El tres de septiembre el Partido Socialista por la Igualdad (PSI) de Sri Lanka celebró el cumpleaños setenta y cinco de su secretario general, Wije Días. Lo que sigue es el saludo que le envió al camarada Días David North, el presidente del PSI estadounidense.
Querido camarada Wije:
En momentos en que tus camaradas en Sri Lanka se juntan para celebrar tus 75 años, compartimos la ocasión tus amigos y camaradas del Partido Socialista por la Igualdad en Estados Unidos y las secciones del Comité Internacional de todo el mundo. Sentimos un profundo aprecio, respeto y gratitud por todo lo que has hecho por la causa de la Cuarta Internacional, el socialismo mundial y la liberación de la humanidad de la explotación, opresión y violencia capitalistas.
En medio de nuestra celebración, es imposible dejar de reflexionar sobre todo lo que significa el tiempo que has vivido en el contexto de la época histórica que fue el escenario de tu experiencia social y decisiones políticas. El mismo año en que naciste, 1941, fue profético. Ocurría la Segunda Guerra Mundial. El imperialismo demostraba horriblemente la barbarie de la que era capaz. Poco más de dos meses antes de tu nacimiento, el gobierno alemán nazi había invadido la Unión Soviética. Hacia fines de 1941, Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos estaban involucrados en una feroz lucha para determinar quien iría a dominar ese vasto continente que es Asia. Detrás del brutal batallar por el poder entre esas potencias, las masas de Asia entraban en acción. Para nada deseaban esperar con pasividad que la guerra decidiera cual nación imperialista se convertiría en su nuevo opresor. Todo lo contrario, las masas intentaban arrasar con todo el sistema de opresión colonial.
¿Cómo lograr ese objetivo? Los líderes nacionalistas de la burguesía asiática aconsejaban cautela y paciencia. Temían, más que nada, que la lucha anticolonialista de las masas ascendiera a la dimensión socialista, cosa que amenazaría los intereses de este sector capitalista. Ese espantoso temor de clase fue más abierto en India, donde el pacifismo de Gandhi siempre tuvo por blanco la movilización revolucionaria de la clase obrera. De su lado, los estalinistas indios seguían la línea de la burocracia soviética e insistían que la clase obrera debía someterse al control político del Congress Party (Partido Congreso) burgués, sin estorbar en lo más mínimo los intereses del imperialismo británico durante la guerra.
Otra perspectiva se les planteaba a las masas, la de la revolución permanente, que repudiaba el programa de la burguesía nacionalista y de sus aliados estalinistas. En julio de 1939, poco antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, León Trotsky escribió “La India ante la guerra imperialista” (inicialmente publicado en inglés con el título, An Open Letter to the Workers of India). Dice:
“La burguesía india no es capaz de dirigir una lucha revolucionaria. Está estrechamente ligada al imperialismo británico y depende de éste; tiembla por las propiedades suyas; teme a las masas; busca compromisos con el imperialismo británico a cualquier precio; y adormece a las masas indias con esperanzas de reformas otorgadas desde arriba. El líder y profeta de esta burguesía es Gandhi ¡Líder impostor y falso profeta!...
El pueblo indio debe separar su destino, desde ahora mismo, del imperialismo británico. Los opresores y los oprimidos están en lados opuestos de la trinchera. ¡Qué de ninguna manera se ayude a los esclavistas! Por el contrario, hay que utilizar las inmensas dificultades que surgirán con el estallido de la guerra para asestar un golpe mortal a las clases de poder. Así es como deben actuar las clases y los pueblos oprimidos de todos los países, sin importarles que los señores imperialistas se disfracen o con máscaras democráticas o con máscaras fascistas.
Para poner en práctica esa política es necesario un partido revolucionario que se apoye en la vanguardia del proletariado. Ese partido no existe todavía en India. La Cuarta Internacional ofrece para la formación de este partido su programa, su experiencia, su colaboración. Las condiciones para que se constituya ese partido son: hacerse totalmente independiente de la democracia imperialista, de la Segunda y la Tercera Internacional, de la burguesía nacional india.
Esa declaración, escrita en un lejano país –México— influenciaría tremendamente al subcontinente indio, y a Ceilán en particular. Fue allí donde los principios por los que luchaba la Open Letter de Trotsky servirían de orientación política a los jóvenes líderes del recién formado Lanka Sama Samaja Party (Partido de la Igualdad Social, LSSP). En 1942 el LSSP se convirtió en una sección de la Cuarta Internacional. Esa decisión histórica, que ocurrió en el primer año de la vida tuya, asentó los cimientos de una cultura política e intelectual que tan profunda influencia tendrían, sobre ti y sobre toda una generación de jóvenes de Ceilán, que acudieron al programa del Bolshevik Leninist Party of India (Partido bolchevique leninista de India, PBLPI) y del LSSP entre 1940 y comienzos de los 1960.
Como tu sabes, camarada Wije, te he comunicado en otras ocasiones mi deseo que relates tus experiencias en el movimiento de juventudes del LSSP durante los fatuos primeros años de la década de 1960. Estuviste presente cuando Colvin de Silva otros abandonaban los principios que habían defendido.
La traición del LSSP –su entrada en el gobierno de coalición de Bandaranaike— fue la primera gran prueba política que puso fin a tu aprendizaje político. Encarando el rechazo de tus mayores, repudiaste la capitulación y decidiste izar en Sri Lanka el pabellón del verdadero trotskismo.
De inmediato siguieron años llenos de enormes retos. Tan grande había sido la traición del LSSP que generó gran desorientación y desesperación. La corriente pablista internacional que, con sus revisiones del programa trotskista desde 1953 le había dado legitimidad al oportunismo dentro del LSSP y fertilizado su desarrollo, desde ahí en adelante se empeño en impedir todos los análisis serios de los orígenes de la traición en Ceilán. Esa fue la misión encomendada al recién formado LSSP (Revolutionary) por el líder pablista Ernest Mandel y sus compinches.
La crucial tarea de clarificación política siguió adelante, no obstante las difíciles condiciones. Con la importantísima ayuda de Wilfred “Spike” Pereira, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional pudo ponerse en contacto contigo y con otros en el grupo Shakthi (poder) –especialmente los camaradas Ratnayake, Keerthi y Wicks— que buscaban salir de ese miasma de evasiones centristas que era el LSSP(R). Claro está que las cosas fueron complicadas y contradictorias. Sin embargo, entre 1966 y 1968 su defensa y recuperación de los principios revolucionarios culminó en el establecimiento de la Revolutionary Communist League (Liga Comunista Revolucionaria, RCL) –antecesora del Partido Socialista por la Igualdad de Sri Lanka— como sección del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI).
Después de atravesar por esa inmensa experiencia política todavía eras tú un joven de poco más de veinte años de edad. La RCL encararía un sinnúmero de retos; le tocaría a la dirección del partido demostrar su firmeza política. La detallada lista de todas esas experiencias resume la crónica histórica política de Sri Lanka, del subcontinente asiático, y, claro está, del la Cuarta Internacional en los últimos cincuenta años. Me vienen a la mente 1) el levantamiento en 1971 del Janatha Vimukthi Peramuna (Frente de liberación popular, JVP), y la defensa por la RCL (a gran riesgo) de la juventud campesina influenciada por el JVP, a pesar de nuestra diferencias irreconciliables con esta organización maoísta.; 2) la salvaje contraofensiva contra la clase obrera de Sri Lanka luego de la victoria del United National Party (Partido de Unidad Nacional) en la elección de 1977; 3) el inicio de la guerra civil en 1983, cuando la RCL fue la única organización opuesta tanto a las medidas antitamiles del gobierno de en Colombo como al programa nacionalista y separatista del LTTE; y la campaña violenta de fines de la década de 1980 del JVP, contra la RCL, por el repudio intransigente, de ésta, al chovinismo síngales.
Entre 1971 y 1985, la RCL tuvo que lidiar con esa larga sarta de crisis políticas bajo condiciones en que la Socialist Labor League ( Liga Socialista Laboral SLL) británica (luego el Workers Revolutionary Party [Partido Obrero Revolucionario] WRP) repudiaba las bases trotskistas del Comité Internacional.
En verdad, la dirección del WRP de Healy, Banda y Slaughter nunca había olvidado o perdonado la crítica devastadora del camarada Keerthi, apoyado por el Comité Político de la RCL, sobre la posición oportunista del SLL en cuanto a la invasión india de Pakistán del Este bajo órdenes del gobierno de Indira Gandhi.
El Workers Revolutionary Party trató de impedir dentro del Comité Internacional el intercambio consecuente de opiniones políticas. A la Revolutionary Communist League nunca se le informó de las críticas que el Workers League había lanzado contra la línea política del WRP entre 1982 y 1984. La conducción del WRP no hizo ningún case a mi pedido de que se informara a la RCL y que se la invitara a la junta del CICI de febrero 1984, para discutir las diferencias entre la Workers League y el Workers Revolutonary Party. Nos consta que Healy, Banda, y Slaughter tomaron esa decisión, carente de principios, porque creían que el liderazgo de la RCL hubiera estado de acuerdo con la crítica de la Workers League al abandono por parte de los líderes del WRP de la teoría de la revolución permanente y a sus alianzas reaccionarias con nacionalistas burgueses. Finalmente la crisis política que se detonó dentro del WRP en 1985 acabó con su control reaccionario del Comité Internacional.
La conferencia de octubre 1985 en Londres de delegados del CI señaló una nueva y muy significativa etapa en la historia del movimiento trotskista. Lo que nosotros hemos llamado la prolongada guerra civil dentro de la Cuarta Internacional, que comienza con la Carta Abierta de 1953, rechazando la insurgencia revisionista de Pablo y Mandel, terminó con la derrota de las fuerzas antitrotskistas dentro del Comité Internacional.
El camarada Keerthi jugó un papel crucial y decisivo como parte del liderazgo del Comité Internacional. En verdad su excepcional contribución reflejaba las enormes experiencias y la firmeza política de los líderes y cuadros de la RCL, que derivaba de previas décadas de lucha por el trotskismo.
Por esa misma razón la RCL pudo aguantar la muerte temprana e inesperada del camarada Keerthi en 1987. Su muerte a los 39 años de edad, fue una pérdida cruel y trágica para la Communist League y el Comité Internacional. Que la RCL se sobrepusiera a la muerte de Keerthi –en medio de una guerra civil, acosada por asesinos del JVP y por la represión constante del gobierno– es una muestra objetiva del extraordinario tesón político de la dirección del RCL. Debemos también reconocer el papel decisivo que jugaste tú, camarada Wije, para mantener al partido unido, sosteniendo su orientación revolucionaria e internacionalista, y dirigiéndolo hacia adelante. No hay nadie ni en la RCL/PSI ni en el Comité Internacional que se atrevería a contradecir esa opinión.
Hace ya 45 años de que nos conocimos. Hemos trabajado de cerca durante los últimos 30. No me es posible expresar en palabras el enorme respeto que te tengo, como camarada, luchador y ser humano. Estoy seguro que tienes tu faltas, aunque confieso que no se me ocurre ninguna. Has defendido con intransigencia los principios del marxismo. ¡Aún en la cárcel, el mismo carcelero quedó impresionado con tu devoción a la causa de la revolución socialista!
En toda Sri Lanka hasta tus enemigos políticos te respetan por la irreprochable integridad revolucionaria que tienes. Eres el único líder político en Sri Lanka admirado por las comunidades síngales y tamil. Bien saben éstas que sólo el Partido Socialista por la Igualdad lucha por la unidad de toda la clase obrera y rechaza toda manera de sectarismo racial. Durante mas de cincuenta años de campañas políticas, y encarando muchísimas dificultades –incluyendo la muerte de tu amada esposa, la camarada Piyaseeli— tú has elevado la bandera de la Cuarta Internacional.
No cabe duda que este cumpleaños tuyo es un gran hito. No hay malabarismo de cifras que valga, setenta y cinco es un número de años muy significativo. Con la edad te vino más sabiduría; y hace algunos años dejaste atrás dos amenazas de vida –andar en moto y fumar cigarrillos. Por lo tanto con todo derecho esperamos que sigas al frente de luchas revolucionarias durante muchos años más.
Tu camarada para siempre,
David North