Detrás de la muerte de Don Lane, un mensajero ocasional están las terribles condiciones que encaran obreros en la “industria de la chamba” (de empleos precarizados o “la economía gig”).
Lane, proveniente de la ciudad de Christchurch, al sur de Inglaterra, trabajaba desde hace diecinueve años para la United Parcel Distribution (DPD), una empresa de envíos. Era diabético. La diabetes se puede controlar con adecuada supervisión revisiones médicas regulares. Al no tener un programa de previsión de salud y, estando bajo presión de parte de sus patrones, a Lane se le pasaban vitales citas de hospital.
Obreros precarizados en empresas como DPD, son considerados cuentapropistas o autónomos sin derechos de obreros regulares como vacaciones pagadas, días de enfermedad y feriados pagados, compensación de despido o contratos de horas fijas. Sus contratos son de cero horas, lo que significa que están a disposición de la patronal. Se les paga a destajo, por cada envío o tarea. DPD impone una multa de £150 (EUA $207) (además de la pérdida del jornal) por cada día de ausencia, a menos que aparezca un chofer sustituto.
Ruth, viuda de Lane, quien trabaja en la cafetería de la tienda Marks and Spencer, habló con el diario londinense The Guardian: "la multa era un acecho constante. Los mensajeros debían cumplir con un horario muy estricto. Era tremenda la presión sobre ellos. Al no poder completar sus envíos, cancelaba con el hospital”.
“Tuvo un colapso en enero 2017, luego de haber cancelado tres citas; DPD estaba al tanto de la situación; fueron a buscar su vehículo. DPD tenía la obligación de que él cumpliera con sus citas médicas y fracasó”. Para marzo Lane, preocupado por su salud, le dijo a su esposa: “Creo que voy a morir”.
No sólo era un peligro para Lane el peso de sus responsabilidades, también lo era para el público. El trabajo requiere el uso constante de las carreteras. En diciembre 2016 una coma diabética causo el colapso de Lane; otra vez en enero 2017, cuando Lane conducía su vehículo.
En julio la empresa le multó £150 por ir a una cita médica, a pesar de haberle él informado a la compañía con meses de anticipación. Un compañero de trabajo dijo: “Ni siquiera tuvieron la decencia de decirle lo de la multa. Lo descubrió cuando recibió su cheque”.
Al revisarlo, los doctores descubrieron niveles elevados de presión de sangre y de colesterol. También se enteraron que Lane sufría de anemia y tenía altos niveles de creatinina, un grave presagio de fracaso renal.
Lane canceló tres citas médicas luego de haber sido multado. A pocos meses de fallecer, Lane le escribe a su supervisor: “He cancelado tantas citas que el departamento renal ya no me trata”.
Lane colapsa nuevamente en septiembre, luego en diciembre, durante la época de navidad. Enfermo y vomitando sangre, intenta seguir trabajando.
Falleció este 4 de enero en el Hospital Royal Bournemouth. Le sobreviven su viuda Ruth y un hijo de veintidós años de edad.
Después de su muerte, un compañero de trabajo le dijo a The Guardian (anónimamente, temiendo que la DPD lo castigue): “Cuanto más se desmoronaba Don; menos compasión sentían ellos por él. Explotan a los mensajeros hasta las últimas. Estoy convencido que ellos tienen culpa en todo esto. Bien sabían que Don era diabético. Deberían haberlo cuidado”.
DPD es una empresa internacional de envíos que pertenece al servicio postal del Estado francés. Extrajo de sus cinco mil empleados en el Reino Unido más de £100 millones (EUA $138 millones) en 2016. Su estrategia de emplear cuentapropistas y de imponer multas es copiada por otras empresas, como Parcel/Force, que impone multas de £250 (EUA $345) por ausencia, y por la empresa Hermes.
El Instituto Global McKinsey informa que, en la economía de chambas del Reino Unido, existen cinco millones de personas precarizadas a tiempo completo o a medio tiempo, trabajando para empresas de mensajes y envíos, para páginas de Internet como Task Rabbit, empresas de taxis como Uber y de recogida, como Deliveroo. Cuarenta por ciento de éstas lo hacen para suplementar sus ingresos de hambre, incluyendo muchos estudiantes. Más de la mitad está entre los dieciocho y veinticuatro años de edad.
Las desenfrenadas condiciones laborales de la economía de chambas resultan en bajísimos sueldos. El departamento de investigaciones del grupo Business, Energy and Industrial Strategy descubrió que setecientos mil obreros autónomos reciben sueldos por debajo del mínimo nacional del Reino Unido, de £7,50 (EUA $10,35).
El año pasado, mensajeros de la empresa Deliveroo, que distribuye alimentos, se manifestaron frente a la sede de la empresa en Londres, en contra de un proyecto de pagarles, £3,75 (EUA $5,18) por cada envío, reemplazando el sueldo de £7 por hora (EUA $5,07), más una libra (EUA $1,38) por envío.
Los trabajadores autónomos también se pierden pensiones ligadas a sus empleos, que por ley les tocan a los empleados regulares, que suplementan las pequeñas pensiones del estado. Según el Instituto de Política de Jubilaciones (Pension Policy Institute) un millón de cuentapropistas de veinticinco años de edad, con ingresos de £25.000 (EUA $34.500) cada uno, perderá £22.000 (EUA $30.300) en contribuciones de sus patrones para su caja de jubilación.
Se acelera la cantidad de pleitos legales contra la bajísima paga y pésimas condiciones de trabajo de la economía de chambas; son una expresión de creciente encono. Empleados de Hermes y DPD exigen en esos pleitos, pasar al estatus de empleados regulares.
El año pasado The Doctors Laboratory (TDL), empresa que ofrece servicios de patología, no logró demostrar que sus ciclistas, motociclistas, y chóferes eran cuentapropistas y no empleados regulares.
También perdieron pleitos similares las empresas Uber y CitySprint. Uber está apelando el fallo de la Corte Suprema británica, que analizará el pleito en 2019. Por su parte, CitySprint respondió otorgando el estatus de empleado regular a sólo una de sus trabajadoras. El resto de los obreros (más de tres mil) siguen siendo tratados como cuentapropistas.
En 2016, el gobierno de Teresa May (Partido Conservador) encargó un Estudio sobre el Sistema Actual de Empleos, supuestamente para responder a las quejas de los trabajadores chamba. El informe que resultó de ese estudio, intitulado Good Work (Buen Trabajo), se publicó en julio 2017. El análisis, fraudulento desde el principio, estuvo a cargo de un tal Matthew Taylor; éste alaba la “flexibilidad” y las “opciones” que gozan los cuentapropistas. Taylor encabeza la Real Sociedad de las Artes. En el 2005 estuvo a cargo de la Unidad de Proyectos Número Diez del primer ministro Tony Blair.
Maggie Dewhurst, la mensajera de treinta años de edad que ganó en los tribunales el derecho a ser clasificada como empleada regular por CitySprint, dijo estar furiosa con el análisis del gobierno: “ese resultado le conviene a la industria; nada hace para proteger a los trabajadores”, dijo. “En vez de hacer cumplir las leyes laborales actuales el gobierno habla de hacer que es sistema sea ‘más fácil de entender’, se pone del lado de los patrones de la industria de chambas. Muchos de éstos deliberadamente desobedecen las leyes británicas. ¿Cuánta más evidencia necesitamos de las condiciones de explotación del sistema de chambas?”
Hace una semana el gobierno dio su respuesta al informe de Taylor; prometió solamente consultar con los sindicatos y el Partido Laborista sobre posibles cambios a las reglas de empleo autónomo, cosa que provocó declaraciones de decepción de parte de éstos.
Según el parlamentarista Frank Field (Partido Laborista) el gobierno había asegurado que “para los obreros habría valiosos resultados”. Lamentó que sólo habría “más consultas sobre la crítica cuestión del fraude que es el empleo precarizado, mientras el país exige medidas urgentes”.
Rebecca Long-Bailey (portavoz del Partido Laborista en materia de asuntos de negocios) acusó a May de limitarse a “las palabras, evitando imponer medida alguna para mejorarle la vida a millones de personas en empleos precarizados”.
Esas palabras retóricas enmascaran que fue bajo los dos más recientes gobiernos laborista, de Blair y Gordon Brown (1997 a 2010) cuando ocurrió una enorme expansión de la economía de chambas.
Los sindicatos, asociados con los gobiernos de turno, le han pavimentado el camino a la economía de chambas, mediante la supresión de décadas de huelgas y luchas obreras.
Al mismo tiempo que crece rápidamente en Europa y a través del mundo el sistema de trabajo precarizado, también crece el repudio a las espantosas condiciones que resultan. Intuit, predice que para el 2020 unos cuarenta millones de obreros estadounidenses trabajaran en esas condiciones.
El año pasado, mensajeros de Deliveroo hicieron huelga en las ciudades británicas de Brighton y Bristol. Este enero los mensajeros también lo hicieron en cinco ciudades belgas, incluyendo a Bruselas y Antwerp. Amenazaron seguir cada sábado después. También ha habido huelgas en Ámsterdam, Holanda. En Nueva Delhi, India, los chóferes de Uber llevaron a cabo una huelga de cuatro días en febrero 2017. Apenas ganan diez mil rupias mensuales (EUA $153) trabajando catorce o quince horas diarias bajo condiciones en que se acelera la competencia entre ellos.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de febrero de 2018)