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Perspectiva

Los candidatos más impopulares en la historia estadounidense

El fin de semana del Día del Trabajador marca el inicio semioficial de la fase final de la campaña electoral del 2016. Los próximos dos meses contarán con cuatro debates presidenciales o vicepresidenciales, cientos de millones de dólares en torturantes anuncios de ataque y de desenfrenada reacción política —la grandilocuencia y mentiras de los partidos Demócrata y Republicano.

Hay más indicios de que la avalancha de mierda política de los dos partidos capitalistas principales, que gozan de un efectivo monopolio político en los Estados Unidos, ha alienado a un número récord de personas. Las encuestas de opinión hechas la semana pasada muestran que va de caída el apoyo hacia Hillary Clinton del Partido Demócrata y Donald Trump del Partido Republicano. Los números de Clinton bajan aún más rápidamente que los de Trump, lo cual nos trae titulares de prensa proclamando que Trump ha empezado a "cerrar la brecha.”

Ahora se reconoce ampliamente que Clinton y Trump son los dos candidatos presidenciales más impopulares en la historia moderna estadounidense. Trump es visto de manera desfavorable por casi dos tercios de los votantes encuestados; un 44 por ciento lo considera racista y un 59 por ciento dice que su campaña atrae a la intolerancia. Sin embargo, Trump solo está un poco atrás de Clinton, cuyos números desfavorables sumaron un 60 por ciento de los votantes la semana pasada. Casi dos tercios de los encuestados— incluyendo muchos de los que planean votar por ella— dijeron que la ex secretaria de Estado (Clinton) es corrupta, mentirosa y que no se puede confiar en ella.

Lo que es indiscutiblemente cierto, pero que los medios de difusión controlados por las corporaciones no pueden admitir, es que los dos candidatos son tan ampliamente odiados porque representan las políticas cada vez más derechistas de la clase gobernante estadounidense. Esto ocurre en condiciones en las que los trabajadores y los jóvenes se mueven hacia la izquierda.

Las acciones de los dos candidatos la última semana sólo destacan la gran decadencia del sistema político estadounidense. Trump dio un discurso sobre la inmigración en Arizona que fue una diatriba de una hora contra los inmigrantes indocumentados, a quienes culpa por el desempleo, la delincuencia, el déficit presupuestario y el terrorismo. Concluyo su discurso fascista con un plan de 10 puntos para establecer un estado policial en Estados Unidos, con campos de detención para los millones a quienes se comprometió a acorralar como su primera acción presidencial.

Por su parte, Clinton dio un discurso sobre la política militar a la convención de la American Legion —un bastión derechista de anticomunismo y militarismo— en el que se presentó como una futura comandante en jefe más agresiva y fiable que Trump, quien sugirió es un títere de Rusia. Ella amenazó con usar fuerza militar en respuesta a las acusaciones sin fundamento de ataques cibernéticos hacia Estados Unidos por parte de Rusia y China. También alabó la creciente lista de funcionarios de seguridad nacional del Partido Republicano que la apoyan, incluyendo a casi todos los arquitectos de la guerra de Irak,.

El estatus de Clinton como la candidata por consenso del aparato militar y de inteligencia estadounidense se fortaleció aún más el viernes 2 de septiembre con la declaración pública de que dos ex secretarios de Estado republicanos, Henry Kissinger y George Shultz, no apoyarían a Trump. Se unieron a ambos ex presidentes del Partido Republicano, George H. W. Bush y su hijo George W. Bush, y a Mitt Romney, candidato presidencial del Partido Republicanos en el 2012, en negarse a endosar a Trump.

Aunque, Kissinger, de 93 años de edad, y Shultz, de 95 años de edad, no endosaron abiertamente a Clinton —tal vez por petición de ella ya que Kissinger es ampliamente odiado como criminal de guerra por su papel en la guerra de Vietnam— su declaración conjunta dejó pocas dudas acerca de su preferencia: “Estamos decididos a fomentar una política exterior bipartidista y vamos a dedicarnos a este esfuerzo ahora y después de las elecciones.”

Después de los discursos de Trump y Clinton, una encuesta de Reuters/Ipsos declaró que esta miembro del Partido Demócrata cuenta con el apoyo de un 40 por ciento de los votantes comparado con 39 por ciento para Trump, lo que significa que el 21 por ciento de la población o favorece a un tercer candidato o está indeciso. Los números de encuesta para el Gary Johnson (Partido Libertario) y Jill Stein (Partido Verde), los candidatos de los dos partido reconocidos por los medios de difusión, demuestran que decenas de millones de votantes, predominantemente jóvenes y trabajadores, están indignados por, y buscan una alternativa a, la "opción" que ofrecen los dos partidos principales.

Los promedios de las encuestas indican que Johnson cuenta con un 10 por ciento del voto y Stein un 5 por ciento; se reparten un 15 por ciento. Esto es 10 veces de lo que recibieron los mismos candidatos de los partidos Libertario y Verde en las elecciones presidenciales del 2012. La mayoría de los que planean votar por cualquiera de estos candidatos encajan el perfil de los partidarios del senador de Vermont Bernie Sanders. Una mayoría, el 51 por ciento, son menores de 34 años y favorecen a Bernie sobre Clinton o Trump.

Estas cifras destacan la función política de la campaña del Partido Libertario y, particularmente del Partido Verde, el más superficialmente “izquierdista” de los dos. Su función es contener la enorme oposición a los partidos Demócrata y Republicano en el marco de la política capitalista.

El Partido Libertario es un partido explícitamente procapitalista que defiende medidas aún más derechistas que las de los partidos Demócrata y Republicano, en particular sobre el desmontaje de los servicios públicos y la eliminación de todas las restricciones de la libre empresa. Al mismo tiempo, trata de capturar los sentimientos democráticos y antibélicos de la población al pretender rechazar el espionaje gubernamental y las guerras en el extranjero.

El Partido Verde le presta un servicio fundamental a la élite gobernante al buscar capturar los sectores de la población que se mueven hacia la izquierda, particularmente los que apoyaron inicialmente a Sanders. Recientemente, Stein le había ofrecido a Sanders la nominación del Partido Verde si acedía a continuar su campaña en las elecciones generales. Recientemente en sus actos públicos ha adoptado una gran afectación demagógica contra la guerra, dirigido a aprovecharse del la relación de Clinton con el Pentágono y la CIA.

Pero el Partido Verde es igual de capitalista que los otros partidos. Al igual que los otros apoya el sistema de lucro privado, pidiendo solamente un grado más alto de protección ambiental. La única mención del socialismo en la plataforma del Partido Verde es para rechazarlo.

La repentina retórica de Stein contra la guerra no convence; no se puede creer. A través del mundo cuando Partidos Verdes participan en gobiernos burgueses, abrazan con todo corazón el militarismo. Notoriamente, los Verdes en Alemania sentaron las bases para el resurgimiento del imperialismo alemán como una fuerza bélica significativa. El ministro de relaciones exteriores, del Partido Verde, Joschka Fischer, fue un principal artífice de la participación militar alemana en las guerra en Kosovo y Afganistán.

Sólo hay un partido en la elección del 2016 que realmente representa el movimiento hacia la izquierda de los trabajadores y la juventud y avanza un programa que es socialista y pacifista. Ése es el Partido Socialista por la Igualdad y nuestros candidatos, Jerry White para presidente y Niles Niemuth para vicepresidente.

Los candidatos del PSI no reciben ni aplausos ni entrevistas aduladoras por parte de grandes medios de difusión, y por muy buena razón: nuestra campaña avanza un programa socialista revolucionario para movilizar a la clase obrera y la juventud para ponerle fin a la dictadura de las grandes empresas. Animamos a todos los que están en busca de una verdadera alternativa a la política capitalista a que nos apoyen y que nos ayuden a construir nuestra campaña.

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