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Pompeo visita Oriente Próximo para afianzar la alianza de Israel y los Estados del golfo contra Irán

El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, inició en Israel una visita de cinco días a Oriente Próximo, antes de viajar a Sudán, Baréin y los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Pompeo se reunió con el primer ministro Benjamin Netanyahu en Jerusalén el lunes, donde, según el Departamento de Estado de EE. UU., ambos discutieron “cuestiones de seguridad regional relacionadas con la influencia maliciosa de Irán, el establecimiento y la profundización de las relaciones de Israel en la región, así como la cooperación para proteger las economías de EE.UU. e Israel frente a inversores malignos”, es decir, China.

En una breve rueda de prensa después de su reunión, Netanyahu elogió a Washington por su régimen de sanciones unilaterales contra Irán, al que acusó salvajemente de “atacar países con cohetes, con terrorismo, con pillaje, saqueo y asesinatos en todo Oriente Próximo”. También se jactó de que Estados Unidos continuaría “asegurando la ventaja cualitativa de Israel” en términos de poderío militar la región, incluso mientras aumenta las ventas de armas a los jeques petroleros del golfo Pérsico.

El secretario de Estado, Mike Pompeo (crédito: Foto oficial de la Casa Blanca por Andrea Hanks)

Si bien a Israel le gusta promocionarse como el aliado clave de Washington en la región, Pompeo dejó muy en claro quién es el amo en esta relación y que los vínculos comerciales e inversiones cada vez mayores de China con Israel eran inaceptables. El secretario de Estado indicó que ambos discutieron “el desafío que presenta el Partido Comunista Chino al mundo entero”.

La reunión siguió a la negativa del Consejo de Seguridad el 14 de agosto de extender un embargo de armas contra Irán cuando la prohibición actual finalice en octubre. Ayer, el presidente del Consejo de Seguridad desestimó la demanda de Estados Unidos de invocar el mecanismo de “retroceso” y volver a imponer las sanciones contra Irán que estaban vigentes antes del acuerdo sobre el programa nuclear de Teherán a la luz de la retirada unilateral de Washington del tratado. Estos reveses han provocado una furiosa respuesta estadounidense que acusa a los países opositores de “apoyar a los terroristas”.

Pompeo también se reunió con el ministro de Defensa y vice primer ministro Benny Gantz y el ministro de Relaciones Exteriores Gabi Ashkenazi. Después de la reunión, Gantz dijo que los dos países avanzarían “una línea intransigente hacia Irán”, que según él era un peligro para el mundo, la región e Israel. Añadió: “Actuaremos a través de líneas diplomáticas, de defensa y económicas, y responderemos con fuerza y determinación para salvaguardar la estabilidad regional. No permitiremos que Irán consiga armas nucleares y actuaremos en todos los frentes y por todos los medios para evitarlo”.

Lo más controvertido es que Pompeo rompió con la tradición de los secretarios de Estado en funciones de evitar la actividad política partidista abierta, particularmente en el extranjero, utilizando Jerusalén, que juega bien con la base evangélica de los republicanos, como telón de fondo para grabar un discurso para la Convención Nacional Republicana.

Su visita a Tel Aviv se produce a raíz del acuerdo negociado por Estados Unidos entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos para “normalizar” las relaciones entre ambos Estados, cuyo propósito es afianzar una alianza entre las petromonarquías sunitas e Israel contra Irán.

La normalización de las relaciones, que han estado encubiertas durante años, es supuestamente el quid pro quo para que Israel detenga los planes de anexar extensiones de tierra palestina en Cisjordania, las cuales ha ocupado desde la guerra de junio de 1967. Por lo tanto, deja de lado el futuro de los palestinos, el cual había definido por décadas, al menos formalmente, la actitud de los Estados árabes hacia el Estado sionista. Más importante aún, está vinculado con el régimen de sanciones de “máxima presión” de la Administración de Trump contra Irán.

Estas sanciones punitivas, equivalentes a un estado de guerra, tienen como objetivo derrocar al Gobierno de Irán e instalar un régimen clientelar que apuntale la hegemonía estadounidense sobre la región rica en recursos naturales de Oriente Próximo y fortalezca su posición contra China. Israel, como el principal perro de ataque de Washington en la región, desempeña un papel clave en esta ofensiva.

Complementando la campaña de “máxima presión” de Washington contra Irán, la política del propio Israel hacia Teherán, conocida como la “campaña entre guerras”, involucra ataques dirigidos contra los aliados de Irán en Siria, Líbano e Irak, con el fin de evitar que Irán establezca una posición ventajosa en caso de una conflagración directa. Esto ha incluido cientos de ataques contra milicias respaldadas por Irán, como Hezbolá en Líbano y sus depósitos e instalaciones de armas en Siria, y contra soldados del régimen sirio.

Los políticos israelíes han comenzado a reconocer abiertamente que Israel está detrás de estos ataques, transformando su llamada guerra en la sombra con Irán en un conflicto más abierto y directo.

Desde 2018 y cada vez más después de que la Administración de Trump abandonara unilateralmente el acuerdo nuclear de 2015 con Irán, esto se ha convertido en la “doctrina del pulpo”, que Naphtali Bennett, quien luego se convertiría en ministro de Defensa y es ahora líder del partido de oposición de extrema derecha Yamina, describió como yendo tras la “cabeza”, es decir, tras Irán. Dijo: “Cuando los tentáculos del pulpo te golpeen, no luches solo contra el tentáculo, sino que asfixia su cabeza. Lo mismo ocurre con Irán”.

Esto ahora implica atacar directamente a los asesores y funcionarios iraníes y sus instalaciones, en lugar de solo atacar a los aliados iraníes, y se cree que los ataques israelíes han matado a docenas de iraníes en Siria en los últimos años, después de haber sido aprobados por la Administración de Trump, además de dañar y destruir instalaciones dentro del propio Irán.

El martes, Pompeo viajó a Sudán en lo que dijo fue el primer vuelo oficial sin escalas entre los dos países. Allí se reunió con el primer ministro Abdalla Hamdok y el presidente del Consejo Soberano, el general Abdelfatah al-Burhan, para “expresar su apoyo a la profundización de la relación Sudán-Israel”. Esta es una tapadera para discutir las condiciones de Washington para apoyar al Gobierno de transición dominado por los militares de Sudán. El nuevo Gobierno se estableció tras el derrocamiento en abril pasado del dictador Omar al-Bashir, cuyo régimen alineado con la Hermandad Musulmana era respaldado por Turquía y Qatar, en un golpe militar preventivo que fue respaldado por los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.

Sudán quiere ser eliminado de la lista estadounidense de patrocinadores estatales del “terrorismo”, que depende de que finalice un acuerdo de compensación para las víctimas de los atentados de 1998 contra las Embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania.

La visita de Pompeo sigue a una reunión entre Netanyahu y al-Burhan durante el viaje de Netanyahu a Uganda en febrero pasado que aseguró la apertura de un nuevo corredor aéreo que acortó los vuelos israelíes a Sudamérica. Sin embargo, los funcionarios sudaneses han enviado señales contradictorias sobre la voluntad del país de establecer relaciones diplomáticas oficiales con Israel, que se considera una condición necesaria pero impopular para el apoyo estadounidense.

Pompeo también se reunirá con el príncipe heredero de Bahréin, Salman bin Hamad Al Khalifa, en Manama, que alberga a la Sexta Flota de Estados Unidos y sus 9.300 soldados y familias. Si bien se había identificado a Bahréin como uno de los Estados que probablemente seguiría el ejemplo de los EAU, la dependencia económica y militar del país de su vecina Arabia Saudita hace que esto sea incierto. Riad, que fue el autor de la Iniciativa Árabe de 2002 que hace que la normalización con Israel dependa de un Estado palestino, se ha negado a seguir el ejemplo de los Emiratos Árabes Unidos hasta que Israel firme un acuerdo de paz con los palestinos.

Pompeo visitará los Emiratos Árabes Unidos, que alberga a unos 3.500 militares estadounidenses en sus bases. Es un importante comprador de sofisticado equipo militar estadounidense, incluidas defensas antimisiles y aviones de combate, sistemas de entrenamiento e inteligencia, y apoya la política de Washington hacia Irán. En discusión está la venta de aviones de combate Lockheed Martin F-35 y otras armas avanzadas al país.

Netanyahu se ha opuesto a la venta para evitar que cualquier Estado árabe obtenga la equivalencia militar con Israel, y Abu Dhabi canceló una reunión con funcionarios israelíes y estadounidenses para formalizar la normalización, debido a la oposición de Netanyahu al acuerdo. Pero Pompeo desestimó sus preocupaciones con bromas sobre el compromiso de Washington de “mantener la ventaja militar cualitativa de Israel” en función de la legislación requerida aprobada en 2008.

Pompeo se comprometió a reforzar las capacidades de defensa de los Emiratos Árabes Unidos y dijo: “También tenemos una relación de seguridad de más de 20 años con los Emiratos Árabes Unidos, donde les hemos proporcionado asistencia técnica y asistencia militar”. Añadió: “Ahora continuaremos revisando ese proceso para asegurarnos de que les estemos entregando el equipo que necesitan para proteger y defender a su propia gente de esta misma amenaza, también de la República Islámica de Irán”.

Concluirá la gira por Oriente Próximo en Omán, estratégicamente ubicado en el estrecho de Ormuz, por donde debe pasar gran parte del petróleo de la región. Israel había mantenido vínculos secretos con Omán desde la década de 1970, e incluso estableció una oficina allí después de la firma de los Acuerdos de Oslo, aunque esta se cerró después de la brutal represión por parte de Israel de la intifada palestina en 2000-2005. Desde entonces, las relaciones se han calentado, lo que llevó a una visita oficial de Netanyahu a Omán en octubre de 2018.

Jared Kushner, yerno de Trump y asesor principal sobre Oriente Próximo, está listo para dar seguimiento a las visitas de Pompeo.

A pesar de la condición de paria de Israel en el mundo árabe, las relaciones se han vuelto cada vez más estrechas. Egipto ha jugado un papel clave en el mantenimiento del bloqueo israelí de Gaza durante 13 años, mientras que Israel ha bombardeado al Estado Islámico y otras milicias islamistas en la península del Sinaí para ayudar a Egipto y ha permitido que Qatar envíe millones de dólares cada mes a Gaza. Israel ha apoyado a Arabia Saudita contra Irán y su aliado libanés Hezbolá, citando la “subversión regional” de Irán, y ha construido vínculos encubiertos con Riad en los últimos años.

(Publicado originalmente en inglés el 26 de agosto de 2020)

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