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La falsa campaña antisemita contra Corbyn y el laborismo revela su agenda sionista

El ataque a Jeremy Corbyn por asistir a una cena del Seder que marca la primera noche de la Pascua bíblica organizada por el grupo Jewdas confirma claramente el objetivo real de la campaña para calumniar al líder del Partido Laborista y a sus seguidores como antisemitas.

Para acuñar una frase: “¡Se trata de antisionismo, estúpido!”.

Después de semanas de que Corbyn fuera denunciado por no tender la mano y escuchar las preocupaciones de la “comunidad judía”, sus críticos le reprochan el crimen de mezclarse con el “tipo equivocado” de judíos: un grupo satírico de radicales y autodeclarados no sionistas.

Jewdas tiene antecedentes públicos de oposición al fascismo y al antisemitismo. Pero además de denunciar la brutal represión de los palestinos por parte de Israel, ha llamado “falso ultraje engrasado por la hipocresía y el oportunismo” a las protestas contra Corbyn por no haber abordado el antisemitismo en el partido laborista.

Las acusaciones de antisemitismo fueron “obra de manipulaciones cínicas de personas cuya lealtad es explícita hacia el Partido Conservador y hacia la derecha del Partido Laborista”, escribió.

Esta fue una referencia a la Junta de Diputados de Judíos Británicos y al Consejo de Liderazgo Judío y la abrumadora preponderancia de líderes blairistas entre los parlamentarios laboristas que se unieron y encabezaron su campaña acusando a Corbyn y “la izquierda” de antisemitismo.

Jewdas agregó, “es una táctica maliciosa para eliminar al líder de la oposición y poner fin a la posibilidad de un gobierno socialista”.

El furor por Jewdas confirma que la campaña de tres años de duración que acusa a Corbyn de tolerar el antisemitismo rampante es sin duda parte de un esfuerzo continuo por desacreditar a toda la izquierda.

A lo que esto lleve en última instancia —eliminarle de la dirigencia, sabotear cualquier posibilidad de que el Partido Laborista forme un gobierno o incluso dividir al partido— depende de las circunstancias. Pero no importa cómo se desarrolle esta agenda política doméstica, la campaña para retratar al antisionismo como antisemitismo también tiene como objetivo silenciar todas las críticas a Israel por el brutal sometimiento de los palestinos y su belicismo regional en alianza con los Estados Unidos.

El Daily Mail, que apoyó a los fascistas en la década de 1930, respondió con un titular de primera página “¿Qué tan bajo puede llegar, señor Corbyn?”.

Describió a Jewdas como un “grupo militante judío” que “se burla del judaísmo y realiza ataques repugnantes contra la reina”.

El Consejo de Liderazgo Judío, compuesto por conservadores y laboristas de derecha, atacó a Corbyn por “asistir a una cena con personas que son tan hostiles” a Israel.

El Movimiento Laborista Judío (JLM), dominado por la derecha del partido, acusó a Corbyn de pasar una velada “con una organización que les dijo ‘que os f***en’ a los judíos”. Louise Ellman, ex presidenta parlamentaria de JLM, agregó que fue un “insulto gratuito” a los judíos de Gran Bretaña.

La Campaña contra el Antisemitismo describió la asistencia de Corbyn a la cena del Seder “un saludo muy claro de dos dedos a la colectividad judía británica predominante”.

John Woodcock, un diputado laborista y oponente desde hace mucho tiempo de 3Corbyn, calificó su asistencia al acontecimiento de Jewdas de “irresponsable y peligrosa” que estaba “hostigando deliberadamente a la comunidad judía dominante días después de que le suplicaran que atacara el antisemitismo”.

Jonathan Arkush, presidente de la Junta de Diputados de los Judíos Británicos articuló más claramente la agenda de la derecha de la campaña. Su mensaje fue claro: no eres judío si no apoyas a Israel y también iremos a por ti.

Hizo referencia a Jewdas como una “fuente de virulento antisemitismo” y “un grupo que promueve el racismo”. Dándose a sí mismo poderes rabínicos para determinar quién es y quién no es judío, declaró que ellos “no todos son judíos”.

Añadió: “Si Jeremy Corbyn va a su celebración, ¿cómo podemos tomar en serio su compromiso declarado de ser un aliado contra el antisemitismo?”.

Que Arkush está más preocupado por apoyar a Israel que oponerse al antisemitismo lo demuestra la celeridad con la que corrió a felicitar a Donald Trump por ganar las elecciones presidenciales de los EUA en noviembre de 2016, a pesar de que el círculo de Trump incluía neofascistas, racistas y antisemitas.

Trump y su círculo inmediato, como el resto del establishment político estadounidense, ve a Israel como su policía regional en la defensa de los intereses geoestratégicos de Washington en la región rica en recursos que es el Medio Oriente.

Arkush et al ahora están aplicando su amenaza, intentando forzar una investigación criminal que también alimenta la campaña por la censura del Internet y las redes sociales.

Lord Polak, el presidente honorario de los Amigos Conservadores de Israel, ha escrito una carta, firmada por un grupo de pares, a la Policía Metropolitana acusando de agresiones antisemitas a páginas de Facebook que afirman apoyar a Jeremy Corbyn.

La carta afirma que los mensajes “van mucho más allá de lo que se puede considerar razonablemente libertad de expresión, y creemos que los que incitan a la violencia deberían ser investigados urgentemente para determinar si estos se hicieron con intención seria” y por ser “una posible amenaza física a la comunidad judía”.

Uno de los firmantes de la carta fue Lord Alan Sugar, un antiguo miembro del Partido Laborista y donante hasta que se fue después de las elecciones de 2015, alegando estar preocupado por un giro a la izquierda en el Partido Laborista. Sugar, que la semana pasada tuiteó y después borró una foto retocada de Corbyn en un mitin nazi, después tuiteó un poema despreciativo sobre el dirigente laborista llamándolo “tonto peligroso que es antisemita”.

Otros signatarios incluyen a Lady Deech, ex miembro del Consejo de Liderazgo Judío, Lord Turnberg y Lord Beecham del Partido Laborista, el ex demócrata liberal Lord Carlile y Ros Altmann, el ex ministro de pensiones conservador.

La ofensiva cruel emprendida por la Junta de Diputados y el Consejo de Liderazgo Judío en alianza con los conservadores y los laboristas de derecha es parte de una campaña internacional más amplia en nombre del gobierno derechista de Benjamín Netanyahu.

Israel tiene cada vez más relaciones abiertas con algunos de los peores antisemitas de la supremacía blanca, entre los que se encuentran Sebastian Gorka, miembro de un grupo húngaro aliado nazi, Heinz-Christian Strache, el líder del ultraderechista Partido de la Libertad de Austria y el vicecanciller del país, y el secretario general del Frente Nacional de la extrema derecha de Francia.

El ataque del ministro de Asuntos Estratégicos del Likud, Gilad Erdan, subrayó las implicaciones del intento de marcar la oposición a Israel por antisemitas por parte de Gideon Levy en el periódico Ha'aretz, llamando a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) “las Fuerzas de la Masacre de Israel”.

Levy escribió en respuesta al asesinato el 30 de marzo de 17 manifestantes palestinos por las FDI en la frontera de Gaza, en una ola de disparos desenfrenados que hirió a 773 personas con munición real, lesionó a 1.400 y dejó a 20 en estado crítico.

La masacre, escribió Levy, “muestra una vez más que la muerte de palestinos es aceptada en Israel más a la ligera que la matanza de mosquitos ... no hay nada más barato en Israel que la sangre palestina”.

Rechazó las afirmaciones de la FDI de que los palestinos que dispararon contra los soldados israelíes eran “terroristas” y acusó a los israelíes de tener lavado el cerebro.

Erdan escribió al editor de Ha'aretz, Amos Shocken, y le preguntó: “¿No le da vergüenza [el titular], señor Shocken?”. Acusó a Levy de adoptar la línea de Hamas y comparó su columna con los libelos de sangre antisemita de judíos durante Pascua.

Levy es un periodista israelí galardonado cuyas columnas semanales en Ha'aretz se oponen a los actos de agresión de Israel contra los palestinos, su ocupación de los territorios palestinos y las guerras contra sus vecinos. De manera notoria, llamó a la construcción de asentamientos en tierras privadas palestinas como “la empresa más criminal en la historia [de Israel]”.

Sus sentimientos se hacen eco en todo el mundo por personas que están justificadamente horrorizadas por la brutalidad y la criminalidad del gobierno israelí y sus fuerzas de seguridad. Pero en lo que respecta al gobierno de Netanyahu —y sus partidarios en Gran Bretaña— tales conceptos son antisemitas.

No hay duda de que si Levy hubiera sido miembro del Partido Laborista británico o hubiera publicado su artículo en la prensa británica, estos autoproclamados “líderes de la comunidad judía” pedirían su expulsión y presentarían cargos penales en su contra.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 de abril de 2018)

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