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Jon Stewart promueve la mentira del "Laboratorio Wuhan": un pequeñoburgués enfurecido pierde la cabeza

El lunes, Jon Stewart, el cómico que como presentador de "The Daily Show" se convirtió en un crítico de la guerra de Irak, hizo suya la falsa afirmación de que el COVID-19 fue creado por científicos chinos.

Stewart fue el invitado principal de "The Late Show" con Stephen Colbert, su antiguo colega en "The Daily Show", en el primer día en que el programa de Colbert volvió a emitirse con una audiencia de estudio en directo.

Jon Stewart en The Late Show de CBS (Fuente: YouTube/The Late Show with Stephen Colbert)

Durante más de una década, Colbert y Stewart han tenido un chiste recurrente en el que fingían ser derechistas desquiciados. A lo largo de los años, a medida que los dos se acercaban más y más a la derecha, se iban desprendiendo partes del chiste, dejando la inquietante realidad de que se estaban convirtiendo en las personas a las que parodiaban.

El lunes, ya no quedaba nada del chiste: Sólo la chocante realidad de que un hombre que se había opuesto a las mentiras y a los crímenes de guerra de la administración Bush estaba desvariando como un loco fascista en la televisión en directo.

Stewart gritó que los científicos iban a "matarnos a todos", gritando obscenidades mientras condenaba la "lógica" y promovía una teoría de la conspiración fascista.

Jon Stewart sobre la ciencia de las vacunas y la teoría del laboratorio Wuhan

La pandemia de COVID-19, dijo Stewart al principio de la entrevista, fue "causada por la ciencia". Colbert, en su papel de "hombre recto", fingió estar sorprendido.

"¿Quiere decir que tal vez exista la posibilidad de que esto haya sido creado en un laboratorio?" preguntó Colbert. "¿Una posibilidad?" Stewart se quedó mudo. "Hay un nuevo coronavirus respiratorio que está invadiendo Wuhan, China, ¿qué hacemos? Oh, ya sabes, ¿a quién podríamos preguntar? El laboratorio del nuevo coronavirus respiratorio de Wuhan. La enfermedad tiene el mismo nombre que el laboratorio".

A partir de ahí, los ojos de Stewart comenzaron a brillar. Se levantó y empezó a gritar, golpeando el escritorio de Colbert, señalando con el dedo al público. "¡MIRA EL NOMBRE!" gritó Stewart.

Siguió con el mismo argumento, una y otra vez, gritando todo el tiempo. Si hubiera un brote de "bondad chocolatera" cerca de Hershey, Pensilvania, "ES LA PUTA FÁBRICA DE CHOCOLATE", continuó gritando Stewart.

La pandemia era una "GRAN F*CK-UP" (metieron la pata), gritaba Stewart

"Nos van a matar a todos" - Jon Stewart declara su amor por los científicos

El argumento de Stewart, en la medida en que su desvarío pueda llamarse así, se resumió en su réplica a Colbert cuando éste le pidió una explicación más seria. "Déjate de gente, de lógica y de cosas".

Fue el tipo de non sequitur absurdo, irracional y anticientífico que Stewart y Colbert construyeron sus carreras ridiculizando.

Colbert será recordado por su monólogo de 2006 en la cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, en el que exculpó el irracionalismo anticientífico de George Bush, declarando, sarcásticamente, "Los tipos como nosotros no hacemos caso a las encuestas. Sabemos que las encuestas son sólo una colección de estadísticas que reflejan lo que la gente piensa en la 'realidad'. Y la realidad tiene un conocido sesgo liberal".

A principios de la década de 2000, amplios sectores de la población estaban disgustados con la administración Bush: sus mentiras sobre las armas de destrucción masiva iraquíes, sus crímenes de guerra, sus ataques a los derechos democráticos, su promoción del fanatismo religioso y sus conexiones con la extrema derecha.

Stewart y Colbert aprovecharon estos sentimientos. Su programa de noticias "falsas" se convirtió en uno de los únicos medios de la televisión por cable en los que se podían cuestionar los motivos de la administración Bush y su "guerra contra el terrorismo".

Como comentó un académico: "Cuando todos los telediarios andaban con pies de plomo, Jon machacaba con esas preguntas sobre las armas de destrucción masiva... Ese es el tipo de cosas que deberían haber hecho la CNN y la CBS".

The Guardian resumió la influencia de Stewart de la siguiente manera: "Fue un opositor esencial a la guerra de Irak y un crítico mordaz de la administración Bush. Era un exponente igualmente agudo —y temido— de los defectos de los medios de comunicación dominantes".

Y ahora Stewart se ha visto reducido a gritar a los cuatro vientos en la televisión nocturna, defendiendo una patraña inventada por el fascista Steve Bannon y promovida por Michael R. Gordon, el coautor con Judith Miller del desacreditado artículo del New York Times que afirmaba que Irak estaba buscando "tubos de aluminio" para crear armas nucleares.

En particular, Stewart desempeñó un papel en el desmentido público de las mentiras de la administración Bush sobre las armas de destrucción masiva de Irak. Cuando, ya muy pasado de vueltas, Stewart entrevistó a Miller en 2015, acusó al desacreditado periodista de publicar lo que las agencias de inteligencia estadounidenses "le daban de comer." Ahora, es Stewart quien regurgita lo que le han "alimentado".

Si Stewart fuera el único exopositor a la guerra de Irak que defiende la teoría de la conspiración del "Laboratorio Wuhan", la versión del siglo XXI de las "armas de destrucción masiva", podría explicarse como la trágica historia de un individuo equivocado.

Pero Stewart se une a un número cada vez mayor de antiguos críticos de la política imperialista estadounidense que han abrazado la mentira del laboratorio de Wuhan. El que abrió el camino fue Bill Maher, antiguo crítico de la guerra de Irak y partidario de Barack Obama, que promovi ó la teoría de la conspiración en enero de este año.

A él se unió Glenn Greenwald, el antiguo colaborador del denunciante Edward Snowden y antiguo crítico del imperialismo estadounidense, que desde entonces se ha convertido en un abierto apologista del expresidente Donald Trump y su movimiento fascista. Greenwald se quejó en mayo de la "resistencia mediática/liberal... ante la posibilidad de una filtración del laboratorio COVID".

El escritor de Jacobin, Branko Marcetic, exigió recientemente que esta teoría de la conspiración sea tratada como legítima. "La desestimación de los llamamientos a tomar en serio la teoría de la filtración del laboratorio sobre la base de que se trata de una conspiración del gobierno estadounidense para socavar a China no tiene mucho sentido", escribió Marcetic. "Tampoco estoy convencido de que la teoría sea cierta, sería como las armas de destrucción masiva iraquíes".

Stewart, Maher y Greenwald expresan una tendencia social más amplia. Críticos con ciertos aspectos de la política imperialista, su indignación por la guerra de Irak nunca estuvo arraigada en una orientación hacia la clase obrera y la lucha contra el sistema capitalista. Su perspectiva era, fundamentalmente, la de la rabia de la clase media.

Los marxistas llevan mucho tiempo señalando el fenómeno de los "pequeños burgueses enfurecidos", que en ciertos periodos históricos pueden oscilar violenta y bruscamente hacia la derecha.

Ahora Stewart, Maher y Greenwald y la capa social por la que hablan se han visto arrastrados por las poderosas corrientes de la derecha en la política contemporánea, desligados de una vasta crisis social a su alrededor, que no entienden y para la que no están políticamente preparados.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 16 de junio de 2021)

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