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México se queda sin certificados de defunción con 122,765 “muertes en exceso” reportadas durante la pandemia

El sábado, el Gobierno mexicano informó que ha habido al menos 122,765 “muertes en exceso” entre mediados de marzo y el 1 de agosto.

El recuento de “exceso de muertes”, que representa el aumento en el número total de muertes en un país dado sobre el número promedio histórico de muertes durante el mismo período, sirve para exponer el subregistro bruto de muertes por COVID-19, no solo en México, sino en países de todo el mundo. Los epidemiólogos están de acuerdo en que estimar el exceso de muertes es la mejor manera de evaluar el impacto de la pandemia.

México ha reportado unas 69,095 muertes confirmadas por COVID-19 y 629,409 casos. El país tiene el cuarto número de muertos más alto del mundo, detrás de India (75,062 muertes), Brasil (128,694 muertes) y Estados Unidos, que ocupa el primer lugar, con 194,367 muertes.

Dado que al menos 600 personas mueren diariamente, el exceso de muertes estimado hasta el 1 de agosto colocaría el número real de muertos de México hoy por delante del número oficialmente registrado en Brasil y cerca del de Estados Unidos.

Hace aproximadamente 20 días, muchos estados mexicanos comenzaron a quedarse sin certificados de defunción. Este ha sido el caso particularmente en comunidades empobrecidas y de clase trabajadora en el estado de México —el estado más poblado— así como en la Ciudad de México y Baja California, según el viceministro de Salud, Hugo López-Gatell, quien lidera la respuesta a la pandemia del gobierno.

Los trabajadores de la salud mexicanos protestan [Crédito: Facebook]

A pesar de la rápida propagación del mortal virus, la mayoría de la población de México no ha podido dejar de trabajar. Si bien muchos trabajadores temen infectarse, el eslogan de los pobres se ha convertido en que solamente pueden elegir entre “morir de COVID o morir de hambre”. La mitad de los 127 millones de habitantes de México no ganan lo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas y uno de cada cinco padece hambre. Más de la mitad de los niños de México viven en la pobreza, y un estudio de las Naciones Unidas encontró que el 14 por ciento de los niños sufren de retraso en el crecimiento como resultado de la desnutrición.

Un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) encontró que al menos 16 millones más de personas caerán en la pobreza extrema. Según la UNAM, el Gobierno mexicano necesita gastar mensualmente 15 mil millones de pesos (alrededor de US$705.277 millones), para asegurar la provisión de la canasta básica de alimentos para los 32 millones de personas que viven en pobreza extrema en los próximos meses.

Para agravar el problema, la población mexicana recibe poca o ninguna ayuda estatal en forma de compensación por desempleo o asistencia social, en un país donde al menos el 58 por ciento de la clase trabajadora mexicana depende de la economía informal, que comprende el 30 por ciento del producto interior bruto del país (PIB). Otro 25 por ciento del PIB de México se deriva de la vasta industria maquiladora dirigida principalmente por corporaciones multinacionales en la frontera entre Estados Unidos y México. Este sector industrial permaneció abierto durante la pandemia, debido a la presión del capital financiero internacional, particularmente de Estados Unidos.

Sergio Moctezuma, secretario de Trabajo del estado de Baja California, dijo que en el estado, “la gran mayoría de las personas infectadas son trabajadores de fábricas”. A mediados de mayo, la Secretaría de Salud del Norte de Baja California anunció que, en ese momento, el 83 por ciento de las muertes oficiales (432 de 519) fueron de trabajadores de maquiladoras, en una industria en la cual, la mayoría de los trabajadores tienen entre 25 y 45 años.

Un informe de abril de 2020 del Banco Mundial encontró que 51,2 millones de personas se consideran en o por debajo de la línea de pobreza. El informe agrega que “la desigualdad en México ... se encuentra entre las más altas de los países de la OCDE”. El enorme grado de desigualdad social en México, la cual involucra malas condiciones de vida e infraestructura pública deficiente para amplias masas de la población, significa que el virus ha encontrado las condiciones ideales para su propagación.

Adicionalmente, el 6,2 por ciento de la población, alrededor de 1,8 millones de personas, “no tiene acceso a una higiene estándar limitada”. (Esta misma condición afecta a aproximadamente el 35 por ciento de la población mundial o alrededor de 2,5 mil millones de personas, según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos).

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no ha hecho nada para evitar el devastador número de víctimas del virus de la clase trabajadora y los pobres de México.

Su gobierno, además, ha acordado utilizar a la población mexicana como conejillos de indias para que las compañías farmacéuticas de Estados Unidos, Rusia y China prueben sus vacunas a gran escala. Si bien no protege necesariamente a la población mexicana del virus y potencialmente causa efectos dañinos, AMLO espera utilizar estos ensayos para suprimir las preocupaciones populares a medida que el Coronavirus se propaga sin control.

El Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) anunció en un comunicado esta semana que había llegado a un acuerdo con Landsteiner Scientific y la administración de AMLO para distribuir 32 millones de dosis de su Vacuna contra el Coronavirus Sputnik V en noviembre. “Se espera que las entregas comiencen en noviembre de 2020, sujetas a la aprobación de los reguladores de México”, según el representante de RDIF. México también se ha comprometido a participar en ensayos clínicos de última etapa para vacunas desarrollados por la empresa estadounidense Johnson & Johnson y dos empresas chinas.

El mes pasado, AMLO anunció de manera falsa que los pobres de México recibirían igualdad de acceso a la atención médica y vacunas gratuitas, afirmando que “todos los ciudadanos tendrán acceso a la vacuna y no debe haber preocupación por los pobres, ya que serán vacunados con la misma urgencia. No serán las últimas personas en recibirla”.

Mientras AMLO pinta un mundo de fantasía en el que los pobres tienen igual acceso a la atención médica, la realidad sobre el terreno es que decenas de miles de pobres están muriendo porque no pueden permitirse quedarse en casa sin trabajar o alejarse de la sociedad, y carecen de acceso a una higiene básico. Según datos del FMI, México solo ha gastado el 0,2 por ciento de su PIB en 2020 para abordar la pandemia, mientras que otras naciones han dedicado el 2,1 por ciento de su PIB en promedio.

Según los registros públicos de la base de datos de supervisión epidemiológica de México, al menos el 75 por ciento de las muertes por Coronavirus en México —que asciende a 51,821 personas— los pacientes nunca recibieron ningún tratamiento con ventilador o cualquier otra forma de tratamiento de cuidados intensivos antes de morir, lo cual hubiera podido salvar sus vidas.

La catastrófica crisis de salud de COVID-19 ha expuesto la negligencia y la criminal incompetencia de la burguesía mexicana. Según la OCDE, México ocupa el último lugar en la implementación de pruebas a gran escala. En promedio, en México se realizan 0,4 pruebas por cada mil habitantes, mientras que los otros 36 países miembros de la OCDE han realizado en promedio 22,9 pruebas por cada mil habitantes.

La gran cantidad de muertos también ha tenido un efecto devastador en los trabajadores de primera línea. Amnistía Internacional informó la semana pasada que México tiene el mayor número de muertes confirmadas por COVID-19 entre el personal médico del mundo. Un total de 1.410 trabajadores de la salud han muerto y 104.590 han dado positivo. El Financiero informó que ha habido más de 100 protestas callejeras por parte de trabajadores de la salud de diversas instituciones, exigiendo condiciones laborales seguras para enfrentar la pandemia.

AMLO y su partido MORENA llegaron al poder empleando una fraseología populista para presentarse como el “cambio” muy necesario para México. Sin embargo, su Gobierno es la continuación del antiguo Gobierno reaccionario de la burguesía nacional mexicana, orientado a proteger sus intereses de clase y los de las corporaciones transnacionales.

Junto con todos los gobiernos del mundo, la administración de MORENA ha dejado en claro su indiferencia por la muerte de decenas de miles de trabajadores como resultado de sus políticas pro capitalistas. Es fundamental que, como respuesta, la clase trabajadora se una a nivel internacional para luchar por el Socialismo.

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[1 septiembre 2020]

(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 de septiembre de 2020)

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