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Perspectiva

Demócratas y republicanos se preparan para recortar el suplemento por desempleo de los trabajadores

Unos 25 millones de trabajadores estadounidenses se enfrentan a una reducción o eliminación total de una adición federal de 600 dólares semanales a los beneficios estatales de desempleo cuando el pago suplementario autorizado por el Congreso en virtud de la Ley CARES expire el 25 de julio.

En medio de una pandemia furiosa y de la peor crisis económica desde la Gran Depresión, con al menos 30 millones de desempleados y nuevos reclamos por desempleo que superan el millón por semana, el suplemento es lo único que ha mantenido a muchas familias por encima del agua. Coincidiendo con el inminente fin de una moratoria federal sobre los desalojos y el vencimiento de las moratorias estatales, el recorte de la paga por desempleo impulsará a millones de personas a caer en la indigencia y la falta de vivienda.

Una encuesta reveló que el 37 por ciento de los inquilinos y el 26 por ciento de los propietarios temen quedarse sin hogar para fines del año. Los investigadores de la Universidad de Columbia dicen que esperan que el número de personas sin hogar aumente un 45 por ciento en EE.UU. en comparación con 2019.

El hambre, que ya está en aumento, seguirá aumentando. Feeding America informó que la gran mayoría de los bancos de alimentos todavía experimentaban un gran aumento en la demanda a principios de julio en comparación con hace un año. Casi el 30 por ciento de los que hacían cola para recibir alimentos eran clientes nuevos.

El Congreso se ha reunido esta semana antes del receso de agosto para considerar un nuevo proyecto de ley de estímulo por el coronavirus que contendrá, además de otro gigantesco obsequio para las grandes empresas, una reducción drástica o eliminación total del suplemento por desempleo.

Los republicanos del Congreso quieren la eliminación del suplemento o una reducción a entre 200 y 400 dólares. La Administración de Trump pide la eliminación del suplemento y un recorte en el impuesto federal sobre la nómina, lo que recortaría los fondos para el seguro social y el seguro médico público Medicare.

Tanto la Casa Blanca como los republicanos del Congreso demandan inmunidad corporativa ante las demandas relacionadas con el coronavirus. Esto equivale a una carta blanca para las empresas que se nieguen a tomar medidas para proteger a los trabajadores que se les da la “opción” de volver a trabajos inseguros o morirse de hambre.

Los demócratas han presentado un proyecto de ley que vincula el suplemento a la tasa oficial de desempleo en cada estado. Recortaría el beneficio en 100 dólares por cada punto porcentual de disminución de la tasa de desempleo de un estado, empezando por el 11 por ciento. Eso significaría un recorte inmediato en muchos estados.

Como parte de su guerra contra la ciencia, así como contra las pruebas y seguimiento de los casos de coronavirus, el presidente Trump también exigió que no se destinen fondos adicionales a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Hay una gran posibilidad de que el suplemento de 600 dólares caduque antes de que se apruebe un nuevo proyecto de ley y se convierta en ley. Una cosa es cierta: el nivel de vida de los trabajadores será reducido para romper la resistencia al regreso a los lugares de trabajo, como las plantas empacadoras de carne, las plantas automotrices, los centros de distribución de Amazon y las escuelas, que son criaderos del virus mortal.

La élite corporativa y sus secuaces políticos en ambos partidos están furiosos porque muchos trabajadores se están llevando a casa más dinero con el actual suplemento federal de desempleo que lo que se llevaban por los salarios casi pobres que prevalecen en la mayoría de los lugares de trabajo.

Es por eso que el suplemento ha sido atacado por varios periódicos alineados con los demócratas y los republicanos, desde el New York Times y el Washington Post hasta el Wall Street Journal. En un artículo de opinión particularmente cínico, el Times pidió que se convirtiera el suplemento de 600 dólares para los desempleados en un suplemento para los empleadores para animarlos a contratar a trabajadores despedidos.

El gobernador demócrata de Connecticut, Ned Lamont, se ganó los elogios de la prensa por un discurso en el que se opuso a la ampliación del suplemento alegando que “desalentaba el trabajo”.

Mientras el Congreso vacila cuando se trata de un suplemento que les ha permitido a millones de trabajadores mantener un techo para sus familias y poner comida en la mesa, se pone en acción y une sus manos de manera bipartidista cuando se trata de extender el Programa de Protección de Sueldos, un fondo para millonarios y multimillonarios empaquetado como una ayuda para las pequeñas empresas. La semana pasada el programa fue extendido por un voto unánime.

Las corporaciones están usando la pandemia como una oportunidad para llevar a cabo una reestructuración brutal que implica recortes salariales y la eliminación de millones de puestos de trabajo. Las compañías que recibieron miles de millones de dólares en el rescate corporativo de la Ley CARES, justificado en nombre de “salvar empleos”, se quedan con el dinero aunque anuncien enormes despidos.

La industria de las aerolíneas, que recibió 25 mil millones de dólares del rescate federal, está liderando el camino. American Airlines ha anunciado que despedirá hasta 25.000 trabajadores una vez que el programa federal de apoyo a la nómina termine el 1 de octubre. United amenaza con reducir hasta 36.000 puestos de trabajo. Delta les está exigiendo a los pilotos un recorte salarial del 15 por ciento.

Mientras tanto, se permite que la pandemia se propague libremente según la clase dirigente sigue su política criminal de “inmunidad de rebaño”, es decir, matando a los trabajadores “en exceso”, especialmente a los mayores que ya no son una fuente de plusvalía y ganancias. Wall Street aplaude mientras el índice bursátil Dow Jones aumenta junto con el número de infecciones y muertes por COVID-19, impulsado por el dinero ilimitado suministrado por la Reserva Federal.

Desde el comienzo de la pandemia, la principal preocupación de la élite gobernante de EE.UU. ha sido proteger su riqueza. Una vez que el paquete de rescate de la Ley CARES fue firmado como ley en marzo, el principal objetivo de ambos partidos patronales se convirtió en obligar a los trabajadores a volver a las fábricas para generarles ganancias y respaldar la montaña de deuda cada vez más grande.

La campaña homicida de regreso al trabajo está entrando en una nueva y aún más mortal etapa con el impulso de obligar a los maestros y trabajadores escolares a regresar a escuelas inseguras y deterioradas. A la élite gobernante no le podría importar menos cuántos trabajadores sean sacrificados por su maníaco afán de lucro y la expansión de las fortunas de los oligarcas corporativos.

El ataque al suplemento por desempleo de 600 dólares es un componente importante de la política de guerra de clases dirigida contra toda la población trabajadora. El recorte o la terminación del subsidio por desempleo es un arma en esta guerra.

Como escribió el World Socialist Web Site el 16 de julio:

Sería difícil imaginar un orden social más corrupto que el que existe actualmente. La pandemia se ha convertido en un factor favorable para el enriquecimiento de la oligarquía financiera. Mientras la crisis sea el pretexto para un rescate masivo por parte de la Reserva Federal, no hay ningún incentivo para controlarla.

El Partido Socialista por la Igualdad y sus candidatos en las elecciones de 2020, Joseph Kishore para presidente y Norissa Santa Cruz para vicepresidenta, exigen el fin de las campañas prematuras e inseguras de regreso al trabajo y a la escuela.

Los candidatos del SEP piden la derogación de la Ley CARES y la confiscación de los billones entregados a las corporaciones y los bancos. Ese dinero debe ser usado para proteger y expandir los beneficios de desempleo a los desempleados y detener todos los despidos. Se debe garantizar un ingreso completo a los trabajadores no esenciales que quedaron al margen de la pandemia, junto con un lugar de trabajo seguro y una paga por riesgo para los trabajadores esenciales que permanezcan en el trabajo.

El dinero también debe utilizarse para financiar un esfuerzo coordinado a nivel mundial para contener y erradicar el coronavirus, llevar a cabo un programa de emergencia para ampliar y renovar el sistema de atención de la salud, organizar a nivel internacional y sin fines de lucro el desarrollo de tratamientos curativos y una vacuna, y proporcionar un tratamiento médico de calidad e igualitario para todos los afectados.

La respuesta de los capitalistas a la pandemia ha expuesto la bancarrota y la podredumbre de todo el sistema. No hay forma de salir de la podredumbre de enfermedad, muerte y pobreza fuera de una lucha directa contra este sistema, la clase de parásitos que lo gobiernan y los partidos y políticos que imponen su voluntad.

(Publicado originalmente en inglés el 21 de julio de 2020)

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