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La gran división de Gran Bretaña es de clase, no es el Brexit

Las batallas parlamentarias de esta semana acerca del Brexit han ensombrecido un informe del comité de expertos Centre for Cities según el cual una década de recortes por parte de los conservadores se traducen en la pérdida de 60 peniques por cada libra para los consejos locales en la financiación que anteriormente recibían del gobierno central.

Los pueblos y ciudades más gravemente afectados están en el norte de Inglaterra. Las diez ciudades que se enfrentan a los peores recortes son Barnsley (40 por ciento), Liverpool (32 por ciento), Doncaster (31 por ciento), Wakefield (30 por ciento), Blackburn (27 por ciento), Newcastle (26,6 por ciento), Gloucester (23,4 por ciento), Glasgow (23,3 por ciento), Hull/Slough (23,1 por ciento) y Huddersfield (23 por ciento).

Barnsley ha sufrido el mayor recorte porcentual en gasto para servicios, mientras que Liverpool tiene los recortes más profundos per cápita, en £816.

Se han dado todas las interpretaciones positivas posibles a estas cifras. Los comentaristas se han aprovechado de aspectos de los hallazgos del informe para sus propios fines políticos.

Las áreas más golpeadas son principalmente, pero no de manera exclusiva, áreas que votaron por el Brexit —un hecho destacado por ambos bandos del furioso conflicto entre las facciones por y contra el Brexit de la clase gobernante— habitualmente enmarcado en los términos reaccionarios de una necesidad de controles migratorios más severos.

También son muy mayoritariamente zonas controladas por el Partido Laborista. Los municipios laboristas han experimentado una caída media del 28 por ciento, en comparación con el 19 por ciento de las autoridades conservadoras —una disminución media de £115 por hogar en las áreas conservadoras y más de £500 en los municipios laboristas. Una nueva fórmula de financiación canalizará todavía más recursos a los condados conservadores.

Lo que se está escondiendo de manera deliberada es que esto es todo parte de una guerra contra toda la clase trabajadora. Los recortes han recaído sobre los trabajadores si hayan votado por permanecer o por salir de la Unión Europea (UE), sobre todo en las áreas más desfavorecidas que votan tradicionalmente por los laboristas.

Nueve de los 10 municipios más desfavorecidos del Reino Unido han sufrido recortes de casi tres veces la media nacional. El recorte de gasto municipal medio a nivel nacional es del 14,3 por ciento, pero las ciudades que son hogar del 55 por ciento de la población representan el 74 por ciento de este total —£386 per cápita, en comparación con el recorte medio nacional de £172.

Londres ha sufrido el mayor recorte absoluto —un 30 por ciento de todo el gasto para gobierno local, a pesar de tener solo el 16 por ciento de la población.

En cada barrio obrero, la vida de la gente está siendo desgarrada. El gasto para autoridades locales ha caído por la mitad a nivel nacional desde 2010, contribuyendo a más de un millón de empleos perdidos en el sector público; la privatización y la destrucción de la seguridad social; pruebas trágicas de gente sin techo y drogodependencia en cada calle principal; el cierre de bibliotecas, parques, piscinas y clubes juveniles; transporte público destruido y el precio del billete tan alto que es inasequible; caminos e infraestructura que se vienen abajo; y cubos de basura hogareños repletos.

Con un aumento de la pobreza y una población que está envejeciendo, casi la mitad de las ciudades británicas ahora gasta más de la mitad de su presupuesto en seguridad social. Barnsley gasta el 62 por ciento en cuidar a sus adultos y niños vulnerables.

Los laboristas que ahora hacen ruido contra los conservadores son todos culpables de imponer esos recortes. El dirigente laborista Jeremy Corbyn y su canciller en la sombra, John McDonnell, instruyeron a los municipios que siguieran aplicando los “presupuestos legales”. Los sindicatos no han defendido ni un solo empleo o servicio.

El laborismo les ha dado a los conservadores un cheque en blanco para seguir extendiendo la transferencia masiva de riqueza desde la clase trabajadora a los súper ricos que empezó con Margaret Thatcher y continuó bajo Tony Blair y Gordon Brown.

El gobierno ahora está planeando más recortes impositivos a las corporaciones —desde su tasa extraordinariamente baja del 19 por ciento, a apenas el 17 por ciento. Estuvo en el 28 por ciento en 2010. Las compañías que se dignan a pagar sus impuestos —la factura fiscal de Amazon Reino Unido cayó a apenas £4,6 millones el año pasado sobre ganancias de £2 mil millones— entregarán más de £12 mil millones menos para 2022. Esto viene encima de los £16,5 mil millones al año que ya han estado ahorrando desde 2010 como resultado de los recortes fiscales corporativos. El déficit anual en el presupuesto del Servicio Nacional de Salud es de £20 mil millones.

A esto hay que añadir unos £1,7 mil millones estimados anualmente en evasión fiscal empresarial. El 25 por ciento de las compañías del FTSE 100 evitaron ser gravadas al colocar subsidiarias en paraísos fiscales reconocidos por el Reino Unido —subiendo al 98 por ciento de tales compañías si se aplica una definición estadounidense más estricta. En 2016, cuatro de las 10 compañías del FTSE de arriba no pagaron nada en concepto de impuesto corporativo.

El resultado es que el reportero especial de Naciones Unidas, el profesor Philip Alston, publicó un informe en noviembre pasado diciendo que las políticas de austeridad han dejado 14 millones de personas en la pobreza, incluyendo a 4,5 millones de niños —con esta situación “no solo una desgracia, sino una calamidad social y un desastre económico”.

Sin embargo, cuando el parlamento debatió su informe el 9 de enero, solo se presentaron 14 parlamentarios —uno por cada millón de pobres— y el “debate” terminó en media hora. El contraste entre esto y la cámara llena de parlamentarios aullando y abucheando durante los interminables debates por el Brexit no podría haber sido más grotesco.

Dos cosas están claras:

• Ni los favorables al Brexit, ni los partidarios de seguir en la UE, tienen interés alguno en la clase trabajadora ni preocupación alguna por esta. Su pelea es sobre cuál es la mejor manera para que el capitalismo británico lleve adelante una guerra comercial por el control de los mercados globales y las inversiones. Y salga o no el Reino Unido de la UE, la austeridad de guerra de clases continuará y se profundizará en nombre de hacer a Gran Bretaña “globalmente competitiva”.

• Un gobierno laborista dirigido por Corbyn no hará nada sustancial para poner fin al sufrimiento infligido a millones de trabajadores, especialmente los más vulnerables. Ello requeriría un ataque político frontal a los principales bancos y corporaciones, una lucha que es anatema para Corbyn y McDonnell, ocupados cortejando a la City de Londres y prometiendo mantener el “interés nacional”.

Los trabajadores y los jóvenes tienen que confiar en sí mismos y adoptar los métodos de la lucha de clase contra la élite gobernante y todos sus partidos. La tarea no es reconstruir la “unidad nacional” a lo largo de la división por el Brexit bajo el laborismo, sino la unificación de la clase trabajadora en Gran Bretaña y en toda Europa contra la clase capitalista.

Los trabajadores tienen que formar sus propias organizaciones de lucha, independientes de la burocracia del laborismo y la sindical, para derrocar a los conservadores y formar un gobierno obrero comprometido con políticas socialistas para satisfacer las necesidades públicas, no la ganancia privada.

Los aliados que necesita la clase obrera británica para su propia victoria ya están viniendo a la lucha en un movimiento europeo e internacional contra la austeridad y la desigualdad social —del cual las protestas de los “chalecos amarillos” en Francia, la oleada huelguística en Portugal, las huelgas y protestas por parte de los trabajadores automotores húngaros y mexicanos, por parte de millones de trabajadores indios y docentes estadounidenses son solo la expresión inicial.

El Partido Socialista por la Igualdad y nuestros partidos hermanos de las secciones europeas del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, el Parti de l’égalité socialiste (PES) de Francia y el Sozialistische Gleichheitspartei (SGP) de Alemania, exigimos una lucha unificada contra la UE y sus gobiernos constitutivos, por los Estados Unidos Socialistas de Europa.

(Publicado originalmente en inglés el primero de febrero de 2019)

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