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Perspectiva

El reporte de la Casa Blanca sobre el socialismo

El espectro de Marx se cierne sobre la burguesía estadounidense

El mes pasado, el Consejo de Asesores Económicos, una agencia de la Casa Blanca de Trump, publicó un extraordinario reporte intitulado “El costo de oportunidad del socialismo”. El informe comienza con la siguiente declaración: “Coincidiendo con el bicentenario del nacimiento de Karl Marx, el socialismo está reincidiendo en el discurso político estadounidense. Las propuestas políticas detalladas de autodenominados socialistas están sumando apoyo en el Congreso y entre gran parte del electorado más joven”.

El simple hecho de que el Gobierno reconozca el aumento en el apoyo al socialismo, particularmente entre los jóvenes del país, evidencia cambios inmensos en la consciencia política de la clase obrera y el terror que esto siembra en la élite gobernante. Estados Unidos es, después de todo, un país donde el anticomunismo fue por la mayor parte del siglo pasado una religión secular promocionada por el Estado. Ninguna burguesía ha buscado excluir la política socialista del discurso político como la estadounidense.

El documento de setenta páginas en sí es como una tonta calcomanía derechista. Busca desacreditar el socialismo identificándolo con países capitalistas como Venezuela que han expandido la propiedad estatal a ciertas partes de la economía mientras protegen la propiedad privada de los bancos y que, tras el colapso post-2008 de los precios del petróleo y otros productos básicos, ha atacado con cada vez mayor fuerza los niveles de vida de la clase obrera.

Identifica el socialismo con propuestas de reformas sociales tibias como “Medicare para todos”, refiriéndose al seguro médico estatal. Una sección del Partido Demócrata avanzó esta consigna, pero la ha ido abandonado. El documento cita a Milton Friedman y Margaret Thatcher para promover las virtudes de la “libertad económica” —es decir, la operación sin restricciones del mercado capitalista— y para denunciar toda reforma social, regulación empresarial, aumentos en los impuestos o cualquier otra cosa que obstaculice el enriquecimiento de oligarquía.

Los argumentos y temas del reporte son los mismos de los discursos fascistizantes de Donald Trump, quien acata rutinaria y absurdamente a los demócratas llamándolos socialistas y los acusa de querer convertir a EUA en otra Venezuela “socialista”.

¿Qué los llevó a querer denigrar el socialismo?

Una serie de encuestas recientes en Estados Unidos y Europa muestran el marcado ascenso del disgusto popular con el capitalismo y el apoyo al socialismo. En mayo de 2017, una encuesta realizada por la Unión de Radiodifusores Europeos, entrevistando a personas de entre los 18 y 35 años, descubrió que más de la mitad dicen que participarían en un “levantamiento de gran escala”. Nueve de cada diez dijeron que creían que “Los bancos y el dinero gobiernan el mundo”.

En noviembre del año pasado, una encuesta realizada por YouGov mostró que 51 por ciento de los estadounidenses entre 21 y 29 años preferiría vivir en un país socialista o comunista que en un país capitalista.

En agosto de este año, una encuesta Gallup halló que, por primera vez en el registro, menos de la mitad de los estadounidenses entre 18 y 29 años tiene una opinión favorable del capitalismo, mientras que más de la mitad tiene una buena percepción del socialismo. El porcentaje de jóvenes que apoyan el capitalismo cayó de 68 a 45 por ciento entre el 2010 y este año, una caída de 23 puntos porcentuales en tan solo ocho años.

Este aumento de interés en el socialismo está relacionado con el resurgimiento de la lucha de clases en Estados Unidos e internacionalmente. El número de huelgas importantes este año en EUA ha sido de 21, el triple que en 2017. La burguesía se asustó particularmente por los paros docentes a principios del año porque las huelgas más grandes fueron organizadas por las bases magisteriales en rebelión contra los sindicatos, reflejando que cada vez es más débil el dominio de estas organizaciones proempresariales que han suprimido la lucha de clases por décadas.

El crecimiento de la lucha de clases es un proceso objetivo impulsado por la crisis global del capitalismo, la cual encuentra su expresión social y política más aguda en el centro del capitalismo mundial, Estados Unidos. Es precisamente la lucha de clases la llave para luchar por el socialismo auténtico.

Las masas de trabajadores y jóvenes están entrando en lucha y radicalizándose políticamente por las décadas de guerras ininterrumpidas y un crecimiento impactante de la desigualdad social. Este proceso tan solo se ha acelerado en los 10 años desde el colapso de Wall Street en 2008. Obama presidió la mayor transferencia de riqueza de los pobres a los ricos en la historia, la escalada de las guerras que comenzaron bajo Bush y el inicio de nuevos conflictos en Libia, Siria y Yemen, la intensificación del espionaje masivo, ataques más profundos contra los inmigrantes y otras políticas policiales-estatales.

Esto dejó todo listo para que Trump llegara al poder, encarnando toda la criminalidad y decadencia de la oligarquía.

Bajo condiciones en que el CEO promedio en Estados Unidos recibe casi lo mismo en un día como lo que gana el trabajador promedio en todo el año y en que los 400 estadounidenses más ricos duplicaron su patrimonio neto en la última década, la clase obrera está buscando una alternativa radical al statu quo. Como lo escribió el Partido Socialista por la Igualdad en su programa hace ocho años, “El derrumbe del capitalismo y la lucha por el socialismo en EUA”:

Sin embargo, el cambio en las condiciones objetivas obligará a los trabajadores estadounidenses a cambiar de parecer. Las realidades del capitalismo darán a los trabajadores muchas razones para luchar por un cambio fundamental y revolucionario en la organización económica de la sociedad.

La respuesta de la clase gobernante tiene dos caras. Por un lado, está abandonando las formas democráticas-burguesas de gobierno y está girando hacia una dictadura. El periodo previo a las elecciones de mitad de término ha revelado el estado avanzado de estos preparativos, incluyendo los ataques fascistizantes de Trump contra los inmigrantes, el despliegue de tropas en la frontera, las amenazas de disparar a hombres, mujeres y niños desarmados que piden asilo y su promesa de abrogar la Decimocuarta Enmienda a la Constitución que establece el derecho a la ciudadanía por nacimiento.

Esto no ha provocado una oposición seria por parte de los demócratas y la prensa, lo que deja claro que la clase gobernante en su conjunto está unida en su trayectoria hacia el autoritarismo. De hecho, los demócratas están encabezando la campaña para censurar el internet y así silenciar la oposición izquierdista y socialista.

Por el otro lado de esta respuesta, la burguesía está promoviendo a socialistas falsos como Bernie Sanders, los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por su sigla en inglés) y otras organizaciones a fin de confundir a la clase obrera y encarrilar su oposición detrás del Partido Demócrata.

En 2018, con Sanders totalmente integrado en la cúpula del Partido Demócrata, su papel ha quedado en gran parte en manos del DSA, que opera como un brazo de los demócratas. Se espera que dos miembros de DSA, Alexandria Ocasio-Cortez en Nueva York y Rashida Tlaib en Detroit, obtengan escaños en la Cámara de Representantes como candidatos del Partido Demócrata.

Entre más cerca estén de asumir un cargo público, más se distancian de cualquier supuesta afiliación socialista. Ocasio-Cortez, por ejemplo, siguió a Sanders en elogiar al fanático militarista John McCain tras su reciente muerte. Además, se rehusó a responder cuando le preguntaron si se oponía a las guerras estadounidenses en Oriente Próximo y abandonó su llamado a abolir el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés).

La clase obrera y los jóvenes están buscando en números cada vez mayores una alternativa, pero su entendimiento de qué es el socialismo y su historia es limitado. En esto, el papel del partido revolucionario, el Partido Socialista por la Igualdad, es crucial. Solo el PSI busca armar el creciente movimiento de las masas obreras con un programa auténticamente revolucionario, socialista e internacionalista.

El PSI lucha por movilizar y unir a la clase obrera en EUA e internacionalmente en oposición a toda la élite gobernante y a todos los políticos y partidos en su bolsillo.

Como lo explica nuestro programa:

Sin embargo, el socialismo será logrado solo por medio del establecimiento del poder obrero. Esta será una lucha difícil… El socialismo no es un regalo que solo hay que entregar a la clase obrera. La propia clase obrera tiene que luchar por él y conquistarlo.

La tarea que enfrentan los trabajadores y la juventud que buscan cómo luchar contra la guerra, la desigualdad, la pobres y la represión es unirse y construir el Partido Socialista por la Igualdad para ponerse al frente de las luchas de masas de la clase obrera que se avecinan.

(Publicado originalmente en inglés el 6 de noviembre de 2018)

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