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El “Manifiesto de privacidad” de Mark Zuckerberg: Un informe para intensificar la censura del internet y las redes sociales

El 6 de marzo, el fundador y director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, publicó una declaración titulada “Una visión centrada en la privacidad para las redes sociales” en la pestaña de notas de su página personal. Descrito de manera generalizada como un “manifiesto”, el documento es un informe para poner fin al intercambio público masivo de ideas en plataformas de redes sociales como Facebook, Instagram y WhatsApp, así como en internet en su conjunto, bajo un barniz de “protección de la privacidad”.

El manifiesto empieza con Zuckerberg haciendo hincapié en que él está “adoptando posiciones sobre temas importantes que conciernen el uso del internet”, no solo las redes sociales. Dice que está “trabajando abiertamente y consultando con expertos en toda la sociedad a medida que desarrollamos esto”. Dicho de otra manera, Facebook —que ha crecido hasta los 2,7 mil millones de usuarios en todo el mundo y tiene un valor en Wall Street de casi $500 mil millones— está trabajando con consultores en las más altas esferas de la industria de la tecnología y establecimientos de inteligencia estadounidenses para desarrollar su plan.

El núcleo de la nueva estrategia es la idea de que un entorno de redes sociales abierto y público —donde todos los usuarios puedan comunicarse libremente entre sí y compartir entre sí sus publicaciones— debe ser reemplazado por una estructura de comunicaciones privadas uno a uno entre individuos. Como escribió Zuckerberg, “A lo largo de los últimos 15 años, Facebook e Instagram han ayudado a la gente a conectarse con amigos, comunidades e intereses en el equivalente digital de una plaza de un pueblo. Pero la gente cada vez más quiere conectarse de manera privada en el equivalente digital del salón comedor”.

Un segundo aspecto de reemplazar la “plaza del pueblo” con un “salón comedor” es dejar de lado la herramienta de la línea del tiempo de las publicaciones almacenadas. Escribe, “Creo que el futuro de las comunicaciones se desplazará cada vez más hacia servicios privados y encriptados donde la gente pueda confiar en que lo que les dice a otros permanece seguro y sus mensajes y contenido no se van a quedar para siempre”.

En resumen, la propuesta de Zuckerberg equivale a un gigantesco giro de 180 grados para Facebook. La compañía que fuera fundada en 2004 con la misión “de darle a la gente el poder de construir la comunidad y acercar al mundo” será reemplazada ahora por “un mundo donde la gente pueda hablar en privado y viva en libertad sabiendo que su información solo será vista por quienes ellos quieran que la vea y no permanecerá para siempre”.

Zuckerberg se explaya a continuación sobre seis principios técnicos y de políticas para volver a encerrar en la lámpara al genio de las redes sociales: interacciones privadas, encriptación, reducir la permanencia, seguridad, interoperabilidad y almacenamiento seguro de datos.

Deja claro que el nuevo plan está siendo implementado en todos los servicios de Facebook y escribe, “Entendemos que hay muchos compromisos que hacer, y estamos comprometidos a consultarlo con expertos y discutir la mejor manera de salir adelante”. Pero nunca se decide a explicar precisamente qué “compromisos” son esos que necesitan tanta atención.

Después de tres años de machacar constantemente por parte de los medios corporativos y del establishment político de Washington sobre las “noticias falsas”, afirmaciones infundadas de injerencia rusa en las elecciones de 2016 y numerosas violaciones a la privacidad de los datos, Zuckerberg ha redactado responsablemente un plan con la intención de apaciguar a sus críticos. Sin embargo, desde el punto de vista de la clase dirigente, el problema real con Facebook no es ninguna de las transgresiones arriba mencionadas.

Los consejeros con los que colabora Zuckerberg —tales como el Atlantic Council— son responsables de décadas de noticias falsas, injerencia política y caos en países de todo el mundo y de encubrir violaciones a la privacidad pública. Mientras tanto, la tasación que hace Wall Street de Facebook se predica sobre la capacidad de la compañía de arañar información del perfil de la red social y chismes del comportamiento de los usuarios para propósitos de venta y mercadeo. Algo mucho más grande y más amenazador a los intereses del imperialismo y del mercado de valores es lo que se esconde tras el manifiesto de Zuckerberg.

En condiciones en las que trabajadores y jóvenes de todo el mundo están usando las redes sociales para comunicarse y organizar sus huelgas y luchas —especialmente coordinándose a lo largo de industrias y de fronteras nacionales— la clase gobernante ha sacado la conclusión de que esas plataformas abiertas son una amenaza significativa y que hay que cerrarlas cuanto antes. De este modo, los “compromisos” de Zuckerberg implican un ataque directo a la libertad de expresión por internet que él y sus consejeros ahora tienen que disfrazar de protección de la privacidad.

Desde la publicación de Zuckerberg del 6 de marzo, algunas personas de los medios corporativos se han concentrado en el escepticismo de que el plan pueda cumplir sus fines ostensibles. Otros, tal como el crítico de Facebook Roger McNamee, han argumentado que el manifiesto es un ardid de relaciones públicas diseñado para apuntalar la confianza de los inversores y hacer retroceder exigencias de regulación gubernamental que dividirían a grandes compañías tecnológicas como Facebook, Google y Apple.

En la respuesta oficial de los medios no hay en ninguna parte conexión alguna entre la nueva visión de Zuckerberg y la censura política descarada en la que Facebook está implicado desde hace más de dos años. Bajo el barniz de luchar contra cuentas “falsas” e implementar la “prevención del daño”, el ejército de Facebook de 30.000 censores y bots de inteligencia artificial han eliminado millones de cuentas de usuarios y posts identificados arbitrariamente como no auténticos o como desinformación.

Como explicó el World Socialist Web Site en su perspectiv a del 29 de diciembre, Facebook es hoy el censor global que decide qué información tiene que ser vista y leída por miles de millones de personas en todo el mundo. En particular, Facebook se ha enfocado específicamente en cuentas, páginas y posts de carácter izquierdista, incluyendo los de los escritores del World Socialist Web Site y de miembros del Partido Socialista por la Igualdad.

Estas propuestas más recientes de Zuckerberg son coherentes con estas prácticas pasadas. Representan una profundización en la colaboración entre la industria tecnológica —a pesar de las referencias a comunicaciones encriptadas— y el establishment militar y de inteligencia. Los trabajadores y los jóvenes no deberían aceptar las afirmaciones de Zuckerberg, los medios o el establishment político de que protegerán el derecho del público a la privacidad. La nueva visión de Facebook es parte de esfuerzos ya en marcha para rastrear aquello de lo que la gente habla en las redes sociales y, al mismo tiempo, evitar que utilicen la plataforma para organizar y coordinar sus luchas.

(Publicado originalmente en inglés el 12 de marzo de 2019)

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