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Resolución del Quinto Congreso Nacional del PSI (EUA)

El resurgir de la lucha de clases y las tareas del Partido Socialista por la Igualdad: Segunda Parte

Esta resolución fue adoptada por unanimidad por el Quinto Congreso Nacional del Partido Socialista por la Igualdad de los EUA, que se celebró del 22 al 27 de julio de 2018. El Congreso fue introducido con un informe por parte de David North, el presidente nacional del Partido Socialista por la Igualdad y del Consejo Editorial Internacional del World Socialist Web Site. El Congreso aprobó también la resolución “¡Liberar a Julian Assange!”.

Las tres partes de la resolución están disponibles aquí

La crisis social y la radicalización de la clase trabajadora

21. Las contradicciones básicas del capitalismo —entre la economía internacional y el sistema del Estado-nación, y entre la producción socializada y la apropiación privada de la ganancia— se expresan en la intensificación del conflicto geopolítico y el peligro de una tercera guerra mundial, el crecimiento de la desigualdad social, la descomposición de las formas democráticas de gobierno a nivel internacional y, sobre todas las cosas, la radicalización política de la clase trabajadora.

22. Se cumplen ahora diez años del colapso financiero de 2008, que representó no una recesión coyuntural, sino una crisis sistémica del sistema capitalista. En enero de 2009, el PSI advirtió de que no podría haber una respuesta “socialmente neutra” a la crisis, y de que “todas las medidas tomadas tenían por objetivo asegurar los intereses de los sectores más poderosos de la élite financiera”. La respuesta de la clase trabajadora a la crisis, predijimos, sería una intensificación del ataque a la clase trabajadora y una expansión de la violencia militarista a nivel internacional, empeorando las tensiones entre las principales potencias imperialistas y capitalistas.

23. Este análisis ha demostrado ser correcto. A lo largo de los últimos diez años, las clases dirigentes del mundo, dirigidas por la administración Obama en los EUA, han canalizado billones de dólares hacia los mercados para reinflar burbujas de valores, a ser pagadas mediante la imposición de medidas de austeridad, recortes salariales y un ataque constante a los programas sociales. Las consecuencias son evidentes en el estado de las relaciones sociales y los niveles de desigualdad social que prevalecen en todo el mundo.

24. La concentración de riqueza en manos de la élite financiera es mayor que en cualquier otro momento de la historia moderna. Según el “Informe sobre la riqueza mundial” de la empresa consultora Capgemini, la riqueza de los millonarios (18,1 millones de personas) sobrepasó los $70 billones por primera vez en 2017, creciendo por más del 10 por ciento desde el año anterior. Otro informe, el “Censo de milmillonarios” publicado en mayo por Wealth-X, encontró que la población global de milmillonarios creció un 15 por ciento, a 2.754 personas, entre 2016 y 2017, y que la riqueza de esos milmillonarios subió un 24 por ciento a un nivel récord de $9,2 billones, equivalente al 12 por ciento del producto interior bruto de todo el planeta. El factor central en este aumento de la riqueza ha sido la subida de la bolsa, con la capitalización de mercado global creciendo el 21,8 por ciento, mientras que el Índice Industrial Dow Jones se ha cuadruplicado a lo largo de la década pasada.

25. La acumulación de riqueza extrema ha sido, en una medida extraordinaria, alimentada por la especulación financiera, que ha sido apoyada por el gobierno, ejemplificada por su largo programa de “relajación cuantitativa”. Pero hay cada vez más indicadores de que la especulación en los mercados ha alcanzado niveles insostenibles. La deuda marginal total (es decir, dinero prestado usado para comprar acciones) ahora está en aproximadamente $670 mil millones. Esto representa el 3 por ciento del producto interior bruto, que es mayor que en cualquier otro momento desde el desplome de 1929. Las acciones de apenas cuatro compañías —Facebook, Apple, Amazon, Google y Netflix— representan el 10,6 por ciento de toda la riqueza de la bolsa.

26. Aunque el juego de azar en el mercado sancionado por el gobierno ha enriquecido a la oligarquía financiera, las condiciones para las amplias masas de la población se están deteriorando a un ritmo espantoso. Según un informe publicado por Credit Suisse a finales del año pasado, “Cada uno de los 3,5 mil millones de los adultos más pobres del mundo tienen activos de menos de $10.000 (£7.600). De manera colectiva, esas personas, que representan el 70 por ciento de la población mundial en edad laboral, representan apenas el 2,7 por ciento de la riqueza global”. En los Estados Unidos, tres personas —Jeff Bezos, Bill Gates y Warren Buffett— tienen más dinero que la mitad de abajo de la población. La parte que les corresponde de los ingresos al 1 por ciento de arriba de los estadounidenses con ingresos subió del 10 por ciento en 1980 al 20 por ciento en 2016, mientras que la parte que les corresponde de los ingresos al 50 por ciento de abajo cayó del 20 por ciento al 13 por ciento a lo largo del mismo período.

27. El crecimiento extremo de la desigualdad social se expresa de innumerables maneras. Una crisis de opioides está causando estragos en muchas partes del país. Un agudo aumento de la mortalidad por la epidemia de las drogas, el abuso del alcohol y los suicidios produjo una caída en la esperanza de vida por segundo año consecutivo en 2016. Casi la mitad de la población tiene menos de $10.000 en ahorros y no podrá jubilarse. Los costes de la atención sanitaria están subiendo bajo el impacto del Obamacare, y los licenciados universitarios tienen una deuda colectiva de más de $1 billón. La reestructuración de la industria automotriz por parte de la administración de Obama fue la punta de lanza de la proliferación del empleo barato y a tiempo parcial. Las consecuencias criminales del saqueo de la infraestructura pública han quedado expuestas en la crisis del agua en Flint y la devastación de Puerto Rico por el huracán María, que mató a 5.000 personas o más.

28. La “tierra de la oportunidad ilimitada”, que siempre ha tenido un carácter mítico, ha abierto el camino a la tierra de los salarios bajos, la deuda, la inseguridad económica permanente y la desigualdad social. Durante el pasado medio siglo, las posibilidades de que un hijo gane más que sus padres han caído del 90 por ciento al 50 por ciento. Los Estados Unidos tienen ahora la mayor mortandad infantil y la más baja esperanza de vida de cualquiera de los principales países capitalistas.

29. Estos hechos tienen implicaciones políticas del más amplio alcance. Como declaró el PSI en su programa, adoptado en 2010, “En última instancia, la vasta riqueza y el poder del capitalismo estadounidense fue la causa objetiva más significativa de la subordinación de la clase trabajadora al sistema bipartidista controlado por las corporaciones. ... El cambio en las condiciones objetivas, no obstante, llevará a que los trabajadores estadounidenses cambien de opinión. La realidad del capitalismo brindará a los trabajadores muchas razones para luchar por un cambio fundamental y revolucionario en la organización económica de la sociedad”.

30. Estos cambios en la consciencia ya se están produciendo. En ningún otro país ha habido una campaña incesante tal para bloquear hasta la más elemental expresión de consciencia socialista. Sin embargo, numerosas encuestas muestran que entre los jóvenes más del 50 por ciento ven con buenos ojos el socialismo, y más preferirían vivir en una sociedad socialista que en una capitalista. Este es un cambio remarcable que verifica las concepciones del marxismo y refuta todas las teorías pequeñoburguesas sobre el final de la lucha de clases y el fin de la clase trabajadora.

La erupción del imperialismo estadounidense y el peligro de la guerra mundial

31. La contrarrevolución social es la respuesta doméstica de la clase gobernante estadounidense al largo declive del capitalismo estadounidense. Su respuesta internacional es la explosión de la violencia imperialista. Analizando la política imperialista estadounidense en 1928, un año antes del comienzo de la Gran Depresión, León Trotsky advertía: “En el período de crisis, la hegemonía de los Estados Unidos operará de manera más completa, abierta y despiadada que en el período del boom. Los Estados Unidos buscarán superar y liberarse de sus dificultades y dolencias primariamente a expensas de Europa, más allá de si esto ocurre en Asia, Canadá, Sudamérica, Australia o en la propia Europa, más allá de si esto tiene lugar pacíficamente o mediante la guerra”.

32. La guerra se ha vuelto un rasgo permanente de la política estadounidense. Tras la disolución de la Unión Soviética por parte del estalinismo en 1991, los estrategas del imperialismo estadounidense proclamaron un “momento unipolar”. La desaparición de su principal competidor durante la época de la Guerra Fría fue interpretada por la clase gobernante estadounidense como una oportunidad para utilizar su poderío militar sin limitaciones como el mecanismo central para contrarrestar el declive del capitalismo estadounidense y la erosión de los cimientos de su hegemonía mundial.

33. Un cuarto de siglo más tarde, esta política ha fracasado manifiestamente. Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 brindaron el pretexto de la “guerra contra el terror” para una vasta intensificación de la violencia militarista, claramente explicada en la doctrina de la “guerra preventiva” adoptada por la administración de George W. Bush en su Estrategia de Seguridad Nacional de 2002. Una serie de guerras e invasiones, dirigidas o respaldadas por los Estados Unidos, ha devastado a Irak, Yugoslavia, Afganistán, Libia, Siria, Ucrania, Yemen y muchos otros países. Al tiempo que llevaban a la muerte a más de un millón de personas, destruía sociedades enteras y creaba la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, estas guerras no han podido resolver la crisis del imperialismo estadounidense. Ahora se están transformando en un conflicto con las principales potencias, incluyendo a China, Rusia y los aliados imperialistas tradicionales de Washington en Europa.

34. Estados Unidos está planificando activamente una guerra mundial. La Estrategia de Seguridad Nacional de la administración Trump, presentada en diciembre de 2017, por primera vez hace explícito que el centro de la planificación militar estadounidense es la preparación para una guerra importante que implique a grandes potencias. Tal guerra, el primer conflicto en la historia mundial en el que ambos bandos estarían armados con armas nucleares, amenazaría la supervivencia física de la humanidad. “La competencia entre grandes potencias, no el terrorismo, es ahora el foco principal de la seguridad nacional estadounidense”, declaró el Secretario de Defensa James Mattis, mencionando aparte a Rusia y a China como “potencias revisionistas”. El documento de estrategia lamenta la “complacencia estratégica” de los EUA a lo largo del período pasado, la incapacidad de reforzar la “capacidad militar” y adquirir “nuevos sistemas de armas”, y, de manera más significativa, la idea de que la guerra puede “ganarse rápidamente, desde lejos y con un mínimo de bajas”.

35. Hay una conexión inherente entre el cuarto de siglo de guerras instigadas por Estados Unidos y el surgimiento del conflicto de grandes potencias y la amenaza de guerra mundial. Como escribió David Nort, director del PSI, en julio de 2016:

La lógica estratégica del impulso de los EUA hacia la hegemonía mundial se extiende más allá de las operaciones neocoloniales en el Medio Oriente y África. Las guerras regionales en curso son elementos componentes de la confrontación que se intensifica rápidamente de los Estados Unidos con Rusia y China. Pero esta etapa más reciente en la lucha en curso por la hegemonía mundial, que está en el núcleo del conflicto con Rusia y China, está trayendo al primer plano tensiones latentes y potencialmente explosivas entre Estados Unidos y sus aliados imperialistas actuales, incluyendo —para nombrar al adversario potencial más significativo— a Alemania. Las dos guerras mundiales del siglo veinte no fueron el resultado de malentendidos. El pasado es prólogo. Como el Comité Internacional previó en 1990-1991, el empuje estadounidense por la hegemonía mundial ha reencendido rivalidades interimperialistas que se acumulaban bajo la superficie de la política mundial. [Un cuarto de siglo de guerra, Prefacio]

36. El fracaso histórico de la cumbre del G7 en junio, en medio de denuncias recíprocas de la administración Trump y los gobiernos de Europa y Canadá, es la expresión más reciente y más extrema de la creciente división transatlántica. La causa inmediata del conflicto es el nacionalismo económico del “Estados Unidos primero” de la administración Trump y amenaza con imponer barreras arancelarias a miles de millones de dólares de importaciones desde la Unión Europea, Canadá y México. Las divisiones entre Estados Unidos y la Unión Europea se acrecientan no solo por el comercio, sino también por la oposición de la UE a la política estadounidense de amenazar a Irán con la guerra al dar por terminado el tratado nuclear con Irán. Los conflictos crecientes entre las principales potencias imperialistas, sin embargo, no se pueden atribuir a la personalidad particular de Donald Trump. Son la expresión de la lucha creciente entre estas potencias por el acceso a mercados, recursos y trabajo.

37. La respuesta de las potencias imperialistas en Europa es rearmarse y afirmar sus intereses de manera independiente de los Estados Unidos. “Nosotros, como europeos, tenemos que tomar nuestro destino más en nuestras manos”, dijo en junio la canciller alemana Angela Merkel. Europa “ya no puede esperar, como hicimos de manera algo pasota durante décadas, que los EUA ya se estén encargando de ello”. Alemania y Europa “tienen que promover nuestros principios y valores en Europa, potencialmente en alianza con Canadá o Japón”. Bajo Merkel, Alemania ha arrojado su apoyo tras una fuerza militar intervencionista europea independiente bajo liderazgo alemán y francés.

Golpe palaciego o lucha de clases

38. El impacto de niveles insostenibles de desigualdad social y de guerra permanente y en expansión encuentra su expresión política en la descomposición de las formas democráticas de gobierno dentro de los Estados Unidos.

39. La asunción de Trump ha llevado políticas derechistas, de tipo fascista y nacionalistas extremistas a los niveles más altos del aparato del Estado. Durante las elecciones de 2016, Trump lanzó su retórica al descontento social y la frustración, empleando una demagogia mentirosa y vacía sobre el “hombre olvidado”. El verdadero sector social de los votantes de esta administración, sin embargo, queda expresado en los recortes masivos de impuestos para los ricos, una expansión aguda del presupuesto militar y una intensificación del ataque a la educación pública, regulaciones gubernamentales, programas sociales y la clase trabajadora en su totalidad.

40. En el centro de la política de la administración Trump está la criminalización de los inmigrantes, que han sido aterrados por redadas del estilo de la Gestapo, el encarcelamiento y la deportación. Las escenas de niños siendo arrancados de sus padres en la frontera, encerrados en jaulas de quienes luego se abusa física y sexualmente, han impactado y asqueado en los Estados Unidos y en todo el mundo. La respuesta de Trump a los conflictos dentro de la clase gobernante es redoblar su atractivo de tipo fascista, persiguiendo movilizar a las fuerzas ultraderechistas sobre la base del nacionalismo extremo y la demagogia popular. El objetivo es usar como chivo expiatorio a la ya superexplotada capa de trabajadores inmigrantes por los grotescos niveles de desigualdad social que caracterizan la sociedad estadounidense.

41. El Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) y la Agencia de Protección de Aduanas y Frontera son el terreno de entrenamiento para las futuras guerras contra la clase trabajadora. A la policía de inmigración se le ha dado una amplia competencia para violar los derechos democráticos de cualquiera, llevando a cabo búsquedas e incautaciones ilegales, exigiendo prueba de ciudadanía y deteniendo a la gente en escuelas y en lugares de trabajo de manera masiva. Prisiones construidas durante la administración Obama se están expandiendo para llegar a ser campos de concentración modernos. Este aparato represor será utilizado por la clase gobernante contra todas las formas de oposición social y política.

42. Con la administración Trump, la clase gobernante estadounidense ha cruzado una línea de no retorno. Hace ahora 18 años del robo de las elecciones de 2000 y la entrega de la presidencia a George W. Bush mediante una decisión de 5 a 4 de la Corte Suprema de los Estados Unidos. Como enfatizó el WSWS en su momento, el resultado de las elecciones y su aceptación por parte de todo el establishment político demostró que ya no existían electores para los derechos democráticos básicos dentro de la clase gobernante. Las elecciones fueron seguidas por la “guerra contra el terror”, para siempre vinculadas a la Ley Patriótica, el espionaje doméstico, la “entrega extraordinaria”, la tortura patrocinada por el Estado y la Bahía de Guantánamo. La administración Obama intensificó el ataque a los derechos democráticos con la afirmación del derecho del presidente de los EUA de asesinar a cualquiera, incluyendo ciudadanos estadounidenses, sin el debido juicio.

43. La mayor baza de la administración Trump es el carácter débil y reaccionario de sus críticos dentro del establishment. En los Estados Unidos, como en Europa, la ultraderecha se está beneficiando de la ausencia de cualquier salida progresista para la ira social y el descontento.

44. En su declaración, “Golpe palaciego o lucha de clases: La crisis política de Washington y la estrategia de la clase trabajadora”, el Comité Político del PSI explicaba:

Los oponentes de Trump dentro del establishment incluyendo tanto a los demócratas como a los republicanos, hablan por una facción de la élite corporativa y financiera. Los métodos que están usando en su campaña contra Trump son fundamentalmente antidemocráticos, e implican confabulaciones entre bastidores con elementos del establishment militar y de inteligencia y la élite corporativa y financiera. Esos son los métodos de un golpe palaciego.

45. La elección de Trump en 2016 fue posible solo gracias al carácter del Partido Demócrata. Hillary Clinton se presentó como la candidata de Wall Street, el aparato militar y de inteligencia y sectores privilegiados de la clase media alta mediante la promoción de políticas de identidad. La decisión de Bernie Sanders de respaldar a Clinton —la culminación de una campaña que tenía por objetivo canalizar la resistencia social tras el Partido Demócrata— abrió el camino a que Trump hiciera un llamamiento al descontento social.

46. Tras las elecciones, los demócratas han venido trabajando para dirigir toda la oposición a Trump tras las conspiraciones y las intrigas de facciones poderosas del aparato de inteligencia, centrado en la campaña anti-Rusia y la investigación encabezada por el exjefe del FBI Robert Mueller. Mientras los demócratas han denunciado a la administración Trump por buscar un acuerdo con el gobierno de Vladimir Putin en Rusia, han ignorado, encubierto y facilitado su ataque a la clase trabajadora y a los inmigrantes, sus rebajas de impuestos para los ricos y sus preparativos sistemáticos para una guerra mundial.

47. El objetivo de la campaña anti-Rusia de los demócratas es triple: (1) lograr una política exterior más agresiva contra Rusia, que es vista por facciones dominantes dentro de las agencias militares y de inteligencia como el principal obstáculo a la hegemonía estadounidense en el Medio Oriente, que tiene que ser confrontada como prerrequisito para enfrentarse a China; (2) crear el marco para un ataque a los derechos democráticos y la imposición de un régimen de censura en Internet, presentándolo como la lucha contra las “noticias falsas” y la “injerencia rusa”; y (3) desviar la ira de millones de trabajadores y jóvenes de cualquier desafío al sistema capitalista.

48. Además de la campaña anti-Rusia, la otra principal preocupación de los demócratas ha sido la promoción del movimiento #MeToo, el cual, con el pretexto de oponerse al ataque y a la violencia sexual, ha servido para crear un ambiente de caza de brujas para socavar y erradicar derechos democráticos básicos, incluyendo el derecho al debido proceso. La campaña #MeToo ha ignorado enteramente los asuntos con los que se enfrenta la clase trabajadora, incluyendo los de las trabajadoras. Mientras la preocupación constante por el sexo ha encontrado aceptación entre los electores pudientes de clase media del Partido Demócrata, fracasaron entre la gran masa de los trabajadores, cuyas preocupaciones principales tienen que ver con problemas que se originan en su posición como clase en la sociedad capitalista, más que con su género, etnia u orientación sexual.

49. Un año y medio después de su asunción, la estrategia de los demócratas para oponerse a Trump es un caos. La administración se siente envalentonada y sigue presionando con sus esfuerzos para establecer un control ultraderechista sobre todas las instituciones del Estado, incluyendo la Corte Suprema. Los demócratas, por otro lado, están redoblando sus esfuerzos para desviar y suprimir el descontento social y político. Nada les da más miedo que el surgimiento que un movimiento popular de masas contra el rufián millonario de la Casa Blanca. No quieren hacer nada que debilite las instituciones del Estado capitalista ante el crecimiento de la lucha de clases.

Los demócratas de la CIA y la pseudoizquierda

50. La respuesta del Partido Demócrata a la elección de Trump viene determinada por su carácter de clase y la fisionomía política. Es un partido del capital financiero y del aparato militar y de inteligencia, apoyado por amplias capas de la clase media pudiente, cuyos ingresos anuales totales la colocan en el 10 por ciento más rico de la sociedad estadounidense. Aunque el ingreso de este estrato social pudiente es mucho mayor que el de la vasta mayoría de los estadounidenses, los que caen dentro de este percentil privilegiado de 90-99 son, a pesar de todo, conscientes de manera entusiasta de la vasta diferencia que hay en la escala de su riqueza comparada con la del percentil 1, 0,1 ó 0,01 más rico de la población. Ellos están mucho más insatisfechos con lo que consideran como una distribución desfavorable de la riqueza entre el 10 por ciento más rico de lo que lo están con la existencia de la pobreza de masas. Y aunque no logren una reducción de las vastas sumas asignadas a los estadounidenses muy ricos, los miembros de la clase media alta libran una feroz batalla entre sí por más del dinero que se derrama desde la cima del capitalismo estadounidense.

51. Las políticas de identidad racial, de género e identidad sexual promovidas por el Partido Demócrata están atadas a sórdidos conflictos dentro de la clase media alta por el acceso a cargos en corporaciones, universidades, sindicatos y el aparato estatal. Las denuncias ahora rutinarias de uno u otro individuo por supuestas “microagresiones”, racismo y, lo más peligroso de todo, acoso sexual, no representan ninguna otra cosa que la transformación en arma de la política identitaria.

52. A sectores de la pseudoizquierda ha empezado a gustarles hacer llamamientos para crear un nuevo “partido del 99 por ciento”. Esta consigna implica que hay intereses comunes entre los que cobran $25.000 al año (los ingresos anuales para un trabajo de $12 la hora) y los que cobran una remuneración anual (aparte de ganancias por inversiones) de $250.000 a $1.000.000. Esta consigna, sociológicamente absurda y políticamente reaccionaria, tiene por objetivo subordinar a la clase trabajadora a la clase media-alta y al Partido Demócrata.

53. Como ha documentado el WSWS, en las elecciones de mitad de período de 2018, los demócratas han presentado como candidatos una cantidad sin precedentes de exagentes de inteligencia y veteranos del ejército. Las políticas de los “demócratas de la CIA” no están en conflicto con la política de la pseudoizquierda de la clase media-alta, sino que más bien se corresponde con esta, como se expresa en organizaciones tales como los Demócratas Socialistas de Estados Unidos (DSA) y la Organización Socialista Internacional (ISO). En “Golpe palaciego o lucha de clases”, el WSWS declaraba:

El rasgo característico de la política de la clase media es su falta de independencia de la clase gobernante. Persigue influir en el Partido Demócrata y ganarse su apoyo para reformas marginales del sistema capitalista. Aunque los elementos más liberales de izquierda dentro de este entorno político se refieren a temas de desigualdad social, ellos combinan, de la manera más desprovista de principios, llamamientos semireformistas con apoyo para el Partido Demócrata y los objetivos del imperialismo estadounidense. Esto está vinculado al hecho de que su propia posición económica privilegiada se basa en el aumento récord de las ganancias corporativas y los precios de las acciones. Su función política primaria es mantener el dominio de la clase gobernante sobre la clase trabajadora.

54. El DSA está jugando un papel cada vez más central en intentar reforzar la autoridad política del Partido Demócrata. Desde las elecciones de 2016, el número de miembros del DSA ha subido de 7.000 a 37.000. Se está ganando el apoyo de una capa de la juventud que busca una oposición socialista al capitalismo y está buscando volver a dirigir este sentimiento de nuevo tras los demócratas. La campaña de Alexandria Ocasio-Cortes, miembro del DSA, que derrotó al congresista saliente Joseph Crowley en las elecciones primarias al congreso en Nueva York en junio, demuestra su papel. Aunque se beneficia del descontento social para derrotar a Crowley, el cuarto demócrata más alto en la Cámara de Representantes, Ocasio-Cortez se ha dado prisa por bruñir sus credenciales del establishment, al tiempo que es elogiada por los medios corporativos. El llamamiento del DSA y Ocasio-Cortez para “abolir el ICE” —en realidad, cambiarle el nombre y conservar todas sus feroces potestades— está siendo asumido por una facción de los dirigentes del Partido Demócrata.

55. Tanto al miedo al interés creciente por el socialismo y a la función de grupos como el DSA se les dio expresión en un artículo del New York Times tras la victoria de Ocasio-Cortez en las primarias (“Los socialistas milenarios están viniendo”, por Michelle Goldberg). Goldberg escribe, “Hablar del control popular de los medios de producción es anatema para muchos demócratas viejos, incluso los muy progresistas. Encuentra más eco en la juventud; un sondeo reciente muestra que el 61 por ciento de los demócratas con entre 18 y 34 años de edad tienen una buena opinión del socialismo. La combinación de la Gran Recesión, el aumento del coste de la educación, la falta de fiabilidad del seguro médico y la precariedad creciente en el lugar de trabajo han dejado a los jóvenes con una continua inseguridad material. No tienen recuerdos del fracaso generalizado del comunismo, pero los fracasos del capitalismo están en todas partes a su alrededor”.

56. La conclusión de Goldberg es que el Partido Demócrata abra sus puertas al DSA y a sus candidatos como medida para renovar el partido:

Hay por ahí más candidatos como Ocasio-Cortez, y los demócratas tienen que darles la bienvenida. Necesitan su juventud, su celo y sus ganas para hacer el trabajo de reconstruir el partido como una institución de barrio. Y están viniendo, le guste o no a la dirección del partido.

57. De hecho, no hay ni huella de socialismo genuino en el programa del DSA y partidos similares pseudoizquierdistas. Sus propuestas de reformas sociales limitadas están conectadas con el apoyo al Partido Demócrata y la defensa de la dominación organizativa de los sindicatos corporativos sobre la clase trabajadora. Es decir, brindan un barniz pseudoizquierdista a las instituciones que están librando una guerra contra la clase trabajadora.

58. Los grupos de la pseudoizquierda se abstienen de luchar contra el militarismo imperialista, o bien ofrecen racionalizaciones deshonestas para apoyar las operaciones del ejército estadounidense. El papel particular de la ISO en los EUA es articular de la manera más clara la política del Departamento de Estado estadounidense y la CIA dentro del entorno de la política pseudoizquierdista. Es el más ferviente partidario de la campaña respaldada por los EUA para el cambio de régimen en Siria y ha desarrollado vínculos estrechos con facciones del Estado que hacen llamamientos abiertamente para una intervención militar más agresiva en Siria y contra Rusia.

59. La expresión más condenatoria del apoyo de la pseudoizquierda al imperialismo es el silencio respecto a las amenazas crecientes contra el periodista y fundador de WikiLeaks Julian Assange, quien permanece atrapado en la embajada de Ecuador en Londres y se expone al peligro de ser echado, arrestado y extraditado a los EUA, donde se enfrentaría a acusaciones criminales de espionaje.

60. El papel traicionero de las organizaciones pseudoizquierdistas de la clase media-alta es un fenómeno internacional. En Grecia, la “Coalición de la Izquierda Radical”, Syriza, lleva tres años y medio dirigiendo un gobierno de coalición, tiempo durante el cual ha implementado obedientemente las exigencias de los bancos europeos y actuó como perpetrador de primera línea de la política antirrefugiados de la Unión Europea. En Alemania, el partido La Izquierda está apoyando e implementando medidas de austeridad y ataques a los inmigrantes, adoptando en buena medida el programa de la fascista AfD.

61. La promoción del DSA, la ISO y otros grupos de la pseudoizquierda por facciones del establishment político es igualada por los esfuerzos sistemáticos por suprimir al World Socialist Web Site. Mientras que la revista Jacobin, afiliada al DSA, es citada regularmente por el New York Times y las búsquedas de Google le dan lugares privilegiados, el WSWS ha sido el principal blanco de los mecanismos de censura implementados por Google, Facebook y otras compañías de Internet, en estrecha alianza con las agencias de inteligencia y el Estado. Mientras masas de trabajadores y jóvenes están buscando una manera de oponerse al capitalismo y luchar por el socialismo, están siendo dirigidos a organizaciones que sirven como los brazos auxiliares del Estado y del aparato político burgués.

Continuará

(Publicado originalmente en inglés el 9 de agosto de 2018)

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