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Perspectiva

En la medida en que reabren los negocios y las escuelas, los expertos advierten de “huracán” de contagios de COVID-19

Mientras los estados en todo EE.UU. reabren los negocios y las escuelas, los expertos sanitarios están advirtiendo de un repunte masivo de casos de COVID-19 en los próximos meses en la medida en que prevalezcan las nuevas variantes del virus.

Los epidemiólogos y otros expertos de salud advirtieron el domingo que el nivel actual estable de contagios de coronavirus en Estados Unidos es tan solo temporal y podría dar paso a otro rebrote aún peor, particularmente si la población estadounidense sigue las pautas de los gobiernos estatales que han finalizado sus órdenes de uso de mascarillas y otras restricciones.

La advertencia más fuerte vino del Dr. Michael Osterholm, un exasesor sobre el coronavirus del equipo de transición de Biden y director del Centro para Investigaciones y Políticas de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota. Declaró en el programa “Meet the Press” de NBC que “estamos en el ojo del huracán en este momento. Parece que las cosas van muy bien. Puedes ver el cielo despejado”. Pero la realidad es que se avecina una nueva tormenta, dijo.

Pacientes de COVID-19 en un hospital de campo construido dentro del coliseo deportivo en Santo André, en las afueras de São Paulo, Brasil, 4 de marzo de 2021 (AP Photo/Andre Penner)

Mencionó el aumento de casos de la cepa B117, llamada la variante británica, que pasó de representar entre uno y cuatro por ciento de los virus analizados hace cuatro semanas a entre 30 y 40 por ciento en la actualidad. “Y lo que hemos visto en Europa, cuando cruzamos el 50 por ciento, puedes ver un repunte de casos. Así que, en este momento, tenemos que proteger a EE.UU. lo más posible de este virus, sin abandonar ninguna medida de salud pública que hayamos tomado. Y necesitamos vacunar a las personas lo más rápido que podamos”.

Aunque felicitó a la Administración de Biden por acelerar la distribución de vacunas, señaló que más de la mitad de los ancianos estadounidenses, el grupo de edad más vulnerable en términos de muertes por coronavirus, aún no han sido vacunados, incluyendo un gran número de personas que viven en centros de atención a largo plazo.

El Dr. Osterholm añadió una advertencia sobre la reapertura de las escuelas, señalando que la variante B117 es especialmente infecciosa en los entornos escolares y que se han encontrado grandes grupos o clústeres de infecciones en su estado natal de Minnesota, relacionados con la reanudación de los deportes en las secundarias. En este punto, su anfitrión Chuck Todd se apresuró a terminar la entrevista.

En otros programas dominicales, los expertos más vinculados al Gobierno de Biden se limitaron a advertir sobre el impacto del levantamiento de las órdenes de uso de mascarillas. Diecisiete estados de EE.UU. han levantado las órdenes o nunca las tuvieron, siendo Texas el primer estado con una gran población urbana en eliminarlas.

El Dr. Anthony Fauci declaró en el programa “Face the Nation” de CBS que el reciente descenso de casos está empezando a estabilizarse, y que “estabilizarse en un nivel de 60.000-70.000 nuevos casos al día no es un nivel aceptable. Es realmente muy alto”. A juzgar por el ejemplo de Europa, donde un nivel estable de contagios hace varias semanas fue seguido por un aumento de casos, advirtió que se trata de un peligro real. “Sería realmente arriesgado volver a tener otro aumento”, concluyó.

En ABC News, el Dr. Ashish Jha, de la Universidad de Brown, otro antiguo asesor del equipo de transición de Biden, trató de darle un tinte favorable a las cifras, pero admitió el absoluto desperdicio que suponen las nuevas muertes provocadas por la relajación de las restricciones y las órdenes de uso de mascarillas. “Cualquiera que se infecte hoy y muera en tres o cuatro semanas es alguien que se habría vacunado dentro de un mes”, dijo. “Por eso es urgente seguir un poco más”.

Todas estas advertencias se produjeron mientras los programas de noticias mostraban escenas de miles de bañistas sin mascarillas y sin distanciamiento en las playas de Florida durante las vacaciones de primavera, alentados por el gobernador Ron DeSantis y otros funcionarios estatales que han presentado el “derecho” a infectar a otros e infectarse como la esencia de la “libertad.” Todo ello en condiciones en las que los jóvenes de entre 17 y 25 años pueden contraer el COVID-19 y contagiarlo con la misma facilidad que cualquier otro grupo de edad.

En una conferencia de prensa celebrada el viernes en Ginebra, los máximos responsables de la Organización Mundial de la Salud hicieron advertencias aún más alarmantes. El director general de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, señaló especialmente el enorme aumento de casos en Brasil, que ha pasó de 114.000 casos semanales en noviembre a 374.000 en febrero, y de 2.500 muertes semanales a 8.000 en el mismo periodo. Durante este lapso, Brasil se ha convertido en la plataforma de lanzamiento de muchas nuevas variantes del virus, algunas más infecciosas o más resistentes a los anticuerpos.

El Dr. Michael Ryan, director de la OMS para emergencias sanitarias, dijo que el “abandono” de las medidas sociales impuestas para limitar la propagación de la pandemia debía llevarse a cabo con mucho cuidado y requería reanudar un fuerte rastreo de contactos y otras medidas preventivas que se han desechado en gran medida en los países más afectados. Se mostró especialmente preocupado por el abandono del uso de mascarillas y el distanciamiento social. “Entiendo lo que está impulsando esto. Creemos que estamos fuera de esto, pero no es así”, advirtió. “No debemos desperdiciar la esperanza que aportan las vacunas bajando la guardia en otros ámbitos”.

Estas advertencias, ya sean abiertas y directas o envueltas en consideraciones de carácter político y diplomático, son consistentes en su orientación: el aparente éxito de las vacunas, al menos en algunos países, no altera la realidad de que es una pandemia mundial. Las medidas de protección más rigurosas siguen siendo necesarias, tanto en los países donde la vacunación ha tenido algún impacto, como en Estados Unidos y partes de Europa, como en aquellos, como la mayor parte de América Latina, África y Asia, donde la vacunación masiva sigue siendo una promesa vacía.

El levantamiento de las medidas de protección en muchos estados de EE.UU. y el repudio rotundo de las mismas por parte de jefes de Estado como el presidente fascistizante de Brasil, Jair Bolsonaro, son crímenes de lesa humanidad. Este calificativo se aplica también a la campaña de regreso a las aulas acogida por el Gobierno de Biden y aplicada por los Gobiernos estatales y locales encabezados por el Partido Demócrata.

A principios de esta semana, el gobernador de Arizona, el republicano Doug Ducey, ordenó que todas las escuelas primarias ofrezcan clases presenciales, y les seguirán las escuelas medias y secundarias.

Las zonas controladas por los demócratas también están avanzando en la reapertura de las escuelas. Chicago permitirá que los estudiantes de secundaria vuelvan a clases a partir de hoy, mientras que el distrito escolar de San Francisco dijo el viernes que reabrirá las escuelas a partir del 12 de abril. El viernes, el Consejo de Educación de Massachusetts siguió adelante con la reapertura de las escuelas otorgando al comisionado de educación del estado el control sobre cuándo se puede reanudar la instrucción presencial, desafiando a las autoridades locales.

La realidad de la política llevada a cabo por la clase dirigente estadounidense fue expuesta de la forma más brutal por el gobernador Tate Reeves de Mississippi, cuando apareció el domingo en el programa “State of the Union” de CNN. “Nuestro objetivo en Mississippi nunca ha sido librarnos del virus o asegurarnos de que ningún habitante de Mississippi contraiga el virus”, dijo, “porque no creemos que sea un objetivo realista”. Añadió que “nuestro enfoque ha sido no sólo proteger vidas, sino también proteger los medios de vida. Tenemos que poner en marcha nuestra economía, para que los individuos puedan volver a trabajar”.

Ya sean enunciadas o bien con el acento sureño de Reeves o bien las incoherentes bromas de Joe Biden o los desvaríos fascistizantes de Bolsonaro, la política de la aristocracia financiera es la misma. La política ante el coronavirus está subordinada a la defensa del sistema capitalista. Las exigencias de ganancias de las corporaciones y los bancos tienen prioridad sobre la salud de los trabajadores y sus familias.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 7 de marzo de 2021)

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