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La lucha por la revolución permanente en el sur de Asia

Deepal Jayasekera es el secretario nacional adjunto del Partido Socialista por la Igualdad, la sección de Sri Lanka del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI). Ha escrito extensamente sobre la política del subcontinente indio y sobre la cuestión nacional en Sri Lanka. Hizo estas declaraciones en el mitin en línea del 1 de mayo de 2021 celebrada por el World Socialist Web Site y el CICI el 1 de mayo.

Discurso de Deepal Jayasekera en el Mitin Internacional en Línea del Primero de Mayo de 2021

Queridos camaradas, la pandemia de COVID-19 está aumentando en el sur de Asia, trayendo consecuencias mortales para casi los 1.900 millones de habitantes de la región.

Para el Primero de Mayo del año pasado, hubo alrededor de 50.000 casos de coronavirus y casi 2.000 muertes por la pandemia en el sur de Asia. En un año, el número de infecciones ha aumentado a la asombrosa cifra de 19 millones y más, un aumento de 380 veces, con más de 230.000 muertes, un aumento de 115 veces.

Esta oleada de casos y muertes por coronavirus es el resultado de las políticas criminales de las élites gobernantes de todo el mundo, que han antepuesto los intereses de lucro de las grandes empresas a las vidas humanas.

La pandemia de COVID-19 es un problema mundial y no se puede superar dentro de un solo país o incluso dentro de una sola región. La clase trabajadora internacional debe tomar el asunto en sus propias manos para movilizar los recursos disponibles a nivel mundial para luchar contra la pandemia mortal.

A principios del año pasado, habiendo ignorado el peligro inminente de la pandemia, los gobiernos del sur de Asia —principalmente India, Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka— se vieron obligados a declarar cierres en marzo de 2020. Sin embargo, estos confinamientos no se habían asociado adecuadamente con medidas cruciales, como las pruebas masivas y el rastreo de contactos, o, sobre todo, la asignación sustancial de recursos financieros para mejorar los sistemas públicos de salud, que ya no cuentan con suficientes fondos, y brindar apoyo a los millones de trabajadores que habían perdido sus ingresos debido al cierre de empresas e industrias.

Los gobiernos han fracasado miserablemente en lograr sus objetivos declarados. Además, los líderes burgueses se movieron para reabrir rápidamente las industrias, para defender los intereses de lucro de los capitalistas. Incluso bajo la rápida propagación actual de la pandemia, las élites gobernantes del sur de Asia, al igual que sus contrapartes mundiales, continúan con su implacable política oficial de "inmunidad colectiva" y de mantener abierta la economía.

La India se ha convertido en un epicentro de la pandemia, y reporta el mayor número de casos diarios en cualquier país del mundo. Desde el 22 de abril, ha estado registrando más de 300.000 casos diarios, elevando el total de infecciones por COVID-19 a casi 18 millones, solo superado por los EE. UU. y marcando el segundo mayor número de casos totales en el mundo.

Desde el 21 de abril, se han reportado más de 2.000 muertes por día. A partir de ahora, el número total de muertos en India ha aumentado a más de 200.000. Incluso bajo la desastrosa situación actual, el gobierno de Modi sigue descartando un cierre nacional para controlar la pandemia, colocando los intereses de lucro de los capitalistas sobre las vidas de cientos de millones de personas.

En Pakistán, el gobierno del primer ministro Imran Khan fue el último en imponer un cierre en la región y el primero en levantarlo el año pasado. Bajo las actuales condiciones mortales de la pandemia, con más de 800.000 casos en total y más de 17.000 muertes, Pakistán ahora descarta otro cierre nacional.

En Bangladesh, con más de 750.000 casos de COVID-19 y más de 11.000 muertes, la primera ministra Sheikh Hasina se ha visto obligada a declarar un confinamiento, que se ha extendido hasta el 5 de mayo. Pero subrayando el compromiso de su gobierno con los intereses de lucro de las grandes empresas, industrias, incluido el sector de la confección, han sido autorizadas a funcionar.

En Sri Lanka, los alardes del gobierno de controlar la pandemia se ven afectados por una segunda ola del virus. Se ha informado de un total de 100.000 casos y un número de muertos de más de 650. No obstante, el gobierno del presidente Gotabhaya Rajapakse se niega a imponer un cierre, siguiendo el ejemplo de Modi. En cambio, el gobierno culpa a la gente, insistiendo en que vivan con el virus actuando de acuerdo con las pautas de salud.

Como parte del resurgimiento internacional de la clase trabajadora, los trabajadores y las masas oprimidas en el sur de Asia han entrado en luchas, incluidas huelgas y protestas.

Debido a la crisis económica intensificada por la pandemia, los gobiernos y las empresas de la región han impuesto una pesada carga económica sobre los trabajadores, lo que ha provocado un asalto a los puestos de trabajo, los salarios y las condiciones de vida.

En Sri Lanka, solo durante los últimos meses, maestros, trabajadores de los sectores de la salud, correos, electricidad, suministro de agua y alcantarillado, bancos y ferrocarriles, así como las plantaciones, el turismo y las industrias de la confección han llevado a cabo protestas y huelgas en los sectores público y privado.

La clase dominante ha respondido a estas huelgas buscando dividir y debilitar a la clase trabajadora, con el objetivo de aplastar a la creciente oposición de la clase trabajadora movilizando fuerzas fascistoides fomentando el comunalismo y acelerando los preparativos para un gobierno dictatorial militar-policial. Actúe "como un Hitler", declaró el ministro de Transporte Dilum Amunugama, instando al presidente Rajapakse a establecer una dictadura presidencial para aplastar a la creciente oposición, señalando la campaña de sectores de la élite de Sri Lanka.

Para contrarrestar estas medidas reaccionarias de la élite gobernante, el Partido Socialista por la Igualdad (el PSI, o SEP en siglas inglesas) en Sri Lanka lucha para unir a los trabajadores cingaleses, tamiles y musulmanes a través de divisiones comunales, en un movimiento independiente basado en un programa socialista.

En línea con la perspectiva del CICI, en oposición a los preparativos de la guerra imperialista y la dictadura, y sobre la base de una estrategia políticamente independiente, el PSI (Sri Lanka) ha dado un paso adelante para construir un amplio movimiento obrero en el sur de Asia.

A la clase trabajadora se le ha impedido montar un movimiento político tan independiente principalmente por el papel traicionero de los llamados partidos y sindicatos de izquierda, como el Partido Comunista Estalinista de la India (marxista), o CPM, y el Partido Comunista de la India, o CPI.

En Sri Lanka, todos los sindicatos, incluido el CWC en las plantaciones y las zonas francas y el Sindicato de Empleados de Servicios Generales, están colaborando abiertamente con el gobierno y las empresas para imponer ataques a los puestos de trabajo, los salarios y las condiciones de trabajo, hasta el punto de incitar a la policía para detener y encerrar a los trabajadores.

Exhortamos a los trabajadores del sur de Asia a romper politicamente y organizativamente con estos partidos y sindicatos traidores. Unificar sus luchas para defender los derechos sociales y democráticos y formar sus propios comités de base.

El PSI (Sri Lanka) ya ha tomado la iniciativa de desarrollar comités de base en los sectores de la salud, la educación, la confección y las plantaciones, así como para movilizar a los artistas y defender la libertad de expresión.

Desarrollando aún más esta iniciativa, la SEP (Sri Lanka) está luchando para reunir a la clase trabajadora en apoyo de la llamada del CICI para una Alianza de Trabajadores Internacionales de Comités de Base.

Sobre todo, la clase trabajadora de la región, que se gana a los agricultores pobres y al resto de los oprimidos a su lado, debe adoptar una estrategia socialista revolucionaria de lucha para derrocar el dominio capitalista.

Aquí, esta estrategia debe basarse en la teoría de la Revolución Permanente elaborada por León Trotsky. Según Trotsky, en países de desarrollo capitalista tardío, como los del sur de Asia, las tareas de la revolución democrática solo pueden lograrse bajo la dirección de la clase trabajadora. Tal movimiento político independiente de la clase trabajadora debería tener como objetivo establecer una Unión de Repúblicas Socialistas en el sur de Asia e internacionalmente.

Para proporcionar un liderazgo revolucionario para la clase trabajadora, el Partido Socialista por la Igualdad de Sri Lanka, en estrecha colaboración con el CICI y utilizando su publicación, el World Socialist Web Site, está luchando para construir secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional en el Sur de Asia, particularmente en la India.

¡Gracias, camaradas!

(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de mayo de 2021)

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