Los políticos del partido La Izquierda (Die Linke), Sahra Wagenknecht y Oskar Lafontaine, hasta ahora han evitado publicar una declaración oficial que describa las políticas de su nueva iniciativa #Levántate (#Aufstehen). Pero cuanto más se acerca el 4 de septiembre, el día de su lanzamiento, se vuelven más claros sus objetivos. Están promoviendo una política de extrema derecha.
A principios de este mes, los periódicos conservadores Frankfurter Allgemeine Zeitung y Die Welt publicaron entrevistas con Wagenknecht y Lafontaine en las que los líderes del partido de izquierda anunciaron su iniciativa xenófoba y nacionalista.
El objetivo de #Levántate, declaró Lafontaine en su entrevista con Die Welt, es asegurar "una mayoría diferente en el Bundestag [Parlamento]". La plataforma estará dirigida para los miembros de La Izquierda, el Partido Verde y el Partido Social Demócrata (SPD, todas las siglas en inglés), pero no excluirá a la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU) ni a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Lafontaine agregó que un posible resultado de su iniciativa podría ser la "reunificación del SPD y La Izquierda" y el establecimiento de un "gran partido popular de izquierda".
Este es un esfuerzo por contener y manipular la creciente oposición a las políticas derechistas del Gobierno de la gran coalición conformada por los demócratas cristianos (la CDU y la Unión Social Cristiana [CSU]) y el SPD. Pero los trabajadores también recuerdan que fueron el SPD y el Partido Verde quienes impulsaron recortes sociales sin precedentes e iniciaron el resurgimiento en marcha del militarismo alemán cuando fueron la coalición oficialista entre 1998 y 2005. También saben que en los estados donde tienen el poder, La Izquierda y el Partido Verde están implementando las políticas de la gran coalición.
Las demandas sociales que Wagenknecht y Lafontaine mencionan en sus entrevistas siguen siendo completamente genéricas y anodinas. Nada va más allá de frases sobre la "economía de mercado social" y "salarios y pensiones más altos", como se puede encontrar incluso en los programas electorales del pro libre mercado Partido Democrático Libre (FDP). Incluso estas frases huecas contradicen la práctica política de La Izquierda, la cual se ha adaptado a la agenda derechista de ataques sociales, militarismo y expansión de los poderes policiales del Estado.
Las entrevistas de Lafontaine y Wagenknecht no se centraron, en ningún caso, en estos temas. Más bien se enfocaron en la agitación contra refugiados, la promoción de nacionalismo y el llamamiento a la “independencia” alemana. Ambos están alineados políticamente con la gran coalición y ofrecen sus servicios para imponer sus medidas ante una población en gran parte hostil.
Para este fin, emplean los métodos de la neofascista AfD. El SPD y los verdes, cuando estaban en el poder, destruyeron el Estado de bienestar. La Izquierda creó una catástrofe social en los lugares que gobernó. Ahora sus dirigentes culpan a las capas más vulnerables de la sociedad por la pobreza creada por sus propias políticas.
"Los problemas sociales como la pobreza infantil y de la tercera edad, los bajos salarios, las prestaciones sociales deficientes y la escasez en la vivienda social" se están complicando con la inmigración "a través de la competencia de salarios y alquileres", declaró Lafontaine.
En su entrevista con el Frankfurter Allgemeine Zeitung, Wagenknecht dijo: "Hay que hablar sobre los problemas que surgen de la inmigración a gran escala y la falta de integración". Añadió: "Por supuesto, hoy día todavía hay una mayor competición por apartamentos y empleos. Los estudios demuestran que, sin inmigración, la larga recuperación en Alemania habría conducido a un crecimiento salarial mucho más fuerte en los segmentos de salarios más bajos".
Esta agitación derechista está en línea con la gran coalición, que está estableciendo campamentos de deportación en toda Alemania con la colaboración de todos los partidos del Bundestag. Las políticas de la gran coalición están elevando el número de muertes de refugiados en el Mediterráneo y ayudando a los traficantes de la Guardia Costera libia.
Si bien las encuestas muestran que hasta dos tercios de la población rechazan este cambio extremo hacia la derecha, Lafontaine afirma que demasiados políticos son estigmatizados como de derecha. "Hoy se ha puesto de moda, incluso en el periodismo", dice, "estigmatizar muchas demandas que han existido durante décadas como cercanas a la AfD. En este sentido, incluso Willy Brandt estaría cerca de la AfD. Cualquiera que trabaje para limitar la inmigración, como yo, está cerca de la AfD".
Lafontaine justifica la adopción de políticas de la AfD por parte de la gran coalición y su propio partido alegando que de esta manera la AfD se debilitará. Compara la situación actual con la flagrante restricción del derecho de asilo por la CDU, el FDP y el SPD en mayo de 1993.
"En ese momento, más de un millón de solicitantes de asilo e inmigrantes vinieron a nosotros", declara. "Varios refugios y casas fueron incendiadas en diferentes lugares. En esta situación, aprobamos el compromiso de asilo, según el cual las personas que provienen de un país europeo vecino no tienen derecho a asilo en Alemania. El apoyo a los republicanos [de extrema derecha] disminuyó significativamente".
Esa es una mentira flagrante. De hecho, los extremistas de derecha lograron sus mayores éxitos electorales en nueve de los 16 estados después del llamado "compromiso" de asilo. La extrema derecha de la Unión Popular Alemana (DVU) registró sus mejores resultados hasta ese entonces en cinco de siete estados donde se postuló. No hay duda de que los extremistas de derecha se beneficiaron de la implementación de las políticas de la CDU/CSU y el SPD. Hoy, esto es aún más válido.
Lafontaine está adoptando las políticas de la AfD no para debilitarlo, sino porque está de acuerdo con los neofascistas en cuestiones fundamentales. En su entrevista, no descarta cooperar con los extremistas de derecha. El partido hermano La Izquierda en Grecia, Syriza, ha estado en coalición con los griegos independientes de extrema derecha durante muchos años y está implementando feroces recortes sociales junto con ellos.
La intercalación política con la AfD no se limita a la política de refugiados. Ante la escalada de guerras comerciales y los crecientes conflictos entre las principales potencias, Lafontaine y Wagenknecht están apoyando el llamado a defender el interés nacional. "Nuestras industrias clave no deben ser destruidas por los fondos de cobertura internacionales, que solo se preocupan por obtener rendimientos rápidos, como es el caso actual de Thyssen-Krupp", dice Wagenknecht.
"La igualdad social y la democracia actualmente solo funcionan dentro de Estados individuales. A nivel mundial, no hay apalancamiento para ello", continúa el líder de la facción parlamentaria del partido La Izquierda. "Por supuesto, los Estados deben proteger a sus ciudadanos del dúmping".
Este es exactamente el argumento que es utilizado para justificar las guerras comerciales. Con respecto a los Estados Unidos, Wagenknecht declaró: "No debemos subordinarnos a una política que contradice nuestros intereses".
Lafontaine y Wagenknecht tienen como modelos al político francés, Jean-Luc Mélenchon, y su partido Francia Insumisa. El supuestamente “izquierdista” Mélenchon ha adoptado el nacionalismo y el militarismo y reclama la reintroducción del servicio militar obligatorio.
No es sorprendente que #Levántate haya sido bien recibido por el Frankfurter Allgemeine Zeitung, que ya ha cortejado a la AfD. Jasper von Altenbockum, quien en 2015 exigió que se le “diera una oportunidad” a la AfD, está impresionado sobre todo por la forma del movimiento, que renuncia a los procesos y principios democráticos. "Contrastan el modelo de democracia representativa con el modelo directo de Führer-Demokratie (democracia bajo un líder)", escribe, "alimentando así el anhelo de que la 'mayoría' o la 'voluntad del pueblo' una vez más tome las decisiones".
Continúa: "El antiliberalismo y la crítica de la inmigración" hacen pensar en la AfD. "Lo que dicen sobre la escasez de habilidades y la migración o la integración también podría provenir del ala derecha de la CDU, si aún existiera".
De hecho, la CDU no ha perdido su ala derecha. Todo el partido, así como la CSU y el SPD, se han movido hacia la derecha y la gran coalición está poniendo en acción el programa derechista de la AfD. Pero el regreso del militarismo, la agitación contra refugiados y los recortes sociales están provocando la resistencia de amplias capas sociales, como se vio recientemente en las manifestaciones masivas en Múnich y Berlín. Wagenknecht y Lafontaine ofrecen sus servicios para suprimir e intimidar a esta oposición.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de agosto de 2018)