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Perspectiva

¡Defiendan a Julian Assange contra los cargos presentados por EUA!

Un documento de un tribunal, fechado el 22 de agosto y hecho público la noche del jueves confirma que el Departamento de Justicia de Estados Unidos está en posesión de cargos penales sellados contra el fundador y editor de WikiLeaks, Julian Assange. No bien sea forzado a dejar la embajada ecuatoriana en Londres, donde buscó asilo político en 2012 y ha sido sujeto por el Gobierno Colombiano a un régimen de incomunicación, se emitirá una solicitud de extradición a EUA. 

El documento judicial, relacionado a un caso sin conexión alguna a Assange, contiene dos párrafos que lo nombran. Indica que era necesario el sellado de una acusación “porque… ningún otro procedimiento será capaz de mantener confidencial el hecho de que se han presentado cargos contra Assange”. Luego solicita que las acusaciones permanezcan selladas “hasta que Assange sea arrestado en conexión con los cargos en la denuncia penal y no pueda, consecuentemente, evadir o evitar un arresto y una extradición según este asunto”. 

El Departamento de Justicia solo declaró que Assange había sido nombrado en el documento “por error”, pero no denegó que se hayan presentado y sellado cargos en su contra. Varias fuentes notificaron al Washington Post que en definitiva se le imputan varios cargos. 

Independientemente de cómo se haya revelado la existencia de los cargos, confirma todas las advertencias que Assange y sus defensores legales y políticos han hecho desde que fiscales suecos solicitaron su arresto en noviembre de 2010 presuntamente para responder “preguntas” sobre acusaciones de ofensas sexuales. 

Las acusaciones suecas fueron fabricadas contra Assange bajo condiciones en que WikiLeaks había publicado filtraciones explosivas que exponían toda una seria de crímenes de guerra estadounidenses en Afganistán e Irak, además de intrigas imperialistas por todo el mundo. 

Las acusaciones suecas tenían dos propósitos. En primer lugar, buscaban vilipendiar a Assange como individuo y socavar el apoyo público a WikiLeaks. En segundo lugar, se utilizarían para obligarlo a ir a Suecia para luego extraditarlo a EUA, donde enfrentaría cargos por espionaje. 

La decisión de Assange de buscar asilo político en la embajada ecuatoriana es la única razón por la que ha podido evitar una larga pena en prisión o incluso la pena capital. 

El documento de la corte confirma lo que ha sido obvio desde que los fiscales suecos abandonaron finalmente su caso infundado contra Assange en mayo de 2017, sin nunca haber presentado cargos. La única “denuncia criminal” contra Assange es la acusación de Reino Unido de que infringió los requisitos de su fianza cuando se vio obligado a buscar asilo. El plan de Estados Unidos ha sido esperar hasta que las autoridades británicas puedan encarcelarlo y luego presentar sus cargos contra el periodista y editor. 

El hecho de que se haya hecho público que tales cargos existen podría ser una indicación de que Ecuador ya acordó a entregar a Assange. 

El documento judicial no revela la naturaleza de los cargos estadounidenses. Al igual que las acusaciones de espionaje en relación con las filtraciones hechas en 2010, también es posible que Assange haya sido acusado de perpetrar una “conspiración”. 

En 2016, WikiLeaks publicó correos electrónicos que exponen como el Comité Nacional Demócrata buscó sabotear la campaña de Bernie Sanders a instancias de Hillary Clinton. Los documentos también proveyeron evidencia de las relaciones sórdidas de Clinton con los bancos de Wall Street.

Como parte de la trama histérica de la élite política estadounidense para atribuir la derrota de Clinton en las elecciones a una “injerencia” rusa, la investigación del fiscal especial Robert Mueller ha sugerido sin una pizca de evidencia creíble que WikiLeaks recibió los archivos filtrados de la inteligencia rusa y los publicó para ayudar en la elección de Donald Trump. 

De hecho, Assange comparó públicamente la elección que tenían los votantes estadounidenses entre Trump y Clinton como tener que elegir entre “gonorrea y sífilis”. En una declaración publicada en vísperas de los comicios del 2016, Assange subrayó que tras haber recibido las filtraciones sobre el Partido Demócrata —de una fuente que negaron que estaba conectada con Rusia— WikiLeaks se sintió obligado a publicarlas.

“El derecho a recibir e impartir información verdadera es un principio que guía el trabajo de WikiLeaks, una organización que tiene un personal y una misión organizacional mucho más allá de mi persona. Nuestra organización defiende el derecho del público a estar informado”, escribió Assange. 

WikiLeaks, añadió, “sigue estando comprometido con publicar información que informe al público incluso cuando muchas personas, especialmente aquellos en el poder, preferirían no verla… Debe publicar y que nos condenen”. 

La intransigente persecución de Assange no solo ha estado dirigida a prevenir que WikiLeaks publique la verdad, sino que es parte de esfuerzos de la burguesía para intimidar y silenciar a todos los periodistas y organizaciones mediáticas críticos e independientes, así como potenciales denunciantes que filtren información confidencial en cualquier parte del mundo. 

Los esfuerzos para criminalizar a Assange han estado en el frente de la censura generalizada y los ataques contra derechos democráticos fundamentales internacionalmente. El giro hacia imponer formas dictatoriales de gobierno está siendo impulsado por el horror de los oligarcas capitalistas y sus Gobiernos hacia el desarrollo internacional de un movimiento de las masas obreras contra el ensanchamiento de la desigualdad social y el creciente peligro de que los conflictos económicos y estratégicos entre las principales potencias desencadenen una guerra. 

Como lo indicó León Trotsky en 1937, “los verdaderos criminales se esconden detrás del velo de los acusadores”. 

El Estado estadounidense, sin embargo, tanto bajo los Gobiernos de Obama y Trump, solo ha podido conducir y sostener su venganza contra Assange por el respaldo desvergonzado que ha recibido internacionalmente. 

La cúpula mediática, particularmente publicaciones como el Guardian y el New York Times, se ha alineado completamente con los esfuerzos para destruir WikiLeaks y suprimir todas las publicaciones independientes. 

Sucesivos Gobiernos laboristas y conservadores en Australia se han rehusado a defender a Assange, un ciudadano australiano. La élite política y mediática en su conjunto, incluyendo los verdes, los legisladores “independientes” y los sindicatos, ha lanzado a Assange a los lobos. Ninguno apoyó el mitin organizado por el Partido Socialista por la Igualdad en el que se pronunció el productor de cine John Pilger el 17 de junio este año, que demandó que el Gobierno utilizara sus facultades legales y diplomáticas para garantizar la libertad de Assange y su derecho a regresar a Australia. 

En Reino Unido, el papel del líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, ha sido particularmente pernicioso. Corbyn, quien alguna vez expresó a apoyo a WikiLeaks, se ha rehusado a exigir públicamente que el Gobierno Tory retire sus cargos por fianza y garantice que no será extraditado a EUA, permitiéndole irse de la embajada ecuatoriana y Reino Unido si eso decide. 

El Gobierno ecuatoriano, bajo su actual presidente, Lenín Moreno, ha emprendido contra Assange para congraciarse con Washington. En marzo de este año, le cortó sus comunicaciones y tomó otras medidas vengativas para presionarlo a irse. 

Lo más impactante ha sido el abandono de Assange por parte de prácticamente todas las organizaciones pseudoizquierdistas de clase media en EUA, Australia, Reino Unido y por todo el mundo. Como resultado del apoyo de estas organizaciones hacia la política de identidades basadas en las categorías de género y raza y hacia las intrigas imperialistas en Ucrania y Siria, que Assange expuso y a las que se opuso, se mantienen en un completo silencio sobre su persecución o se han unido a las denuncias en contra del editor de WikiLeaks como un “violador” o “títere” de Rusia o Trump, incluso mientras el Gobierno de Trump ha intensificado sus esfuerzos para silenciarlo. 

La unidad de estas fuerzas sirve solo para poner de relieve que la defensa de Assange, WikiLeaks y todos los derechos democráticos exige una movilización política independiente de la clase obrera internacional contra toda la élite política existente en su conjunto y el sistema capitalista al que sirve. 

No se deben escatimar esfuerzos para alertar a los trabajadores y jóvenes sobre las implicancias enormes de la persecución de Julian Assange y la necesidad de librar la campaña más amplia por defender su libertad inmediata e incondicional. 

(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de noviembre de 2018)

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