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Perspectiva

La caza de brujas de Steven Salaita y el nuevo macartismo

Esta perspectiva apareció en inglés el 23 de septiembre del 2014 traducción de Rafael Azul

La victimización política de Steven Salaita, es un ataque paralizante sobre los derechos democráticos más fundamentales, incluyendo la libertad de expresión y la libertad académica. El nombramiento de Salaita como profesor titular de la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign (UIUC) fue cancelado por publicar una serie de tweets con protestas indignadas contra la masacre de civiles palestinos en Gaza,

La gerencia de la universidad y la Junta de Gobernantes de la Universidad de Illinois han justificado la caza de brujas contra Salaita en nombre de "democracia", "civilidad" y "pluralismo." Esto no sólo expresa la hipocresía que empapa estas instituciones, también es la viva imagen de como se han destripado todos los principios y mecanismos democráticos de las entrañas de sociedad capitalista estadounidense.

La cancelación del contrato de Salaita como profesor titular de Estudios Indígenas Americanos en UIUC se produjo después de que había renunciado él a su puesto en la Universidad Virginia Tech, y mudado a Illinois con su esposa (quien también dejó su trabajo) y niño pequeño. El pretexto para su destitución fue una serie de tweets que había enviado en medio de la unilateral guerra de Israel contra la población palestina de Gaza.

La gerencia de la universidad y algunos representantes ostensiblemente liberales del mundo académico se plegaron a la campaña de distorsión y calumnia iniciada por la derecha política y el cabildeo sionista con el fin de pintar de antisemita a Salaita. El tweet más frecuentemente citado (escrito por Salaita el 19 de julio cuando Israel intensificaba su violencia asesina contra Gaza) dice: "los sionistas: desde 1948 transforman el 'antisemitismo' de algo horrible en algo honorable"

Ese tweet fue arrancado de su contexto, de una serie de declaraciones, incluyendo las aclaraciones que se trataba de los sionistas que habían distorsionado el significado del término "antisemitismo" al equipararlo con algo tan "honorable" como "deplorar el coloniaje", el robo de tierras y el asesinato de niños ", y que esa visión ha servido para" abaratar el antisemitismo haciéndolo sinónimo con la defensa de principios contra la violencia de Estado."

Salaita escribe más adelante: "Mi posición es fundamentalmente de reconocer y combatir el horror del antisemitismo" En otros tweets, recalca su apoyo a Gaza porque "creo que los niños judíos y árabes son iguales ante los ojos de Dios" y que él se consideraba "en solidaridad con muchos judíos y en desacuerdo con muchos árabes."

Sólo una distorsión grotesca y voluntariosa puede sostener que apoya Salaita el antisemitismo basado en estos mensajes. Esto, por supuesto, es precisamente la especialidad de la derecha estadounidense y del cabildeo sionista, que procedió en esa exacta dirección.

El sitio Web de derechas Daily Caller avaló las calumnias, mientras que el Centro Simon Wiesenthal (que no reconoce mayor crimen que el de demandar igualdad de derechos entre palestinos e israelíes) exigió que la universidad deje sin efecto el nombramiento de Salaita, a quien describió como "nada más de un antisemita infundado".

Esa alianza política nociva de ideólogos derechistas y de rabiosos sionistas antipalestinos recibió un poderoso espaldarazo (comprobado por correos electrónicos a la universidad) de conocidos donantes ricos amenazando con retirar sus contribuciones si la gerencia no sancionaba a Salaita por esos motivos políticos.

Sea como sea el tuiteo de Salaita nada tenía que ver con su nombramiento como profesor. y la distorsión de sus tweets y el uso que se les dio constituyen un feroz ataque contra el derecho democrático de Salaita a la libertad de expresión, y un asalto frontal a la libertad académica. Como Salaita respondió correctamente, la acción de la universidad se basa en "una norma muy subjetiva, que en su expansión puede ser utilizada para atacar a profesores que defienden puntos de vista impopulares o no convencionales."

La Universidad procedió a utilizar ese "norma" tan perversa que luego se atrevió a representar de "civilidad" e incluso de "democracia."

El 11 de septiembre luego de que La Junta de gobernantes de la universidad de Illinois votara en defensa de la decisión de victimizar a Salaita, Christopher Kennedy, presidente de la junta, insistió en que todas las personas "con mentes abiertas" están convencidas "que actuamos con corrección, con ética y según el proceso indicado."

Kennedy, hijo del senador asesinado y candidato presidencial demócrata Robert Kennedy (1968), es un funcionario político nombrado por el gobernador de Illinois Pat Quinn (Partido Demócrata). Su función es recaudar contribuciones para Barack Obama y otros candidatos del Partido Demócrata.

En referencia a las opiniones expresadas por Salaita sus tweets, Kennedy declaró: "No tienen espacio en nuestra democracia, y por lo tanto, no habrá lugar para él en nuestra universidad."

Si discusiones constitucionalmente protegidas criticando las políticas y acciones de aliado clave de Medio Oriente de Washington, Israel, no puede tener lugar "en nuestra democracia" o "en nuestra universidad" ¿qué otros puntos de vista pueden ser proscrito y reprimido? ¿Por qué no oposición a la guerra imperialista, o la crítica y el cuestionamiento de la "guerra al terror" (pretexto que se utiliza para arrastrar al pueblo estadounidense a otra intervención militar rapaz en el Oriente Medio, basada en mentiras)?

La proscripción de puntos de vista por no tener espacio "en nuestra democracia" tiene una larga e innoble historia en los Estados Unidos. Llegó a su apogeo durante las cacerías anticomunistas de brujas de McCarthy durante los años de 1950, que medio siglo más tarde son una sombra oscura sobre la vida política e intelectual estadounidense.

La actual reactivación de estos métodos antidemocráticos en casos como el de Steven Salaita está fuertemente ligada a la degeneración del capitalismo estadounidense (fuertemente ilustrada en la combinación venenosa de la violencia desenfrenada militarista en el exterior y la desigualdad social sin precedentes y monopolización de la riqueza domésticas).

Es por esto que el nuevo macartismo cuenta con el apoyo no sólo de la derecha política y el sionismo, sino también de demócratas ostensiblemente liberales como Kennedy y otros partidarios de un presidente se otorga el "derecho" de mandar a asesinar ciudadanos estadounidenses, a la vez que dirige una enorme máquina ilegal de espionaje que recoge las comunicaciones electrónicas de prácticamente todos los ciudadanos de Estados Unidos y del resto del mundo.

Defender los derechos democráticos fundamentales es inseparable del desarrollo de una campaña contra la guerra y de la movilización independiente de la clase obrera en defensa de sus derechos sociales y políticos. Como parte de esta lucha, hay que demandar que cese la victimización de Steven Salaita y que acaben todos los ataques contra la libertad académica e intelectual, porque están ligadas a los preparativos para la imposición de un Estado policial.

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