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Perspectiva

La riqueza de los milmillonarios en EE.UU. se dispara mientras se propaga la pandemia y casi 40 millones caen en el desempleo

La pandemia de coronavirus sigue causando estragos en la población estadounidense. El número de muertos superará los 100.000 durante el fin de semana, tras casi 1.300 nuevas muertes registradas ayer. Al mismo tiempo, el desempleo masivo se encuentra en niveles no vistos desde la Gran Depresión, con 40 millones solicitando beneficios por desempleo desde marzo.

Los milmillonarios estadounidenses, sin embargo, la están pasando fabulosamente bien. El Instituto de Estudios Políticos y Estadounidenses por la Justicia Fiscal informaron el jueves que, desde mediados de marzo, los milmillonarios de EE.UU. han añadido 434.000 millones de dólares a su patrimonio neto. En conjunto, los 630 estadounidenses más ricos controlan ahora 3,4 billones de dólares, un aumento del 15 por ciento en dos meses.

“Los cinco principales milmillonarios estadounidenses –Jeff Bezos, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Warren Buffett y Larry Ellison— vieron crecer su riqueza en un total de 75,5 billones de dólares, es decir, un 19 por ciento”, afirma el informe. “Juntos capturaron el 21 por ciento del crecimiento total de la riqueza de todos los más de 600 milmillonarios en los últimos dos meses. Las fortunas de [el CEO de Amazon] Bezos y [el CEO de Facebook] Zuckerberg juntas crecieron casi 60 mil millones de dólares, o 14 por ciento del total de 434 mil millones de dólares”.

Este aumento ha sido alimentado por la implementación de medidas de “expansión cuantitativa” ilimitada por parte de la Reserva Federal, que está inyectando 80.000 millones de dólares al día en el mercado de valores y el rescate de varios billones de dólares de la Ley CARES, aprobada unánimemente por los demócratas y los republicanos en el Congreso. La Reserva Federal tiene ahora 7 billones de dólares en activos en su balance, y el mercado de valores ha vuelto casi a los niveles prepandémicos.

Mientras los oligarcas reciben obsequios ilimitados, la amplia masa de la población se enfrenta a un terremoto que ha desencadenado un tsunami de devastación social. La cifra oficial de 40 millones de desempleados subestima enormemente el nivel de desempleo. Millones de personas no tienen derecho a los beneficios por desempleo o todavía no han podido pasar por los abrumados sistemas estatales.

Muchos de estos trabajos nunca volverán. El Instituto Becker Friedman de la Universidad de Chicago estima que el 42 por ciento de las pérdidas de empleo hasta el 25 de abril son permanentes. Esto significa que 11,6 millones de personas no podrán volver a trabajar.

“La crisis actual puede ser tan severa”, escribió un coautor del informe José María Barrero, “que la fracción de despidos temporales que se convierten en permanentes terminará siendo mucho mayor de lo que la evidencia histórica sugiere”.

Ya devastada por el crack de 2008, toda una generación de jóvenes que se gradúa de la escuela secundaria o la universidad se enfrenta al abismo de años de desempleo y subempleo, incapaz de formar una familia o tener una casa propia.

Millones de restaurantes, tiendas y otros pequeños negocios se irán a la quiebra y nunca volverán a abrir, dejando a los propietarios de pequeños negocios y a sus empleados sin nada. Al mismo tiempo, los déficits presupuestarios de la ciudad y el estado, derivados de la pérdida de ingresos fiscales, se utilizarán para justificar más recortes masivos en la educación y otros programas sociales.

Después de una moratoria temporal, los estados están procediendo a reanudar los desalojos de personas que están atrasadas en el pago de la renta. Oklahoma comenzará los desalojos el 26 de mayo. En Iowa y Wisconsin, los desalojos pueden proceder el 27 de mayo. En Texas, la prohibición estatal de desalojos expiró el martes pasado, y se espera un aumento de nuevos casos en los próximos días.

La política de la oligarquía financiera puede resumirse así: muerte y devastación social. Los ricos han utilizado la pandemia del coronavirus para entregarse billones de dólares, mientras que no se ha hecho nada para atender las necesidades de la población. La acumulación masiva de deuda debe ser pagada a través de la explotación de la clase trabajadora.

Con cada día que pasa, el carácter homicida de esta campaña se hace más evidente. El viernes, Trump declaró que las iglesias y otros lugares de culto son “esenciales” y exigió que se reabrieran “ahora mismo”, advirtiendo que anularía la orden de cualquier gobernador que lo contraríe.

Los epidemiólogos han advertido repetidamente que no se reanuden las grandes reuniones ya que pueden servir como vectores para que el virus se propague rápidamente en una comunidad. La reapertura de iglesias, sinagogas y mezquitas para servicios en persona, al igual que la reanudación de la producción en las plantas automotrices y otros lugares de trabajo en las últimas semanas, facilitará la propagación del virus mortal que ya ha infectado a más de 1,6 millones de personas en los Estados Unidos y se ha cobrado la vida de casi 100.000 personas.

El pensamiento de esta capa se puede encontrar en los comentarios de algunos de los oligarcas. Argumentando en contra de las medidas de distanciamiento social para limitar la propagación del virus, el ex director general y presidente de Goldman Sachs y el financista del Partido Demócrata, Lloyd Blankfein, tuiteó el jueves: “Los hospitales no están abrumados; la mayoría de nosotros estaremos expuestos de todos modos, ya que no podemos aislarnos hasta que haya una vacuna; y sabemos cuáles grupos necesitan protección contra los peores resultados. ¿El beneficio para la salud pública de los amplios cierres en este momento vale la pena que se dañen tanto los medios de vida?”

La principal preocupación de Blankfein, por supuesto, no son los medios de vida de los trabajadores, sino el daño que se puede hacer a su cartera de acciones si los trabajadores no vuelven a generarles ganancias

Luego estuvo el gerente de un fondo de inversión Ricky Sandler, CEO de Eminence Capital, quien ha creado un sitio web, ichooseherdimmunity.com para exigir que el Gobierno de los EE.UU. declare abiertamente que persigue la “inmunidad de rebaño”, es decir, permitir que el virus se extienda. Sandler ha pedido conciertos “benéficos” sobre el coronavirus, donde los jóvenes se infecten con el coronavirus para que los anticuerpos en su sangre puedan ser cosechados como tratamiento.

“Algunas de estas personas pueden incluso beneficiarse ya que son nuevos en aprender que tienen algún límite en su sistema inmunológico”, escribió Sandler casualmente.

La economía que la clase dominante se preocupa por “salvar” no tiene nada que ver con proteger ni mejorar las vidas de la clase trabajadora. Más bien, pretende implementar una vasta reestructuración de las relaciones de clase, utilizando la crisis social que enfrentan decenas de millones de personas como un látigo para recortar sus salarios y prestaciones.

La pandemia ha exacerbado enormemente la división de clases entre los ricos y la clase trabajadora. El saqueo abierto de la sociedad por parte de la clase dominante y su impulso homicida para reabrir la economía producirán un enorme malestar social y convulsiones revolucionarias.

En estas luchas, la clase trabajadora debe avanzar su propio programa político. El Partido Socialista por la Igualdad, en su declaración publicada el 21 de mayo, llamó a los trabajadores a crear comités de base de seguridad en sus fábricas y lugares de trabajo para coordinar acciones y asegurar que estén protegidos del virus en el trabajo y no lo propaguen a sus familias en casa.

La organización de la oposición en la clase obrera, declaró el PSI, “es inseparable de la lucha de los trabajadores contra la clase gobernante —la oligarquía corporativa y financiera— y su dictadura sobre la vida económica y política. Consecuentemente, es una lucha contra el capitalismo y por el socialismo, la reestructuración de la sociedad con base en satisfacer las necesidades sociales no el lucro privado.”.

Si la pandemia ha demostrado algo, es que los intereses de la clase obrera, la gran mayoría de la población, están en conflicto fundamental e irreconciliable con los intereses de la oligarquía y el sistema capitalista del que dependen su riqueza y su poder.

(Publicado originalmente en inglés el 23 de mayo de 2020)

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