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Perspectiva

El New York Times encubre la censura de Google

En setiembre del año pasado, el New York Times había publicado un artículo en la primera plana de la sección de negocios reportando las acusaciones del World Socialist Web Site de censura de sitios web izquierdistas, antiguerra y socialistas por parte del monopolio de búsquedas en internet, Google.

El artículo citó prominentemente e incluyó un enlace a la carta abierta del WSWS a Google, “¡Detengan la censura del Internet! ¡Dejen de poner al World Socialist Web Site en su lista negra política!”. La carta abierta presentaba evidencia de que “Google está manipulando sus resultados de las búsquedas en línea” a fin de “bloquear las noticias que la compañía no quiere reportadas y suprimir las opiniones con las que no concuerda”.

Sin embargo, el miércoles, el Times publicó en su sitio web y en la primera plana de la sección de negocios de la versión impresa el jueves un artículo por parte del mismo autor, Daisuke Wakabayashi, que consiste en un encubrimiento del régimen de censura de Google, reproduciendo las negaciones deshonestas de la empresa sin examinar seriamente los hechos.

El artículo es el más reciente artículo de un esfuerzo por parte de los principales medios estadounidenses para valerse de las acusaciones del presidente Trump de que la empresa está censurando noticieros derechistas y repetir acríticamente las declaraciones de Google negando que esté colocando a páginas en una lista negra según sus opiniones políticas”.

Wakabayashi escribe: “Google dijo que la ideología política no representaba un factor en ningún aspecto de sus resultados de búsqueda. Google afirmó que si un usuario es conservador o liberal no forma parte de la información recolectada por la compañía y que no categorizaba a las páginas web según inclinaciones políticas”.

Continúa: “Sin embargo, el escrutinio sobre la desinformación después de las elecciones presidenciales de 2016 llevó a Google a realizar un cambio en su algoritmo de búsquedas. Al mismo tiempo, Google halló que 0,25 por ciento de su tráfico diario estaba vinculado a información intencionalmente engañosa, falsa u ofensiva. Buscó entonces promover lo que llamó contenido de mayor “autoridad” en sus resultados de búsqueda”.

Lo más cerca que llega el autor a examinar críticamente las declaraciones de la empresa es en el siguiente pasaje: “El cambio produjo denuncias de que había conllevado una abrupta caída en tráfico. Pero la organización que se quejó y todos los sitios que citaba se inclinaban hacia la izquierda”.

La “organización que se quejó” sobre la degradación de lo que Wakabayashi llamó cínicamente “información intencionalmente engañosa, falsa u ofensiva” es el World Socialist Web Site, cuyo nombre no es mencionado por el periodista en este nuevo artículo. De hecho, Google no bajo de categoría información “engañosa, falsa y ofensiva”, sino perspectivas políticas críticas del Gobierno estadounidense y la éltie política.

El encubrimiento de la censura de Google por parte del Times es aún más desconcertantes dado el hecho de que, en el año que transcurrido desde el reporte de Wakabayashi de setiembre de 2017, todas las principales acusaciones en la carta abierta del WSWS contra Google han sido confirmadas.

La carta afirmó que Google buscaba censurar el internet a instancias del aparato estatal de inteligencia a fin de establecer límites a la libertad de expresión, la cual está protegida por la Primera Enmienda de la Constitución de EUA. Las declaraciones hechas por legisladores y oficiales de inteligencia de alto rango durante el último año comprueban esta afirmación.

* En una audiencia en febrero de 2018 ante la comisión de inteligencia del Senado, el director del FBI, Christopher Wray, elogió el mayor “compromiso” y “colaboración” de las agencias de inteligencia estadounidenses con el sector privado, concluyendo: “No podemos vigilar completamente las redes sociales, por lo que tenemos que trabajar con ellos para que puedan vigilarlas ellos mismos”.

* En noviembre de 2017, durante una audiencia de la comisión de inteligencia de la Cámara de Representantes, el congresista Adam Schiff dijo que Google tenía una “obligación con la sociedad” de cambiar la realidad de que “Lo que termina percolándose hasta la parte superior de nuestras redes tienden a ser las cosas que estábamos buscando”.

* En otra audiencia ese mes ante la comisión de asuntos judiciales del Senado, el exagente del FBI, Clint Watts, declaró: “Las guerras civiles no comienzan con fuego de armas, comienzan con palabras… Todos tenemos que actuar ahora en el campo de batalla de las redes sociales para aplastar las rebeliones de información… Solo se podrán detener las ráfagas de artillería de información falsa que caen sobre los usuarios de redes sociales cuando aquellos medios que distribuyen historias falsas sean silenciados”.

En el año desde el artículo inicial de Wakabayashi, los ejecutivos de las principales empresas tecnológicas han tomado pasos cada vez más claros, en alianza con las agencias de inteligencia, para controlar lo que sus usuarios pueden decir y leer.

El mismo día en que el Times publicó el artículo de Wakabayashi, la comisión de inteligencia del Senado celebró una audiencia en la que altos ejecutivos de Facebook y Twitter prometieron intensificar su censura en línea. La directora de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, explicó cómo Facebook ha bloqueado la distribución de declaraciones disputadas por medio de sus “verificadores de hechos”, excluyendo las “expresiones malas” y promoviendo las “expresiones buenas”.

Sandberg dijo que, cuando el contenido es “marcado como falso” por los verificadores, “disminuimos dramáticamente su distribución en nuestro sitio, te advertimos si estás a punto de compartirlo, te advertimos si ya lo has compartido y, algo importante, te mostramos artículos relaciones a la par para que las personas puedan ver hechos alternativos”.

Continuó: “El criterio fundamental es que las expresiones malas pueden ser contrarrestadas frecuentemente con expresiones buenas y si alguien dice algo que no es cierto y lo dicen incorrectamente, alguien más tiene la oportunidad de decir, ‘En realidad, lo tienes mal. Esto es lo que es verdad’, y es en eso en lo que estamos trabajando en nuestros sistemas”.

Al decidir cuáles puntos de vista políticos son “verdaderos” y cuáles son “falsos”, al censurar las “expresiones malas” y promover las “expresiones positivas” y al reemplazar las afirmaciones con las que no está de acuerdo con “hechos alternativos”, Facebook está emprendiendo un esfuerzo deliberado y sistemático para manipular la opinión pública a beneficio de sus socios en las agencias de inteligencia de EUA.

Esta misma metodología está siendo utilizada por Google, pero a una escala mucho más amplia. Mientras que Facebook censura e interfiere con las publicaciones de sus usuarios en su propia plataforma privada, la censura de Google afecta la forma en que la gran mayoría de las personas de todo el mundo encuentran y acceden a información en el internet público, para lo cual el servicio de búsqueda de la compañía provee una guía vital.

En su artículo, Wakabayashi presenta el sistema de clasificación de Google como una misteriosa caja negra. Pero su operación es mucho menos secreta de lo que parece. La respuesta de Google a millones de búsquedas puede ser rastreada meticulosamente y analizada por medio de herramientas analíticas privadas, como las que el World Socialist Web Site ha utilizado para sus investigaciones. Más allá, las declaraciones del propio Google dejan claro cuál es el mecanismo que emplea para su régimen de censura.

La popularidad del motor de búsqueda de Google se basó en la efectividad de su algoritmo PageRank para indexar páginas, que funcionaba como un sistema de financiación colaborativa ( crowdfunding ) basado en los sentimientos del público informado. Entre más citado y enlazado estuviera un dominio web, más alto aparecería en las búsquedas.

El World Socialist Web Site, con su vasto catálogo de artículos fuertemente fundamentados por medio de investigaciones y extremadamente diversos, que cubre desde filmes y fotografía hasta historia y política contemporánea de casi todos los países del mundo, es ampliamente citado por publicaciones en línea e impresas —sean libros, blogs, investigaciones académicas, ensayos de estudiantes y la prensa nacional de países en desarrollo—.

No era ninguna sorpresa que una búsqueda sobre prácticamente cualquier tema geopolítico contemporáneo tuviera artículos del World Socialist Web Site dentro de los primeros cien resultados y frecuentemente en los primeros diez o tres. Algunos ejemplos originalmente en inglés incluyen: “se irá EUA a la guerra contra Irán” (primer lugar), “guerra nuclear China” (primer lugar), “desigualdad social en el mundo (segundo lugar), “pobreza y desigualdad social” (tercer lugar), y “negociaciones del UAW (United Auto Workers)” (tercer lugar).

Sin embargo, en abril de 2017, Google anunció un cambio radical a su sistema de clasificación de resultados. En vez de reflejar pasivamente lo que los usuarios de internet consideraban como fuentes de autoridad, su clasificación se basaría ahora en las entradas de evaluadores de búsquedas con instrucciones claras de bajar de categoría a sitios con perspectivas contrarias a las de la corriente política dominante.

En su publicación en blog del 25 de abril de 2017 anunciando estos cambios al algoritmo de Google, el vicepresidente de ingeniería de la empresa, Ben Gomes, incluía un enlace al manual entregado a los evaluadores de la empresa, dando la orden clara de que el motor de búsqueda de Google debería mostrar resultados de sitios con “puntos de vista alternativos” solo cuando “la búsqueda indica claramente que el usuario está buscando un punto de vista alternativo”.

De forma plenamente consistente con este mecanismo, en menos de dos meses, las páginas del World Socialist Web Site fueron relegadas de los resultados de las búsquedas utilizadas como ejemplo anteriormente.

Wakabayashi no se molestó a poner en tela de juicio seriamente las afirmaciones de Google. Tampoco se comunicó con el World Socialist Web Site para recibir comentarios ni otro de los abundantes críticos de Google. Este tipo de autocensura es endémico en la prensa estadounidense, la cual ha tomado pasos sistemáticamente para restarle importancia a las enormes implicancias constitucionales del régimen de censura siendo construido en frente de sus ojos.

Para citar un ejemplo, pese a las docenas de reporteros presentes cuando Sheryl Sandberg declaró su intención de reemplazar las “expresiones malas” con “hechos alternativos”, ningún periódico estadounidense siquiera reportó esa frase.

Esta autocensura por parte de la prensa estadounidense es una desgracia. Es testimonio del poder y la importancia vital de un internet libre y abierto, el cual es esencial para romper el dominio estrangulante de un aparato mediático dispuesto a defender cualquier crimen oficial, sin importar cuan flagrantemente anticonstitucional sea.

Las declaraciones de Sandberg constituyen una advertencia de que está en marcha una escalada masiva de ataques contra la libertad de expresión. El tiempo es limitado. Urgimos a todos nuestros lectores a unirse a nuestra lucha contra la censura del internet.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 7 de septiembre de 2018)

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