La Occupational Safety and Health Administration (OSHA, Administración de Seguridad y Salud Ocupacional) ha anunciado que está retirando la mayoría de sus estándares de emergencia temporales sobre protecciones contra COVID-19 en el lugar de trabajo para cientos de miles de trabajadores sanitarios. La agencia federal tomó la medida poco publicitada el lunes por la tarde, una semana después de permitir que se expirara el estándar de emergencia temporal de seis meses, llamado ETS por sus siglas en inglés, sin establecer estándares permanentes para reemplazarlo.
En una breve declaración en su sitio web, la agencia escribió, “OSHA anuncia hoy que planea seguir trabajando rápidamente para emitir un estándar final que proteja a los trabajadores sanitarios de riesgos relacionados con COVID-19. …Sin embargo, dado que OSHA anticipa que no se puede completar una norma definitiva dentro de un plazo que se aproxima al contemplado por la Ley de Seguridad y Salud Ocupacional, OSHA también anuncia hoy que está retirando las porciones del ETS de atención sanitaria que no tengan que ver con el mantenimiento de registros…”
Los estándares expirados originalmente se aplicaron el 21 de junio de 2021 en lugares de atención sanitaria donde estaban tratando a pacientes con COVID-19. Mientras OSHA nunca hiciera cumplir con las normas agresivamente, no obstante, requerían que empleadores con más de 10 empleados desarrollaran e implementaran planes escritos para protecciones en el lugar de trabajo.
Se incluía requisitos para el uso de mascarillas y equipo de protección personal, sistemas AVAC, exámenes de salud y controles médicos, protecciones durante el uso de procedimientos que generen aerosoles con personas sospechadas o confirmadas de tener COVID-19, aislamiento físico, barreras en las estaciones de trabajo y protocolos para la limpieza y la desinfección. Otros requisitos incluían permisos para la vacunación y la recuperación después de vacunación, protecciones contra represalias de la gerencia por denunciar violaciones de las protecciones contra COVID-19, registros de empleados con COVID-19 y reportajes de fatalidades por COVID-19 relacionadas con el trabajo y las hospitalizaciones internas de pacientes.
OSHA afirma que seguirá exigiendo disposiciones sobre el mantenimiento de registros que requieran registros de COVID-19 e informes sobre casos, ya que éstos se establecieron bajo disposiciones distintas de la Ley de Seguridad y Salud Ocupacional. En realidad, los empleadores ya desacatan tales disposiciones y regularmente ocultan de los obreros información sobre los brotes y las muertes.
Mientras OSHA afirma que está preparando estándares permanentes, la decisión por la agencia de salud y seguridad de la administración de Biden esencialmente da a las compañías gigantes de salud la libertad de seguir poniendo en riesgo la vida de trabajadores sanitarios de la primera línea, quienes ya están sobrecargados más allá del límite en hospitales y centros de cuidado prolongado que crónicamente sufren de faltos de personal y equipo.
En su declaración, OSHA añade inútilmente que “fuertemente insta a todos los empleadores sanitarios a continuar a implementar los requisitos del ETS para proteger a los empleados de un peligro que a menudo causa la muerte y el daño físico serio a empleados”.
El abandono de estándares de seguridad sólo fue reportado por Bloomberg Law y unas pocas publicaciones legales y de la industria sanitaria. También fue reportado por una coalición de sindicatos, incluidos National Nurses United (Enfermeros nacionales unidos; NNU), la American Federation of Teachers (la Federación Estadounidense de Maestros; AFT) y la Service Employees International Union (SEIU), que había pedido a OSHA que estableciese unos estándares permanentes. La agencia federal ignoró la petición y no dio ninguna respuesta pública.
La maniobra viene después de la decisión de la semana pasada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de reducir el período de cuarentena para los infectados por COVID-19 o expuestos a la infección de 10 días a cinco. La administración de Biden tomó esta medida, que ha sido denunciada ampliamente por científicos y trabajadores, después de que la industria aérea presionó a los CDC por la reducción para forzar a trabajadores infectados a volver a trabajar lo antes posible.
Antes de eso, el 23 de diciembre, los CDC emitieron nuevas guías para la industria sanitaria que redujeron el período de cuarentena a siete días con una prueba negativa, y que “el período de aislamiento puede recortarse todavía más si hay escaseces de personal”. Añadieron, “Los trabajadores sanitarios que han recibido todas las dosis recomendadas de la vacuna contra COVID-19, inyecciones de refuerzo incluidas, no necesitan realizar un período de cuarentena en casa después de una exposición de alto riesgo”.
Para el 22 de diciembre, 4.702 trabajadores sanitarios han muerto a causa de COVID-19, incluidos 476 enfermeros diplomados, según datos de seguimiento de los NNU. Hasta la fecha, más de 1 millón de trabajadores sanitarios estadounidenses han sido infectados, incluidos unos 14.696 durante el último mes. El miércoles se reportó que 30 por ciento del personal de los servicios de urgencias médicas de Nueva York (EMS, por sus siglas en inglés) estaban enfermos.
Según los Centros para Servicios de Medicare y Medicaid ha habido 696.711 casos de COVID-19 confirmados entre el personal de geriátricos y de centros de vida asistida y 2.184 muertes desde el inicio de la pandemia. El número de víctimas humanas en estas instalaciones es aterrador, con 744.526 casos confirmados y 141.595 muertes.
Al enfrentar la ira explosiva entre trabajadores sanitarios, los NNU y otros sindicatos se sintieron obligados a emitir una declaración que denunciaba la decisión de OSHA. “Enfermeros aplaudieron a la administración de Biden cuando OSHA emitió un estándar de emergencia temporal sobre COVID en junio de 2021”, dijo la presidenta de NNU, Zenei Triunfo-Cortez. “Y ahora estamos sorprendidos y enojados de que OSHA esté rescindiendo esas protecciones al mismo tiempo que los CDC está debilitando las guías de aislamiento a siete días para trabajadores sanitarios y menos tiempo ‘si hay escaseces de personal’.
“La afirmación de OSHA de que ‘planea seguir trabajando rápidamente para emitir un estándar final que proteja a los trabajadores sanitarios de riesgos de COVID-19’ es bienvenida, pero es enteramente insuficiente hasta que tal estándar verdaderamente se promulgue que tenga la fuerza de ley”, continuó Triunfo-Cortez. “El Departamento de Labor ha tenido más de seis meses para hacerlo, pero la administración dejará que enfermeros y otros trabajadores sanitarios se encuentren indefensos si el ETS se rescinde. A pesar de las promesas por el presidente Biden de que protegería a los enfermeros, podemos ver con las acciones de su administración esta semana que ésas eran unas promesas vacías”.
Lejos de manejar una lucha seria para proteger a trabajadores sanitarios, los sindicatos han bloqueado una lucha unificada por trabajadores contra las corporaciones y la administración de Biden. Huelgas por enfermeros y otros trabajadores sanitarios en Nueva York, Massachusetts, Illinois, Virginia Occidental y otros estados han sido traicionadas. En noviembre, una coalición de sindicatos acabó una huelga planeada por 32.000 trabajadores de Kaiser Permanente en los estados California, Oregón y Washington con un trato de último momento que autorizaba la escasez de personal continuada y ayudaba a la gerencia a presionar a trabajadores a trabajar incluso si están enfermos.
La oposición a estas condiciones está creciendo. Más temprano durante este mes, trabajadores sobrecargados de un geriátrico en Findlay, Ohio, abandonaron el trabajo en oposición al falto de personal y las condiciones laborales terribles. El estado de Ohio respondió por desplegar a la Guardia Nacional a las facilidades.
Enfermera Ajaih Insley de Fox Run de Vida Asistida de Findlay dijo a WTVG, “Alcanzó un punto en que nosotros los enfermeros estábamos trabajando entre 18 y 21 horas, y cuando contactábamos con la gerencia la única respuesta que recibiríamos fue, ‘Rayos, qué lástima’ y ‘Rayos, qué pena’.
“Pasarían unas horas a la vez sin personal, cinco o seis horas sin ningún enfermero. Mi suegro era un residente ahí, y no recibía sus medicamentos. Y los diabéticos que había no recibían la insulina porque no había enfermero, y no había nadie ahí en el caso de una emergencia”, dijo Insley. El agotamiento significaba que los enfermeros no estaban en un estado mental como para dar medicamentos, pero abandonar el turno tendría consecuencias severas.
“Por eso, el lunes, el 20 de diciembre, ella dijo que los enfermeros se sentían que no tenían otra opción y abandonaron el trabajo”, reportó WTVG.
Para organizar una lucha colectiva para proteger la vida de trabajadores sanitarios, instamos a trabajadores a hacer lo mismo que el Comité de Base de Trabajadores de Kaiser y unirse a la red creciente nacional e internacional de comités de base. También instamos a los trabajadores sanitarios a contactar al WSWS para denunciar las condiciones en sus lugares de trabajo. Honraremos toda petición por la anonimidad.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 29 de diciembre de 2021)