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Conferencia sobre el centenario de la Revolución Rusa

Espontaneidad y conciencia política en La Revolución de Febrero

Publicamos aquí el texto de una conferencia pronunciada el Sábado 22 de Abril por Joseph Kishore, secretario nacional del Partido de la Igualdad Socialista (EEUU). Este es el cuarto de una serie de cinco conferencias internacionales en línea presentadas por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional para conmemorar el centenario de la Revolución Rusa de 1917. Para inscribirse en la serie de conferencias, visite wsws.org/1917.

Los Acontecimientos de Febrero: el desarrollo combinado y desigualado de Rusia y la teoría de la revolución permanente

Los acontecimientos de Febrero de 1917 en Rusia marcaron el comienzo de convulsiones revolucionarias que cambiaron el curso de la historia. El 22 de Febrero, la víspera de la revolución, Nicolás II seguía siendo el emperador y el gobernante de toda Rusia. Una semana después, la aparentemente invencible dinastía Romanov, que había gobernado en Rusia durante más de 300 años, es derrocada y reemplazada por el inestable "poder dual" del Gobierno Provisional burgués y el Sóviet de Petrogrado de Diputados Obreros y Soldados. Este fue el marco de los conflictos políticos que se desarrollarían durante los próximos ocho meses, llegando a la conquista del poder de la clase obrera, bajo la dirección del Partido Bolchevique.

Al comenzar nuestro examen de la revolución de 1917, debemos volver a examinar la forma en que la "Cuestión Rusa" fue entendida y analizada por el movimiento revolucionario, pues sólo en este contexto es posible comprender los conflictos políticos y sociales que se desarrollaron durante los acontecimientos trascendentales de 1917.

El principio básico del marxismo es que la revolución social —es decir, el proceso de sustitución de una clase dominante por otra— sólo tiene lugar cuando el mayor desarrollo de las fuerzas productivas ya no son posibles en el marco de las relaciones de la producción existentes. El socialismo científico no nace de fantasías utópicas, sino de las contradicciones objetivas del capitalismo y de los intereses sociales de la clase obrera, vinculado a ellas. Al considerar la situación mundial actual es evidente que el sistema capitalista de estados nacionales se ha convertido en una enorme barrera para el desarrollo de la producción y el futuro de la humanidad.

El marxismo comienza a arraigarse en Rusia bajo condiciones de desarrollo social y económico muy por debajo al que se consideraba necesario para el socialismo — dado que no predominaban las relaciones de propiedad capitalistas y no existía una numerosa clase obrera. Incluso a principios del siglo XX, el campesinado todavía formaba un 85 por ciento de la población, laborando en ignorancia y pobreza. A pesar de la emancipación formal de los siervos en 1861, la propiedad de la tierra fue dominada por grandes terratenientes. Las viejas relaciones feudales, que habían sido abolidas en Europa Occidental en las grandes revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII, permanecieron. Políticamente, la aristocracia zarista dominaba el país y no existían mecanismos reales para las formas de gobierno democrático y parlamentario que existían en Europa occidental y en los Estados Unidos. Esto significaba que las tareas inmediatas que enfrentaba el movimiento revolucionario en Rusia eran de carácter democráticoburgués.

Gueorgui Pléjanov

El "padre del marxismo ruso", Georgui Plejánov, fue el primero en reconocer que la clase obrera de Rusia, a pesar de su tamaño relativamente pequeño en comparación con el campesino, sería la fuerza revolucionaria decisiva en la revolución democrática. "El movimiento revolucionario en Rusia triunfará sólo como movimiento obrero o nunca triunfará", proclamó en el congreso fundador de la Segunda Internacional en 1889. Su concepto era de una revolución en dos etapas, la clase obrera desempeñaría el papel principal en la revolución democrática, pero el poder necesariamente sería transferido de alguna manera a la burguesía, permitiendo un período más o menos prolongado de desarrollo capitalista antes de que la clase obrera fuera lo suficientemente fuerte como para tomar el poder.

Las camaradas North y Volkov señalaron en su importante ensayo sobre Plejánov publicado a finales del año pasado: "El destacado papel de Plejánov como pensador político radical es que previó el papel decisivo de la clase trabajadora mucho antes de ésta que surgiera como un grupo social de masas que ocupaba un lugar específico en la vida económica y política y bajo condiciones en las que el capitalismo en Rusia sólo había dado sus primeros pasos ". [1] De hecho, esa concepción básica y perspicaz fundamenta el posterior desarrollo de todo el movimiento marxista en Rusia .

Espontaneidad y Conciencia en la Revolución de Febrero

Los pasos posteriores del capitalismo ruso, sin embargo, plantearon cuestiones críticas de perspectiva que expusieron las debilidades y consecuencias del concepto de dos etapas de Plejánov. La revolución de 1905, como vimos en la conferencia de camarada Fred Williams, no sólo demostró el enorme poder social de la clase obrera, sino también, y vinculado con éste, el papel contrarrevolucionario de la burguesía. En 1905, Plejánov, ahora asociado a la facción menchevique del Partido Laborista Socialdemócrata de Rusia, escribió que la revolución era de carácter burgués, lo que suponía que no "socavaría el capitalismo", sino que "despejaría el terreno, por primera vez y de manera real, para un desarrollo amplio y rápido del capitalismo de tipo europeo, y no de tipo asiático", lo que hace posible "Por primera vez el dominio de la burguesía". [2]

Pero, ¿cómo sería posible transferir el poder a una clase que no lo quería, y estaba aterrorizada de esa clase obrera, la principal fuerza impulsora de la propia revolución? Para la clase obrera, la lógica de esta perspectiva significaba que tendría que abstenerse de avanzar sus propios intereses por miedo a asustar a la burguesía y empujarla a la reacción. Como veremos, ese programa y esa perspectiva serían desarrollados por los mencheviques, y por el Partido Socialrevolucionario, después de la Revolución de Febrero.

La perspectiva de Lenin, líder de los bolcheviques, era muy diferente. La revolución rusa iba a ser una revolución democráticoburguesa, pero las tareas fundamentales de esa revolución no podían ni debían ser llevadas a cabo ni por la burguesía ni en alianza con la burguesía. La más importante de estas tareas era la liquidación de las relaciones feudales en el campo. En Rusia, sin embargo, la burguesía no estaba dispuesta a, y no podía, llevar a cabo esta tarea. En respuesta a la declaración de Plejánov en 1905 de que era necesario tener cuidado de no repelar a los partidos no proletarios con "acciones sin tacto", Lenin respondió que "los liberales y los terratenientes perdonarán millones de "actos carentes de tacto" pero no te perdonarán una sola convocatoria para quitarles la tierra ". [3]

Lenin adelanta un programa de derrocamiento de la aristocracia zarista y la creación "dictadura democrática del proletariado y el campesino", con la palabra "dictadura" utilizada en el sentido marxista de capturar el poder estatal. La clase obrera tomaría el poder en alianza con el campesinado e implementaría las medidas democráticas más radicales. Sin embargo, esta revolución no podía ni podría trascender la estructura de relaciones de propiedades capitalistas. Escribió en 1905, "La socialdemocracia hace hincapié siempre en el carácter burgués sobre la revolución inminente en Rusia, e insiste en una clara línea de demarcación entre el programa mínimo democrático y el programa socialista máximo. El curso histórico de los acontecimientos han planteado ante el proletariado ruso precisamente la tarea de llevar a cabo la revolución democrática burguesa ...; toda el pueblo encara esa tarea, toda la masa de la pequeña burguesía y el campesinado; Sin tal revolución es inconcebible el desarrollo más o menos extenso de una organización de clase independiente para la revolución socialista ". [4]

En cambio, la teoría de Trotsky de la revolución permanente rechaza tanto a la teoría de dos etapas de Plejánov , como a la de la "dictadura democrática del proletariado y el campesinado" de Lenin.

Trotsky reconoce que las tareas básicas de la revolución democráticaburguesa aún no se habían cumplido. El "desnivel" del desarrollo capitalista se expresaba en el relativo atraso de la economía y la sociedad rusas. Sin embargo, en el entorno de ese atraso existían relaciones de clase en un carácter muy avanzado, como resultado de la interacción de la economía rusa con la economía mundial. Trotsky escribe en 1906: "El capital llega del Occidente con la cooperación directa del absolutismo y, en un corto período, convierte a un número considerable de viejas ciudades arcaicas en centros de comercio e industria, e incluso crea, en poco tiempo, ciudades comerciales e industriales en lugares que antes estaban absolutamente deshabitado----s "[5].

Trotsky posteriormente se refiere a este fenómeno como la "ley del desarrollo combinado, una imagen de las diferentes etapas del viaje, una combinación de los pasos separados, una amalgama de formas arcaicas con formas más contemporáneas". [6]

León Trotsky en 1917

Este carácter "combinado y desigual" del desarrollo ruso determina la fisonomía social y la orientación política de las diferentes clases. La velocidad y la concentración de la industrialización confieren a la lucha de clases un carácter particularmente explosivo.

La burguesía, en cambio depende completamente del capital extranjero y por lo tanto del imperialismo europeo. La gravedad de la lucha de clases significa que la burguesía liberal rusa vivía aterrorizada de que el desarrollo de un movimiento revolucionario contra el zar detonara un movimiento contra la propiedad privada. Por lo tanto decide acunarse en los brazos del zar y buscar aliarse con la aristocracia terrateniente.

Ese fenómeno ya existía en movimientos revolucionarios de Hungría, Alemania y Austria a mediados del siglo XIX que se caracterizan por agresivas luchas entré la clase obrera, y la burguesía; ésta, temiendo la revolución, se une a la reacción. "Ninguna lucha puede tener éxito", escribió el revolucionario alemán Ferdinand Lassalle a Marx en 1849, "si las cuestiones sociales entran en ésta sólo como una especie de elemento nebuloso, y permanecen en segundo plano, y si se lleva a cabo bajo la bandera de la regeneración nacional o el republicanismo burgués". [7] En su informe de 1850 a la Autoridad Central de la Liga Comunista Marx y Engels usan por primera vez la frase "Revolución en Permanencia" para referirse a la oposición de la clase obrera a las" frases hipócritas de la pequeña burguesía democrática "que predica" unidad general y reconciliación [...] en la que las exigencias definidas del proletariado no deben ser presentadas en aras de la paz amada "[8].

El nivel de conflicto de clases en Rusia medio siglo después era mucho mayor, y el apetito revolucionario de la burguesía mucho menor, que en 1848 en Europa, y mucho aun menor que en 1789, en el momento de la gran Revolución Francesa. El derrocamiento del zar y la resolución de las "tareas democráticas" recayeron en la clase obrera rusa que, como, destacó Trotsky, desempeñaría el papel principal en la revolución, dirigiendo a las masas campesinas.

En oposición a Lenin, Trotsky insiste en que una vez que la clase obrera asumiera el poder, no podía limitarse a tareas puramente "burguesas"; se vería obligada a transformar las relaciones capitalistas de propiedad, para comenzar a introducir el socialismo. Habiendo tomado el poder estatal, ¿qué programa implementaría la clase trabajadora? Aun si se estableciera un estado en alianza con el campesino, ¿cómo respondería el partido de la clase obrera al desempleo y a la escasez de alimentos, o a las huelgas de los trabajadores o los lockouts patronales? Escribiendo en 1909, Trotsky critica a Lenin por creer que "la contradicción entre los intereses de clase del proletariado y las condiciones objetivas [es decir, el atraso de Rusia] sería resuelta por el proletariado imponiéndose una limitación política" ejerciendo un "ascetismo de clase".

Mientras que los mencheviques, partiendo de la noción abstracta de que "nuestra revolución es una revolución burguesa", llegaban a la idea de que el proletariado debe adaptar toda su táctica al comportamiento de la burguesía liberal para asegurar la transferencia del poder estatal a esa burguesía, los bolcheviques proceden de una noción igualmente abstracta (dictadura democrática y no dictadura socialista) y llegan a la idea de un proletariado en posesión del poder estatal que se impone una limitación democráticaburguesa. Es cierto que la diferencia entre estas dos tendencias en este asunto sigue siendo muy considerable: si bien los aspectos antirrevolucionarios del menchevismo ya son obvios, los bolcheviques se convertirían en una seria amenaza sólo en caso de victoria. [9]

La revolución en Rusia sólo podía ser dirigida por la clase obrera y, habiendo tomado el poder, la clase obrera se vería obligada a introducir medidas de carácter socialista. Éste era un sentido en el que la revolución sería "permanente".

Pero ¿cómo era esto posible en Rusia atrasada? ¿Cómo podrían introducirse las formas más avanzadas de relaciones sociales en un país tan subdesarrollado económicamente, compuesto en su mayoría por campesinos? La clave para resolver este dilema radicaba en entender a Rusia y la Revolución rusa no como un evento nacional aislado, sino como parte de una revolución internacional.

En medio de la revolución de 1905, Trotsky escribió:

Vinculando a todos los países con su modo de producción y su comercio, el capitalismo ha convertido al mundo entero en un único organismo económico y político. Esto inmediatamente da a los acontecimientos un carácter internacional, que ahora se devela; y abre un horizonte amplio. La emancipación política de Rusia dirigida por la clase obrera elevará a esa clase a una altura aún desconocida en la historia, le transferirá poder y recursos colosales y la convertirá en la iniciadora de la liquidación del capitalismo mundial; para lo que la historia ha creado todas las condiciones objetivas ... [10]

Los doce años entre 1905 y el estallido de la Revolución de Febrero confirmaron el análisis de Trotsky. Los sangrientos campos de batalla de Europa une el destino de los trabajadores de todos los países. La Gran Guerra, la colosal desintegración del sistema de estados naciones, también marca el fin de todos los programas nacionales. Pone al orden del día la reorganización socialista de la economía mundial. Éste era otro sentido en el que la revolución tenía que ser "permanente". Escribiendo en medio de la enorme matanza internacional, Trotsky explica:

“Una revolución burguesa nacional en Rusia es imposible dada la ausencia de una democracia burguesa genuinamente revolucionaria. El tiempo de las revoluciones nacionales es pasado, de todos modos en Europa, y también lo que es el tiempo para las guerras nacionales. Hay una profunda conexión interna entre los dos. Vivimos en la era del imperialismo, lo que significa no sólo un sistema de expansión colonial, sino también un tipo muy particular de régimen interno. Ya no se trata de una nación burguesa que se opone a al antiguo régimen, sino del proletariado que se opone a la nación burguesa”. [11]

Esta perspectiva se convierte, entre Abril y Octubre 1917, en el fundamento estratégico esencial del Partido Bolchevique, pero no antes de una lucha interna dirigida por Lenin, a la que volveré más adelante en esta conferencia.

Cinco días

Es dentro de esta introducción quizás extendida que examinamos los acontecimientos de Febrero de 1917 y la Revolución. El desarrollo de Rusia durante ese año y, de hecho, la posterior degeneración nacionalista y estalinista de la Unión Soviética, proporcionaron una confirmación poderosa, en diferentes formas, de la teoría revolución permanente de Trotsky.

Muchos historiógrafos han descubierto más información en estos los últimos 80 años; existe una serie de obras valiosas sobre la Revolución de Febrero; sin embargo la mejor historia de la Revolución Rusa sigue siendo la obra de Trotsky con ese nombre. Si la principal consecuencia de esta conferencia fuera animar a más personas a leer este libro, yo la consideraría un éxito.

El hecho más inmediato de la Revolución de Febrero, al igual que la revolución de 1905, es que su fuerza motriz es la clase obrera, y particularmente la clase obrera de Petrogrado.

Aun antes del 23 de febrero, la lucha de clases en Rusia crecía bajo el impacto de la guerra y las desesperadas condiciones económicas. Si bien el número de trabajadores en huelga disminuía de 1,3 millones entre enero y julio de 1914, justo antes del estallido de la guerra, a menos de 10.000 entre agosto y diciembre; llega a más de 500.000 en 1915 y a casi 1 millón en 1916. En las semanas que precedieron a la Revolución de Febrero, el número de huelgas se expande rápidamente. 186.000 trabajadores participaron en una huelga para conmemorar el aniversario de la masacre del Domingo Sangriento de 1905 y el bloqueo de 25.000 trabajadores en la fábrica de Putilov, en la ciudad de Petrogrado, el 22 de febrero. Las huelgas hace cada vez más políticas, exigiendo el fin de la monarquía y el fin de la guerra.

Concentración en la fábrica de Putilov durante la Revolución de Febrero

La revolución misma comienza con la erupción de protestas y huelgas de trabajadores en el distrito de Vyborg, fuertemente industrializado, donde el Partido Bolchevique contaba con un gran apoyo.

El 23 de febrero, el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo en el calendario occidental), las mujeres trabajadoras textiles en el distrito de Vyborg, hartas de largas horas de trabajo, guerra interminable, escasez de alimentos y de pan, se reunieron por la mañana y se marcharon del trabajo. Hicieron un llamamiento a sus compañeros de trabajo en las fábricas vecinas, que incluían grandes plantas metalúrgicas. [12]

Un trabajador de la Fábrica Nueva Lessner, una planta de construcción de máquinas en el distrito de Vyborg y una de las fábricas más grandes de Petrogrado en aquella época, describe lo que siguió: "Se escucharon voces femeninas en el callejón que daba a las ventanas de nuestro departamento. Gritaban '¡No a la guerra! ¡No al alto costo de vida! ¡No al hambre! Pan para los obreros ... Multitud de obreras militantes llenaron el callejón. Aquellos que nos vieron nos empezaron a agitar los brazos ya gritar "¡Salgan! Las bolas de nieve golpearon las ventanas. Decidimos unirnos a la manifestación ". [13]

Aunque la política de la dirección central del Partido Bolchevique en ese momento no favorece la huelga, el Comité de Vyborg se reúne y decide apoyarla. Decisiones similares ocurren en otras fábricas, involucrando a los trabajadores asociados con los partidos Menchevique, Socialrevolucionario y Bolchevique. Más de 100.000 trabajadores, o cerca de un tercio de la fuerza laboral industrial, hicieron huelga ese día.

El 24 de febrero, un viernes, la huelga se extiende. La mitad de todos los trabajadores industriales participan, más de 200.000; comienza a extenderse más allá del distrito de Vyborg. Las fábricas más grandes, los centros de producción industriales, aun las fábricas militares, se transforman en centros de actividad y agitación revolucionarias. Este día también comienzan los enfrentamientos con la policía. Las tropas, sin embargo, aún no habían sido enviadas a reprimir a balazos a los manifestantes; ya hay señales de fraternización entre trabajadores y soldados.

El tercer día, sábado 25 de febrero, la huelga se extiende y se generaliza, con la participación de unos 250.000 trabajadores. La policía desempeña un papel infame en la represión de huelgas y manifestaciones. Un conflicto comenzó entre los soldados de la ciudad y la policía. En un incidente, los soldados cosacos no sólo se negaron a ayudar a la policía a romper una manifestación, sino que atacaron a la policía y mataron a su comandante.

El zar Nicolás II ordenó a Khabalov, comandante del distrito militar de Petrogrado, a tomar medidas drásticas para suprimir una rebelión que pudiera poner en peligro el esfuerzo bélico. “Te ordeno que acabes todos estos desórdenes en la capital a partir de mañana. Esto no se puede permitir en este difícil momento de guerra contra Alemania y Austria ". Khabalov respondió con una orden prohibiendo las reuniones en la calle. Las detenciones se hicieron por la noche, incluyendo de cinco miembros del Comité de Petrogrado de los bolcheviques; la organización de Vyborg pasa a encargarse de la dirección bolchevique.

El domingo, 26 de febrero, las fábricas siguen cerradas; pero las manifestaciones continúan, y Khabalov cumple con las órdenes de Nicholas con violencia sangrienta. Movilizando las tropas más confiables, incluyendo los escuadrones de entrenamiento compuestos de suboficiales, ordenó a las tropas disparar contra la multitud. Cientos caen muertos, miles caen heridos.

En la tarde del 26, se produjo un evento trascendental que anunciaría lo que iba a suceder al día siguiente. El regimiento Pavlovsky de la Guardia Imperial se rebeló, enojado por el disparo de los trabajadores por su propio equipo de entrenamiento.

En la mañana del 27 se amotinan los soldados del regimiento Volynsky. Disparan balas y matan al comandante de ellos, que les había ordenado disparar a los trabajadores el día anterior. Los amotinados contactan a los regimientos cercanos y alientan la revuelta. Uno por uno, los cuarteles se unen a la revolución. Fracasan los intentos de los comandantes del zar de reunir tropas leales. Se extiende la insurrección de los trabajadores. Los rebeldes ocupan los edificios gubernamentales y libran a los presos políticos.

¿Quién dirigió la Revolución de Febrero? No había un partido político centralizado dirigiendo los acontecimientos. Los mencheviques y los socialrevolucionarios ni anticipaban ni deseaban una revolución obrera. Durante los acontecimientos de febrero, ambas organizaciones tenían representantes en el parlamento, la Duma. Éstos suplican a los partidos burgueses que actuaran para que la situación no se descontrolara.

El segundo día de la revolución, Mezhraiontsy (Grupo Interdistrito) con que Trotsky, exilado en Nueva York, estaba asociado, publica un folleto exigiendo una república democrática, socialismo, el fin de la guerra y la creación de un gobierno revolucionario provisional. Sin embargo, no contaba con la misma base que los bolcheviques, sobre todo en Vyborg.

Las organizaciones de base del Partido Bolchevique desempeñan un papel importante, particularmente el Comité del Distrito de Vyborg. En contraste, el liderazgo central del partido queda a la zaga de los acontecimientos; su liderazgo urbano estaba bajo la presión constante de los activistas obreros dentro del Partido Bolchevique para responder de manera más agresiva, publicar folletos, y convocar una huelga general e insurrección. Durante los acontecimientos de febrero, la mayor parte del liderazgo bolchevique estaba en el exilio, incluyendo Lenin, quien estaba en Suiza, de donde no volvió hasta abril.

Esto no significa, sin embargo, que la revolución fue puramente "espontánea", una teoría "mística", como Trotsky observa, "cayó más oportunamente en las cabezas tanto de todos aquellos caballeros que ayer gobernaron, juzgaron, condenaron, defendieron pacíficamente, comerciantes o comandantes, y hoy se apresuraban a hacer frente a la revolución, como también de muchos políticos profesionales y ex revolucionarios, que habiendo dormido a través de la revolución querían pensar que en esto no eran diferentes a todos los demás ". [14]

Lenin

Los trabajadores líderes de la revolución, que habían sido entrenados y educados con años de propaganda socialista y a través de las amargas experiencias de 1905, que habían pasado por la ola de huelgas de 1912-1914, que llegó a la antesala de la revolución antes del estallido de la guerra, tomaron nota de la impotencia de los liberales. Algunos de esos trabajadores líderes sí fueron influenciados o intimidados por el auge nacionalista en el momento del estallido de la guerra; para 1917 ya habían pasado por la catástrofe que la guerra había causado.

Muchos de estos trabajadores líderes fueron fuertemente influenciados por el Partido Bolchevique, cuya influencia iba en aumento desde antes del estallido de la guerra. La revolución fue dirigida, dice Trotsky, por "trabajadores conscientes y templados; la mayoría de ellos educados por el partido de Lenin". Sin embargo, este liderazgo que en sí "resultó suficiente para garantizar la victoria de la insurrección, no fue suficiente para inmediatamente transferir el poder a las manos de la vanguardia proletaria y a la dirección de la revolución ". [15]

Poder dual

La clase obrera y los soldados de Petrogrado habían hecho la revolución, pero no pudieron apoderarse del poder político. En cambio, surge un complejo e inestable régimen de diarquía, o poder dual, que existiría hasta la Revolución de Octubre.

El 27 de febrero, con el zar todavía en el poder, los representantes de la Duma se reunieron para discutir cómo contener la situación y controlar la revolución. Decidieron formar un Comité Provisional de los Miembros de la Duma, que emitió una declaración declarando que "se veía obligado ... a tomar en sus manos la restauración del Estado y el Orden Público".

Contrariamente a la mitología subsiguiente, la burguesía liberal, representada por los principales partidos de la Duma, en ningún momento desempeñó ningún papel revolucionario. Vivía aterrorizada de las masas. Más tarde, buscando alguna manera de preservar el gobierno autocrático, con o sin el zar Nicolás II, Paul Miliukov, líder del Partido Democrático Constitucional (kadetes) [burgués], reconocería que: "Nunca quisimos esta revolución. Nunca quisimos que ésta detonara justo en tiempos de guerra. Luchamos desesperadamente para nada de eso ocurriera". [16]

Sin embargo, al fracasar sus intentos de presionar al zar para que formara un nuevo gobierno, y quedando en claro que las masas lo rechazaban, –los representantes de la burguesía recurren alto mando militar para forzar la renuncia del zar. Aun antes de la revolución, los dirigentes de los partidos burgueses ya conversaban con las cúpulas militares sobre la formación de un nuevo gobierno, y también sobre la destitución de Nicolás II, con el fin de optimizar la conducción de la guerra. Las potencias imperialistas aliadas con Rusia habían indicado también su apoyo a tales esfuerzos.

Sin el apoyo de los militares, el zar renuncia el 2 de marzo, transfiriendo el poder a su hermano, el Gran Duque Mikhail Alexandrovich. El Gobierno Provisional se formó el mismo día, encabezado por el Príncipe Lvov, con la intención de que sirviera bajo el nuevo zar, Mikhail. Sin embargo, éste último también renuncia, temiendo por su vida. Así acaba la dinastía de los Romanov, muy a pesar de las mejores intenciones de los políticos burgueses que dirigían el nuevo gobierno.

El 27 de febrero, el día en que se forma el Comité de la Duma en el Palacio Táuride, y en el mismo edificio, se establece otra organización de poder que cuenta con la confianza y apoyo de los trabajadores y soldados: el Soviet de Diputados de Obreros y Soldados. Unos 250 trabajadores, soldados e intelectuales socialistas participan en su primera reunión. Los partidos Menchevique y Socialrevolucionario, éste último un partido pequeño burgués basado en el campesinado, forman la dirección inicial de ese soviet.

La existencia de dos instituciones de poder, ejerciendo poder dual, ya había ocurrido en revoluciones anteriores, doquiera una clase de poder reemplazaba a otra. Sólo guerras civiles pueden remediar esas contrariedades. La diarquía que surge de la Revolución de Febrero es diferente en cuanto a que los líderes de los soviets, en que depositaban su confianza los obreros y soldados —las fuerzas impulsoras de la revolución— se morían por devolver el poder político al Gobierno Provisional burgués. El conflicto de clases que se ocultaba en la relación entre los dos cuerpos, saldría a la luz varios meses después, cuando los bolcheviques se hacen del control del Soviet.

Las masas obreras y los soldados para nada consideraban que la Duma tenía autoridad sobre ellos; pero sí seguían las órdenes del Soviet. Los partidos que encabezaban el Soviet, en cambio, no deseaban poder y no estaban dispuestos a tomar medidas que correspondieran a las demandas de los trabajadores y soldados. Las aspiraciones democráticas y sociales básicas de los obreros y soldados que dirigían la revolución chocaban una y otra vez con los intereses de la burguesía, pero sus representantes en el Soviet insistían en postrarse ante ésta.

En segundo lugar, y estrechamente relacionada con la cuestión del poder, se trataba de armar o desarmar a los trabajadores y a la milicia obrera. Durante la revolución, los trabajadores más militantes, concentrados en el distrito de Vyborg, habían tomado la iniciativa de formar milicias. El Soviet reconoce ese hecho consumado al tratar de organizar las milicias bajo su propia autoridad, mientras que el Comité de la Duma establece milicias propias. Esto crea las condiciones para un posible conflicto armado entre las dos milicias; léase: guerra civil.

Como señala un historiador de la Revolución de Febrero: "Ya el 28 de febrero el Comité Ejecutivo soviético dejó en claro su intención de cooperar con el Comité de la Duma en la solución de este conflicto cediendo la independencia de las milicias obreras" [17], es decir, desarmar a los obreros y subordinar a las milicias obreras a la autoridad gobernante de la burguesía consagrada en las decisiones del Comité Ejecutivo de 1 y 7 de marzo.

Tercero es el regreso a las fábricas de los trabajadores en huelga. El Comité Ejecutivo designa inicialmente el 5 de marzo como la fecha para regresar al trabajo, sin cambios en las condiciones de trabajo en las plantas. Rechaza la demanda de los trabajadores por la jornada laboral de ocho horas con el argumento de que eso asustaría a la burguesía.

Los trabajadores, en cambio toman las cosas en sus propias manos; muchos en las principales plantas industriales, al cabo de ocho horas de trabajo, se van de la fábrica en masa. Por necesidad la Asociación de Fabricantes termina aceptando de mala gana la jornada de ocho horas. Uno de los publicistas burgueses explica: "Lamentablemente para los mencheviques, los bolcheviques ya habían obligado por medio del terror a la Asociación de Fabricantes a aceptar una introducción inmediata del día de ocho horas ". [18]

Cuarto, las relaciones dentro del ejército: Los representantes de la Duma intentan recuperar el control sobre las tropas, ordenando a los soldados que se sometieran a la disciplina de sus oficiales y entregaran sus armas, cosa que los líderes soviéticos apoyaron. Los soldados, sin embargo, rechazan estos intentos, presionando al Soviet de Petrogrado para que aprobara el 1ro de marzo la Orden Nº 1. Eso enseña a los soldados a no obedecer las órdenes del Comité de la Duma que contradijeran las del Soviet, a tomar el control de sus armas y a elegir comités en cada regimiento.

La Orden número 1 fue aprobada sin la presencia de los principales líderes de los mencheviques. Éstos, luego intentaron revertirla con la Orden No. 2, que limita la primera orden a Petrogrado. Sin embargo, fracase ese intento de reforzar las relaciones dentro del ejército; la revolución azuza la guerra civil virtual ya en desarrollo dentro de los militares, de los soldados contra sus oficiales.

Finalmente, y lo que es más importante, es el asunto de la guerra misma. Después de ignorar la cuestión de la guerra durante dos semanas, el 14 de marzo el Comité Ejecutivo aprueba una resolución, un manifiesto para los pueblos del mundo, lleno de frases pacifistas, pero prometiendo que "defenderemos firmemente nuestra libertad de todos los conatos reaccionarios, internos y externos". La revolución rusa no cederá a las bayonetas de los conquistadores y no se dejará aplastar por la fuerza militar extranjera ".

O sea que la guerra continuaría. La resolución fue aclamada por el imperialismo británico y los partidos burgueses en Rusia.

Sukhanov, miembro del Comité Ejecutivo que había participado en la conferencia contra la guerra de Zimmerwald en 1915, escribiría con franqueza en sus memorias:

“Era evidente que la burguesía no podía tener nada en común con un movimiento que se opusiera a la idea de la ‘guerra hasta la victoria’. Consideraba a movimientos de ese tipo un resultado de la provocación alemana .... Era evidente entonces a priori que, si se trataba de formar un gobierno burgués y de la adhesión de la burguesía a la revolución, era necesario temporalmente dejar de lado las consignas contra la guerra, y olvidarse por un tiempo la bandera de Zimmerwald, que se había convertido en la bandera del proletariado ruso, y especialmente del de Petersburgo. [19]

Lars Lih y la nueva falsificación histórica

Los acontecimientos de febrero y principios de marzo marcan la primera etapa de la revolución. La siguiente etapa debía prepararse aclarando con claridad las tareas políticas planteadas por la nueva situación. Tanto Lenin en Suiza como Trotsky en Nueva York analizaron con una precisión increíble lo que acababa de ocurrir. Trotsky, en un artículo publicado el 6 de marzo en la revista Novy Mir (Nuevo Mundo) de Nueva York (en ruso), escribe que "es absolutamente inevitable un conflicto abierto entre las fuerzas de la revolución comandadas por el proletariado urbano y la burguesía liberal antirrevolucionaria, temporalmente en el poder".[20]

El 3 de marzo, Lenin envía instrucciones a Rusia: "Nuestra táctica: completa desconfianza, ningún apoyo para el Gobierno Provisional, por sobre todo desconfiar en Kerensky, armar al proletariado como única garantía". En su primera "Carta desde lejos", escrita el 7 de marzo, Lenin escribe que "el que dice que los obreros deben apoyar al nuevo gobierno en el interés de la lucha contra la reacción zarista ... traiciona a los obreros, a la causa del proletariado, a la causa de la paz y de la libertad. De hecho este nuevo gobierno ya está atado de pies y manos por el capital imperialista, por la política imperial de guerra y saqueo ...".[21]

Otras de las Cartas desde Lejos elaboran esa perspectiva de Lenin en un programa exigiendo la transferencia de poder a los soviéticos, el fin inmediato de la guerra, la confiscación de los terratenientes por el campesinado, el control obrero de la producción y el comienzo de la transición al socialismo.

Las posiciones de Lenin provocaron un importante conflicto político dentro del Partido Bolchevique en marzo y abril de 1917; por considerarse éstas una línea política que se había asociado con Trotsky, Lenin tuvo que luchar con secciones del Partido Bolchevique, en particular la fracción derechista de Kamenev, Stalin y Muranov, que habían regresado a Petrogrado a mediados de marzo; asumido el comité de redacción del periódico Pravda; e intentaban encarrilar al partido hacia el apoyo al Gobierno Provisional y a la guerra mundial.

En esa lucha, Lenin cuenta con poderosos aliados dentro del Partido Bolchevique, particularmente su base obrera. Como lo indica el historiador Alexander Rabinowitch, ya desde el 1 de marzo, el Comité de Distrito de Vyborg del partido había "adoptado una resolución que pedía la inmediata toma de poder por parte de los trabajadores y la abolición del Comité Provisional de la Duma".

La Mesa del Comité Central, encabezada por Shliapnikov, aprobó una resolución en la que declaraba que el Gobierno Provisional era un "representante de la gran burguesía y de los grandes terratenientes" y que era necesario "iniciar una lucha por la creación del Gobierno Provisional Revolucionario. "Cuando esta resolución es presentada ante el Comité de Petersburgo del partido, sin embargo, se la rechaza; en cambio se aprueba una resolución que declara que el Partido Bolchevique ‘no se opone al Gobierno Provisional mientras su política sea congruente con los intereses ..del pueblo’, fórmula se asemeja a la de los mencheviques”. [22]

Toda esa historia ha sido rabiosamente falsificada por los estalinistas, con el fin de borrar de la historia la influencia de Trotsky, y a la teoría de la revolución permanente, para justificar su propia política nacionalista y oportunista. Para los historiadores serios, sin embargo, la dinámica política básica de la Revolución Rusa ha sido clara: el carácter contradictorio del poder dual, la relación entre los soviets y el Gobierno Provisional, la importancia de las divisiones dentro del Partido Bolchevique, el impacto del regreso de Lenin en abril.

Estamos viendo ahora una renovada campaña de falsificación histórica, de carácter esencialmente neoestalinista. Ejemplificando esa corriente está el historiógrafo Lars Lih, quien cuenta con el fuerte apoyo de la Organización Socialista Internacional ( International Socialist Organization, ISO) y su editora, Haymarket. De hecho, hace muy poco Lih participó en un panel con Todd Chretien, miembro de ISO, en la conferencia de Materialismo Histórico de Nueva York, sobre el tema de las divisiones dentro del Partido Bolchevique de marzo 1917.

En varios artículos recientes, Lih sostiene que no hubo diferencias fundamentales dentro del Partido Bolchevique en los meses que siguieron a la Revolución de Febrero; que hubo una continuidad sin fisuras entre las Revoluciones de Febrero y Octubre; que el "poder dual" no es categoría útil para comprender el período entre las dos revoluciones; por más increíble que parezca, Lih también sostiene que la revolución rusa nunca tuvo nada que ver con el socialismo.

El ensayo de Lih del 2024: "Completamente Armado: Kamenev y Pravda en marzo 1917" ( Fully Armed: Kamenev and Pradva in March 1917 ), argumenta que la perspectiva de marzo 1917 de Stalin y Kamenev "preparó plenamente" a los bolcheviques para la conquista del poder en octubre. En la construcción de esa narración, Lih menciona solamente uno de los editoriales publicados en Pravda después del regreso del exilio de Kamenev, Muranov y Stalin el 15 de marzo. El editorial, sin firmar pero atribuido a Kamenev, declara: Hay que apoyar enérgicamente al nuevo Gobierno Provisional en la liquidación completa del antiguo régimen y la monarquía, en el establecimiento de libertades, etc.; criticaremos con la misma energía cada vez que el Gobierno Provisional de marcha atrás de sus intenciones declaradas, todos los desvíos de la lucha decisiva, todos los intentos de atarle las manos al pueblo o de apagar el fuego revolucionario".

Ese comentario contradice una de las Cartas desde Lejos de Lenin, la que repudia como "traidor a la causa del proletariado" a todos el que apoya al nuevo gobierno en su lucha contra el antiguo régimen. De hecho, después, cuando Pravda publica esta carta, La única Carta desde Lejos que fue publicada, los editores eliminan varios pasajes, incluyendo ése. Bien entienden el significado de lo que Lenin escribe.

Para Lih, la interpretación obvia del artículo de Kamenev es la fantasía de "lectores desatentos", que no lo leyeron bien. Según la traducción de Lih, el comentario de Kamenev nos dice que "se separarán los caminos de las fuerzas democráticas y del Gobierno Provisional; cuando la burguesía vuelva a sus sentidos, intentará inevitablemente detener la marea revolucionaria y frenar su evolución, hasta el punto de satisfacer las necesidades esenciales del proletariado y del campesinado. ... Esta plena satisfacción de sus demandas es posible sólo cuando el poder completo esté en sus propias manos ".

Este es, en verdad, un argumento completamente menchevique. En la versión de Lih el Gobierno Provisional —es decir, la burguesía— estaba llevando a cabo “acciones revolucionarias y merece nuestro apoyo”. De manera típicamente oportunista, las tareas revolucionarias se posponen a un futuro indefinido. Es un argumento para justificar el apoyo al Gobierno Provisional.

Lih complementa la declaración de Kamenev con su propia explicación.

“La gran masa de soldados y trabajadores, recién despertados a la vida política, todavía confiaba en el nuevo Gobierno Provisional y en sus excelentes credenciales antizaristas. Esta confianza no se basa únicamente en un estallido ilusorio de sentimientos revolucionarios”, nos dice Lih con condescendencia. “En verdad, en esa época, el Gobierno Provisional sí estaba llevando a cabo medidas revolucionarias: desmantelaba el aparato de la policía zarista, libraba a los presos políticos, garantizaba las libertades políticas, asentaba los cimientos de elecciones nacionales”.

“Sólo luego de un choque sería necesario combatir contra el Gobierno Provisional; cosa que ocurriría varios meses después”. Esa línea, la de Kamenev, según Lih, "encarriló a los bolcheviques en la dirección de octubre".

Este análisis es falso de principio a fin. El nuevo gobierno no tenía "credenciales antitsaristas aparentemente excelentes". Había tratado de preservar la autocracia a toda costa. Las masas de obreros y soldados no confiaban en el Gobierno Provisional para llevar a cabo medidas revolucionarias Depositaban su confianza en el Soviet, a pesar de que éste estaba dirigido por partidos políticos que azuzaban apoyo al Gobierno Provisional. Para Lenin y para Trotsky, era necesario agudizar la diferenciación política, fomentar la desconfianza absoluta en el gobierno y en figuras como Kerensky, no aconsejar ilusiones de que el gobierno realizaría reformas democráticas y pondría fin a la guerra.

En sus declaraciones, Lih ignora por completo el tema más fundamental del conflicto de marzo 1917 dentro del Partido Bolchevique: sobre la primera guerra. Ignora los muchos editoriales y artículos que aparecieron en marzo, en los que Kamenev y Stalin adoptaron una posición defensiva sobre la guerra, correspondiente a su apoyo al Gobierno Provisional.

En un comentario completamente menchevique del 15 de marzo 1917, intitulado "¡No a la Diplomacia Secreta!" comienza Kamenev: "La guerra continúa; la Gran Revolución Rusa no la ha detenido. Y nadie alimenta la esperanza de que acabe mañana o al día siguiente. Los soldados, los campesinos y los obreros de Rusia, que fueron a la guerra a llamada del zar derrocado y que derramaron su sangre bajo sus banderas, se han liberado y las banderas zaristas han sido reemplazadas por las banderas rojas de la revolución ".

Supuestamente, la guerra se ha convertido en una guerra de liberación revolucionaria, dirigida por el Gobierno Provisional —la misma línea promovida por los mencheviques y los socialistas revolucionarios. Kamenev sigue: "Cuando se enfrentan los ejércitos, la política más absurda es proponer que uno de ellos deponga las armas y regrese a su hogar. Esta política no sería una política de paz, sino una política de esclavitud, política que cualquier pueblo libre rechazaría indignadamente. No, estaría firmemente de pie en su puesto, respondiendo bala con bala y casquillo con casquillo. Esto es imperativo.

Demostrando una postración abyecta ante las potencias imperialistas aliadas, continua Kamenev:

“Rusia está vinculada por alianzas con Inglaterra, Francia y otros países. No puede actuar en cuestiones de paz aparte de ellas. Eso sólo significa que Rusia revolucionaria, libre del yugo zarista, debe dirigirse directa y abiertamente a sus aliados con una propuesta de discutir la apertura de las negociaciones de paz ...”.

“Nuestro lema no es la desorganización del ejército revolucionario y el ejército se está volviendo más revolucionario; Nuestro eslogan es: la presión sobre el Gobierno Provisional para obligarlo abiertamente, ante toda la democracia mundial, e inmediatamente tratar de inducir a todos los países en guerra a que inicien de inmediato negociaciones sobre una forma de poner fin a la guerra mundial. Hasta entonces, todos deben permanecer en su puesto”. [24]

Concluye con un "cálido saludo" a la dirección del soviet, redactado por Sujánov, a la que me he referido anteriormente.

La posición Pro guerra de Kamenev fue repetida por Stalin, a pesar de las subsiguientes falsificaciones de la burocracia estalinista. El artículo de Stalin del 16 de marzo 1917, intitulado "La guerra", rechaza la consigna "¡Abajo con la guerra!" Afirma en cambio que "Los obreros, soldados y campesinos deben organizar reuniones y manifestaciones y exigir que el Gobierno Provisional abierta y públicamente haga esfuerzos por inducir a todos los poderes beligerantes a iniciar inmediatamente negociaciones de paz, sobre la base del reconocimiento del derecho de las naciones a la libre determinación ". [25]

Era absurdo presional al Gobierno Provisional para obligar a este gobierno burgués compuesto y dirigido por organizaciones e individuos que habían sido los partidarios más fervientes de la guerra carnicera, a ponerle fin.

Basta comparar estas afirmaciones con las de Lenin para ver el vasto abismo político que existía. "Es absolutamente inadmisible", escribe Lenin el 9 de marzo 1917, "ocultarnos a nosotros mismos y al pueblo que este gobierno quiere continuar la guerra imperialista, que es un agente del capital británico, que quiere restablecer la monarquía y fortalecer el gobierno de oligarcas y capitalistas. El doce de marzo, dice Lenin: “Pedirle al gobierno de Guchkov-Miliukov hacer una paz rápida, honesta, democrática y de buena vecindad es como el buen sacerdote del pueblo instando a los terratenientes y a los capitalistas, a ‘caminar con Dios’, amar a sus prójimos y a dar la otra mejilla". Comerciantes a "caminar en el camino de Dios", amar a sus vecinos y dar vuelta a la otra mejilla ". [26]

La defensa de Lih de Kamenev —y por implicancia de Stalin— se complementa con otra posición, elaborada en una presentación de Lih el mes pasado en la Universidad de Michigan, sosteniendo que es imposible decir que la Revolución de Febrero fue "democrática burguesa" y la Revolución en Octubre "socialista", supuesto mito de Trotsky y sus seguidores sugiriendo que antes del regreso de Lenin a Rusia, Stalin y Kamenev pretendían no ir más allá de una revolución democráticoburguesa. En cambio Lenin exige a una revolución socialista en sus Tesis de Abril.

En opinión de Lih, todo 1917 debe ser entendido como una "revolución democrática antiburguesa". Lih afirma que el objetivo de una revolución socialista nunca fue parte del mensaje bolchevique de 1917. [27]

En todos sus argumentos, Lih se vale de la ignorancia de sus lectores. La afirmación de que los bolcheviques no adelantaron un programa socialista es refutada analizando los documentos del partido, incluida la Conferencia de Abril luego del regreso de Lenin. Los editores de Pravda nunca se hicieron ilusiones sobre el significado de las propuestas de Lenin. El 8 de abril, después de la publicación de las Tesis de Abril de Lenin, escribieron: "En cuanto al esquema general del camarada Lenin, nos parece inaceptable que parte de la suposición de que la revolución democráticoburguesa ha terminado y plantea la transformación de esta revolución en una revolución socialista ". [28]

En “La Catástrofe Inminente y como Combatirla” escrito en septiembre de 1917, en la sección titulada "¿Podemos avanzar si tememos avanzar al socialismo?", Lenin combate a los mencheviques y los socialrevolucionarios, quienes creen que revolución es puramente democrática burguesa y no puede implementar políticas socialistas.

Lenin dice:

“Es imposible detenerse en la corriente de la historia, en tiempos de guerra en particular; debemos avanzar o retroceder. Es imposible en Rusia del siglo XX, que mediante una revolución ha creado una república y una democracia, seguir adelante sin avanzar hacia el socialismo, sin dar pasos hacia éste (pasos condicionados y determinados por el nivel de la tecnología y la cultura: La producción de máquinas a gran escala no pueden ser "introducida" en la agricultura campesina ni abolida en la industria azucarera) ...”

“La dialéctica de la historia es tal que la guerra, acelerando extraordinariamente la transformación del capitalismo monopolista del Estado, ha adelantado extraordinariamente a la humanidad hacia el socialismo”. [29]

Aunque no puedo abordar el tema en detalle en esta charla, esta última cita señala las condiciones que juntaron teóricamente y en programa a Lenin y Trotsky. La guerra imperialista alumbró las contradicciones del capitalismo como sistema mundial y reveló la interconexión del destino de la clase obrera como una clase internacional. No se trataba de una revolución democrática burguesa nacional, sino de remitirse a la cita del final de la presentación del camarada Nick Beams de convertir “la guerra imperialista en una guerra civil de los oprimidos contra los opresores para lograr el socialismo".

Las falsificaciones de Lih confirman, una vez más, que la historia de la Revolución Rusa tiene un enorme significado contemporáneo. Tantas veces en la historia del siglo XX, las revueltas revolucionarias de la clase obrera han sido subordinadas a la burguesía particularmente a través de la traición del estalinismo: en China en 1927, en España en la década de 1930, en India e Indochina en los años 1940, en toda Europa después de la guerra, Indonesia en los años 1960, en Chile y Latinoamérica en los años 1970, en Irán en 1979, hasta Egipto en 2011.

Hoy, al entrar en un nuevo período de guerra y revolución, los partidos de la clase media alta están haciendo todo lo que pueden para bloquear el desarrollo de un movimiento independiente de la clase obrera para el socialismo.

Lo que hizo tan singular la Revolución Rusa fue la existencia de un liderazgo revolucionario encabezado por Lenin y Trotsky, que guió al levantamiento revolucionario de la clase obrera hasta su necesaria conclusión, la conquista del poder estatal. La próxima etapa de esta lucha, el regreso de Lenin a Rusia y las tesis de Abril, es el tema de la próxima conferencia.

Bibliografía

[Nuestra traducción del inglés]

[1] “ Georgi Valentinovich Plekhanov (1856–1918): His Place in the History of Marxism ,” by David North and Vladimir Volkov, World Socialist Web Site, December 5, 2016.

[2] Quoted in “ Three Conceptions of the Russian Revolution ,” Leon Trotsky, 1939.

[3] Ibid.

[4] “The Revolutionary-Democratic Dictatorship of the Proletariat and the Peasantry,” V.I. Lenin, Collected Works, Vol. 8, Progress Publishers, 1965, pp. 294-98.

[5] Results and Prospects , Leon Trotsky, Chapter II: The Towns and Capital, Leon Trotsky, 1906.

[6] History of the Russian Revolution, Leon Trotsky, Pluto Press, 1977, p.27.

[7] Quoted in Results and Prospects, Leon Trotsky, Chapter III: 1789-1848-1905.

[8] “Address to the Central Committee of the Communist League,” Karl Marx and Friedrich Engels, March 1850.

[9] “Our Differences,” in 1905, Vintage Books, 1971, pp. 315-17.

[10] “Introduction to Ferdinand Lassalle’s Speech to the Jury,” quoted in Results and Prospects, Chapter IX: Europe and Revolution.

[11] “The Struggle for Power,” in 1905, Ibid., p. 322.

[12] All dates in the account of the February Revolution and after are given in the Old Style Julian calendar.

[13] Quoted in The Russian Revolution, 1917, Rex. A. Wade, Cambridge University Press, 2017, p. 29.

[14] History of the Russian Revolution, Leon Trotsky, p. 161.

[15] Ibid., p. 171

[16] Quoted in The February Revolution: Petrograd, 1917, Tsuyoshi Hasegawa, University of Washington Press, 1989, p. 227.

[17] “The Formation of the Militia in the February Revolution: An Aspect of the Origins of Dual Power,” Tsuyoshi Hasegawa, Slavic Review, Vol 32, No 2, June 1973, pp. 303-22.

[18] Quoted in The History of the Russian Revolution, Trotsky, Ibid., p. 258.

[19] The Russian Revolution 1917: A Personal Record, N. N. Sukhanov, Princeton University Press, 1984, p. 12.

[20] “ The Growing Conflict ,” L. Trotsky (tr. Fred Williams).

[21] Lenin, Collected Works , Vol . 23, Progress Publishers, 1964, p. 292 and p. 305.

[22] Prelude to Revolution: The Petrograd Bolsheviks and the July 1917 Uprising, Alexander Rabinowitch, Indiana University Press, 1991, p. 34–35.

[23] “Fully Armed: Kamenev and Pravda in March 1917,” Lars T. Lih, The NEP Era: Soviet Russia 1921-1928, 8 (2014), pp. 55-68.

[24] Pravda, Wednesday, 15 [28] March 1917. (Translated by Fred Williams from the Russian).

[25] Pravda, Thursday, 16 [29] March 1914, published in Stalin Works, Vol. 3, March-October, 1917.

[26] From Lenin’s second and fourth “Letters from Afar,” Collected Works, Vol. 23, Ibid., p. 315 and p. 336.

[27] Lih made these arguments in a report delivered at the University of Michigan Ann Arbor conference, Revolutionary Longings, March 2017.

[28] Quoted in Trotsky, History of the Russian Revolution, Ibid., pp. 326-27.

[29] Lenin, Collected Works , Vol. 25, Ibid.

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