El libro de Adam Hilton True Blues, la transformación combativa del Partido Demócrata fue publicado en 2021 porla Imprenta de la Universidad de Pensilvania. Hilton es apoyador de la organización Socialistas Democráticos de América (DSA, por sus siglas en inglés), un contribuidor a la revista Jacobin y un profesor de las ciencias políticas en la universidad de Mount Holyoke. El libro figura en la edición más reciente del Socialist Forum (foro socialista) del DSA.
“La igualdad siempre ha sido central en la ideología y las políticas del Partido Demócrata”, escribe Adam Hilton. Su libro, True Blues, la transformacióncombativadel partido Demócrata, es un cuento de hadas. Lleva al lector a un mundo fantástico donde una de las instituciones políticas más viejas de la reacción capitalista se ha convertido en un organismo del cambio social progresista.
Durante 200 años, el Partido Demócrata ha servido como uno de los organizadores más sanguinarios de la desigualdad capitalista. Lanzó una guerra civil para defender y expandir la esclavitud. Llevó a cabo el retiro de indígenas americanos. Robó a México de una mitad de su territorio. Aplastó los movimientos populares de los pobres agrícolas y orquestó la segregación de Jim Crow. Lanzó las bombas nucleares a Hiroshima y Nagasaki, estableció la Agencia de Inteligencia Central, ha orquestado golpes de Estado en todos los continentes habitados, ha lanzado guerras que han aniquilado a millones de personas. Durante el último siglo y medio, ha abandonado toda pretensión de reforma social. Es un partido de, por y para los bancos, las agencias de inteligencia militar y la oligarquía financiera.
Por representar a este partido como capaz de una “transformación progresista”, la moraleja del cuento de hadas de Hilton es que el único entorno para la política izquierdista se encuentra dentro del Partido Demócrata. En un artículo de 2018 en el Socialist Register, Hilton explicó: “En vez de desechar a los Demócratas y poner nuestras esperanzas en un tercer partido, la izquierda estadounidense debe reconsiderar cuál tipo de meta se puede conseguir dentro del marco de la política partidista estadounidense”. Cómo dijo al Socialist Forum del DSA, “Comienzo con la premisa de que quizás haya llegado la hora de aceptar que no vamos a conseguirlo [es decir, un partido socialista independiente del partido Demócrata], y desde ahí seguir adelante”.
El DSA prominentemente ha promocionado el libro de Hilton porque la organización forma una parte del Partido Demócrata y su razón por existir es mantener a la gente simpatizante al socialismo dentro “del marco de la política partidista estadounidense”.
El libro de Hilton, sin embargo, sí provee una descripción fáctica de cómo el DSA y su predecesor, el Comité Organizador Democrático Socialista (DSOC, por sus siglas en inglés), eran centrales a los esfuerzos internos del Partido Demócrata para remodelar el partido después de la crisis de 1968, cuando la oposición a la guerra en Vietnam, las rebeliones urbanas y el crecimiento de la lucha de clases estallaron durante el proceso de nominación Demócrata.
Durante las últimas décadas, el DSA ha representado la marcha larga hacia la derecha como una “transformación”, en que el Partido Demócrata se encuentra cada vez más progresista mientras lleva a cabo la guerra sin fin en el extranjero y supervisa niveles de desigualdad domésticos cada vez más altos. Aunque Hilton no lo quiere hacer, lo que emerge de su libro es una vista clara de cómo el DSA ha proveído un servicio político esencial de larga duración, cómo ha encubierto a uno de los partidos políticos imperialistas más poderosos y reaccionarios en la historia del mundo como “progresista” o “izquierdista”.
La metodología de Hilton
En su artículo de 2018 en Socialist Register, Hilton elaboró su metodología: “Cuando preguntan a los marxistas sobre la naturaleza del Partido Demócrata, a menudo se dice que el partido es un ‘partido burgués’”. Esta posición, escribe Hilton, “es algo que se usa más en el bar o en una reunión política que se escribe y se defiende en la escritura. Y mientras es buen agitprop, sus fundaciones analíticas son más problemáticas”.
Hilton llegó a estas conclusiones por emplear “herramientas más sofisticadas que las empleadas típicamente por marxistas”. Entre estas herramientas se incluye un algoritmo que él desarrolló en un artículo de 2021 en que podía analizar las palabras que aparecen en los documentos de plataforma del Partido Demócrata desde 1984.
Después de analizar lo que los demócratas han dicho sobre sí mismos durante los últimos 40 años mientras evisceran los programas sociales, desregulan las industrias y recortan los impuestos para los ricos, Hilton concluye: “Durante los últimos 40 años, el partido ha fortalecido su compromiso a programas públicos redistributivos” y “se ha hecho más inclusivo y progresista”, no sólo “en términos de sus políticas y compromisos ideológicos a la igualdad económica”, pero también “más generalmente, sobre muchas desigualdades adscriptivas”.
Quizás la desigualdad haya crecido masivamente durante el mismo período, pero en esto no tienen la culpa los demócratas: 'La desigualdad económica creciente en EE.UU. probablemente tiene menos que ver con algún cambio duradero en la ideología y las políticas demócratas que tiene que ver con otros desarrollos contemporáneos”, que incluyen el “crecimiento de contratación con bajos salarios en el sector de servicio”, el “estado de bienestar público-privado fiscalmente limitado” y “extremismo republicano”. Hilton no menciona el hecho de que estos desarrollos son el producto de las acciones del Partido Demócrata en desregular la industria y la financiación, bajar los impuestos para los ricos, eviscerar programas sociales y gastar billones en la guerra imperialista. Para Hilton, si el Partido Demócrata dice que es un partido del obrero, pues no puede ser un partido burgués.
¿Qué es elPartido Demócrata?
El “argumento central” de Hilton, según escribe él, es que es posible presionar al partido Demócrata desde la izquierda con éxito. Hilton enfatiza particularmente los cambios que abogaba el precursor del DSA, DSOC, en apoyo de las reformas internas estructurales del partido por senador de Dakota del Sur George McGovern durante los años después de la crisis de 1968. “Después de las reformas”, escribe Hilton, “la autoridad de los jefes del partido fue dramáticamente reducida en favor de activistas de base y electores en las primarias”.
Hoy, Hilton escribe, los demócratas han “experimentado su propia transformación profunda, se han transformado en una coalición que, mientras todavía tiene sus raíces en el alineamiento económico viejo del New Deal, ha extendido su identidad y su programa a grupos y cuestiones previamente inimaginables. El partido de Jim Crow se ha convertido en el partido de Barack Obama. El partido de muchos electores religiosos se ha convertido en el partido de la libertad reproductiva y derechos para la gente LGBT. El partido del anticomunismo de la Guerra Fría se ha convertido en un partido que está debatiendo seriamente los méritos del socialismo democrático”.
Según este cuento de hadas, el Partido Demócrata se ha dado cuenta de los errores de sus acciones pasadas, ha retenido sólo el componente de reforma social progresista de su historia temprana, y, el resultado es que, ahora está “debatiendo los méritos del socialismo democrático”.
Es revelador que Hilton presenta a Barack Obama como la personificación de esta transformación progresista. El primer presidente afroamericano de Estados Unidos rescató a Wall Street, se involucró en una guerra permanente y creciente en el extranjero, espió a la población del mundo, ordenó asesinatos por drones semanalmente, deportó a millones de migrantes y supervisó una transferencia masiva de riqueza de la clase obrera a la oligarquía financiera. Hilton y el DSA hablan por una sección de la clase media alta que benefició sustancialmente de los valores de acciones crecientes y que considera el Partido Demócrata en consonancia con su propia fascinación interesada con la raza, el género y la orientación sexual.
Las raíces del DSOC en la crisis delPartido Demócrata
Durante el enero de 1968, la Frente de Liberación Nacional de Vietnam lanzó la Ofensiva del Tet e infligió un golpe masivo al imperialismo estadounidense y la administración cada vez menos popular de Lyndon Johnson. Durante los tres años previos, después de que el senador antiguerra Eugene McCarthy ocupó el segundo lugar en las primarias demócratas de New Hampshire, Johnson anunció que no buscaría la nominación Demócrata. En abril, Martin Luther King Jr. fue asesinado en Memphis, Tennessee. En junio, el senador Robert Kennedy fue asesinado en Los Ángeles, California, después de ganar las primarias en ese estado. En agosto, un alboroto de policía ocurrió fuera de la Convención Nacional Demócrata en Chicago, algo que el senador de Connecticut Abe Ribicoff llamó “tácticas del Gestapo”. La convención nominó al vicepresidente de Johnson, Hubert Humphrey, quien perdió en las elecciones de noviembre a Richard Nixon.
El segundo día de su convención de partido en Chicago, el Partido Demócrata estableció una comisión para llevar a cabo reformas sobre la estructura y el sistema de primarias del partido. Esta comisión (que últimamente fue encabezada y nombrada por McGovern) fortaleció el poder de la clase media alta profesional, redujo la influencia del AFL-CIO sobre el partido, cultivó las políticas basadas en la identidad y consagró la acción afirmativa en el proceso de selección de delegados. En un artículo de 2003 en el Boston Globe, Mark Stricherz escribió:
La comisión de McGovern también cambió la composición de los seguidores del partido. Los obreros blancos no sindicalizados ya no tendrían la misma influencia en el partido. Como han demostrado las encuestas consistentemente, no tienden a votar en las primarias, mientras los profesionales con educaciones universitarias sí. Los profesionales no solo están más involucrados cívicamente en general que sus contrapartes obreras, también están más informados sobre el partido. El resultado era que más electores de la clase media alta se unieron al partido y tenían más influencia dentro de él.
Además, la comisión de McGovern llevó a más mujeres en general, y feministas específicamente, a la coalición Demócrata.
Hilton describe el apoyo dado a esta iniciativa por el DSOC. Escribe: “[E]l período desde 1968 hasta 1972 atestiguó el crecimiento de grupos y organizaciones reformistas junto a las comisiones oficiales del partido, que a menudo tenían muchos miembros en común y redes conectadas de líderes del movimiento y operadores del nivel medio. Crítico al alcance y la dirección del movimiento reformista fue la formación de la Nueva Coalición Demócrata (NDC, por sus siglas en inglés) desde la infraestructura de campaña existente de McCarthy y Kennedy”.
La NDC reunió a “insurgentes prominentes de Dump Johnson [“saca a Johnson”; una facción del Partido Demócrata opuesta a Lyndon Johnson y la guerra en Vietnam] como Allard Lowenstein y Curtis Gans, reformadores orientados hacia el movimiento laborista como Paul Schrade de los United Auto Workers (UAW) y Michael Harrington de la Liga Socialista de los Jóvenes, líderes del movimiento de derechos civiles como Julian Bond y John Conyers, activista feminista Bella Abzug de la Organización Nacional de Mujeres (NOW, por sus siglas en inglés), y líder Demócrata de Wisconsin Donald O. Peterson,” escribe Hilton.
La NDC, con la participación activa de Harrington, se presentó conscientemente como un aseguramiento de que la oposición social no encontraría ninguna expresión independiente de los Demócratas. Hilton escribe:
Después del asesinato de Kennedy y la derrota de los McCarthyites [es decir, apoyadores de Eugene McCarthy] en Chicago, Schrade había escrito al presidente del UAW, Walter Reuther, que la NDC ofrecía un poco de “esperanza para la reforma desesperadamente necesaria del partido”. En su “Declaración de propósito político”, la NDC anunció su intención de navegar un camino entre la subordinación dentro del Partido Demócrata y la imposibilidad de crear un tercer partido exitoso.
Harrington apoyó a McGovern en las elecciones de 1972 y fundó el Comité Organizador Democrático Socialista el próximo año. Hilton describe que el DSOC funcionaba enteramente como una facción leal dentro del Partido Demócrata y promocionaba unos cambios moderados a su plataforma:
El recién formado Comité Organizador Democrático Socialista (DSOC) coordinaba la coalición para dirigir sus esfuerzos hacia insertar un plan de empleo lleno en la plataforma nacional del Partido Demócrata de 1976. Encabezados por Michael Harrington, autor de la exposición antipobreza famosa La Otra América, unos miembros del DSOC creían que la plataforma era un ámbito vital para la influencia activista sobre el partido. Al final de 1975, DSOC lanzó Democracia 76, un proyecto que tenía el objetivo de “tener un impacto programático sobre el Partido Demócrata y la opinión pública en general”. A través de su red de unos tres mil activistas, DSOC orquestó una campaña para insertar la exigencia por empleo lleno en la plataforma, sin importar el candidato final. Sus propios miembros intentaron ser delegados, presionaron a delegados nombrados al Comité de la Plataforma, y proveyeron testimonios ante las audiencias regionales del Comité de la Plataforma.
En 1976, el Partido Demócrata nominó al gobernador conservador de Georgia Jimmy Carter como su nominado. La plataforma aceptó una versión de la enmienda de empleo lleno del DSOC, para que Harrington declarara que la plataforma 'probablemente era la más liberal en la historia del Partido Demócrata”. Creó el camino para el presidente que aumentó las tasas de interés para suprimir los salarios de trabajadores, desreguló el sector aéreo, hizo las preparaciones que más tarde Ronald Reagan pondría en práctica en su ataque contra los huelguistas de la Organización de Controladores Aéreos Profesionales (PATCO, según sus siglas en inglés) e intentó (y fracasó en) suprimir la huelga de 1977-78 de mineros del carbón.
No obstante, el DSOC quedó dedicado a bloquear el desarrollo de un movimiento independiente fuera del Partido Demócrata. Hilton cita un llamamiento de 1977 por Democracia 76 para que su red “se reconstituya para poder construir un movimiento que exigiría al presidente Carter a cumplir con la plataforma del partido Demócrata”. Luego el DSOC renombró Democracia 76 a Agenda Democrática. Hilton anota:
Agenda Democrática patrocinó una amplia variedad de actividades de movilización y educación bajo el estandarte de la Semana de Empleo Lleno en el otoño de 1977, que culminó en una conferencia de Empleo Lleno en Washington y una “presión masiva para trabajos” fuera de la sede de la DNC [Convención Nacional Demócrata]. Harrington se dirigió a la multitud: “Todos nosotros votamos por Jimmy Carter y unos de nosotros estaban involucrados en el proceso de plataforma. Dice justo en la cubierta de esa plataforma que es un contrato con la gente. …Pues, estamos aquí para hacer cumplir con ese contrato.
DSOC patrocinó varias resoluciones a la plataforma de la DNC antes de las elecciones de 1980, algunas de las que se aceptaron y otras se rechazaron. El DSOC formaba parta de una coalición, “un conjunto de organizaciones progresistas y grupos defensores” que, Hilton reconoce, “tenía conexiones profundamente institucionalizadas con el partido”.
ElPartido Demócrata de hoy
En su entrevista con el Socialist Forum del DSA, Hilton explica similarmente que True Blues demuestra que “este partido refleja más que solía reflejar antes las muchas voces e identidades progresistas que entraron en la política tradicional durante las últimas dos o tres generaciones. Yo argüiría que el Partido Demócrata se haya hecho más progresista durante los últimos 15 años”. En True Blues, Hilton describe la administración de Obama de esta manera:
[E]nfrentado con los nuevos límites partidistas en su agenda legislativa, el presidente galvanizó el apoyo público, y afirmó que “cuando no actúa el Congreso, actuaré yo”. Su campaña subsecuente de “No podemos esperar” eludía la inacción del Congreso por seguir adelante con cambios programáticos a través de agencias ejecutivas bajo su propio control directo. Mientras esta decisión sin duda fue motivada por los medios disponibles para ser el principal impulsor en la política estadounidense, públicamente el presidente justificó su acción por declararla una táctica necesaria como para cumplir con sus compromisos de promover el interés público. Menos de un año más tarde, las iniciativas presidenciales de Obama enumeraban más de cuarentaicinco directrices que cubrían un espectro amplio de elaboraciones de políticas, pero se concentraba mayormente en la atención sanitaria, la ley laboral y la protección medioambiental, entre otras [y] muchas de estas iniciativas aplacaban las exigencias de grupos clave demócratas.
Qué diferencia en como la clase media alta recuerda la administración de Obama. Para la clase obrera, éstos eran años de ejecución hipotecaria, salarios en descenso, costos de atención sanitaria crecientes y la austeridad social, un período de tanto descenso social que Donald Trump podía fingir ser un “hombre del pueblo”. En las elecciones de 2016, por la primera vez en la historia, los demócratas ganaron más votos que republicanos entre electores ricos. Ha abandonado cualquier pretensión de reforma social, y en vez ha desarrollado una estrategia de política identitaria, con la que alimenta la división basada en la raza, el género y la sexualidad.
En su artículo de 2021, Hilton representa a presidente Joe Biden como un héroe reacio: “Como un candidato para la nominación demócrata, Joe Biden inicialmente prometía a los donantes ricos que ‘nada cambiaría de una manera fundamental’ si resultaba elegido. Sin embargo, la presión ha estado creciendo para una respuesta federal audaz a la miríada de crisis en Estados Unidos, la desigualdad incluida. Mientras todavía no se sabe cómo la administración de Biden reaccionará a las presiones de la rama progresista del partido, la coincidencia del coronavirus y los trastornos económicos relacionados aparentemente ha cambiado la perspectiva de Biden sobre qué debe cambiar de una manera fundamental’”.
Éstas no son las ilusiones de un individuo sino las de un estrato social entero. Los demócratas en posiciones federales y estatales respaldaron la Ley de CARES, repartieron billones de dólares a los bancos y las corporaciones, y forzaron a obreros a trabajar y a niños a ir a la escuela en el medio de la pandemia, que ha acabado con la vida de 800.000 en los Estados Unidos y más de 5 millones mundialmente. El Congreso demócrata acaba de aprobar un proyecto de defensa inmenso de $700 mil millones mientras Biden acaba la moratoria de desalojo, recorta los beneficios para desempleados y suprime los salarios en el medio de la inflación creciente. Es un partido que representa los intereses de la CIA, el Pentágono y todas las agencias del imperialismo estadounidense. No es más probable que se transforme en un partido progresista que los republicanos, porque sirven la misma clase capitalista.
El carácter absurdo del argumento de Hilton se revela más cuando él explica que el Partido Republicano también no es un partido burgués y en vez un estadio de la lucha de clases: “Desde el punto de vista estratégico”, escribió en su artículo de 2018 en Socialist Register, “los partidos políticos existentes de mayor importancia en EE.UU. deben ser considerados sitios de la lucha de clase”. Los dos partidos, dice él, “son vulnerables a la influencia”. Hilton sigue empleando el plural y escribe que “la estructura descentralizada de los partidos estadounidense representa un rompecabezas para los que están inclinados a desestimarlos por ser simplemente unas instituciones burguesas”.
Es nada más que la promoción ciega del duopolio de dos partidos que pertenece a la aristocracia gobernante más rica del mundo. El DSA promueve esta propaganda del
Partido Demócrata porque es el partido Demócrata, nada más.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 29 de diciembre de 2021)