22 de diciembre 2014 [Traducción de Marya Luna]
Los correos electrónicos filtrados que han surgido de la piratería de operaciones de Sony Pictures Entertainment, debido a su participación en la producción de la película La entrevista, añaden detalles útiles a lo que ya sabemos sobre el funcionamiento interno de la industria cinematográfica de Estados Unidos y el carácter de su gerencia. Nadie que conozca Hollywood quedará sorprendido por la imagen de murmuraciónes, mezquindad y miopía que emerge; sin embargo la información nos es beneficiosa.
De seguro, La entrevista, dirigida por Evan Goldberg y Seth Rogen, coescrita por Rogen, quien también actúa en ella, junto con James Franco, es un obra bastante estúpida y vulgar, típica de esa clase de películas.
Inicialmente, Sony anunció que la película no se distribuiría, pero en el programa de televisión estadounidense de los domingos por la mañana (cadena NBC) "Meet the Press", David Boies, abogado del estudio, indicó que "va a ser distribuida".
No tenemos idea de quien llevo a cabo la piratería cibernética de Sony —y la afirmación de que esto fue hecho por el régimen estalinista nacionalista de Kim Jong-un en Pyongyang parece cada vez menos creíble. En cualquier caso, el presentar el destino de La entrevista como algo que tiene que ver con "libertad de expresión" —como George Clooney y otros lo están haciendo— es ridículo. Una película que culmina con el asesinato de un jefe de estado extranjero es una provocación temeraria y sin precedentes.
El argumento de Rogen, nacido en Canadá, y de sus colaboradores, apoyados por el gobierno estadounidense y los medios de comunicación, de que al hacer la película estaban dándole un golpe a un tirano también es absurdo. Como hace evidente el informe reciente del Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos sobre el programa de tortura de la CIA, la principal fuente de violencia y agresión en el mundo de hoy es el aparato militar y de inteligencia estadounidense. La política de "derechos humanos" de Rogen y sus secuaces (Jon Stewart, Bill Maher, etc.) no son más que los objetivos del Departamento de Estado y de la CIA traducidos al lenguaje pseudocómico de los ignorantes filisteos.
En cuanto a la "libertad de expresión" toca, los estudios de cine de Hollywood despiadadamente luchan para dominar las pantallas de cine a nivel mundial y establecer un monopolio absoluto, si sólo pudieran alcanzarlo.
Sony es uno de un puñado de conglomerados de los medios de comunicación que controla una parte considerable de lo que la población mundial ve y oye diariamente. En el 2012, Sony Pictures Entertainment sobrepasó a todas las demás compañías de cine en su tajada del mercado mundial, ganando $4.4 mil millones en ventas de taquillas de obras tan eminentemente olvidables como 007: Operación Skyfall , El asombroso hombre araña, Hombres de negro 3, Hotel Transilvania, y Comando especial [Skyfall, The Amazing Spider-Man, Men in Black 3, Hotel Transy lvania y 21 Jump Street] .
Los correos electrónicos filtrados sacan a la luz el tipo de ambiente degradado del que tales películas costosas y vacías emergen. No obstante, sería útil tener en cuenta que las personas que escriben y reciben los mensajes, entre ellos Amy Pascal, presidente de Motion Pictures Group [otra compañía de cine estadounidense], del productor destacado Scott Rudin de Sony Pictures Entertainment, la actriz Angelina Jolie y otros, no son los que han creado las condiciones actuales en el mundo del cine. Más bien, la personalidad, las relaciones y las opiniones artísticas reveladas en las comunicaciones de Sony son el producto de la grave y prolongado debilitamiento de la cinematografía estadounidense y de la cultura en general.
Ese debilitamiento se expresa en la búsqueda perpetua de los "éxitos de taquilla", en la que los estudios gastan grandes cantidades de dinero; estudios que no son más que dependencias de las entidades corporativas gigantes. El fenómeno de la "sequela", en la que los éxitos comerciales son infinitamente reciclables y vaciados de vida, y de la cultura metastásica de "personas famosas"; ignoran cualquier interés en, o compromiso con, los grandes problemas sociales y de las condiciones de un enorme sector de la población, entre otras cosas.
Cualesquiera que sean los buenos, malos o indiferentes motivos y objetivos de los varios ejecutivos, publicistas, estrellas de cine, escritores y otros, los últimos se encuentran atrapados en un campo en el cual muy poco cuenta, excepto el éxito inmediato de taquilla y las ganancias de las empresas. Esa miopía, que deriva inevitablemente de la bolsa de valores y del parasitismo financiero estadounidense, es especialmente destructiva para el arte. Leyendo la correspondencia de los ejecutivos de la película y de sus asociados, es difícil ver cómo algo razonable, penetrante o perdurable podría surgir de tal ambiente. Uno se imagina que para seres humanos con cualquier grado de sensibilidad o que posean una apariencia de conciencia social, una existencia de ese tipo debe ser desmoralizante.
Los correos electrónicos filtrados de Sony, por ejemplo, nos revelan a Pascal, Rudin y Jolie involucrados en momentos de conflicto sórdido y amargo, compitiendo con sus proyectos cinematográficos. Rudin quería al director David Fincher (de La Red Social, P erdida [The Social Network, Gone Girl]) para su propuesta película acerca del fallecido Steve Jobs, mientras que la actriz estaba decidida a escoger a Fincher para su película sobre Cleopatra.
En un intercambio electrónico, en febrero del 2014, enviado por Pascal a Rudin le dice, "No me ch-----s con amenazas. Te he estado proponiendo que hablemos de esto durante semanas". Rudin responde, "¿De qué demonios estás hablando? ¿Quién te está amenazando? Permíteme recordarte que yo te di este material a ti, y que puedo ofrecérselo a ella [Jolie] con sólo una llamada telefónica. Ni por un segundo pienses en hacerme esta m----a. No hay ninguna película de Cleopatra por filmar (y no entiendo cómo eso es malo, dada la locura y el ego descontrolado de esta mujer y el costo de la película)".
En un correo electrónico posterior, Rudin señaló, "No voy a destruir mi carrera por un niña malcriada de poco talento [de nuevo, Jolie] que no lo pensó dos veces el dejar abandonado el proyecto por dieciocho meses para ir a dirigir una película Inquebrantable [Unbroken]... Ella es una superficial, una persona famosa y eso es todo, y lo último que nadie necesita es producir una catástrofe, que cualquier tonto puede ver venir y evitar, con ella ".
En cierto momento en el intercambio de correo electrónico, Pascal y Rudin estaban considerando quién debía ponerse en contacto con el cineasta sueco Tomas Alfredson (El topo [Tinker Tailor Soldier Spy]) para ver si podría ser persuadido para dirigir la película Cleopatra de Jolie. Preguntó Rudin, "¿Quién quiere hacer la llamada?" Pascal (que gana $3 millones al año) respondió: "Tú eres más impresionante. Yo tengo más dinero". Rudin le contestó”, te apuesto a que no".
Las afirmaciones de que Pascal y Rudin exhibieron "racismo" en sus referencias a Barack Obama —con quien el jefe de Sony planeaba tener una junta— están fuera de lugar. Los comentarios eran como de estudiantes de segundo año de universidad más que nada, con Pascal (uno de los principales donantes del Partido Demócrata) diciendo en broma, "¿Crees que debería preguntarle [a Obama] si le gustó Django desencadenado [Django Unchained]?" Rudin le respondió, "12 años (esclavo [12 Years (a Slave)])", etc.
Estas banalidades, sin embargo, le dieron a Al Sharpton, un charlatán político, ex informante del FBI y millonario, motivos suficiente para invitarse a sí mismo a Hollywood la semana pasada para fin de "aumentar y mejorar la diversidad racial en la industria del entretenimiento" (ABC News [un noticiero de televisión estadounidense]). Sharpton se reunió con Pascal, quien ya había indicado que los mensajes no eran “una un reflejo correcto de quien soy yo”. Sharpton, autoproclamado árbitro de los Estados Unidos y, sin duda, con el ojo puesto en las riquezas de Hollywood, no estaba tan seguro, pontificando, “El jurado todavía todavía no se decide en lo que toca a Amy [Pascal]".
El robo de los correos electrónicos ha puesto al descubierto la íntima relación entre los funcionarios de Sony y el New York Times. El marido de Pascal es Bernard Weinraub, el ex reportero de negocios de cine del Times. Los correos filtrados revelan que la columnista Maureen Dowd prometió mostrarle a Weinraub una propuesta del artículo sobre Pascal antes de su publicación. Según Buzzfeed [un sitio de contenido social muy popular en la web], "El resultado final fue una columna que puso a Pascal en tan buena luz que dio lugar a una ronda de adulación mutua con Dowd por correo electrónico después de la publicación del artículo. También lo favoreció a Pascal en el estudio, con el jefe de comunicaciones de Sony de entonces diciendo que el artículo era 'impresionante'".
Otros correos electrónicos indican que los funcionarios de Sony alteraban o suprimían por completo los artículos del Times. En un caso, una periodista del Times, Rachel Abrams, comprobó con los funcionarios de Sony —para una historia que estaba escribiendo— que las relaciones reportadas entre Pascal y el CEO [director ejecutivo] Michael Lynton de Sony Entertainment (quien también gana $3 millones al año) eran tensas. Pascal le dijo por correo electrónico al jefe de Sony comunicaciones, Charles Sipkins, "POR FAVOR ARREGLA ESTO”. Sipkins hizo precisamente eso, al hablar con Brooks Barnes, reportero de Hollywood del Times ,. "Hablé con Brooks y Nueva York: eso quedó fuera de la historia", Sipkins más tarde le escribió a Pascal. Sipkins fue capaz de matar una historia del Times en su totalidad, un tema de menor importancia acerca del hecho de que la fracasads película infame, Ishtar (1987, Elaine May), finalmente había recuperado costos y salido al ras financieramente.
El egocentrismo y el arribismo estuvieron involucrados en un nuevo intento (que al final falló) de cambiar otro artículo del Times. Barnes le envió a Sipkins una versión de un artículo que hacía referencia al presidente Tom Rothman de Sony TriStar [una compañía de cine que pertenece a Sony Pictures Entertainment], que había trabajado anteriormente en la 20th Century Fox, diciendo que era responsable de "algunos" de los proyectos actuales de Fox. Rothman lo tomó como una ofensa a su carrera e insistió en que la palabra "algunos" ¡se cambiara a "muchos"! Se indignó muchísimo cuando la palabra "algunos" apareció en la versión final de la columna.
Varios correos electrónicos de Sony acerca de la nueva película propuesta de James Bond, Espectro [Spectre], que será dirigida por Sam Mendes, subrayan el estado terriblemente circunscrito de la vida artística en Hollywood. El guión de esa película, proyectada a costar alrededor de $350 millones, estaba seriamente empantanado en reescrituras durante el verano de 2014. Los ejecutivos intercambiaron numerosos comentarios que se centran en el carácter trivial y decepcionante del libreto existente. Un correo electrónico sugirió, "Es necesario que haya algún tipo de giro sorpresa en lugar de una serie de persecuciones sobre el agua con armas de fuego", mientras que otro se refiere a Bond como "simplemente luchando contra secuaces en muchas secuencias exageradas y familiares de helicópteros y huecos de ascensores”. El estreno de Espectro sería en noviembre del 2015.
Los funcionarios del estudio también criticaron la producción de películas de Sony en su totalidad. Un correo electrónico, comentó: "Hay una 'insipidez' general en las películas que producimos. Aunque logramos producir alguna película innovadora de vez en cuando, Red Social, El juego de la fortuna , La chica del dragón tatuado [Social Network, Moneyball, The Girl with the Dragon Tattoo], seguimos cargando con las mismas fórmulas mundanas [cómicas] como las películas de Adam Sandler”. El mensaje continuó, "Aquí hay una extraña dicotomía de que los altos ejecutivos nos animan a ser fiscalmente responsables, pero luego permiten que ciertos talentos y a ciertos cineastas nos desangren con sus peticiones extravagantes como aviones privados, vestuario y estilistas personales— para luego sorprenderse cuando se les pide que trabajen más de cinco horas para promocionar su película".
La fama, la riqueza y las payasadas egocéntricas en Hollywood no son nuevas. Sin embargo, todo esto ha tomado un carácter grotesco en las últimas décadas.
Las enormes sumas derramadas sobre los ejecutivos de los estudios, los productores, los actores y sobre algunos autores (como el guionista Aaron Sorkin a quien se le pagaron $2 millones por el proyecto de la película de Steve Jobs que nunca fue hecha, así como $3 millones en dinero diferido) ayudan a generar un tipo de desorientación social. Se trata de personas muy alejadas de la masa de la población y sus inquietudes, problemas y necesidades. Sus películas reflejan esta irrealidad y la falta de conocimiento sobre la dinámica de la vida contemporánea.
El clima en la industria del cine estadounidense es enfermizo. Hay excepciones sobresalientes, pero son realmente raras. Esto hace que incluso los modestos actos de valor parezcan notables. Muy a menudo, cuando un actor o escritor hace un comentario crítico sobre la política del gobierno estadounidense o sobre la vida social, él o ella rápidamente lo retraen, o simplemente se retiran con una disculpa, ya sea por la presión de la opinión oficial o por los requisitos de su carrera.
El escándalo de Sony revela una vez más cómo la cultura es estrangulada, por la dominación financiera de las empresas, de todos los aspectos significativos de la vida estadounidense. La industria del cine es un ambiente muy contaminado. Todo, incluyendo la renovación de la vida artística, depende de la aparición de un movimiento obrero socialista dirigido contra las bases económicas del capitalismo.