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A medida que aumenta el número de muertos, la Casa Blanca aumenta acusaciones contra China por pandemia

En una ronda de entrevistas en programas de televisión estadounidenses, el principal asesor comercial de Trump y un promotor del conflicto contra China, Peter Navarro, intensificó los ataques de la Casa Blanca contra Beijing, sugiriendo que había comenzado deliberadamente la pandemia global de COVID-19.

Hacer de China el chivo expiatorio del brote no solo sirve para distraer de la culpa criminal de la Administración de Trump por la horrible cifra de muertos en los Estados Unidos, sino que sirve para impulsar sus medidas de guerra comercial contra China que Navarro ha recomendado agresivamente.

En el programa “This Week” en ABC News, Navarro se refirió repetidamente al COVID-19 en términos xenófobos como el “virus de China”, un término patentemente anticientífico destinado a culpar a Beijing por la pandemia. Si bien declaró que su postura no es que China desató deliberadamente el virus en el mundo, inmediatamente dejó en claro que eso era exactamente lo que estaba sugiriendo.

El presidente Donald Trump habla en la Casa Blanca, 15 de mayo de 2020, Washington (AP Photo/Alex Brandon)

Alegando presentar “los hechos”, Navarro declaró: “El virus se generó en la provincia de Wuhan. El paciente cero fue en noviembre. Los chinos, detrás del escudo de la Organización Mundial de la Salud, durante dos meses escondieron el virus del mundo y luego enviaron a cientos de miles de chinos en aviones a Milán, Nueva York y en todo el mundo para diseminarlo”.

En otra muestra de que toda la élite política y la prensa en EE.UU. están a bordo de la campaña contra China, el presentador de ABC, George Stephanopoulos, no cuestionó ninguno de estos supuestos “hechos”. En realidad, China estaba lidiando con la aparición repentina de una enfermedad previamente desconocida: sus causas, y ni hablar de los medios para hacer pruebas y tratarla, tenían que identificarse y desarrollarse.

Cualquier revisión objetiva del registro muestra que las autoridades chinas le proporcionaron información cuando estuvo disponible a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a otros países, incluidos los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, sigla en inglés) en los Estados Unidos.

* El primer caso identificado fue diagnosticado en Wuhan el 17 de noviembre de 2019, seguido de un segundo caso el 1 de diciembre de 2019.

* El 21 de diciembre de 2019, el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades publicó un informe sobre un grupo de pacientes con una “neumonía de causa desconocida”.

* Para el 3 de enero, los científicos chinos determinaron que la enfermedad fue causada por un nuevo coronavirus que la OMS confirmó el 9 de enero.

* Menos de una semana después, el 13 de enero, los virólogos chinos publicaron la secuencia del genoma del virus.

* Para el 21 de enero, se reportaron un total de 291 casos en las principales ciudades de China, se produjeron las primeras muertes en China y se informaron casos fuera de China.

* El 24 de enero, la dirigencia china coloco en cuarentena tanto a Wuhan como toda la provincia de Hubei.

La conclusión, a partir de este registro, que el régimen chino “envió a cientos de miles de chinos en aviones a Milán, Nueva York y en todo el mundo para diseminarlo” es otra de las grandes mentiras promovidas por la Administración de Trump como parte de su guerra de propaganda contra China. Los mismos términos utilizados se eligen para implicar que Beijing “diseminó” deliberadamente una pandemia mundial catastrófica.

Cualesquiera que sean las fallas de la respuesta china, se vuelven insignificantes en comparación con la desestimación de los peligros por parte de la Administración de Trump, su falta de preparación y la inacción durante semanas frente a una acumulación de consejos de científicos, y su promoción de aceites de serpiente.

Navarro, sin embargo, simplemente ignoró los hechos, repitiendo la frase de Trump de que “pudieron contenerlo en Wuhan ... Entonces, por eso digo que los chinos les hicieron eso a los estadounidenses y son responsables”. En realidad, es Trump, junto con la prolongada decadencia del sistema de salud estadounidense, el responsable de la horrible cifra de muertos en Estados Unidos que ahora se acerca a los 90.000, incluso cuando la Casa Blanca impulsa un regreso al trabajo en condiciones inseguras.

Navarro dejó en claro que criticar a China será una parte integral de la apuesta de Trump por la reelección, calificando a su principal candidato demócrata, Joe Biden, como un viejo “amigo de China” y refiriéndose a “los mil millones de dólares que su hijo tomó de la Chino”, una acusación que se vio obligado a retirar. Por su parte, Biden y los demócratas están atacando a Trump sobre una base igualmente xenófoba, acusándolo de no ser lo suficientemente rudo con China.

Navarro también arremetió contra China por incumplir su acuerdo comercial con los Estados Unidos firmado el 15 de enero, por presuntamente acceder ilegalmente a la investigación sobre vacunas en los Estados Unidos. El FBI y el Departamento de Seguridad Nacional, que hicieron las acusaciones, no han proporcionado evidencia de espionaje electrónico chino. Eso no impidió que Navarro declarara que China estaba “robando” la investigación de vacunas “para sacar provecho y retener al mundo como rehén”.

Navarro vinculó directamente su intento de hacer de Beijing un chivo expiatorio por la pandemia de COVID-19 con la guerra comercial contra China y su agenda proteccionista. Declaró absurdamente: “Me complace informar que este presidente, Donald J. Trump, en tres años y medio, construyó la economía más bella de la historia moderna. Y los chinos eliminaron eso en unos 30 días”.

De hecho, la pandemia de COVID-19 reveló la putrefacción interna y el declive histórico del capitalismo estadounidense que solo se aceleró bajo la administración Trump. Trump simplemente personifica el surgimiento de la oligarquía financiera parasitaria a expensas de la devastación de la economía real y, sobre todo, de la clase trabajadora.

Las medidas de guerra comercial defendidas por Navarro son un intento desesperado de mantener la hegemonía global del imperialismo estadounidense hundiendo a sus rivales, sobre todo China, por todos los medios posibles, incluyendo la guerra económica y militar. La semana pasada, Trump incluso amenazó con cortar todos los lazos económicos con China, alegando que esto ahorraría $500 mil millones en importaciones de China.

En respuesta a la pandemia de COVID-19, la Administración de Trump está preparando medidas punitivas contra China, algunas de las cuales ya han sido promulgadas. Estas incluyen la prohibición a los fondos de pensiones gubernamentales a invertir en acciones chinas y nuevas medidas severas para evitar que el gigante electrónico chino Huawei acceda a semiconductores.

Estas medidas están siendo acompañadas por la continua acumulación militar de los Estados Unidos en el Indo-Pacífico en preparación para el conflicto con China, así como provocaciones navales en el mar de China Meridional, adyacente a China continental. Como en la década de 1930, la actual crisis masiva del capitalismo global está llevando a la guerra comercial y la guerra. Navarro, como autor del libro The Coming China Wars (Las próximas guerras chinas, es muy consciente de las posibles consecuencias catastróficas de sus acciones.

(Publicado originalmente en inglés el 18 de mayo de 2020)

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