El jueves, más de cien mil personas salieron a las calles en toda Francia para protestar por el plan del presidente Emmanuel Macron de recortar empleos y congelar salarios en el sector público, privatizar los Ferrocarriles Nacionales Franceses (SNCF) y destruir los derechos sociales de los ferroviarios.
Las huelgas y las protestas fueron convocadas por siete sindicatos en el sector público. Según los sindicatos, se organizaron más de 150 protestas en todo el país y alrededor de 500.000 personas marcharon por Francia, incluyendo 65.000 en París, 55.000 en Marsella, 20.000 en Tolosa, 35.000 en La Rochelle, 15.000 en Burdeos y Rouen, y 10.000 en Nantes. Entre 1.000 y 10.000 personas marcharon en otras ciudades.
Estudiantes universitarios y de secundaria se movilizaron para conmemorar el quincuagésimo aniversario de la revuelta estudiantil el 22 de marzo que lanzó los acontecimientos de la huelga general de mayo/junio de 1968.
En París, los manifestantes portaban pancartas que expresaban enojo hacia el gobierno y su plan para destruir los derechos sociales, que ponían “¡Macron, renuncia!”, “¡No a la destrucción de los servicios públicos!” y “¡No negociamos un retroceso social, lo combatimos mediante la huelga general!”.
Los sectores afectados por las huelgas incluyeron ferrocarriles, escuelas, transporte aéreo, hospitales, bibliotecas y otros servicios públicos. Cientos de vuelos y servicios de trenes fueron cancelados y se cerraron decenas de escuelas.
El servicio de trenes en la región de París y en las provincias se vieron afectados. El tráfico aéreo se interrumpió, con el 30 por ciento de los vuelos de corta distancia cancelados en los aeropuertos de París. Ayer, el personal de Air France realizó una huelga al protestar por las condiciones laborales y exigió un aumento salarial del seis por ciento en todos los ámbitos.
Las protestas indican la oposición social que se está desarrollando en contra del gobierno de Macron en medio de una creciente radicalización en la clase trabajadora a nivel internacional.
Con la caída de las tasas de apoyo a Macron, hay una creciente ira pública por sus planes de imponer una contrarrevolución social. Después de imponer decretos laborales que permiten a patrones y sindicatos negociar contratos, facilitar despidos masivos y la imposición de salarios inferiores al salario mínimo, Macron ahora busca aplastar a los trabajadores del servicio público.
En febrero, el gobierno anunció un amplio ataque al sector público, que emplea a alrededor de 5 millones de personas, incluida la eliminación de 120.000 empleos, la congelación de salarios, la contratación de más trabajadores por contrato y la reducción drástica de los presupuestos.
El gobierno está dando pasos hacia privatizar los Ferrocarriles Nacionales Franceses, junto con destruir los derechos sociales de los trabajadores ferroviarios, incluido un cronograma salarial estándar, una edad de jubilación de 52 para los maquinistas y 57 para otros trabajadores, y un empleo garantizado de por vida establecido después de la II Guerra Mundial.
Los sindicatos y sus aliados pseudo-izquierdistas, incluido el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) y Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon se sintieron obligados a pedir una acción simbólica para calmar la ira social. Lo están haciendo mientras negocian con Macron, fomentando ilusiones en el gobierno, mientras hacen todo lo posible para evitar un movimiento independiente de la clase trabajadora.
Laurent Berger, de la Confederación Francesa de Trabajadores Democráticos (CFDT), dijo a la radio RTL de Francia: “O el gobierno escucha o los trabajadores de la administración pública estarán extremadamente movilizados”.
Al expresar su hostilidad hacia un movimiento social más amplio en la clase trabajadora, Berger dijo: “La convergencia de las luchas no es del agrado de la CFDT por una simple razón, es que la convergencia de las luchas nunca tuvo resultados concretos”.
Por su parte, Yves Veyrier, portavoz de Force Ouvrière [Fuerza Obrera] (FO), dijo: “Preferiríamos no ir a la huelga y tener un debate con el gobierno, pero se lo hemos pedido a los presidentes Nicolas Sarkozy, François Hollande y ahora a Emmanuel Macron y todavía lo estamos esperando”.
Los trabajadores deben tomar estos comentarios como una advertencia. Los sindicatos se preparan para reprimirlos, mientras buscan un acuerdo con el gobierno para imponer sus medidas.
Macron cuenta con los sindicatos para reprimir la oposición social con el fin de endilgar nuevos recortes en el sector público y el ferrocarril. Dejó en claro que no se dará marcha atrás a su plan de reforma.
A pesar de la creciente militancia en la clase trabajadora, los trabajadores se enfrentan a sindicatos de orientación nacional que buscan negociar la austeridad con Macron. Para oponerse a los ataques de Macron, los trabajadores no pueden confiar en unas pocas protestas sindicales simbólicas organizadas a nivel nacional. La cuestión clave es sacar la lucha de las manos de la burocracia sindical y sus aliados políticos y organizarse independientemente para emprender una lucha política contra las políticas antidemocráticas y militaristas de Macron y la UE.
El Partido por la Igualdad Socialista habló con los huelguistas y los trabajadores que protestaban sobre lo que los sacó a las calles.
Jacques, que es un trabajador de mantenimiento en el ferrocarril, dijo: “Me estoy manifestando en contra de la reforma del estado oficial de los trabajadores del tren y en contra de la privatización también. Yo mismo tengo un estatus que no es excepcional. Gano $1.854 [US] por mes. Es mejor que algunas personas que ganan el salario mínimo, ¡pero está muy lejos de ser una vida privilegiada porque gano ese salario!”.
“Hoy, con la privatización, lo que es probable que suceda, si nos abren a la competencia, es un ataque social. Nuestros salarios caerán al salario mínimo oficial (SMIC) o más abajo porque este será el caso con nuestros competidores. Ya muchos en la SNCF son pagados mucho más cerca del SMIC que yo. Poco a poco, cuando licitamos proyectos, perderemos porque seremos demasiado costosos. Después de eso habrá despidos y nos encontraremos sin empleo.
“No entiendo lo que quieren los ricos con todo el dinero que tienen. Mi padre trabajaba en la agricultura industrial, en la carne. A menudo me decía: “Esas personas comen bistec en cada comida”. Hoy en día hay muchas personas que no pueden darse el lujo de comer carne. Si redistribuimos todo ese dinero, reiniciaríamos la economía, en realidad es obvio.
“Macron, la Unión Europea y los ricos ni siquiera se dan cuenta de lo que sucede en el mundo en que vivimos, viven en otro mundo. No se dan cuenta de las dificultades que enfrentamos todos los días. Yo mismo estoy renovando una casa mientras vivo en ella. Estoy rodeado de pedazos de paredes de bloques de hormigón. Llevo siete años viviendo aquí y estoy progresando poco a poco. Tienen oro y adornos vistosos, trajes costosos, simplemente no se dan cuenta. En siete años, acabo de terminar de aislar la casa. Ahora no pasamos tanto frío como antes.
“Para mí, Macron es un extremista liberal. A menudo he oído hablar de extremistas de izquierda y de derecha, pero los extremistas liberales son iguales ... Tenemos que unirnos todos. Apoyo a los trabajadores en otros países con todo mi corazón. Si son días como hoy, todos podríamos unirnos y seríamos mucho más poderosos.
“Los problemas que tenemos en Francia son los mismos problemas en todo el mundo, desde el liberalismo y la globalización. El problema es internacional. Aunque tuviéramos buenos políticos que gobernaran a Francia, las finanzas son más fuertes. Estaríamos bloqueados internacionalmente por hacer cosas buenas. Por ello necesitamos un movimiento internacional porque un solo país en el sistema mundial actual no puede tener éxito en seguir una política social progresiva. Debe ser todo el mundo juntos. Es difícil lidiar con esto, pero esa es la verdad.
“Hay algo que quiero agregar. Llevo bastante tiempo viéndolo, pero ha ido empeorando. Es la forma en que los medios manipulan a los trabajadores ferroviarios. Cada vez que los medios muestran a los trabajadores de los trenes, muestran a quienes tienen más privilegios para denigrar a todos los trabajadores ferroviarios. Pero hay muchos que ganan poco más que el SMIC: se les paga entre $1.482 y $1.606 por mes y los medios no hablan de eso. Solo muestran a los conductores y a otras personas que trabajan en los trenes, porque obtienen bonos. Pero esto se justifica porque trabajan largas horas y tienen que dormir en otras partes del país. Pasé dos años en un depósito reparando trenes. Fue un trabajo nocturno. Hoy he cambiado mi trabajo porque tuve problemas de salud por ese trabajo. Ahora trabajo en logística, todavía en mantenimiento de trenes”.
Thibaut, un conductor de tren, explicó: “Hoy nos estamos manifestando para defender nuestros derechos y condiciones. Nos parece injusto que nos amenacen con quitárnoslos.
“Todos los derechos que hemos ganado para nuestro estatus y condiciones de trabajo. Si mañana desaparece nuestro fondo de salud y todos los derechos por los que lucharon las generaciones anteriores, nos corresponde a nosotros asegurarnos de no perder estos derechos.
“Nuestro derecho a la seguridad en el trabajo no significa ‘un trabajo de por vida’. En cualquier empresa, un empleado que hace algo mal puede ser despedido. Nuestra única ventaja es que tenemos la oportunidad de cambiar de trabajo dentro de nuestra compañía.
“Esto puede significar que el tipo de actividad profesional que llevamos a cabo cambia porque nuestra empresa tiene muchos tipos diferentes de trabajo. Yo mismo, soy un conductor de trenes. Mañana, si tengo problemas de salud, es posible que no pueda continuar. Me trasladarían a una actividad diferente, mientras que en otras compañías, si ya no paso el examen médico, me pueden despedir. Esa es la única diferencia. Cuando escucho a la gente decir que tenemos un trabajo de por vida, es ridículo.
“La gente dice que nos pagan demasiado. Ese es otro debate. Me gustaría mostrar mi nómina a la gente para que vea mi salario base. Sí, hay trabajadores del tren que están bien pagados, pero es por las bonificaciones. Sin embargo, si estás enfermo, todos los bonos se detienen. Creo que hay muchas personas en la industria privada que ganan un salario base más alto que yo.
“Sí, se puede tener un nivel de vida relativamente alto en ciertos trabajos en la SNCF. Son principalmente los conductores y otros que trabajan en los trenes. Pero si estoy enfermo por, digamos, seis meses, lo pierdo todo. Todos los que trabajan en una estación u otro sitio no obtienen bonos y tienen un salario que no es más alto que en el sector privado.
“Apoyo a todos los demás trabajadores que están en huelga a nivel internacional. Todo trabajador debe defender sus derechos y luchar para mantenerlos. Incluso para luchar por mejores condiciones de trabajo. ¡Estoy de acuerdo!
“No apoyo darle al ejército todas estas armas y toda la financiación. Hay mejores cosas para las que se puede usar el dinero que comprar armamento”.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de marzo de 2018)