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Perspectiva

Después de que 250.000 personas marcharan en Berlín

El derrotero en la lucha contra el peligro derechista en Alemania

La semana pasada, un cuarto de millón de personas marcharon en Berlín, Alemania, para protestar el militarismo, el racismo y la promoción de la ultraderecha por parte del Gobierno de la gran coalición alemana. La manifestación, llamada #indivisible por sus organizadores, fue la mayor protesta de masas en el país desde las marchas contra la guerra en Irak en 2003. 

Algunas de las pancartas, en gran parte hechas en casa, decían “No a la caza de brujas contra musulmanes”, “No hay lugar para los nazis” y “El racismo no es una alternativa”. Una llevaba la declaración: “Solidaridad con las víctimas de la violencia derechista, racista y antisemita”. 

En discusiones con reporteros del World Socialist Web Site, los manifestantes describieron el servicio secreto alemán como un bastión del extremismo derechista y condenaron el acogimiento que le han dado los partidos de la élite política a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD, todas las siglas en alemán). 

Las elecciones estatales de Bavaria, celebradas el día siguiente, también subrayaron la profunda brecha que existe entre esta élite política y las inclinaciones izquierdistas de amplias capas de la población. Después de que la Unión Demócrata Cristiana y la Unión Social Cristiana (CDU/CSU) y los socialdemócratas (SPD) vieran sus peores resultados en los últimos 70 años en las elecciones federales del año pasado, el CSU y el SPD prácticamente colapsaron en Bavaria, perdiendo más de 21 puntos porcentuales. El SPD, el cual era la principal oposición en Baviera, perdió más votos que el oficialista CSU. Con solo 9,5 por ciento de los votos, el SPD sufrió su peor resultado en el estado. 

La extremista de derecha AfD también perdió una gran cantidad de votos. Mientras que, en las elecciones federales del año pasado, la AfD obtuvo 12,4 por ciento de los votos en Baviera, solo recibió 10,2 por ciento en las elecciones estatales el domingo. En otras palabras: a pesar de que la élite gobernante alemana, sus principales partidos y medios de comunicación hayan estado promoviendo sistemáticamente a la AfD y legitimando concepciones de extrema derecha, este partido ultraderechista perdió 231.000 votos o a un cuarto de sus votantes. 

Estos desarrollos confirman dos posturas clave asumidas por le Sozialistische Gleichheitspartei (SGP; Partido Socialista por la Igualdad). 

En primer lugar, la AfD no refleja la propagación general de sentimientos ultraderechistas en la población, sino que ha sido promocionada por la élite gobernante a fin de imponer sus políticas de austeridad social y guerra frente a la oposición popular. “A pesar del distanciarse de los crímenes nazis, la democracia alemana es tan frágil como en el pasado”, escribió el SGP en una declaración que distribuyó en la manifestación. “Cuando la élite gobernante adopta una nueva trayectoria imperialista y siente la oposición desde abajo, muestra su preferencia por la ultraderecha”. 

En segundo lugar, la lucha contra la amenaza ultraderechista exige una perspectiva socialista. Las muestras de indignación política y las protestas de masas son necesarias, pero no suficientes. A fin de prevenir que la clase gobernante vuelva a perseguir su agenda reaccionaria apoyando a fuerzas fascistizantes, es impostergable construir un movimiento socialista internacional capaz de combinar la oposición a la desigualdad social, al auge de la ultraderecha y a la guerra con la lucha contra el capitalismo. 

Después de los acontecimientos del fin de semana, la cuestión de una estrategia socialista para oponerse a la ultraderecha se vuelve aún más urgente. La élite gobernante en su totalidad está respondiendo a la creciente oposición, reflejada en las urnas y las calles, desplazándose aún más a la derecha. La burguesía está cerrando filas, suprimiendo toda forma de oposición democrática e intensificando su conspiración política contra la población. 

El exlíder del SPD, Sigmar Gabriel, urgió al Gobierno de la gran coalición a contratar a “más policías” y no doblegarse a la presión de las calles. “Provocar una nueva crisis gubernamental tirando la toalla ciertamente no hará más estable a Alemania”, le manifestó al diario Bild. Alemania “es demasiado grande para enfocarse solamente en nosotros. Y el mundo solo nos escuchara si mantenemos a Europa unida”. 

En su declaración estatal el miércoles, la canciller Angela Merkel empleó el mismo tono reaccionario. Exigió escalar la represión contra los refugiados, exigiendo “mejoras conjuntas” en “proteger las fronteras externas” y las “repatriaciones”. También demandó reforzar la “seguridad nacional”. En relación con las elecciones europeas, el Gobierno está planeando “crear guías para los partidos que divulgan desinformación en sus campañas”. 

Las implicancias de esto son claras. Bajo el pretexto de combatir la “desinformación”, Google ha estado censurando a medios de comunicación izquierdistas y progresistas, incluido el World Socialist Web Site, actuando en estrecha colaboración con el Gobierno alemán. En el último reporte de la gran coalición realizado por el servicio secreto o agencia de inteligencia nacional, cualquier oposición al capitalismo, nacionalismo, imperialismo y militarismo es criminalizada, siendo calificada de “extremismo izquierdista” y “anticonstitucional”. El SGP fue descrito como un “partido de la extrema izquierda” y un “objeto de observación”. 

El Gobierno solo es capaz de actuar tan agresivamente porque cuenta con el apoyo del aparato estatal y el respaldo de facto de los partidos de oposición “izquierdistas”. Veinte años después de que el Partido Verde organizara la primera intervención militar alemana en la posguerra en cara a una enconada oposición, se han trasladado lejos hacia la derecha en temas de política interna y de refugiados. En los lugares donde participa en coaliciones gobernantes, han expandido las fuerzas de seguridad y organizado la deportación masiva de refugiados. En Bavaria, esperan conformar una coalición con la CSU del ministro del Interior, Horst Seehofer, quien defendió abiertamente los ataques neonazis recientes en Chemnitz. 

La líder del grupo parlamentario del partido La Izquierda (Die Linke), Sahra Wagenknecht, acusó a Merkel en declaraciones el miércoles de ser “una fracasada en la Cancillería” y se quejó de que “Alemania tiene un Gobierno disfuncional”. En un evento la semana pasada, busco disociar su partido de las protestas masivas en Berlín y describió la idea de “fronteras abiertas” como “irreal y completamente impráctica”. Solo es una cuestión de tiempo antes de que Wagenknecht apoye un acuerdo con la extrema derecha. Wagenknecht es una “voz valiente de la razón”, dijo el líder de la AfD, Alexander Gauland, quien redactó recientemente un artículo en el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung basado en gran parte en un discurso de Hitler en 1933. 

La prensa está desempeñando un papel protagonista en la conspiración política para promover a la ultraderecha. Mientras que promueve a la AfD, le da coberturas generosas a cada manifestación contra los refugiados, y describe a los neonazis como “ciudadanos preocupados”, prácticamente no aparecieron reportes de las manifestaciones de masas en Berlín. Los comentaristas atacaron abiertamente la protesta. El Tagesspiegel, con sede en Berlín, acusó provocadoramente a los organizadores de aplicar una censura ilegal por prohibir la presencia de banderas alemanas y miembros de la AfD. 

Círculos influyentes de la élite política, la prensa, las agencias de inteligencia y el ejército están trabajando detrás de cámaras para otorgarle más poder a la AfD en Berlín. La entrada de la AfD en el Parlamento “ha producido cambios positivos”, declaró el presidente parlamentario Wolfgang Schäuble en una entrevista al Bild am Sonntag. “La mayoría de la gran coalición… ya no es tan homogénea como lo era en el último periodo legislativo” y eso hace que “los debates sean más emocionantes”, añadió. 

Refiriéndose a las diatribas fascistizantes y racistas de la AfD en el Parlamento, Schäuble declaró que esta retórica “ruda… no es tan mala como para tener que preocuparnos”. 

Bajo tales condiciones, el SGP está volviendo a hacer un llamamiento a convocar nuevas elecciones. No se puede permitir que una camarilla de conspiradores derechistas sin mandato alguno instale una dictadura derechista, rearme al país y obligue a la población a pagar el sangriento precio. En una campaña electoral, el SGP movilizaría todas sus fuerzas y recursos para exponer las políticas reaccionarias de la élite gobernante y construiría una alternativa socialista al capitalismo, la guerra y el autoritarismo. 

Estas nos nuestras demandas:

* ¡Detengan la conspiración de la gran coalición, el aparato estatal y los extremistas derechistas!

* La oposición de masas a la extrema derecha debe ser movilizada con base en un programa socialista e internacionalista.

* ¡No más guerras! ¡Detengan el regreso de Alemania a una política militarista de gran potencia!

* ¡Por disolver el servicio secreto y detener inmediatamente el monitoreo del SGP y otras organizaciones izquierdistas!

* ¡Defiendan el derecho al asilo! ¡No a la militarización del Estado y al espionaje!

* ¡Por acabar con la pobreza y la explotación! ¡Por la igualdad social! La riqueza de la élite financiera, los bancos y las corporaciones debe ser expropiada y puesta bajo control democrático. 

(Publicado originalmente en inglés el 18 de octubre de 2018)

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