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Llamamiento a neofascistas sobre escándalo policial revela el papel reaccionario de Francia Insumisa

La implosión de la comisión de investigación de la Asamblea Nacional francesa sobre el escándalo policial que involucra a un alto asistente presidencial, Alexandre Benalla, ha expuesto las políticas antiobreras de Francia Insumisa (LFI), el partido de Jean-Luc Mélenchon. LFI, un grupo populista de pseudoizquierda vinculado a Syriza en Grecia y Podemos en España, formó una alianza táctica con el partido de derecha Los Republicanos (LR) y el neofascista Agrupación Nacional (RN, anteriormente el Frente Nacional) basada en el apoyo común a las quejas del aparato policial contra Benalla.

Finalmente, representantes de La República en Marcha (LRM), el partido del presidente Emmanuel Macron, derribaron el trabajo de la comisión el viernes pasado. En ese momento, Danièle Obono, de LFI, habló frente a las cámaras para atacar a la presidenta de la comisión de LRM, Yaël Braun-Pivet. Luego invitó a otras figuras de la oposición, incluyendo la líder de RN, Marine Le Pen, a hacer lo mismo. Le Pen habló primero, tras la invitación de Obono.

La defensa de Obono en Twitter, afirmando que dirigió sus comentarios a LR en lugar de a Le Pen, no cambia nada esencial. No solo fue Le Pen quien aceptó la invitación de Obono para hablar, sino que confirma que la perspectiva de LFI en la crisis desatada por el caso Benalla es hacer tratos con las fuerzas derechistas y que están a favor de la policía.

Esto subraya las advertencias hechas por el Parti de l’égalité socialiste (PES), la sección francesa del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, sobre el carácter represivo y antidemocrático de las políticas de Mélenchon. Como otros grupos de pseudoizquierda, como el Nuevo Partido Anticapitalista, Mélenchon y su partido no ofrecieron un liderazgo claro en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del año pasado, cuando millones de sus seguidores se negaron a votar por Macron o Le Pen. El PES fue el único partido en convocar un boicot activo y una lucha por la construcción de un movimiento político en la clase trabajadora contra el candidato derechista que ganara la elección.

Si algunos se sorprendieron con la actitud de Obono, dado su origen gabonés, no fue el caso del PES. Su apelación dirigida a Le Pen, no solo la principal representante política del neofascismo sino de las fuerzas de seguridad, fue una señal clara. Después de Syriza y su alianza electoral con el partido derechista Griegos Independientes, y la alianza del populista Movimiento 5 Estrellas con la fascista Liga de Matteo Salvini en Italia, se hace evidente que el populismo de LFI es compatible con políticas derechistas y antiobreras rechazadas por millones de sus votantes. Esto reivindica el historial de PES y su lucha por construir una vanguardia trotskista en Francia.

El caso Benalla desenmascaró el carácter arbitrario, violento e ilegal de la clase dominante y el sistema político franceses. Un video que muestra a Benalla agrediendo a dos jóvenes manifestantes el 1 de mayo expuso los poderes arbitrarios concedidos a la policía desde que Francia impuso un estado de emergencia. Un estado policial está cobrando forma rápidamente en Francia y en toda Europa, mientras la Unión Europea (EU) decreta la construcción de una vasta red de campos de concentración para refugiados en todo el continente, dirigida a los refugiados en primer lugar, pero finalmente dirigida a toda la oposición interna.

En esta situación, lo que reúne a Mélenchon, la derecha y la extrema derecha es la promoción de la policía y la represión del estado. Mientras la élite gobernante discute sobre los mejores métodos de imponer una dictadura, convoca a diferentes tendencias políticas a ocultar o minimizar la importancia de la brutalidad policial, que está en el centro del emergente régimen de estado policial en Francia.

Fuese intencional o no, la invitación de Obono a Le Pen para hablar no fue un accidente. Fue el resultado inevitable de la convergencia política entre Mélenchon, LR y FN durante los días precedentes.

Mélenchon no ocultó su deleite por aliarse con fuerzas de derecha. “Cuando se trata de proteger el estado y asegurar el respeto a las normas de nuestra República, estamos aliados con la derecha y estoy orgulloso de eso”, dijo. La semana pasada, él mantuvo intensas conversaciones con el jefe del grupo parlamentario de LR, Christian Jacob, y con Nicolas Dupont-Aignan, el líder de un pequeño partido nacionalista de extrema derecha, Francia en pie, que se alió con Le Pen durante la segunda vuelta presidencial de 2017, sobre mociones de censura dirigidas al gobierno de Macron.

El oportunismo reaccionario y cínico de los llamamientos de LFI a LR e incluso a los neofascistas solo es superado por la hipocresía de LRM, que ahora objeta los vínculos entre LFI y los neofascistas a pesar de que fue Macron quien hizo un “saludo republicano” a Le Pen en la noche de su elección.

Más fundamentalmente, la disputa entre Mélenchon y Macron por el caso Benalla muestra que todo el sistema político francés, incluyendo sus componentes pseudoizquierdistas, está de acuerdo. Mélenchon ataca a Macron, afirmando que su enfoque es “amateurismo” y reprochando a Macron, en efecto, por tratar de construir un estado policial sin el apoyo pleno e incondicional de las fuerzas policiales y los viejos partidos políticos. Con esta plataforma, Mélenchon está recibiendo apoyo de la policía y el ejército, que tiene una presencia significativa dentro de LFI, y de Le Pen.

El apoyo de LFI a la preparación burguesa de un estado policial es propio de una clase media próspera, obsesionada con la política de identidad, y hostil a la clase trabajadora y la lucha de clases. Esta capa social se articula en torno a estudiantes radicales desmoralizados luego de 1968, que pasaron por varios partidos pequeño burgueses y pablistas que durante un tiempo adoptaron una postura de “extrema izquierda” y ocasionalmente afirmaron ser “trotskistas” para encubrir sus políticas derechistas. Obono es una representante típica de esta capa.

Obono fue inicialmente miembro de Socialismo Desde Abajo (SPEB), una organización afiliada al Partido Socialista de los Trabajadores del Reino Unido (SWP), una tendencia pequeñoburguesa que denunció a la Unión Soviética como “capitalista de estado”. En 2004, junto con SPEB, ella ingresó a la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), la principal organización pablista de Francia, y luego al Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), en el que la LCR se disolvió en 2009 bajo la dirección de Alain Krivine y Olivier Besancenot.

Después ella se unió a Convergencia y Alternativa (C&A), tendencia del NPA, que dejó a éste en 2011 y se unió al grupo Izquierda Unitaria, del ex líder de LCR, Christian Picquet, quien junto con el estalinista Partido Comunista francés (PCF) ya se había unido a la coalición Frente de Izquierda, de Mélenchon, en 2009.

Estos vínculos corruptos subrayan que, para luchar contra el creciente estado policial y las profundas medidas de austeridad social impuestas por Macron, la clase trabajadora necesita un nuevo partido, el PES, peleando por un programa socialista para unificar a la clase obrera internacional, y con el cual la clase trabajadora pueda tomar el poder.

Los hechos han validado la convocatoria del PES a un boicot activo de la segunda vuelta de la elección presidencial y su advertencia de que Macron no era un mal menor respecto a Le Pen. También que el llamado a un boicot no era una maniobra para que los votantes elijan a Mélenchon en las siguientes elecciones. Buscaba aclarar que la única perspectiva viable era un movimiento políticamente independiente y revolucionario de la clase obrera en oposición a la pseudoizquierda. El papel de la pseudoizquierda, y en particular de los recientes comentarios de Mélenchon y Obono, han confirmado nuevamente este análisis.

(Publicado originalmente en inglés el 4 de agosto de 2018)

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