Español

La primera guerra mundial a través del arte británico

Verdad y Memoria en el Museo Imperial de la Guerra, Londres, hasta marzo del 2015

Este artículo apareció en ingles el 6 de septiembre del 2014.

Una importante exhibición está ocurriendo el Museo Imperial de Guerra de Londres ( Imperial War Museum, IWM).

Estas obras irresistibles muestran como los artistas ayudaron a preservar en la memoria “la guerra para acabar con todas la guerras.” También presentan el dilema de los artistas oficiales (a la paga del gobierno británico). Muchos de ellos comenzaron apoyando los objetivos de la guerra de una forma u otra. Al llegar al campo de batalla la realidad los chocó. Representar los horrores que presenciaron no siempre era para estos artistas congruente con las expectativas del gobierno.

La obras están en dos galerías. La primera, que se llama Verdad (Truth) contiene las obras creadas en el frente de batalla. La segunda, Memoria (Memory) contiene las obras de artistas que pintaron de regreso a Gran Bretaña.

Truth es más aleccionador y moralizante. Las primeras dos pinturas dan una idea del el idealismo británico cuando comienza la guerra: "Muerte de un Guardia Prusiano" (Death of A Prussian Guard, 1914) de William Barnes Wollen representa la primera batalla de Ypres como un triunfo moral contra el militarismo de Prusia. "Integridad belga" (Integrity of Belgium, fines de 1914) apoya (con su representación noble y glamorosa del combate físico) a la “pequeña Bélgica galante.”

Ambos cuadros sostienen el mito británico de la defensa de Bélgica y de oposición al militarismo alemán. Esta clase de propaganda le sirvió al imperialismo británico derrochar millones de vidas.

El resto de esa galería nos presenta un conflicto muy diferente. Dos cuartos contienen obras de Christopher Richard Wynne Nevinson y Paul Nash. Los dos fueron nombrados artistas oficiales en 1917 por el Departamento de Información inglés.

Nevison había estado ligado al los futuristas italianos antes de la guerra. Había colaborado con el fundador de ese movimiento, Filippo Tommaso Marinetti, en un manifiesto futurista inglés (Vital English Art ,1914) Marinetti prometió “glorificar la guerra (la única higiene mundial), militarismo, patriotismo, y la destructividad de los portadores de libertad.”

Al principio, por lo tanto, a Nevison le interesó glorificar la guerra en su aspecto de triunfo técnico. Los horrores del campo de batalla cambian su apreciación. La “esencia de la nueva guerra,” dijo, “es aplastantemente de un desequilibrio extremo y totalmente antiheroico.”

El pintor es muy bien conocido a través de su obra “La Ametralladora” (La Mitrailleuse, 1915). El diario londinense London Evening News dice de esta pintura: “ejemplo de como se trataron mutuamente los hombres civilizados in los primeros veinticinco años del siglo XX.” En verdad esa obra no es nada de eso. Más que nada es una glorificación futurista.

Memory incluye un spacio dedicado al Vorticismo, una corriente artística británica de corta duración. El manifiesto vorticista era similar al del futurismo. Demandaba un arte “fuerte, viril, y sin sentimentalismos.” Una pintura, “Soldados bombardeados” (A Battery Shelled, 1919) de Percy Wyndham Lewis muestra a los soldados como personajes de palo. Para Lewis la Primera Guerra Mundial fue una pesadilla absurda, que nada tenía que ver con la realidad cotidiana. El Museo Imperial le dio la espalda a su obra, prestándosela a largo plazo a La Galería Tate (Londres).

Percy Wyndham Lewis, A Battery Shelled, 1919

“Soldados franceses descansando” y “El doctor” (French Troops Resting y The Doctor, ambas de 1916) de Christopher Nevison, son pinturas de un realismo empático. Sobre la imagen de un niño muerto en “Un Taube” (A Taube, una referencia a el modelo de avión alemán “die Taube” o paloma, 1915), pintado en Dunkirk luego de un bombardeo. “Un pequeño cuerpo yacía delante de mí, símbolo de todo lo que vendría,” dijo Nevinson.

Las imágenes de muerte de Nevison, al igual que las pinturas de destrucción de Paul Nash, son apocalípticas. La pintura “Senderos de gloria” (Paths of Glory, 1917) fue vedada al público, por presentar la imagen de dos soldados británicos pudriéndose en el lodo de la “tierra de nadie.”

C.R.W. Nevinson, Paths of Glory, 1917

Un cuadro similar no fue censurado. “Alemanes muertos en una trinchera” (Dead Germans in a Trench, 1918) del pintor irlandés William Orpen también muestra cuerpos pudriéndose en una trinchera. El diario londinense The Times dijo de Orpen: “pinta cuerpos con un habilidad serena, como pintaría flores.” La censura permitió su exhibición, ya que se trataba de cuerpos del enemigo.

Orpen fue objeto de críticas por la prensa. El público lo aplaudió por su espíritu comprensivo hacia lo que el IWM llama “la locura de la guerra.” Obras como “Las locas de Douai” (The Mad Women of Douai, 1918) y “Reventado-loco” ( Blown Up-Mad, 1917) muestran las consecuencias horripilantes de la guerra. Pinta detalladamente la guerra de trincheras pero, según John Rothenstein (contemporáneo de él) “no pudo… comprender bien todas las consecuencias de la guerra.” Ese es un problema que abarca mucho más.

Orpen había estado ligado al “resurgimiento celta” (Celtic Revival) en busca de una identidad artística irlandesa similar al movimiento literario “crepúsculo celta” (Celtic Twilight). Orpen llegó al campo de batalla en el rol de artista de guerra del gobierno. No obstante la angustia que sintió por lo que vio, siguió siendo leal al imperio británico. Al fin de la guerra fue condecorado con el título de caballero por la monarquía.

Lo que Orpen vio en las trincheras lo conmovió. Casi todas sus pinturas son de campo de batalla del Somme. En agosto 1917, se topó con un gran cementerio donde los soldados británicos habían sepultado a los cadáveres de sus compañeros, dejando que los cadáveres alemanes se pudrieran al aire libre. Similar a Dead Germans in a Trench, la pintura Thiepval (nombre del cementerio, 1917) impresiona con la deprimente imagen, de esqueletos alemanes y británicos entrelazados en muerte envueltos en lodo calcinado.

Esa empatía a veces estaba ligada a experiencias personales. En “en la cima,” “Fusiles de la compañía ‘primero de artistas’ en Marcoing”, y “Treinta de diciembre 1917” (Over the Top, 1st Artists’ rifles at Marcoing, 30th December 1917, todas pintadas en 1918), John Nash (hermano de Paul Nash) recuerda la desastrosa batalla donde fueron muertos o heridos casi todos los integrantes de su compañía.

Muchos de los artistas de la exhibición atravesaron una profunda disyuntiva. Orpen, por ejemplo odiaba la vanagloria de las personalidades militares que lo contrataban para retratarlos. A pesar de eso, y de su repudio al imperialismo, recibió (la arriba mencionada) condecoración real de caballería por su labor en junio de 1918.

John Laveri, otro artista irlandés con pinturas en la galería Memory, también recibió la orden de caballería. Pintó un retrato de Michael Collins (luego que del asesinato de ese líder de Irlanda y del Sin Fein, que favorecía el tratado Anglo-Irlandés). Tanto Orpen como Laveri donaron importantes obras al IWM después de la guerra.

“La guardería de Lady Henry en Woolwich” (Lady Henry’s crèche, Woolwich, 1919) de Lavery es una de varias pinturas sobre la labor auxiliar de las mujeres durante la guerra. Otra obra en esa categoría es “Taller para tornear proyectiles de quince pulgadas” (Shop for Machining 15-inch Shells, 1918) por Anna Airy. Fue una de las primeras mujeres nombrada artista oficial. El IWM, recientemente fundado, la contrató, aunque dándose el derecho a no pagarle por cualquier obra que ella produjera que no le agradara.

Anna Airy, Shop for Machining 15-inch Shells: Singer Manufacturing Company, Clydebank, Glasgow, 1918

Memory también recuerda a los fallecidos. “Duelo juvenil,” (Youth Mourning, 1916), pintura inspirada por la muerte del prometido de su hija, es una elegía a una generación desaparecida, poderosa imagen de dolor y sacrificio. Clausen fue nombrado artista de guerra en 1917, pero nunca fue al campo de batalla por su edad.

George Clausen, Youth Mourning, 1916

La obra más conmovedora de toda la exhibición es la última en la galería Truth. “Muerto por gas: fiel a la adversidad” (Gassed: in Arduis Fidelis, 1918) de Gilbert Rogers. A diferencia de la obra inicial de Wollens (la primera de la galería), Rogers evoca un oficial médico muerto y solo en el fango y rodeado de charcos. La máscara de gas está de frente al observador, es una inolvidable e inquietante imagen.

No cabe duda que esta exhibición es de gran significado. Las obras no sólo son una crónica de la guerra, también plantean importantes interrogantes.

Se propuso la creación del IWM en 1917, para documentar las experiencias de la Primera Guerra Mundial. En 1939 se extendió su misión para cubrir la guerra que se aproximaba. Se extendió nuevamente esa misión durante la Guerra de Corea, para cubrir “todos los conflictos en que tropas británicas o del Commonwealth británico hubieran estado envueltas después de 1914.” Actualmente el IWM también opera el museo de la fuerza aérea, el del barco de guerra HMS Belfast, de la Segunda Guerra Mundial, y el espacio bélico de Winston Churchill. Aun cuando el IWM puede ser franco sobre ciertos aspectos de la guerra, por ser una institución del gobierno, tiende a presentar la versión oficial de la historia.

Al igual que otras instituciones culturales en Gran Bretaña, este centro cultural insignia hoy es víctima de recortes de presupuesto. Con mucho menos dinero del gobierno, el IWM se ve obligado a recurrir a contribuciones privadas.

También tiene que responder a veintidós administradores, nombrados por la monarquía, el primer ministro, el secretario exterior, el secretario de estado de defensa y los altos comisionados de siete gobiernos del Commonwealth. En la actualidad ese consejo de administradores cuenta con militares como Sir John Scarlett, que encabezó el servicio de espionaje, y el multimillonario filántropo Lord Ashcroft. Se trata de un grupo dominado por la política.

En octubre del 2012, el primer ministro David Cameron inició una campaña centenaria de cincuenta millones de libras esterlinas, en parte para mejorar el museo.

Lo que se presenta en “Verdad y Memoria” no es capaz de analizar las consecuencias de los “acontecimientos de la Primera Guerra Mundial que definieron nuestra época” (palabras del IWM). Al contrario, su tema es gente común que colabora en una tarea difícil, sin comentar o criticar las razones de esa tarea. Es un tema que concuerda con la noción nacionalista de Cameron.

La publicidad del IWM hace hincapié sobre esa noción: “Al iniciarse el siglo pasado, el arte en Gran Bretaña tenía un estatus y ocupaba una posición muy diferente. Se consideraba que cumplía una función social. En particular, las imágenes de guerra, fomentaban ideas de identidad, cultura y moralidad, consagrándolas como la ‘verdad’.”

El poder de esta muestra de arte es que hace aparecer la realidad detrás de esas ideas superficiales. El artista actual necesita ir más allá.

Esta exhibición es gratis y durará hasta el 8 de marzo del 2015.