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Los trabajadores de Skoda en la República Checa se preparan para la huelga

A fines de la semana pasada, la revista en línea automobil-produktion.de informó sobre los preparativos de huelga en las tres principales fábricas checas de Skoda: Mlada Boleslav, Kvasiny y Vrchlabi. La planta principal, Mlada Boleslav, se encuentra cerca de la capital, Praga. Skoda pertenece al grupo VW, sus fábricas en la República Checa son lo último en tecnología y contribuyen de manera importante a los beneficios de la empresa matriz.

Según el informe, el comité de negociación sindical rechazó una oferta salarial de la patronal como una provocación y el sindicato checo de trabajadores metalúrgicos Kovo amenazó al fabricante de automóviles con una “huelga ilimitada”.

Las recientes propuestas del lado de los empleadores fueron como una “bofetada”, dijo el representante sindical Jaroslav Povsik después de la cuarta ronda de negociaciones el miércoles de la semana pasada. A menos que la junta corporativa hiciera una oferta mucho mejor, una gran disputa laboral era inevitable, dijo.

Al comienzo de las negociaciones, el sindicato había exigido un aumento salarial del 18 por ciento, y la administración ofrecía el 14 por ciento, pero con un plazo de 27 meses, lo que equivale a menos del 6 por ciento anual. Al mismo tiempo, la administración exigió una flexibilización muy amplia del modelo de turnos existente con el objetivo de aumentar significativamente la productividad laboral.

La presión del trabajo en los empleados ya es muy alta. El año pasado, Skoda produjo una cantidad récord de vehículos, más de 1,2 millones, un aumento del 6,6 por ciento en comparación con el año anterior. Con un total de casi 30.000 empleados, Skoda fabrica el modelo Octavia en Mlada Boleslav.

Volkswagen es uno de los principales empleadores y exportadores en la República Checa. Dentro del Grupo VW, la planta es considerada una de las más modernas y productivas. Además de VW-Skoda, también se producen coches Toyota, Peugeot Citroën y Hyundai en la República Checa. Las corporaciones no solo valoran la ubicación central en el centro de Europa y la buena infraestructura, sino también los bajos costos, especialmente los bajos salarios. Debido a sus muchas fábricas de automóviles, la República Checa a menudo se conoce como la “Detroit del Este”.

El año pasado, el sindicato de trabajadores metalúrgicos amenazó con ir a la huelga, pero acordaron un pésimo compromiso en el último momento. Incluso ahora, el sindicato está tratando de evitar la lucha. Pero la resistencia en el lugar de trabajo aumenta constantemente y el sindicato teme perder el control.

Según el Instituto Sindical Europeo (ETUI), la brecha salarial entre Europa occidental y la oriental ha aumentado significativamente en los últimos años. En promedio, un trabajador checo gana solo un tercio de lo que ganan los trabajadores en Alemania o Austria.

Además, la tasa de inflación está aumentando; el año pasado, la tasa oficial de inflación se triplicó y ahora está en el 2,4 por ciento.

La huelga de los conductores de la empresa de autobuses regionales en la República Checa la primavera pasada llamó la atención sobre los bajos salarios que prevalecen en ese país. Muchos conductores se ven obligados a trabajar con el salario mínimo, que está justo por debajo de las 98 coronas (3,62 euros) por una hora de conducción y 88 coronas (3,25 euros) por una hora de espera. Aunque se agregan permisos de alrededor de seis coronas (22 céntimos de euro), se trata de una miseria dados los precios de los alimentos, que están determinados por las empresas alemanas y francesas y no difieren de los niveles de los precios occidentales. Muchos trabajadores deben trabajar 60, 70 o más horas a la semana y ni siquiera así pueden llegar a fin de mes.

Los preparativos de huelga en Skoda son parte de una creciente radicalización de los trabajadores en Europa del Este, que ya no están dispuestos a aceptar las condiciones extremas de explotación que han sido aplicadas en las últimas dos décadas por las empresas alemanas en estrecha cooperación con la UE.

En Eslovaquia, más de 8.000 trabajadores se declararon en huelga en la planta de VW en Bratislava a principios del verano del año pasado, y finalmente aceptaron un aumento salarial de más del 14 por ciento. En agosto, la fuerza laboral en la planta de VW Palmela en Portugal protestó contra la introducción planificada del sábado laborable con una huelga de 24 horas. Según el sindicato, una gran parte de los aproximadamente 3.500 trabajadores participaron en la primera huelga desde la fundación de la planta en 1991.

El mismo mes, en Polonia, los empleados de VW en Poznań formaron un grupo de fábrica (Iniciativa de los Trabajadores) del sindicato Inicjatywa Pracownicza en oposición al grupo Solidarność. VW había despedido a tres trabajadores porque habían intercambiado mensajes en Facebook sobre las miserables condiciones de trabajo y había anunciado el establecimiento de un grupo sindical alternativo. Según Labornet, a pesar de la represión, el grupo en Poznań ahora tiene 300 miembros y una afluencia de trabajadores más jóvenes y temporales, que representan alrededor de un tercio de los aproximadamente 10.000 empleados de VW del país.

A fines de diciembre de 2017, alrededor de 1.000 trabajadores de Ford lanzaron una huelga espontánea en Craiova, al sureste de Rumanía, después de que el Sindicatul Ford Automobile Craiova firmara un acuerdo con la empresa que implicaba un deterioro masivo de las condiciones de trabajo. El acuerdo firmado por el sindicato tenía como objetivo congelar los salarios de los trabajadores a largo plazo y reducir los salarios de los trabajadores recién contratados a niveles inferiores del salario mínimo.

En ese momento, los huelguistas recibieron con gran interés el Autoworker Newsletter [Boletín del trabajador automotor] del World Socialist Web Site. Escribió: “Las empresas transnacionales tienen una estrategia internacional para hacer la guerra contra la clase trabajadora. Por lo tanto, los trabajadores deben desarrollar su propia estrategia internacional para librar la lucha de clases y defender sus intereses. Aislados de sus hermanos y hermanas de todo el mundo, los trabajadores de Craiova son peones en manos de las corporaciones multinacionales y sus aliados sindicales. Pero los trabajadores rumanos se enfrentan a los mismos problemas que sus compañeros de otros países, y unidos poseen un poder social tremendo: las ganancias de la compañía provienen de la explotación de su trabajo”.

En vista de los preparativos para una huelga en Skoda en la República Checa, estas palabras son muy relevantes.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de marzo de 2018)

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