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Perspectiva

¡Liberen a Julian Assange y Chelsea Manning!

El destino de Julian Assange y Chelsea Manning, los prisioneros políticos victimizados por el imperialismo estadounidense y mundial por exponer crímenes y conspiraciones imperialistas, debe ser el foco de atención de toda la clase obrera y los defensores de los derechos democráticos.

Hoy marca el primer año desde que el editor de WikiLeaks, Julian Assange, perdió toda conexión a internet y comunicación con el mundo exterior. Assange permanece encerrado en la embajada ecuatoriana en Londres, donde recibió asilo político en 2012. Ahí, ha sido sometido a un espionaje constante e invasivo.

Assange se enfrenta a una opción terrible de seguir atrapado en condiciones en las que no puede comunicar sus opiniones o protestar su trato, o dejar la embajada para ser arrestado por la policía británica y enfrentarse a una extradición a EUA donde se enfrenta a cargos fraudulentos de espionaje.

Subrayando el peligro que Assange enfrenta, WikiLeaks hizo hincapié la semana pasada al hecho de que la misma aeronave del Departamento de Justicia de EUA utilizada para “llevarse al presunto hacker ruso, Yevgeniy Nikulin, a EUA el año pasado” aterrizó en Londres y regresó el sábado. El envío del avión estuvo acompañado por un aumento no explicado en la presencia de oficiales policiales en ropa casual en las inmediaciones de la embajada ecuatoriana en Londres.

Mañana, habrán pasado tres semanas desde que Chelsea Manning, quien en 2010 filtró a través de WikiLeaks documentos que exponían crímenes de guerra estadounidenses, fue encarcelada por desacato al tribunal por un juez federal. El supuesto “crimen” de Manning fue rehusarse a prestar testimonio en una audiencia ante un gran jurado secreto contra Assange. Está en un régimen de aislamiento, aislada 22 horas al día.

Manning encara otra ronda de detenciones indefinidas siguiendo su encarcelamiento por siete años bajo el Gobierno de Obama, en condiciones en la que el relator especial de las Naciones Unidas sobre la tortura llama “crueles, inhumanos y degradantes”.

Lo acontecido a Manning y Assange prácticamente no ha recibido cobertura en los principales medios noticiosos. No ha generado protestas dentro de la élite política estadounidense. Ni un solo legislador demócrata, incluyendo a Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, ha siquiera mencionado el encarcelamiento de Manning, ni hablar de oponerse. La junta editorial del New York Times y sus columnistas hipócritas, quienes explotan toda presunta violación a derechos humanos cuando le sirve al imperialismo estadounidense, han mantenido silencio.

El Gobierno de Trump está encabezando la persecución de Assange y Manning. Sin embargo, su venganza inconstitucional y revanchista es apoyada e instigada por el propio Partido Demócrata y sus medios de prensa asociados.

Por más de dos años, los demócratas, el New York Times y el Washington Post promovieron la mentira de que WikiLeaks coludió con la campaña de Trump y Rusia para robar la Presidencia y dársela a Donald Trump. La prensa, con base en afirmaciones infundadas de las agencias de inteligencia estadounidense, declaró que WikiLeaks recibió a sabiendas coreos electrónicos filtrados del Gobierno ruso y conspiró con la campaña de Trump para “convertir en un arma” esta información contra la oponente de Trump, Hillary Clinton.

La conclusión de la investigación de Mueller ha expuesto la falsedad de todo el edifico de las mentiras de la prensa que formaron la base para la cacería de brujas antirrusa. No solo han sido expuestas como un fraude todas las acusaciones de “colusión”, sino también el marco entero de la campaña antirrusa (y anti-WikiLeaks).

Mientras tanto, periodistas auténticos como Assange que hacen lo que se supone que los periodistas hagan —informarle al público y exponer los secretos, mentiras y crímenes del Gobierno— están siendo hostigados y perseguidos.

Con el derrumbe del cuento de colusión, hay una convergencia cada vez mayor entre el Gobierno de Trump, quien declaró una guerra contra el socialismo, y sus oponentes políticos en el Partido Demócrata, quienes buscan retratar el crecimiento del apoyo a la izquierda y al socialismo en EUA como el resultado de “injerencia” rusa.

Su agenda común consiste en atacar los derechos democráticos, incluyendo la libre expresión, que se refleja ante todo y de la forma más criminal en la persecución de Assange y Manning.

La complicidad del Partido Demócrata, el New York Times y el resto de la prensa corporativa en la persecución de Manning y Assange no es sorprendente. No se puede esperar más de estos defensores del imperialismo estadounidense y portavoces de la CIA y el Pentágono.

Lo mismo ocurre con la pseudoizquierda de la clase media que orbita el Partido Demócrata y ha guardado silencio sobre el encarcelamiento de Assange después de exigir que “se enfrentara a la justicia” ante acusaciones fraudulentas de abuso sexual que eventualmente fueron retiradas por los fiscales.

El World Socialist Web Site está librando una campaña para ganar la libertad de Assange y Manning. Más temprano este mes, el Partido Socialista por la Igualdad (PSI, o SEP en inglés) de Australia organizó mítines en Sídney y Melbourne en los que participaron varios cientos de manifestantes. En la protesta en Sídney, se pronunciaron los periodistas líderes John Pilger y Joe Lauria, así como el líder de derechos civiles y profesor Stuart Rees, para exigir el regreso inmediato y seguro de Assange a Australia.

Durante las últimas dos semanas, el PSI en Estados Unidos realizó mítines y reuniones en oposición al encarcelamiento de Manning.

Ante el mitin en Sídney, el secretario nacional del PSI (Australia), James Cogan, declaró, “Julian es un prisionero de la guerra de clases”. Añadió: “El movimiento trotskista, el WSWS y el PSI, está comprometido a movilizar a la clase obrera no solo en defensa de Julian, sino de los derechos democráticos, como un componente esencial para la lucha por lograr la igualdad social auténtica, para oponerse a la guerra y para oponerse al capitalismo”.

Conforme crece la oposición obrera en todo el mundo, desde las masas en el norte de África a los conductores de Uber en Los Ángeles y los trabajadores automotores en EUA y Europa, cabe repetir las palabras finales de Cogan: “Estamos enviándole un mensaje claro a Julian Assange hoy y lo escuchará: No estás solo, no has sido abandonado, no has sido olvidado. Será liberado”.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 28 de marzo de 2019)

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