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Perspectiva

Los equipos de trabajo Sanders-Biden y la debacle de la “revolución política” de Sanders

Con el anuncio de las propuestas de un “equipo de trabajo conjunto” entre Bernie Sanders y Joe Biden para la plataforma del Partido Demócrata en 2020, Sanders ha colocado el último clavo en el ataúd de su llamada “revolución política”.

La iniciativa del equipo de trabajo conjunto fue presentada por primera vez cuando Sanders endosó a Biden a mediados de abril. Los equipos de trabajo estuvieron compuestos por miembros dirigentes de las campañas de Sanders y Biden, incluyendo a dos miembros de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, todas las siglas en inglés), Alexandria Ocasio-Cortez y Sara Nelson, presidenta del sindicato Association of Flight Attendants-CWA. La iniciativa busca promover la “unidad partidaria” antes de las elecciones.

El resultado de la colaboración entre Biden y Sanders no es menos que un rechazo absoluto de todos los pilares de la campaña de Sanders en medio de la mayor catástrofe social y económica en la historia de EE.UU.

La ausencia más notable en las propuestas es la del sello distintivo de Sanders: el plan de “Medicare para todos”, que ha sido reemplazado por llamados a “reabrir los mercados de la Ley de Cuidado de Salud Asequible” y proveer una opción pública. Una reducción en la edad de elegibilidad para el seguro médico público Medicare de 65 a 60 años tiene como propósito servir como la hoja de parra “progresista” de Biden en temas de salud. Hace apenas cuatro años, la campaña de Hillary Clinton llamó a reducir el requisito de Medicare a los 50 años.

Otras de las políticas abandonadas que fueron centrales de la campaña de Sanders son la garantía federal a empleos, el Nuevo Trato Verde, la educación universitaria gratis y la abolición del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).

Por el contrario, las recomendaciones no vinculantes a la plataforma del Partido Demócrata consisten en trivialidades sobre garantizarle a todos los estadounidenses “equidad” y reformas menores que el Partido Demócrata no tiene ninguna intención de implementar.

De todos modos, la plataforma del Partido Demócrata carece de cualquier significado práctico. Muchos jóvenes y trabajadores recordarán cuando Sanders respaldó a Hillary Clinton y proclamó que ella y el partido en su conjunto habían adoptado “ la plataforma más progresista del partido en la historia”.

Sanders, quien está demostrando en tiempo real ser el porrista más ferviente del Partido Demócrata, está volviendo a sacar sus pompones para las elecciones del 2020. Después del anuncio de las propuestas de un equipo de trabajo, Sanders llegó a predecir que Biden podría convertirse en “el presidente más progresista” desde Franklin D. Roosevelet.

¿A quién cree que está engañando? Biden tiene un historial de casi 50 años de llevar a cabo los dictados de la clase gobernante. Apoyó la guerra de Irak y poner fin a las restricciones de Glass-Steagall sobre especulación financiera. Ayudó a aprobar leyes que van desde la encarcelación masiva de las capas más pobres y oprimidas de la población. Si quedara electo, el Gobierno de Biden, con la participación de muchos de aquellos involucrados en la iniciativa de “unidad”, presidirá una intensificación de la austeridad, mayores ataques a los derechos democráticos y una expansión de la guerra y el militarismo.

La subordinación de Sanders ante la campaña de Biden era completamente predecible y sigue la misma línea de su campaña. Mientras la realidad demuestra tan claramente la necesidad del socialismo, la respuesta de Sanders ha sido girar aún más hacia la derecha.

Vale la pena repasar los eventos de particularmente los últimos cuatro meses.

El último acto de la campaña de Sanders fue el voto del senador a favor de la Ley CARES de $2,2 billones el 25 de marzo. Antes de votar a favor del proyecto de ley, Sanders lo aclamó en el plenario del Senado, presentándolo como una bendición para los trabadores. En realidad, la legislación fue un despilfarro a favor de las corporaciones estadounidenses que permitió dedicar $6 billones para mantener la bolsa de valores a flote y cubrir cualquier pérdida sufrida por las mayores empresas.

El 8 de abril, cuando los casos de coronavirus en EE.UU. alcanzaban su primer pico y los hospitales se veían abrumados, Sanders anunció que dejaría las elecciones y celebró su rastrera discusión con Biden el 13 de abril.

Su capitulación ante Biden fue seguida por una entrevista con el Associated Press en la que denunció como “irresponsables” a cualquiera de sus simpatizantes que no hiciera campaña por Biden. Un día antes, Biden había dado su apoyo a la campaña de “regreso al trabajo” de Trump, cuando la cifra de muertos por COVID-19 en el país llegaba a los 10.000.

Poco después, varios de los principales asesores de la campaña de Sanders utilizaron su estructura organizacional para crear un nuevo super PAC [fondo electoral] llamado “Un futuro en el cual creer” para financiar la elección de Biden.

El 23 de mayo, cuando las muertes por COVID-19 en EE.UU. se acercaban a 100.000 y la riqueza de los superricos experimentaba un auge, el equipo político de Sanders amenazó a sus delegados: serían expulsados de sus puestos si criticaban a Biden o cualquier otro líder del Partido Demócrata.

Dos días después, George Floyd fue brutalmente asesinado por la policía, desencadenando protestas masivas, multirraciales y multiétnicas contra la brutalidad policial en todo EE.UU. y el mundo. En respuesta a estas protestas, Trump intentó llevar a cabo un golpe de Estado, movilizando a tropas en servicio activo para aplastar las protestas y establecer una dictadura presidencial.

Sanders guardó silencio ante estos acontecimientos. Cuando finalmente ser refirió a la situación, pidió un alza salarial para los policías.

Ahora, como resultado directo de las políticas bipartidistas del Gobierno, la pandemia se está saliendo de control. Esta semana, se reportaron 375.000 casos nuevos de coronavirus en Estados Unidos, más que el total de casos reportados en febrero, marzo y la primera semana de abril combinados. Los trabajadores están haciendo filas por hasta cinco horas en estados como Florida y Arizona solo para recibir pruebas. Muchos estados han llenado su capacidad de unidades de cuidados intensivos. Y más de 1,3 millones de personas presentaron solicitudes de beneficios por desempleo por primera vez la semana pasada, la quinceava semana seguida en que las solicitudes superan el millón y más de seis veces el número de solicitudes nuevas esa semana el año pasado. Además de esto, está aumentando la presión para que las escuelas persigan una imprudente reapertura en el otoño, al tiempo que crece la resistencia de sectores clave de la clase obrera industrial.

Son estas las condiciones en las que Sanders eligió anunciar sus propuestas de dizque “unidad”.

Las acciones de Sanders reflejan su función política de mantener la oposición social dentro del marco del Partido Demócrata. Como explicó el WSWS en febrero de 2016: “Sanders no busca crear una ‘revolución’, como afirma en sus discursos de campaña, sino prevenirla”.

Un sinfín de grupos dentro y en torno del Partido Demócrata, más notablemente los DSA, dedicaron los últimos cinco años promoviendo ilusiones en la campaña de Sanders. Desde que se acabó su campaña, DSA ha realizado docenas de reuniones por llamada para urgir a los trabajadores y jóvenes a no abandonar el Partido Demócrata. “Eventualmente”, explican, será necesaria tal ruptura, “pero no ahora”. A través de la bancarrota de la campaña de Sanders, expusieron su propia bancarrota también.

Los trabajadores y jóvenes necesitan extraer las lecciones necesarias de la experiencia de Sanders. En el fondo, no es una cuestión de probar la bancarrota de Sanders como un individuo, sino, más fundamentalmente, la de la perspectiva política que representa, el reformismo. Todos los países capitalistas avanzados tienen su especie de Sanders. En Reino Unido, está el corbynismo; en Grecia tuvieron la experiencia de Syriza; y en España, está Podemos.

La actitud del PSI hacia la campaña de Sanders y sus parientes en todo el mundo se basa en un análisis científico marxista arraigado en la historia, el cual no procede de lo que dicen las tendencias políticas o los individuos de sí mismos, sino de su historia, programa y los intereses de clase que representan.

El único camino adelante para la clase obrera es uno basado en una política auténticamente revolucionaria, no una “revolución política” para promover al Partido Demócrata, sino una revolución socialista para derrocar el capitalismo.

El Partido Socialista por la Igualdad está avanzando su propia campaña presidencial para elegir a Joseph Kishore y Norissa Santa Cruz para presidente y vicepresidenta de Estados Unidos. Nuestra campaña tiene por objeto divulgar nuestro programa y perspectiva internacional entre el mayor número de trabajadores y jóvenes posible, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Llamamos a todos los trabajadores y jóvenes a unirse a esta campaña y apoyar esta lucha.

(Artículo publicado originalmente el 11 de julio de 2020)

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