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Jacobin recomienda a sus usuarios “desconectarse” de las redes sociales

Un artículo publicado el 29 de noviembre por la revista Jacobin, la cual está afiliada a los Socialistas Demócratas de América (DSA, por sus siglas en inglés), pide el "desmantelamiento" de las redes sociales. Bajo el título "Cerrar sesión" y escrito por el miembro del DSA, Benjamin Fong, argumenta que Facebook, Twitter y otras plataformas de redes sociales se han vuelto dañinas para la salud de la población, son "destructivas para la izquierda" y deben eliminarse.

El nivel abismal del artículo, cargado de reflexiones pseudopsicológicas, se puede inferir del resumen que aparece debajo del titular: “Las redes sociales siempre serán destructivas para la izquierda. Deberíamos cerrar la p**che sesión".

El llamado a la abolición de las redes sociales por parte de una publicación supuestamente de izquierda no se produce en un vacío social y político. Jacobin se está alineando con una campaña internacional a favor de la censura de internet por parte de la clase dominante.

Dentro de los Estados Unidos, esto ha sido liderado por el Partido Demócrata y publicaciones como el New York Times y el Washington Post. Principalmente, se basaron en la acusación mccarthista de que la injerencia rusa, a través de anuncios pagados de Facebook durante y desde las elecciones de 2016, está sembrando "discordia" y "polarización" en Estados Unidos y socavando la "democracia".

Según esta narrativa, Rusia, y no la concentración de riqueza sin precedentes en manos de los ricos y el empobrecimiento de la masa de la población, es responsable de la hostilidad de la clase trabajadora hacia los dos partidos controlados por las empresas.

El New York Times ha inventado una razón secundaria, aludiendo a los "derechos humanos", para la censura de Facebook, afirmando que las redes sociales son responsables de la violencia masiva apoyada por el Estado contra la población rohingya en Myanmar y amenazan con provocar actos similares en otros lugares. La implicación es que, con una herramienta para comunicarse sin el control del Gobierno, la población no podrá restringir sus impulsos internos homicidas.

Sin embargo, la verdadera preocupación no son los troles rusos ni la violencia de derecha, sino las crecientes luchas de izquierda de los trabajadores y los jóvenes. La clase dominante está respondiendo buscando evitar que los trabajadores y los jóvenes se organicen y se comuniquen fuera del control de las instituciones oficiales del estado capitalista, los medios corporativos y los sindicatos.

En el artículo de Jacobin, Fong proporciona una versión un tanto alterada de los pretextos de censura mencionados anteriormente. Escribe que "el mal comportamiento se da en Internet" y "en la vida real también", pero "hay una cualidad especial en la depravación exhibida en las redes sociales que es particular". El artículo está lleno de generalizaciones que afirman que las redes sociales tienen un impacto negativo en la psicología de la población, como la afirmación de que "demuestra una contradicción de carácter psicopático: una obsesión con la percepción que otros tienen de uno, en combinación con una falta perturbadora de empatía...".

Fong deja claro que su objeción no es a la propiedad privada de las compañías de los medios sociales, rechazando explícitamente la idea de que "quitar a los medios sociales del control privado nos permitiría finalmente dar cuenta de la fantasía que los sustenta". Más bien, el problema es con las propias redes sociales.

Fong concluye con la declaración autoritaria de que "cuanto antes nos demos cuenta" de la verdad sobre las redes sociales, "más pronto podremos asumir el trabajo de desmantelarlas".

Lo más notable del artículo no es lo que dice, sino lo que no dice. En un artículo publicado por una organización que dice ser socialista y que sopesa los pros y los contras de las redes sociales, no hay ninguna referencia al hecho de que este año varias luchas masivas de los trabajadores de todo el mundo contra la desigualdad y la política de la clase dominante se hayan organizado a través de las redes sociales.

A partir de este artículo, uno no se daría cuenta que, durante el último mes, Francia se ha visto estremecida por manifestaciones de masas organizadas en Facebook en las que participaron cientos de miles de trabajadores contra el despreciado presidente banquero, Emmanuel Macron. Los trabajadores están publicando videos de violencia policial, compartiendo información sobre las protestas y discutiendo temas en grupos de Facebook que tienen hasta 300,000 personas.

Ni sabría que, a principios de este año en Estados Unidos, los maestros de Virginia Occidental utilizaron las redes sociales para organizar huelgas que culminaron en una huelga estatal y para desafiar posteriormente la orden de los sindicatos docentes después de dos días de regresar a clases.

La omisión no es casual. El potencial democrático de Internet y las redes sociales aterroriza a la clase dominante sobre todo porque proporciona una plataforma para que los trabajadores se organicen independientemente de los aparatos sindicales, que durante décadas han servido como socios confiables de las corporaciones y los Gobiernos para reprimir y aislar a los trabajadores y mantener la actividad huelguística en los niveles más bajos de la historia. Las manifestaciones masivas en Francia han sido tan explosivas porque se han desarrollado independientemente de la CGT y de otros sindicatos, que inicialmente respondieron a las protestas con hostilidad abierta.

Jacobin y el DSA no están orientados a la clase obrera, sino a los aparatos sindicales. Defienden los sindicatos contra los trabajadores porque representan capas de la clase media, aproximadamente en el 10 por ciento superior de la escala de ingresos, que esperan puestos como funcionarios sindicales y ejecutivos con ingresos en el dos o tres por ciento superior.

Jacobin apoyó a la Asociación Nacional de Educación y la Federación Estadounidense de Maestros en Virginia Occidental mientras buscaban recuperar el control de la lucha de los maestros e imponer una traición completa. Luego, elogiaron el podrido acuerdo con el gobernador multimillonario Jim Justice como una "victoria". Además, no han escrito casi nada sobre las protestas que sacuden Francia.

El artículo tampoco menciona las medidas reales de censura en Internet que se han implementado en los últimos dos años bajo la presión del Partido Demócrata y las agencias de inteligencia. Esto incluye la censura de Facebook de sitios de noticias alternativas en su muro de noticias y la promoción de "fuentes de autoridad" como el New York Times y el Wall Street Journal.

De hecho, los argumentos de Fong son similares a los del CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, en enero como parte de su justificación para censurar la plataforma de medios sociales. Muchas de las publicaciones de Facebook, dijo, están "desplazando los momentos personales que nos llevan a conectarnos", por lo que los algoritmos se reestructurarán para "fomentar interacciones significativas entre las personas".

Con base en la supuesta preocupación de Facebook por el bienestar psicológico de sus usuarios, ha tomado pasos para reducir drásticamente la exposición de publicaciones y opiniones de izquierda.

El DSA ha guardado silencio sobre la campaña de censura de internet de la clase dominante. La organización es una facción del Partido Demócrata y trata de promover la ilusión entre la población de que esta alianza de Wall Street, el Pentágono y la CIA que representan los dem[ocratas se puede transformar en una plataforma de cambio progresista, incluso cuando encabeza la campaña de censura y represión. Es por esta razón que el propio Jacobin no ha sido objeto de la censura en Internet, como lo ha sido el World Socialist Web Site, el cual lucha por que los trabajadores rompan tanto con el Partido Demócrata como con los sindicatos y construyan organizaciones independientes de lucha de clases y un partido genuinamente revolucionario.

Tal vez debido a la preocupación de que su respaldo a la censura ha sido expuesto abiertamente por el artículo de Fong, Jacobin publicó un artículo de seguimiento el 6 de diciembre, titulado "Desafortunadamente, no podemos cerrar sesión". Sin embargo, el artículo no se opone ni menciona la campaña de censurar el Internet, o el surgimiento de luchas de masas por parte de los trabajadores organizados en línea. Su crítica del artículo de Fong es táctica: que el DSA debe continuar utilizando los medios sociales para expandir su influencia.

Si las conclusiones que saca Fong en su artículo no fueran tan autoritarias, serían casi cómicas. ¿Cree realmente esta organización, uno se siente tentado a preguntar, que una de las mayores transformaciones tecnológicas de la historia moderna, con unos dos mil millones de personas en todo el mundo recurriendo al uso de las redes sociales para comunicarse instantáneamente, se detendrá por llamados a " desconectarse"?

De hecho, la apelación de Jacobin no está dirigida a la clase obrera, sino al Estado capitalista. El objetivo del artículo es proporcionar una razón pseudoizquierdista a favor de la censura masiva entre las capas de clase media en la órbita del Partido Demócrata que leen la publicación. La campaña de la clase dominante para acabar con las redes sociales, argumentarán, hará que las personas sean más empáticas, por lo que se debe apoyar. En resumen, combina la idiotez con el terrorismo de la clase media frente a las crecientes luchas de la clase trabajadora.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 7 de diciembre de 2018)

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