa con Podemos y partidos parecidos de otras partes del mundo, planteándoles a los trabajadores una lucha por el poder estatal para implementar políticas socialistas contra la pandemia. La cuestión crítica que tienen ante sí los trabajadores avanzados de España y de todos los países es construir secciones del CICI para luchar por este programa en la clase trabajadora.

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(Publicado originalmente en inglés el 11 de abril de 2020)

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