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Federación sindical organiza huelga nacional en Sudáfrica

El miércoles, el Congreso de Sindicatos en Sudáfrica (COSATU, todas las siglas en inglés) realizó una huelga nacional contra los recortes de empleos y el desempleo crónico.

El valor de la moneda sudafricana, el rand y los precios en la Bolsa de Valores de Johannesburgo disminuyeron en respuesta a la huelga. Decenas de miles de trabajadores participaron en el paro, el cual prácticamente frenó la actividad económica en todo el país.

En discursos ante multitudes de trabajadores, líderes del COSATU y partidos aliados hicieron declaraciones demagógicas de lealtad a la clase trabajadora y denuncias de "capitalistas que explotan a los trabajadores para obtener ganancias".

En realidad, el llamado a una huelga nacional es un intento por parte del aparato sindical y sus aliados políticos, como el Partido Comunista de Sudáfrica (SACP), para vincular a los trabajadores al Congreso Nacional Africano (ANC).

COSATU es la federación sindical más grande de Sudáfrica y está compuesta por 21 sindicatos con trabajadores de casi todos los sectores económicos del país, incluyendo minería, educación, salud, textiles, gobierno, transporte, hospitalidad y manufactura. Hay un total de 1,6 millones de trabajadores representados por la federación. En todo el país, casi una cuarta parte de los trabajadores sudafricanos pertenecen a un sindicato.

La huelga nacional se produce en medio de un apagón eléctrico de cuatro días en muchas áreas del país. Los trabajadores empleados por la empresa eléctrica estatal Eskom participaron en la huelga. Eskom suministra más del 90 por ciento de la electricidad de Sudáfrica.

Eskom ha flaqueado en los últimos años por una deuda agobiante debido a los recortes del gobierno. La semana pasada, cuando anunció la división de Eskom, el presidente Cyril Ramaphosa pidió una "acción audaz y decisiva" para salvar a la aquejada institución. Como preludio para completar la privatización de la infraestructura pública, el presidente declaró: "Para garantizar la credibilidad del plan de cambio y evitar una crisis financiera similar en unos pocos años, Eskom tendrá que desarrollar un nuevo modelo de negocios".

Al anunciar la huelga nacional a los medios sudafricanos, COSATU declaró: “Las preparaciones para la huelga contra la pérdida de empleos están en plena marcha y los trabajadores están listos para luchar y defender sus medios de vida. En la actualidad, la tasa real de desempleo es del 38 por ciento, con cerca de 10 millones de personas que luchan por obtener empleos y más de 17 millones en asistencia social. El COSATU declaró cínicamente que combatirá el plan del gobierno de Ramaphosa para privatizar entidades estatales, como la empresa eléctrica Eskom.

La federación sindical también declaró que pediría al gobierno del ANC una redistribución de la riqueza "significativa", un aumento del gasto social y mejores salarios y beneficios para los trabajadores empleados en el sector público.

El SACP, un aliado político cercano del COSATU, también participó en la marcha nacional en Johannesburgo, y el secretario general del SACP, Solly Mapaila, pronunció un discurso en el que denunció los recortes de empleos en el sector de las minas.

Cuando hacía varias denuncias demagógicas del capitalismo y la explotación de los trabajadores, Mapaila le dijo a la multitud de obreros que las privatizaciones del ANC serían "ferozmente" resistidas.

Coincidiendo con la huelga de COSATU, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la Salud y los Afines (NEHAWU) está realizando una huelga contra los recortes salariales, los recortes en la financiación de la infraestructura pública y las condiciones de trabajo intolerables que sufre todo el sector público.

En su anuncio, NEHAWU declaró que tenía como objetivo detener las actividades académicas y de aprendizaje en “toda la educación y capacitación técnica y vocacional y educación comunitaria (EFTP) y las escuelas de capacitación” en toda Sudáfrica.

NEHAWU declaró que la huelga tendría una duración indefinida, y la secretaria general de NEHAWU, Zola Saphetha, les dijo a los periodistas en Pretoria: "La huelga comenzará en los lugares de trabajo el 14 de febrero por la mañana y se prolongará indefinidamente hasta que todas nuestras demandas sean atendidas por el departamento de educación superior y capacitación".

Las afirmaciones de COSATU y NEHAWU de que están llevando a cabo una pelea en nombre de la clase trabajadora son completamente cínicas y fraudulentas. Durante un período de varios años, el ANC, en alianza con los sindicatos, ha presidido la destrucción de millones de empleos y el recorte de salarios y niveles de vida para la clase trabajadora sudafricana, así como el gasto social.

La miseria social experimentada por la clase obrera sudafricana contrasta con la riqueza obscena acumulada por un puñado de élites.

En Sudáfrica, cuya población es de 56 millones y tiene la segunda economía más grande del continente, la tasa de desempleo se ha mantenido en 27 por ciento. Las posibilidades de los jóvenes son extremadamente sombrías, con una tasa de desempleo de más del 50 por ciento.

Según UNICEF, el 84 por ciento de los niños en Sudáfrica no tienen cobertura de atención médica. El presupuesto insignificante para la atención de salud en el país es criminalmente bajo, de 13 por ciento.

Los sindicatos ya han sido expuestos como colaboradores de las empresas en reducir los estándares de vida de sus trabajadores, como lo ilustraron las acciones de la Unión Nacional de Trabajadores Mineros (NUM) en 2012 que llevaron a la masacre de Marikana

La NUM intentó detener la huelga en Lonmin Mines en Marikana pese a haber sido aprobada por una mayoría abrumadora de los mineros. Actuando en nombre de Lonmin para romper la rebelión, NUM desplegó a matones armados que atacaron y dispararon a los mineros en huelga.

Empeorando la situación aún más, el gobierno de ANC bajo el entonces presidente Jacob Zuma desplegó fuerzas de seguridad en Lonmin para romper la huelga, lo que resultó en el asesinato de más de 40 mineros. El actual presidente, Ramaphosa, era director de Lonmin en el momento de la masacre, y denunció a los huelguistas en términos sedientos de sangre, aplaudiendo la masacre.

Para calmar la creciente animosidad entre las masas sudafricanas hacia el gobierno del ANC, durante su discurso sobre el estado de la nación la semana pasada, Ramaphosa, un multimillonario y exjefe sindical, prometió cínicamente varias iniciativas para mejorar la economía, incluida la construcción de nuevas viviendas, aumentado los fondos de la educación y la creación de un sistema nacional de seguro de salud.

Contradiciendo su retórica populista, Ramaphosa reveló el verdadero objetivo del gobierno de la ANC: privatizar completamente las industrias estatales. Claramente hablando para calmar a los mercados financieros, Ramaphosa declaró que su gobierno buscaría "alianzas estratégicas de equidad" con el sector privado para rescatar a las entidades estatales enfermas. En esto, Ramaphosa está sentando las bases para la entrega completa de servicios públicos a corporaciones privadas.

La huelga se produce en medio de la agitación de los trabajadores y la creciente lucha de clases en África e internacionalmente. Sobre todo, la elite gobernante sudafricana teme una movilización independiente de la clase trabajadora fuera de su control.

Las huelgas en Sudáfrica deben entenderse en un contexto más amplio de la creciente lucha de clases internacionales, como lo demuestran las huelgas recientes de maestros en Zimbabue, la retirada de las enfermeras en Kenia, las manifestaciones antigubernamentales en Sudán, protestas de los "chalecos amarillos" en Francia, huelgas de maestros en los Estados Unidos y huelgas salvajes de trabajadores de autopartes y otros sectores en Matamoros, México.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 14 de febrero de 2019)

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