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Perspectiva

La huelga en Ryanair y el resurgimiento de la lucha de clases internacional

Se espera que los pilotos de Ryanair en Irlanda, Bélgica, Suecia, Holanda y Alemania hagan huelga el viernes en oposición a ataques contra sus salarios y condiciones laborales.

Las huelgas conciernen una amplia gama de temas. Un gran número de pilotos en Ryanair no están empleados formalmente por la aerolínea. Los obligan a formar una empresa unipersonal e incluso a abrir una cuenta bancaria en Irlanda.

En dicho país, alrededor de 100 pilotos de tiempo completo están haciendo huelga por cuestiones de antigüedad. En Alemania, 400 pilotos se están oponiendo al mayor uso de trabajadores de agencia y están exigiendo que el salario inicial aumente para que los pagos por horas en vuelo constituyan una menor parte de la remuneración total. Al mismo tiempo, están demandando una mayor indemnización por enfermedad y salarios iguales para todas las operaciones en Alemania.

En Suecia, los pilotos están en disputa porque el sindicato involucrado no ha podido alcanzar un acuerdo colectivo y afirma que Ryanair se está rehusando a negociar. En Holanda, los trabajadores están demandando que el acuerdo colectivo sea aplicable bajo normas laborales holandesas, que incluyen trabajos de tiempo completo, mejoras en las indemnizaciones por enfermedad y las prestaciones jubilatorias. En Bélgica, los pilotos harán un paro en defensa del personal de cabina que salió en huelga en junio y se ha enfrentado a maniobras de intimidación por parte de la gerencia.

Pilotos en estos cinco países han votado a favor de tomar acciones de huelga, con los sindicatos en Holanda y Alemania todavía decidiendo formalmente cuando salir. Los pilotos en Holanda expresaron la misma determinación de lucha que los pilotos de otros países, con un 99,5 por ciento de ellos votando a favor de una acción industrial. El margen fue similar en Alemania.

Los pilotos de Ryanair en Irlanda, donde la compañía tiene su sede principal, ya han realizado cuatro jornadas de paro este año.

Las huelgas deben ser vistas en el contexto del resurgimiento en marcha de la lucha de clases internacionalmente. En la Perspectiva del 3 de junio, el presidente del World Socialist Web Site, David North, escribió que el 2018 se “caracterizaría, ante todo, por una inmensa intensificación en las tensiones sociales y una escalada en el conflicto de clases por todo el mundo”.

Continuó: “Las contradicciones esenciales del sistema capitalista… se aproximan rápidamente al punto en que continuar la supresión de la oposición de masas al capitalismo es imposible”.

Esta evaluación está viéndose confirmada con el estallido de luchas por todo el mundo contra ataques a los salarios, condiciones y niveles de vida de los trabajadores, incluyendo huelgas masivas de docentes en EUA, de trabajadores industriales en Alemania, la lucha de los 50.000 profesores universitarios en Reino Unido en defensa de su derecho a una pensión y las huelgas y protestas de los trabajadores ferroviarios en Francia contra la legislación procorporativa del Gobierno de Macron.

El mes pasado, un artículo en Politico indicó que las huelgas iniciales en Ryanair pregonaban una “rebelión continental” del personal de cabina y los pilotos. Esta rebelión está agarrando tracción en forma de una lucha global contra una corporación transnacional que emplea a 13.000 trabajadores y opera desde 86 bases en 37 países de Europa y el norte de África.

Esto tiene implicaciones para la industria global de aerolíneas. Con 130 millones de pasajeros el año pasado, Ryanair es la mayor aerolínea europea en términos de pasajeros. Desempeña el papel crítico de establecer nuevos niveles de superexplotación a raíz de un modelo de negocios basado en mano de obra barata y largas jornadas laborales.

Ryanair recluta a trabajadores con salarios iniciales miserables, utilizando agencias contratistas dedicadas a rastrear países con salarios bajos —particularmente en el este de Europa— para contratar a tripulantes de cabina con salarios reportados de €10 por vuelo. Según información obtenida por el blog ryanairdontcare (noleimportaaryanair), más de 4.000 trabajadores en la empresa tienen contratos de cero horas, ganando tan poco como €600 al mes.

Los tripulantes de cabina de Ryanair reportan que tienen que trabajar sin paga al menos cinco horas al día. La firma ha mantenido una política según la cual el personal tiene que estar disponible en espera en el aeropuerto y recibe apenas £3,75 por hora. Los pilotos previamente tuvieron que pagar a Ryanair €29.500 por cursos, lo cual fue reducido este año. Sin embargo, los “cadetes” todavía incurren una cuota adelantada de €5.000.

Las presiones a las que están sujetos los trabajadores son intolerables. El viernes, un piloto holandés de Ryanair con 10 años en la empresa, Jouke Schrale, fue encontrado muerto en un parqueadero para personal del aeropuerto de Málaga, presuntamente habiéndose suicidado poco antes de que tenía programado volar a Bruselas. Este es el segundo suicidio de un piloto de Ryanair desde 2011, cuando se quitó la vida Paul Ridgard, basado en el aeropuerto John Lennon de Liverpool.

La huelga en Ryanair muestra que las luchas de la clase obrera están alcanzando una nueva etapa de desarrollo e intensidad, planteando cuestiones estratégicas ante cada sección de la clase obrera internacional.

En 1988, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional valoró perspicazmente el impacto futuro en la lucha de clases de la producción globalizada y el dominio de la vida económica por parte de las corporaciones transnacionales. El CICI escribió:

Ha sido una propuesta elemental del marxismo desde hace mucho tiempo que la lucha de clases es nacional solo en forma, pero que, en esencia, es una lucha internacional. Sin embargo, dados los nuevos aspectos del desarrollo capitalista, incluso la forma de la lucha de clases debe asumir un carácter internacional. Incluso las luchas más elementales de la clase obrera presentan la necesidad de coordinar acciones a escala internacional.

El principal obstáculo para tal ofensiva son los sindicatos nacionalistas y procapitalistas, los cuales funcionan como una fuerza policial industrial de parte de las empresas, los bancos y los Gobiernos nacionales.

La acción conjunta del viernes se realizará solo gracias a una incipiente rebelión contra los sindicatos, los cuales han trabajado por meses para prevenir que algo así se lleve a cabo. El sindicato alemán Cabina de Piloto no anunció una fecha para la huelga porque seguía buscando desesperadamente un acuerdo salvador y de último minuto con Ryanair.

Antes de las huelgas de esta semana, el sindicato Sepla, el cual representa a 500 de los 800 pilotos de Ryanair en España, anunció que no estaría convocando huelgas pese a no alcanzar un convenio colectivo con Ryanair. En cambio, presentaría una acción legal.

Alrededor de 25 por ciento de los pilotos de Ryanair están localizados en Reino Unido. Durante la última ola huelguística internacional, el sindicato BALPA, reconocido por la empresa en enero, ha continuado sus negociaciones sin rendir frutos, buscando “acabar con la estructura salarial fragmentada, reducir el número de pilotos temporales e implementar prestaciones por antigüedad”.

Por su parte, el sindicato irlandés de pilotos (Ialpa-Fórsa) ha acordado realizar negociaciones con terceros comenzando la próxima semana.

Los sindicatos no solo están buscando mantener las huelgas de pilotos en cada país separadas donde sea posible, sino que están aislando a los pilotos de Ryanair del superexplotado personal de cabina. A principios de julio, los tripulantes de cabina realizaron huelgas por dos días en España, Portugal y Bélgica, sin involucrar a los pilotos.

En marcado contraste, corporaciones como Ryanair utilizan la economía global para imponer niveles mayores de explotación. La empresa depende de las divisiones entre trabajadores promovidas deliberadamente por los sindicatos con base en su reaccionaria perspectiva de nacionalismo económico. Ryanair ha amenazado con despedir a más de 100 pilotos y 200 tripulantes basados en el aeropuerto de Dublín. El CEO, Michael O’Leary advirtió que la empresa trasladaría sus trabajos de Irlanda a Polonia si continúan haciendo huelga.

¡La única manera de combatir esta ofensiva global de la patronal es si los trabajadores montan una ofensiva global independiente!

Los pilotos, tripulantes y el personal de tierra de Ryanair deben librarse del control de los sindicatos y tomar la lucha en sus propias manos.

Hay que formar comités de base completamente independientes de los sindicatos. Deben unir sus luchas con las de los trabajadores de Ryanair en todos los países, mientras que realizan un llamado de apoyo a los trabajadores de aerolíneas y todo transporte de pasajeros y carga en todo el mundo.

Esto requiere la adopción de un programa socialista e internacionalista, como por el que lucha el CICI, que incluye colocar a la industria aérea bajo propiedad pública y control democrático como parte de una economía global planificada basada en las necesidades sociales, no en la acumulación de ganancias privadas.

Llamamos a los trabajadores de Ryanair que estén de acuerdo con esta perspectiva a escribirle al WSWS para compartir sus experiencias con sus colegas internacionalmente.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de agosto de 2018)

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