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Perspectiva

Enormes manifestaciones de estudiantes contra Trump: El camino a seguir

El Partido Socialista por la Igualdad y los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social le dan la bienvenida y apoyan la oleada de manifestaciones por todo el país contra la elección de Donald Trump.

Estas protestas de estudiantes de secundaria, estudiantes universitarios y otras secciones de la juventud expresan una profunda hostilidad hacia las políticas derechistas y xenófobas del futuro gobierno de Trump y todos los esfuerzos para dividir a la población a lo largo de líneas raciales.

En las semanas transcurridas desde su elección, Trump ha reiterado su firmeza de prohibir los abortos, llevar a cabo deportaciones masivas y adoptar políticas de extrema derecha de manera universal. El hecho que Trump haya nombrado como su principal estratega a Stephen Bannon —personaje con vínculos directos a grupos de nacionalistas blancos y neofascistas— deja claro los peligros que enfrenta toda la clase obrera. La elección de Trump marca el giro de la clase dominante estadounidense a una política de autoritarismo y violencia estatal contra la oposición social.

Los sentimientos que animan a los manifestantes están en marcado contraste con la respuesta de los líderes del Partido Demócrata que han formado una fila para desearle "éxito" a Trump y para prometer su voluntad de colaborar con él.

En su reunión con Trump en la Casa Blanca el día después de que Hillary Clinton concedió su derrota, el presidente Obama dijo que su "prioridad número uno en los próximos dos meses" es asegurar que "nuestro presidente electo tenga éxito." En una conferencia de prensa el 14 de noviembre, insistió que los estadounidenses deben "reconciliarse" con la presidencia de Trump y afirmó que tuvo una "discusión cordial" con el presidente electo.

Particularmente inmunda es la reacción del senador Bernie Sanders, quien ahora trata darle legitimidad a Trump por defender a la "clase media.” El fin de semana, escribió en el New York Times que quiere "trabajar con el Presidente Trump cuando éste en verdad labore para la clase media y las familias trabajadoras de este país."

Estas declaraciones van en contra de lo que es obvio para millones de trabajadores y jóvenes en todo el país y a través del mundo, incluyendo los que participan en las manifestaciones. Trump no hará nada por los intereses de los trabajadores. Más bien, Trump prepara un asalto total contra los derechos sociales y democráticos.

En los últimos días, percibiendo que las protestas están creciendo, Sanders adopta un tono más crítico; como opositor una vez más del orden establecido. Su objetivo es repetir su papel en las elecciones internas del Partido Demócrata, cuando denunciaba a la "clase multimillonaria" y pretendía ser socialista para acorralar en el Partido Demócrata la creciente oposición a la clase política. Al darle su apoyo a Clinton, la personificación del status quo corrupto, Sanders aseguraba que la ira y la frustración sobre el deterioro de los niveles de vida y la creciente desigualdad que motivaban a amplios sectores de la clase obrera fueran capturados por la derecha. Esto le garantizó la victoria a Trump.

Ni Clinton ni Obama han mencionado el hecho de que Trump perdió el voto popular por dos millones de votos. Tampoco han sugerido que la disparidad masiva sin precedentes históricos entre el resultado del voto popular y el del Colegio Electoral refuta cualquier afirmación de que Trump tiene un mandato popular para su proyecto de extrema derecha.

La respuesta del Partido Demócrata a las elecciones enfatiza un hecho político fundamental: la oposición hacia Trump no puede construirse con el Partido Demócrata o cualquiera de sus fracciones. Este tradicional partido del imperialismo estadounidense no puede ser cambiado, reformado ni “recuperado". Todos aquellos toman ese punto de vista en términos políticos objetivos se prestan para bloquear el surgimiento de un movimiento político independiente de la clase obrera.

Cuando Obama llamó a la elección un “juego intramural”, revela más de lo que pretende, que los dos partidos trabajan juntos —y con Wall Street, la CIA y el Pentágono— contra la clase obrera. Lo paraliza al Partido Demócrata el crecimiento de la oposición social que amenaza al sistema capitalista y a la clase dirigente a la que sirve. Teme más alentar y legitimar las protestas populares que las consecuencias de un gobierno de Trump.

La postración del Partido Demócrata ante Trump y la extrema derecha es una continuación de su papel en la campaña electoral. Clinton dirigió una campaña derechista basada en escándalos y amenazas de guerra contra Rusia. Prometió ser la continuación del gobierno de Obama, que ha presidido sobre más de ocho años de violencia militar, creciente desigualdad social y una escalada de los ataques de los derechos democráticos.

A lo largo de la elección, El Partido Demócrata se pintó de partido de "identidades", combinando un programa derechista de guerra y reacción con la promoción de políticas raciales y de género que sirven para dividir a la clase obrera y promover los intereses de los sectores privilegiados de la clase media alta. El apoyo de los trabajadores de todas las razas hacia Clinton disminuyó porque ese partido no tienen nada que ofrecerle a los trabajadores.

Esto es porque defiende el sistema capitalista, que se encuentra en crisis mortal en todo el mundo. Este mismo sistema capitalista produjo a Trump.

Décadas de guerra, austeridad y reacción social han socavado fatalmente los procesos democráticos y han producido una sociedad dominada por el parasitismo financiero y la corrupción política. Donald Trump es el miasma de esas condiciones, la personificación fascista del colapso de la democracia estadounidense.

Por lo tanto, la lucha contra Trump debe ser basada en la lucha contra el capitalismo. Eso significa una lucha para unificar a los trabajadores y jóvenes de todas las razas y géneros, en los Estados Unidos e internacionalmente, en base a un programa socialista. No se trata de oponerse a un individuo, sino que a todo un sistema social y económico basado en la propiedad privada de los medios de producción y la acumulación de riqueza cada vez mayor por parte de la aristocracia empresarial y financiera.

El Partido Socialista por la Igualdad y los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social lideran la lucha por el socialismo. Animamos a que todos los trabajadores y jóvenes se pongan en contacto con el PSI, se unan a la IYSSE y emprendan esta lucha hoy. ¡No hay tiempo que perder!

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