Español

Miles se manifiestan en el capitolio estatal en apoyo a la huelga de maestros de West Virginia

Maestros huelguistas, conductores de autobuses escolares, conserjes y otros trabajadores de las escuelas públicas de todo el estado, junto con trabajadores y jóvenes en apoyo, se reunieron el lunes en el capitolio estatal de Charleston, en el octavo día de la huelga estatal de 33.000 empleados escolares.

La movilización se produjo después de que el sábado en la noche el Senado estatal controlado por los republicanos redujera al cuatro por ciento la ya miserable oferta de un aumento salarial del cinco por ciento que apoya el gobernador y la cámara baja de delegados. Si los dos organismos no acuerdan un proyecto de ley para el martes, aunque la fecha límite podría extenderse, entraría en vigencia una ley anterior que especifica un aumento del 2 por ciento en julio, y luego del 1 por ciento en los próximos dos años.

Los trabajadores en huelga y sus seguidores llenaron el edificio del capitolio a su capacidad, con más de 7.000 manifestantes adentro y cientos, si no miles, más afuera. El ambiente era exhilarante. Los huelguistas llevaban pancartas hechas en casa con sus demandas de salarios dignos y un seguro médico asequible, y había una sensación palpable de que esta lucha era histórica y estaba desatando un movimiento mucho más amplio de oposición por la clase trabajadora.

Comentando sobre la reciente huelga de 1.400 trabajadores de Frontier Communications en West Virginia, y los llamados a una huelga de maestros de Oklahoma para exigir un aumento de $10.000, Lorene, un conductor de autobús escolar del condado de Wayne, en la esquina suroeste del estado, dijo: "Es hora de que la gente defienda lo que es justo. Estos días de lujo para los ricos han terminado. Hemos abierto la puerta y espero que se convierta en un enorme portón".

Mientras que los huelguistas exigen un significativo aumento salarial —los maestros de West Virginia se encuentran entre los peor pagados del país— su demanda principal es que el Gobierno estatal financie completamente la Agencia de Seguros para Empleados Públicos (PEIA, por sus siglas en inglés), que brinda cobertura médica a maestros y otros empleados públicos y sus familias.

La intencional falta de fondos para PEIA por parte de sucesivas Administraciones demócratas y republicanas, ha trasladado el costo de la atención médica del Gobierno estatal a los maestros y otros empleados públicos, obligándoles a pagar costos de sus propios bolsillos sumas imposiblemente altas, lo que ha resultado en un recorte de sueldo de facto por años.

La determinación de los maestros y los trabajadores escolares se contrasta marcadamente con los esfuerzos de los sindicatos de maestros y personal de servicio, los cuales han abandonado la demanda de "arreglar PEIA". En mitin organizado rápidamente en el Capitolio el lunes por la tarde, ninguno de los líderes de la Asociación de Educación de West Virginia (WVEA, siglas en inglés), la Federación Estadounidense de Maestros de West Virginia (AFT-WV) y la Asociación de Personal y Servicio Escolar de Virginia Occidental (WVSSPA) mencionaron la demanda principal de los huelguistas.

En cambio, el presidente de la WVEA, Dale Lee, elogió a los senadores estatales demócratas, junto con algunos republicanos que votaron por el aumento salarial del cinco por ciento. Absurdamente trató de reducir la batalla histórica de los maestros a una de convencer a los recalcitrantes republicanos a aceptar un uno por ciento más alto. Si el líder del Senado, Mitch Carmichael, y otros republicanos continuaban resistiendo, dijo Lee, "Volveremos mañana y al día siguiente".

Hace una semana, Lee, la presidenta de la AFT-WV, Christine Campbell, y el presidente de la WVSSPA, Joe White, cerraron un trato secreto con el gobernador multimillonario del estado, Jim Justice, de un aumento del cinco por ciento y reclutaron a los dirigentes sindicales para otro grupo de trabajo sobre la PEIA. Cuando intentaron ordenar a los maestros que regresaran al trabajo basados en esta traición, provocó una tormenta de oposición, con los maestros de base y los empleados escolares organizando votos en los piquetes, en las comunidades locales y en línea para desafiar a los sindicatos y continuar la huelga.

Desde entonces, los sindicatos, con la ayuda de los medios de comunicación locales y nacionales, han intentado reafirmar su control sobre la lucha, basándose en la afirmación falsa de que los líderes sindicales ahora han aprendido la lección y seguirán el ejemplo de sus miembros. Pero, la realidad es que los sindicatos hicieron todo lo posible para evitar esta huelga y están decididos a sofocarla.

La lucha comenzó después de que los maestros en los condados de Wyoming, Mingo y Logan hicieran huelga y llegaran a Charleston por primera vez el 2 de febrero. Fue solo después de una serie de huelgas de un día, que los sindicatos se vieron obligados a llamar a una huelga estatal limitada y luego la extendieron.

"Comenzó en los tres condados del sur por su cuenta", dijo un maestro veterano al World Socialist Web Site. "Todo esto comenzó en las salas de reuniones y las cafeterías de las escuelas en esos condados, no en las oficinas de la WVEA ni la AFT. Nadie nos dijo que saliéramos. Simplemente fue que la gente se había reunido y dijimos: 'Vamos a salir’. Todos comenzamos con lo mismo que estamos exigiendo ahora: un seguro decente y salarios relativamente competitivos con otros estados.

"Tengo preocupaciones ahora que nos hemos alejado de nuestras demandas originales, y los líderes se mantuvieron al tanto sobre eso. La sensación general de los maestros es que queremos que se arregle PEIA, buenos salarios, y creemos que todos los empleados públicos deberían ser incluidos. Los legisladores estatales y el sindicato no están hablando de eso. Todo lo que se habla de un 4 o 5 por ciento es solo un cebo. No salimos a la huelga por eso y espero que no lo aceptemos.

"La idea de que tomaremos esto ahora y, si no hacen lo que queremos con PEIA, volveremos es incorrecta. Sé que se necesita mucho para lograr un movimiento como este. Estamos movilizados ahora, y ahora tenemos la ventaja máxima. Yo les creo a los trabajadores en Oklahoma; los maestros se han inspirado con esto y les ayudó a hacer lo correcto. Esa es otra cosa buena de este movimiento, le hemos dado ideas a la gente para luchar".

La rebelión en West Virginia ha estremecido las oficinas en Washington, DC, de la Federación Estadounidense de Maestros y la Asociación Nacional de Educación. Ambos sindicatos han enviado un pequeño ejército de funcionarios al estado para tratar de evitar que la valiente postura de los educadores de West Virginia provoque un movimiento que los sindicatos no puedan controlar.

Dirigiéndose al mitin, Lee mencionó la abundancia de agentes de NEA y AFT en el estado y afirmó que los huelguistas y los líderes sindicales estaban todos en la misma lucha. Luego, presentó a la presidenta de NEA, Lily Garcia, cuyo salario de $348.732 en el 2016 fue 7,6 veces mayor al salario promedio de un maestro de West Virginia, aunque no alcanza el salario de $492.563 de la presidenta del AFT, Randi Weingarten.

Después de decir cuánto la inspiraban los maestros huelguistas, García dejó en claro que lo último que quería ver era un mayor nivel de lucha por parte de los maestros en todo el país, en contra de las condiciones que los sindicatos y sus aliados del Partido Demócrata han impuesto a los maestros.

“No sé si saben qué tipo de inspiración han dado a los otros 49 estados y millones de educadores en el país", dijo. "Tenía un periodista aquí que decía: '¿Crees que veras esto en los otros 49 estados? ¿Esperas que ocurra en los otros 49 estados?’ y yo dije, 'No, no es nada divertido'”.

Pero tal movilización es exactamente lo que se requiere. Como lo demostró el poderoso movimiento de los maestros de West Virginia, todo depende de la iniciativa independiente de los trabajadores de base.

Esto significa elegir comités de base, independientes de los sindicatos, en cada escuela y comunidad, y luchando por la más amplia movilización de cada sección de la clase trabajadora, todos los empleados públicos, mineros del carbón y otros trabajadores de la energía, trabajadores de telecomunicaciones de Frontier, trabajadores en las plantas químicas, fábricas, hospitales, junto con jóvenes de la clase trabajadora y desempleados.

Se deben convocar reuniones y manifestaciones masivas y se deben mantener discusiones sobre la preparación de una huelga general para oponerse a cualquier intento de utilizar órdenes judiciales para romper la huelga.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 5 de marzo de 2018)

Loading