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Perspectiva

Después de la violenta represión de Madrid:

¡Una estrategia independiente de clase para la clase obrera española y catalana!

La violencia perpetrada por el Estado español contra catalanes ordinarios que intentaban participar en el referéndum independentista el domingo pasado con razón ha conmocionado a los trabajadores y todos aquellos que defienden los derechos democráticos en toda España y en todo el mundo.

Ocho décadas después de que la burguesía española aplastara la Revolución de España bajo el fierro fascista y cuarenta años desde el final del régimen del generalísimo Francisco Franco, la clase gobernante española está recurriendo nuevamente a una salvaje represión.

En esto, han recibido el apoyo inquebrantable de todas las potencias de la Unión Europea y de Washington, quienes han declarado que el uso abierto de violencia por parte de las autoridades españolas para prevenir que los catalanes expresen sus puntos de vista políticos constituye una defensa del “Estado de derecho”.

La represión en España es parte de una aceleración en el giro a formas de gobierno autoritarias en toda Europa. Al otro lado de la frontera norte de España, el recién electo Gobierno francés de Emmanuel Macron impuso una reforma que desmantela la estabilidad de empleos y los estándares laborales y salariales y está en medio de realizar volver permanentes las provisiones antidemocráticas y generalizadas del “estado de emergencia”.

En Alemania, donde los fascistas acaban de ingresar en el Parlamento por primera vez desde la caída del Tercer Reich nazi, acaba de entrar en vigor una nueva ley que obliga a los proveedores de redes sociales operar como censores en nombre de monitorear el llamado lenguaje de odio.

Después de su brutal represión el fin de semana, el Gobierno del Partido Popular (PP) en España y la burguesía española se han preparado para invocar el nunca utilizado Artículo 155 de la Constitución del país. Incluso la prensa española prooficialista lo describe como la “opción nuclear”, que empoderaría a Madrid a suspender la autonomía catalana, suspender su Gobierno regional electo e imponer el control del Gobierno central.

Las fuerzas más derechistas, incluso fascistas, se están movilizando detrás de la bandera de la unidad española. El martes por la tarde, el rey Felipe VI, quien le debe su corona a la restauración de la monarquía por parte de Franco, dio un discurso amenazante en el que acusa a las autoridades catalanas de “una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado”.

El World Socialist Web Site ha dejado en claro su oposición al intento de la burguesía catalana de forjar un Estado nación independiente y capitalista, uno que también buscaría inmediatamente ser miembro de la Unión Europea y la OTAN. Pero nos oponemos desde la izquierda, desde la posición de la clase obrera y la lucha por unir a los trabajadores de España y toda Europa con base en una perspectiva socialista e internacionalista, no la defensa del Estado español ni de la integridad territorial de la España capitalista.

El aparato estatal y los elementos de derechas que están siendo movilizados hoy día contra la independencia catalana serán desplegados el día de mañana contra la clase obrera española en su totalidad a fin de imponer un rearme, la participación en guerras imperialistas en Oriente Medio y otras regiones, y la agenda de brutal austeridad que todas las secciones de la élite política ya han implementado desde el 2008.

Los obreros de España tienen que reivindicar sus intereses de clase interviniendo independientemente en esta crisis. Esto significa oponerse resueltamente a las acciones de Madrid y urgir a sus hermanos y hermanas de clase en Cataluña unírseles para librar una lucha común contra la austeridad y la guerra, y por una España obrera que forme parte de los Estados Unidos Socialistas de Europa.

La facción independista de la burguesía catalana, encabezada por Carles Puigdemont, no es menos hostil que sus adversarios en Madrid hacia la clase trabajadora. De hecho, una de las principales razones por las que está lanzando su campaña secesionista actual es desviar el aumento en la oposición social a su propio papel en la imposición de austeridad.

En nombre de la autodeterminación, están persiguiendo sus propios objetivos egoístas de clase—ante todo, alcanzar sus propios acuerdos con la Unión Europea y Washington, sin Madrid como intermediario. Una de sus principales inquietudes es que Cataluña está pagando demasiados impuestos para apoyar a las regiones menos prósperas de España.

En respuesta a la sangrienta represión de Madrid, Puigdemont ha apelado a la UE para que medie el conflicto y anunció que el Parlament catalán votará sobre la elaboración de una declaración de independencia el lunes siguiente.

Ambos pasos son contrarios a los intereses y aspiraciones de la clase obrera, tanto catalana como española, y esencialmente antidemocráticos.

Con respecto a su primera decisión, los nacionalistas catalanes están buscando demostrar su lealtad ante Bruselas, Berlín y París, es decir, a las secciones más poderosas del capital europeo, las mismas que dirigieron la imposición de las medidas brutales de austeridad después del 2008 que empobrecieron a los trabajadores de toda Europa, y las mismas que ahora están decididas a remilitarizar Europa y desarrollar un ejército europeo para avanzar sus intereses imperialistas más agresivamente en la palestra mundial.

El segundo paso de los catalanes nacionalistas tiene como objeto explotar el más que justificado enojo popular por la intervención antidemocrática de España para impulsar la secesión, a pesar de que las encuestas de opinión han mostrado una y otra vez que la mayoría de los catalanes no la favorecen.

Ambos, Madrid y los nacionalistas catalanes, tienen la intención de polarizar a la población y movilizarla en contra de los rivales de cada facción de la burguesía por medio de apelaciones nacionalistas.

Ante estos acontecimientos, que amenazan con hundir a la península Ibérica en una guerra civil, la consigna de los trabajadores catalanes y españoles, por igual, debe ser ¡por la autodeterminación de la clase obrera! La clase obrera tiene que elaborar su propia estrategia con base en la comprensión de que sus intereses de clase son irreconciliablemente opuestos a todas las facciones de la burguesía española y catalana.

En esta lucha por una estrategia independiente de clase, los obreros y jóvenes tienen que estar advertidos acerca de los intentos de varias fuerzas pseudoizquierdistas, como el sitio web pablista International Viewpoint o Punto de Vista Internacional, para encadenar a la clase obrera a uno u otro bando de la burguesía. Esto incluye procurar vestir de progresistas a los nacionalistas catalanes y apuntalar a Podemos. Éste último ha demostrado una vez más su lealtad al capitalismo español, instando al Partido Socialista, el cual ha seguido alentando al Gobierno del PP en su represión, a unir fuerzas para ofrecerle a la burguesía una gestión alternativa que salve al Estado español de un eventual desmembramiento.

La crisis en marcha ha desnudado el carácter auténtico del Estado español que fue reorganizado en 1978 con el protagonismo de los estalinistas y socialdemócratas, como parte de un acuerdo contrarrevolucionario para bloquear un desafío de la clase obrera contra el decrépito régimen postfranquista y el capitalismo español. Como lo han demostrado los acontecimientos de la última semana, detrás de una fachada parlamentaria, el aparato represivo establecido por Franco permanece en gran parte intacto.

Sin embargo, esta no es sólo una crisis española. Es tanto el resultado como una parte de la crisis sistémica que afecta a toda la Unión Europea y que está arraigada en la mayor crisis del capitalismo global desde la Gran Depresión y su producto final, la Segunda Guerra Mundial.

El argumento que la UE es el vehículo para la integración pacífica de una Europa democrática y “social” quedó en pedazos tras la crisis del 2008.

La UE fue expuesta por lo que siempre ha sido: un instrumento del capital europeo para maximizar sus ganancias, suprimir el accionar de la clase obrera y competir por mercados e influencia geopolítica alrededor del mundo, y un campo de batalla para las diferentes camarillas nacionales y regionales que compiten por una ventaja estratégica y comparativa.

España ha sido arrasada con las políticas austeras de sucesivos mandatos del PSOE y el PP, los cuales las han implementado en colaboración con la UE.

Por toda Europa, la clase trabajadora se ha opuesto ferozmente al asalto contra sus derechos sociales y democráticos. Pero los sindicatos, los partidos socialdemócratas, estalinistas, exestalinistas y pseudoizquierdistas han suprimido sistemáticamente la lucha de clases. Cuando ha llegado al poder, la supuesta “izquierda” se ha convertido en la punta de lanza para eviscerar lo que queda del Estado de bienestar y para dividir a la clase obrera fomentando los prejuicios contra los inmigrantes. Pero cuando están en la oposición y no son capaces de silenciar el descontento de los trabajadores, han trabajado para aislar sus luchas y vendarlos con una perspectiva nacionalista, procapitalista y pro-UE.

La experiencia de Syriza es particularmente aleccionadora. El partido pseudoizquierdista llegó al poder en enero del 2015 impulsado por una oleada de oposición obrera a la austeridad. Siendo una organización de las clases privilegiadas, era hostil hacia todo esfuerzo para movilizar a la clase obrera europea en oposición a las medidas de austeridad y al instrumento oligárquico y autocrático del capital financiero que conforma la UE. Cuando Berlín y Bruselas rechazaron sus peticiones de modificar un tanto los dictados de austeridad, Syriza impuso recortes mucho más drásticos que los de sus predecesores socialdemócratas y explícitamente de derechas.

Ante una clase obrera políticamente paralizada y una Europa sumida cada vez más en disputas encarnizadas entre facciones burguesas por un pastel económico que se encoge, ha habido un resurgimiento de fuerzas nacionalistas, muchas de carácter abiertamente neofascista que han podido explotar el descontento social.

El capitalismo europeo visiblemente se está pudriendo de pie, a medida que las contradicciones esenciales del sistema de lucro, las cuales conllevaron ya a dos guerras mundiales, la Gran Depresión y el fascismo, vuelven a manifestarse.

En oposición al manicomio del siglo XXI de la Unión Europea, la clase trabajadora debe avanzar su propia estrategia: el desarrollo de una contraofensiva obrera, que movilice a los trabajadores en una batalla común contra la UE, todos sus derechistas Estados miembros, los bancos europeos y las grandes corporaciones, todo como parte de una lucha por los Estados Unidos Socialistas de Europa. Una Europa obrera utilizaría su integración económica y avances tecnológicos para organizar toda la vida socioeconómica bajo el control democrático de los trabajadores para satisfacer las necesidades sociales, en vez de intensificar la explotación laboral.

En España, la lucha por esta estrategia socialista e internacionalista exige una oposición intransigente a la violencia desatada por el Gobierno en Madrid y sancionada por la imperialista Unión Europea.

Es sólo a partir de esta postura que es posible librar la lucha política necesaria contra los nacionalistas catalanes burgueses y movilizar a las secciones más avanzadas de la clase obrera y la juventud con base en una orientación internacionalista.

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