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David Walsh en la Universidad de York, en Toronto:

"Arte, Socialismo y la Clase Obrera"

Este artículo se publicó en inglés el 29 de octubre del 2013

David Walsh, editor de arte del World Socialist Web Site (WSWS), habló ante una audiencia de estudiantes, trabajadores y profesores de la Universidad de York en Toronto el 24 de octubre. El evento fue organizado por los Jóvenes y Estudiantes internacionales por la Igualdad Social (JEIIS) y el Grupo de Lectura Crítica de Geografía en York.

Bajo el título "Arte, Socialismo y la Clase Obrera", la conferencia destacó la relación entre las tres cosas, e hizo hincapié en que la defensa de los logros artísticos de la humanidad es un elemento fundamental en la lucha por el socialismo.

Walsh comenzó hablando de la campaña del Partido Socialista por la Igualdad en defensa del museo de arte, el Instituto de Artes de Detroit (IAD), destacando que esa defensa era una "expresión concreta" de la actitud del Partido Socialista por la Igualdad (PSI) hacia el arte y la cultura. El orador describió la etapa avanzada del ataque contra el arte y la cultura en los Estados Unidos. En Detroit, devastado por décadas de deindustrialización facilitada por los partidos políticos de las grandes empresas y sus cómplices sindicales, la clase obrera está siendo despojada de su derecho a acceder a la cultura y el arte y obligada a pagar por el fracaso del capitalismo.

La defensa del museo IAD, Walsh continuó, lanzada por el PSI, es parte de su campaña para unir a la clase obrera en contra de la quiebra de Detroit y contra el capitalismo en todo el mundo. El PSI sostiene que la defensa del arte y la cultura, incluyendo las impresionantes obras en la IAD del gran muralista mexicano Diego Rivera, depende del desarrollo de la conciencia socialista en la clase obrera.

Trabajadores y artistas de Detroit, de los Estados Unidos y de todo el mundo apoyan vigorosamente la campaña en defensa de la IAD. Recibió muchas expresiones de apoyo. El 4 de octubre cientos de trabajadores, jóvenes y jubilados se unieron a una manifestación frente a la IAD. Hasta la fecha la protesta ha sido la mayor expresión de oposición política a la inminente bancarrota de Detroit, y marca un hito importante en el desarrollo del movimiento socialista.

Walsh señaló el papel fundamental que el arte ha jugado en la formación de la conciencia de la clase obrera en la preparación para las luchas revolucionarias, como para la Revolución de Octubre de 1917. Los mejores artistas de entonces habían creado, a través de diversas formas, imágenes vivas de la vida llenas de movimiento y elementos dinámicos de lo mejor y lo peor de la condición humana. Esas obras prepararon a importantes sectores de la población para luchar por la causa de la liberación humana; ayudaron a fomentar la indignación que sentían por las injusticias existentes y el deseo de transformar radicalmente la sociedad.
Al señalar las debilidades de la cultura contemporánea, con raíces en problemas objetivos de desarrollo social, Walsh sugería que los mayores logros artísticos aún estaban por venir. La turbulencia social jugará un papel importante en la mejora del clima cultural.

El editor de artes del WSWS explicó que la tendencia en los círculos académicos de "izquierda" era de denigrar los mayores tesoros artísticos de la humanidad como meros instrumentos ideológicos de la clase dominante. Esta perspectiva desmoralizadora, un apéndice de las escuelas de pensamiento post-estructuralistas y post-modernista, expresa la hostilidad de la pequeña burguesía hacia los logros y el potencial cultural de la humanidad. Los traumas y los desafíos del siglo 20 han desbordado en gran medida ese tipo de izquierda, que aun pone sus esperanzas en la cansada y falsa retórica de que es imposible conocer la realidad objetiva en el arte o las ideas.

Como Walsh señala, esa es una mentira absurda, rechazada por la verdad duradera que los artistas han transmitido a través de las épocas, y que seguirá manteniéndose con fortaleza. La tarea que recae en el movimiento socialista es la defensa de los últimos logros, así como la educación artística y cultural de la clase obrera. El orador terminó su intervención animando a todos los asistentes para llevar a cabo esta lucha y unirse al Partido Socialista por la Igualdad.
Una discusión animada y diversa siguió a la conferencia.

Un miembro de la audiencia preguntó sobre el paralelismo entre el rechazo de la capacidad del arte para el conocimiento objetivo, y las teorías de la "cultura proletaria" y "realismo socialista" elaboradas por la burocracia estalinista.

Walsh explicó, en primer lugar, que los artistas soviéticos en los años 1930 y 1940 se vieron obligados a adaptarse a esta ideología antimarxista bajo pena de prisión o ejecución. La idea de que toda la cultura pasada debe ser rechazada sobre la base de su origen no proletario era patentemente absurda. Si ese fuera el caso, los logros revolucionarios en la ciencia y la filosofía, incluyendo el marxismo, también tendrían que ser descartados como irrelevantes. El genio indiscutible de grandes escritores, como Tolstoi y Pushkin, entre otros, reside en su capacidad de decir la verdad, por encima de limitaciones políticas y sociales. El marxismo se sitúa firmemente sobre los cimientos de los altos logros culturales de la humanidad.

Un estudiante de derecho planteó la cuestión de las nuevas tecnologías de intercambio de información, y las restricciones impuestas por las leyes del derecho de autor y las formas de propiedad intelectual.

Estas nuevas tecnologías, Walsh respondió, plantea implícitamente la distribución universal de material artístico y cultural, y la abolición de la propiedad privada. En el socialismo, la sociedad encontrará maneras de satisfacer las necesidades económicas del artista. Las propias actividades del artista, libre de las limitaciones y exigencias del mercado, llegarían nuevas alturas de expresión sublime.

Un estudiante de geografía preguntó sobre las condiciones sociales que produjeron y formaron las carreras de cineastas como Steven Spielberg.
Walsh respondió que, a pesar de ser un cineasta talentoso y sensible, Spielberg era fundamentalmente un producto de su época, y de ninguna manera estaba solo en sus limitaciones. Expuesto al entorno de estancamiento de la sociedad norteamericana en los últimos decenios, Spielberg y sus compatriotas tenían relativamente poco material social para trabajar.

Walsh repitió que la calidad de las cintas americanas ha retrocedido considerablemente desde su apogeo en la década de los 1930 y 1940. Sin embargo, las tensiones sociales del momento histórico actual, tambaleándose al filo de la navaja, están en condiciones de proporcionar el material para un renacimiento artístico en todo el mundo.

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